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Contenido creado por Valentina Temesio
Cine
La caja de Pandora

“Avatar: El camino del agua”, o cómo Cameron soluciona los intentos vacíos de Marvel

La continuación de la saga trae innovación gráfica y cuenta una historia que nos es demasiado familiar. Y tiene el ecologismo en el centro.

06.01.2023 15:49

Lectura: 5'

2023-01-06T15:49:00-03:00
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Por Fabián Rojas
faborojas

Fue en 2010, un año después del estreno de la primera película de Avatar, que James Cameron comenzó a trabajar en la secuela de este universo de ficción ubicado en Pandora, un planeta rico en animales, vegetación y avatares.

En la segunda parte, Cameron lleva a su personaje principal, un humano llamado Jake Sully a una nueva lucha, a un nuevo objetivo y a un nuevo universo. El filme comienza con un Sully completamente integrado a la tribu de los Na’vi (los avatares del bosque), en el lugar de líder, esposo de la gran Neytiri y padre de cuatro.

La complicación aparece, de nuevo, cuando la familia se ve obligada a dejar su lugar de liderazgo porque los humanos, además de estar deforestando Pandora, lo están buscando. Es que Sully, para ellos, se ha vuelto un traidor.

En la búsqueda de un nuevo hogar para esconderse, Sully y su familia llegan a tierras desconocidas. Más bien, a mares desconocidos. Aparecerán para ellos (y para nosotros) nuevas criaturas, depredadores, vegetación y un mundo marino fascinante.

La experiencia 3D enalza la belleza del mundo acuático de Pandora, plano a plano, segundo a segundo. No en vano Cameron, un perfeccionista del cine, demoró 12 años en hacer la película.

Su justificación: la captura del movimiento debajo del agua, generalmente, se hace con arneses de los que cuelgan los actores, y, en el fondo, se utilizan efectos especiales. Pero todo esto a Cameron le parecía bastante falso.

Entonces, inventó una tecnología que llevó años desarrollar, hasta que a él le pareciera real.

Cameron parece tener la habilidad (y el dinero) para hacer películas súper taquilleras. Desde Terminator (1984), Aliens (1986) Titanic (1997), y pasando por Avatar, las tramas que imitan las de los grandes clásicos, tanto de la literatura como del cine. Se trata de historias que funcionan con su fórmula narrativa clásica. En parte, funcionan por eso, porque a los espectadores les parecen familiares.

En Avatar: El camino del agua hay similitudes temáticas, incluso, con Liberen a Willy o Moby Dick: la relación entre el ser humano y un gran animal.  

Es que el ambientalismo y la ecología son de los temas principales a destacar en la película. El ojo está puesto en el valor por la naturaleza, la espiritualidad detrás de la misma y su conexión con los avatares. Sobre todo, el cuidado de Pandora como elemento sagrado.

Pero también están presentes el feminismo y el humanismo. En una charla con el director Robert Rodríguez en Variety, Cameron resaltó el concepto de empoderamiento femenino que hay detrás de utilizar a una avatar embarazada de seis meses como guerrera. De paso, criticó el uso de los personajes femeninos en las sagas de Marvel.

Dijo:

“Todo el mundo habla siempre del empoderamiento femenino. Pero ¿qué es una parte tan importante de la vida de una mujer que nosotros, como hombres, no experimentamos? Y pensé: ‘Bueno, si realmente vas a ir hasta el final del camino del empoderamiento femenino, tengamos una mujer guerrera que esté embarazada de seis meses en la batalla’.

No sucede en nuestra sociedad, probablemente no ha sucedido durante cientos de años. Pero te garantizo que, en el pasado, las mujeres tenían que luchar por sobrevivir y proteger a sus hijos, y no importaba si estaban embarazadas. Y las mujeres embarazadas son más capaces de ser mucho más atléticas de lo que nosotros, como cultura, reconocemos.

Pensé: ‘Quitemos los límites reales’. Para mí, era el último bastión que no ves. Wonder Woman y Captain Marvel: todas estas otras mujeres increíbles aparecen, pero no son madres y no están embarazadas mientras luchan contra el mal”.

En lo que se diferencia Avatar es en la superioridad de una película que refleja belleza estética, espiritualidad y humanidad. Mientras tanto, las sagas de Marvel son, más bien, vacías.

Sin embargo, al igual que en las películas de Marvel, la trama es evidente a medida que avanza. Es decir, lo que sucede a continuación es lo obvio. También se dejan varios puntos narrativos inconclusos que evidencian una tercera (y ya anunciada cuarta) película.

Creo en la teoría de que Cameron demoró más de 10 años en hacer la segunda película, no solo por la falta de tecnología, sino que también para introducir una nueva generación de espectadores a la experiencia cinematográfica de Avatar.

Exponerlos, además, a todos los valores que plantea Cameron: la lucha contra el imperialismo, el cuidado por la naturaleza que nos acoge, la familia siempre unida.

A un grado más sutil aparecen, también, posturas sobre la vida y la muerte. Estas pulsiones son las que conectan a los personajes con su hábitat y con los animales que los rodean. Usan la “trenza”, su cola neuronal, para poder generar un vínculo energético-emocional y domarlos.

En forma de diálogo, aparecerán frases como: “El agua conecta todas las cosas, la vida con la muerte, la oscuridad con la luz”, “Cuando la vida termina, otra comienza”, “La Gran Madre tiene a todos sus hijos en su corazón” o “El camino del agua no tiene principio ni fin”.

Avatar es una película poco ambiciosa a nivel de trama. Peca de contar demasiado y de ignorar un valor fundamental del cine: lo no dicho. Pero también se trata de una obra extenuante en la construcción de su universo, en la profundidad de los temas que trae, de su capacidad técnica y de su belleza visual.

Para conocer los horarios para ver Avatar II en el cine, entrá en Cartelera.

Por Fabián Rojas
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