Siempre ha existido un atractivo por las historias que buscan explorar las intersecciones posibles entre la tecnología y la condición humana. En el cine, casi cada generación tiene un par de películas icónicas.

En 1927 se estrenaba Metrópolis de Fritz Lang. Ya a fines de los 60, Kubrick traía 2001: Odisea del espacio, ya con esas dos (y omitiendo casi cuarenta años de historia del cine), hay que admitir, la vara estaba demasiado alta para prácticamente cualquiera que viniera después. Pero algunos valientes lo intentaron y lo lograron.

En los 80 llegaron el Terminator de Cameron y los replicantes de Blade Runner de la mano de Ridley Scott. Cuatro películas hasta ahora, y no parece necesario que existan más. Pero los seres humanos somos tercos y avaros. Cuarenta años más y muchos replicantes después, hoy hay poca cosa que llame la atención en cuanto a propuestas que involucren inteligencia artificial.

En 2013 se estrena Her y en 2015 Ex Machina. El año pasado se estrenó Resistencia, el título original en inglés es The Creator, donde un soldado tiene que encontrar y matar al creador de la inteligencia artificial, porque la inteligencia artificial es mala, claro. 

Y, este año, en el importantísimo Festival Internacional de Cine de Berlín, en la importantísima sección de la competencia oficial, se estrenó Another End del italiano Piero Messina. Una película que puede ser muchas cosas, pero lo seguro es que no es ni importante, ni será recordada en otros cuarenta años.

Another End tiene como protagonista a Sal (interpretada por Gael García Bernal, probablemente el actor mexicano más relevante y famoso de las últimas décadas), quien luego de perder al amor de su vida, Zoe, cae en un pozo de miseria y depresión del que nada ni nadie puede sacarlo. Pero la inteligencia artificial, antes de ser mala, siempre tiene ideas brillantes.

Gael García Bernal en Another End.

En esta película, existe el programa “Another End”, que permite que la persona que atraviesa el duelo pase un tiempo más con la persona fallecida, cuya conciencia, recuerdos y personalidad se cargan (literalmente) en el cuerpo de una persona que se ofrece como recipiente. Luego de la insistencia y con la ayuda de su hermana Ebe (Bérénice Bejo), Sal decide acceder al programa.

Así, Zoe vuelve a la vida, temporalmente y por determinadas sesiones, en el cuerpo de Ava (Renate Reinsve, quien saltó a la fama en 2021 luego de ser premiada en Cannes como mejor actriz por The Worst Person in the World). Pero, como no todo puede salir bien, mientras se acerca el final de las sesiones, Sal estará más lejos de querer soltar a su difunta esposa. Y, aparte, la línea comienza a desdibujarse: ¿dónde termina Zoe y empieza Ava? ¿Puede el amor sobrevivir más allá de la muerte?

No hay dudas de que la película plantea preguntas provocativas sobre la naturaleza del amor y la memoria, sobre la humanidad y la deshumanización que acarrea la tecnología y sobre todo la IA. Pero siempre hay algo atractivo en estas propuestas. Es como si no importara si la película es buena o mala, a todos nos gusta mirar a estos miserables personajes atormentados por sus malas decisiones, acercamientos, su relacionamiento con la IA. Y, posiblemente, el valor de la película, no está tanto en sí misma. Al salir de la función en el Berlinale Palast, una función agotada de casi 2000 personas, la pregunta que reverberaba entre los asistentes no era, “¿te gustó?”. Era, más bien, “¿lo harías?”.

Gael García Bernal en la alfombra roja del Festival de Cine de Berlín

Another End  realmente cree que lo que tiene que decir es importante, y eso es algo valioso. Pero parece no ser consciente de lo mucho que nos gusta esta especie de subgénero de la ciencia ficción, lo mucho que lo conocemos, lo entrenados que estamos para detectar los posibles giros de tuerca. Y, aún así, se esfuerza arduamente por darnos una última sorpresa. Al hacerlo, deja recaer todo el peso de la película en sus actores principales que, por suerte, son una dupla mucho más que digna para sostener nuestra atención por más de dos horas.

Y es que a fin de cuentas, si hubo algo que hizo que la película no pasara desapercibida en la Berlinale fueron sus actores. El mexicano viene cosechado fama y seguidores desde hace más de veinte años, desde la época de Amores Perros. La noruega, con una trayectoria considerablemente más corta, era furor en la alfombra roja, la cual recorrió no una, sino dos veces, dado que también participaba de otra película de la competencia, A Different Man con Sebastian Stan.

LatidoBEAT estuvo presente en la Berlinale y accedió a una entrevista con el dúo protagónico en el Ritz Carlton Hotel de Potsdamer Platz.

Hay muchas películas o series que rodean esta idea de “qué pasaría si” y la combinan con la inteligencia artificial. ¿Qué piensan que este proyecto tiene para ofrecer como novedoso?

Renate Reinsve (R.R.): Es una buena pregunta. Creo que el hecho de que hay una historia de amor… pero eso quizás también ya está… una pregunta nueva, deberíamos discutirlo. 

Gael García Bernal (G.G.B.): Creo que es la visión de cuerpo y alma, o de la memoria. En la cultura occidental tenemos como establecido que la memoria es la persona, ¿no? Entonces, el cuerpo queda como un recipiente. Pero esta película lleva de una manera bastante tangible la idea, o más bien la pregunta "¿realmente el cuerpo no es tan importante?". En la tradición judeocristiana está realmente separado. Pero aquí vemos que no, no hay tal separación. Los humanos no estamos separados de la naturaleza. Lo que hace a la vida y a los recuerdos son también asuntos complejos relacionados a lo biológico. Y me gusta que esta película se acerque a eso.

