Florencia Caballero, la directora escénica, afirma que lo que está ocurriendo ejemplifica a la perfección el trabajo que realizan en Carnaval de Venecia: rescatar aquellos puntos en común de dos naciones tan distantes en el globo, pero tan profundamente emparentadas por la historia. Recurrir a esos "conocimientos de base" que ni siquiera sabemos que tenemos para poder construir desde ahí nuevos significados..
Estamos en el Istituto Italiano di Cultura di Montevideo, un lugar que busca conciliar la cultura uruguaya y la italiana. La comunicación es un desafío: Mario Gallo habla solamente su lengua materna, el italiano. Pero la conversación se logra llevar a cabo. El mensaje es emitido y recibido.
Mario Gallo centró su carrera principalmente en el teatro de máscaras, y se volvió fabricante de las mismas. Reconoce en la máscara una trascendencia crucial para el mundo entero, ya que hacen posible el acto de justicia. La defensa de la verdad. La denuncia del "mal que reside en la política". Principios latentes en todo ser humano y toda sociedad, sea con una máscara puesta o no. Lamenta que esta tradición haya sido lentamente olvidada en su país, pero hoy trabaja de manera activa para devolverle su reconocimiento.
Las máscaras del espectáculo, fabricadas por él mismo, permanecerán como donación para el CIDDAE (Centro de Investigación, Documentación y Difusión de las Artes Escénicas), con el fin de mantener viva y dar a conocer dicha tradición. Con el interés de reforzar los lazos entre Italia y Uruguay y preservar la cultura de su tierra, Mario ofrece una serie de talleres dirigidos a los estudiantes de la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático (EMAD).
El espectáculo cuenta con la musicalización de la Orquesta Filarmónica de Montevideo y combina piezas clásicas de Antonio Vivaldi con actuaciones que evocan la atmósfera festiva y enigmática de la Venecia de esa época. Tendrá lugar este 27 y 28 de febrero en el Teatro Solís y las entradas pueden adquirirse aquí.
Foto: Jonathan L'Epée Urbani
¿Cómo surge tu interés por fabricar máscaras?
Mario Gallo (M.G.): Por mucho tiempo hice teatro en prosa mientras estudiaba las máscaras contemporáneamente. En cierto punto de mi carrera, decidí concentrarme en el estudio de las máscaras porque entendí que nuestra historia y todo lo que somos hoy es un resultado de esta tradición. Cuando comencé a profundizar en el uso de la máscara, conocí a otros profesionales que compartían este interés. Pero en esencia, para mí es muy interesante el teatro de la máscara y hoy lo considero el teatro más bello y más interesante, como actor me da la posibilidad de trabajar con todo el cuerpo. La expresión de la comedia del arte para un actor implica el uso de todo aquello que contribuya a su potencial; a través de la voz, del cuerpo, del movimiento del mismo. También la cultura, porque una buena preparación cultural permite entender, cuando estamos en escena, qué cosas representan las máscaras para él y para el público.
¿Dirías que tu perspectiva amplia del teatro y tu experiencia en este aportó algo especial a la hora de acercarte y aprender el oficio de las máscaras?
M.G.: No. Digamos que yo aprendí de los maestros, que me han enseñado a ser un actor completo. Para ser un actor completo, tuve que estudiar el teatro en sus 360°; tuve que conocer el mimo, el clown, la comedia del arte; todo mi estudio al inicio estuvo concentrado en los 360° del teatro, e inicié a trabajar principalmente con el teatro en prosa. De a poco fui profundizando en las otras técnicas, con el clown, el mimo y la máscara. Todas estas experiencias en cierto punto confluyeron en lo que era mi idea del teatro; hoy hago un tipo de teatro en el que se unen todas estas técnicas, y todas forman parte de la comedia del arte. La comedia del arte se puede considerar como el teatro que incluye todo el resto del teatro, es el más completo. Me ha inspirado y me ha abierto el horizonte, tanto como actor y como persona. Conocer su lenguaje significa conocer la historia del otro; enfrentarse a otra cultura diferente, conforma una mente abierta. Esto me ha permitido comprender qué cosas importaban dentro de la totalidad del teatro. Cuando hago comedia del arte me siento vivo, me siento bien. En el momento en el que estoy en el escenario todo mi cuerpo, mi mente y todo lo que digo forma parte de un todo.
¿Por qué las máscaras están tan presentes dentro de la tradición teatral italiana? ¿Cuál es el rol que cumplen?
M.G.: Buena pregunta, las máscaras tienen una historia antigua muy importante. No solamente para la tradición italiana, sino para la tradición de todos los pueblos del mundo. Todas las máscaras del mundo, o una buena parte de las mismas, vienen de muy lejos, de una tradición relacionada a la fertilidad. Se festejaba el final de cada año, o incluso de una estación. Todos se disfrazaban y se colocaban máscaras, que representaban este paso del plano terrenal al divino. El alma dentro del cuerpo. Los humanos nacemos de la tierra; vivimos y nos mantenemos con el producto de la misma. Antiguamente los pueblos pensaban que la abundancia o la carencia de este producto dependía de un dios o de un alma inmortal, el cual decidía si la cosecha iba a ser muy grande o pequeña. Por eso, al final de cada año, para contactar a estos dioses o espíritus y pedir buena fortuna, se realizaban rituales para conectar con este lado espiritual.