Renate Reinsve en Another End.

¿La sienten en algún sentido como una historia romántica?

G.G.B.: Sí. Y yo amo que sea romántica. Porque es amor y muerte, y el amor realmente tiene que incorporar a la muerte. Y hoy en día la mayoría de las historias románticas se reducen a esta idea de “chico conoce a chica”. Eso es lo que hacen las comedias románticas y listo. Para mí es claro que el romance debe incluir a la muerte, porque la muerte pone todo en perspectiva. Una vez que te enfrentas a la muerte tienes que aferrarte al amor. Y para mí eso es romántico. Claro que no hay que sufrir todo el tiempo. Pero siempre que se incorpora a la muerte, es romántico.

R.R.: Siento que, objetivamente, es muy distinto lo que puede percibir la audiencia y lo que puedo ver yo desde dentro del personaje, o en mi caso desde dentro de dos personajes. Porque creo que eso implicó manejar dos verdades diferentes, distintos temas y distintos pensamientos. Entonces, para mí, quizás no es tan solo una historia romántica, es también sobre la valentía que implica enfrentar la pérdida, hacer un duelo.

¿Cómo fue interpretar a este personaje en comparación a tus otros trabajos? Es un personaje bastante calmado.

G.G.B.: Es verdad, este es bastante tranquilo, es diferente. No fue difícil, porque es bueno trabajar los contrastes, ¿no? Fue un proceso muy tranquilo, y también muy oscuro en todo sentido, porque grabamos con muy poca iluminación y en medio del invierno. A veces el estudio estaba tan poco iluminado que se volvía casi como algo de ensueño, y eso ayudaba mucho. Pero fue genial trabajar con Piero [Messina], con este mundo que moldeó y con todos sus colaboradores. Cuando llegó Renate fue todo muy interesante y sorprendente, era como que había que saltar a un mundo extraño que, en cierta medida ya existía y teníamos que navegarlo. Todo sucedía muy rápido, de repente estábamos filmando y las indicaciones eran: “bueno, estás aquí y has vivido en este lugar por veinte años, ¡acción!”. Pero todo esto ayudó.

¿Te identificás con el concepto que propone la película de revisitar a quienes perdemos?

G.G.B.: ¿Si me imagino haciendo algo así? Yo no lo haría. Pero la pregunta es una pregunta casi existencial, elemental. Y, al hacer la película realmente tuve mucho que deambular y pensar respecto a esto.

Gael García Bernal en Another End.

Al ver la película no pude evitar pensar que estabas interpretando a un personaje dentro de otro personaje. ¿Cómo fue ese proceso?

R.R.: Tenía que estar muy concentrada y tener presente la manera en la que los personajes pensaban, actuaban y hasta se movían en cada momento. Y, a su vez, también pensar de dónde venía cada uno en ese sentido, porque claramente era todo muy diferente entre cada parte del personaje. Había que encontrar la manera de cómo, sutilmente, hacer dos personajes distintos, pero hacer de cada uno una persona completa, que están en momentos sumamente diferentes en la vida. Pero fue realmente muy divertido sentir esas diferencias y construir dos personajes. Hasta ahora solo había tenido que construir uno a la vez, y esa idea está sumamente relacionada a esta película: ¿qué es una persona? ¿Cómo se construye una persona? Entonces, mientras se daba el proceso, tomaba más conciencia sobre la película en sí.

Es imposible no mencionar la inteligencia artificial y todo lo que se ha hablado respecto a su relación con los actores. ¿Cómo se sienten con esto? ¿Les da miedo este futuro?

R.R.: No tengo miedo. Cuando llegó la fotografía todo el mundo tenía miedo de que desapareciera la pintura, pero creo que hay algo dentro de nosotros como personas y es que realmente necesitamos conectar con algo real y con nuestra naturaleza. Y es muy fácil como sociedad escaparnos y escondernos de estos cambios. Pero, al final, creo que la gente siempre va a volver a nosotros, o a la idea de crear. La creación es una parte muy grande de la existencia humana. Creo que podemos usar a la IA como una herramienta, quizás con ciertas restricciones o reglas porque hay que ser conscientes de que puede ser peligrosa.

G.G.B.: Yo tampoco. Entiendo que la naturaleza de la interpretación y representación son una necesidad casi sociológica. Y creo que todo esto también nos lleva a pensar cuáles son, como actores, los personajes  que podemos interpretar. Siempre estamos interpretando algo que no somos. Y eso es algo que la audiencia ve, la audiencia es consciente de que hay una humanidad detrás del personaje. El actor. Y esa humanidad es algo de lo que ni siquiera el actor es consciente. Entonces, la IA es una herramienta o un personaje, pero no tiene esta humanidad, no tiene un pasado, no comente errores, no alcanza a lo que hay detrás del personaje. Y creo que es eso lo que nos atrae de ver grandes actores como Robert De Niro, es que justamente sabemos que es él detrás del personaje. El proceso de interpretación genera emociones, y eso es algo que la IA no puede combatir.

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Luego de su estreno en la Berlinale, Another End tuvo su estreno en Italia el pasado 21 de marzo pero aún no tiene fecha de estreno local ni en plataformas.

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