Cortesía de producción
Desde este punto van naciendo poco a poco las máscaras, que representan el alma de los muertos y el punto de conexión entre lo divino y lo terrenal. Hoy, sin embargo, lo hacemos como consecuencia de ese pasado, la tradición viene de ahí. Hoy, en Italia, esta tradición y esta historia se encuentran un poco perdidas. Todas las tradiciones han ido perdiendo su espíritu original, se olvida eso que representa la máscara. Lo terrenal y lo divino. Nosotros estamos intentando recuperar esta tradición y transmitirla a las nuevas generaciones, porque hoy, cuando se festeja el carnaval en Italia, las máscaras no tienen esta importancia. El carnaval italiano hoy tiene como objeto la sátira, pero es una sátira política blanda. Antes en la comedia del arte decía la verdad, advertía cuál era el mal que residía en la política.
La comedia del arte tiene una importancia primaria que no todos conocen, porque representaba de manera equitativa a todas las clases sociales de una nación. Se representaba al proletariado, la media burguesía, la burguesía y los nuevos comienzos. En otros tiempos se criticaba a la dominación española a través de la comedia del arte, y además, es en la comedia del arte que aparece por primera vez una mujer actriz ocupando un rol femenino.
Pero antes, con el uso de las máscaras se decían cosas muy duras a la autoridad, porque ese juego con el anonimato propiciaba enormemente a la sátira. Hoy se sigue criticando, pero todo es muy políticamente correcto, ya no se dice la verdad como se hacía antes. Hoy la comunidad no recuerda lo que es la libertad, antes la gente la ansiaba porque esta le podía faltar. No recuerdan que somos lo que somos hoy porque otros, en algún momento, lucharon para que lo pudiéramos disfrutar. La función principal del espectáculo es reflexionar sobre las cosas que no están bien de la sociedad. Pero como muchos artistas no tienen esos problemas hoy, eligen no hablar de ellos.
Cortesía de producción
¿No se critica como antes porque sienten que la situación es buena, o por comodidad o miedo a la represión?
M.G.: La preocupación general siempre ha sido el progreso vs. el desarrollo. Una vez Pasolini se posicionó sobre el tema: decía que el desarrollo era la producción de las cosas inútiles, y el progreso la creación de cosas útiles. Hablaba del capitalismo como el "nuevo fascismo". Un modelo en el que se ve a los individuos no como seres humanos, sino como consumidores. En este contexto y esta sociedad donde se vive para la apariencia, para el celular, las redes sociales, y nos interesamos por la vida de los otros antes que de la propia vida, todo este sistema político y económico que el ser humano ha creado ha devorado el alma de todos, o de una buena parte de las personas. Hay personas que son conscientes de que este problema existe, pero están bien así, porque tienen cosas que les sirven; un buen auto, un buen trabajo. Y luego están las personas que siguen luchando por mantener aquellas cosas que valen la pena dentro de nuestra sociedad, como la cultura, el contacto con el otro, aquello que pueda ser realmente interesante para las nuevas generaciones. En estas situaciones el teatro de las máscaras es importante, porque permite dejar en evidencia este tipo de problemas.
¿Cómo se adapta un espectáculo tan propio de la cultura italiana a otra cultura, como en este caso el público uruguayo?
Florencia Caballero (F.C.): Es muy interesante, porque sucede algo muy parecido con la lengua. Nosotros hablamos español, pero vos viniste a esta entrevista y entendiste un 90% de lo que él dijo, y él está hablando en italiano. Hay conceptos que nosotros compartimos con Italia que no sabemos que compartimos. Muchos conceptos, muchos personajes de nuestra cultura vienen de la cultura italiana, y de muchos de ellos nosotros desconocemos cuáles son sus raíces exactas. Cualquier persona en Montevideo, y creo que de cualquier parte del Uruguay, va a poder contestarte algo si vos le preguntás quién es Arlequín o quién es Colombina. Te van a contestar que son personajes vinculados al carnaval, no te van a saber decir mucho más que eso. pero sí, rápidamente, las personas identifican al Arlequín con un personaje con máscara y un traje que no es naturalista, como corrido de la cotidianeidad.
Eso ya es un conocimiento de base, y a mí lo que me parece más importante de la comedia del arte es explotar ese conocimiento de base para agregar experiencias nuevas, un nuevo conocimiento que tenga que ver con la tradición y con algo que compartimos con Mario, que es la innovación. Todas estas técnicas del teatro físico pueden ser implementadas en la construcción poética contemporánea. Estábamos hablando de los ritos de fertilidad, irse a esos ritos es irse a las religiones politeístas. Es irse muy lejos en la historia de los seres humanos, sobre todo en las religiones paganas, cuando la Iglesia Católica no estaba consolidada en Europa. Es ir hacia esos lugares e incluso más lejos, porque las primeras máscaras nos vienen del teatro griego, que es la cuna del teatro occidental. Cuando uno hace todo ese desarrollo se da cuenta de que está trabajando con técnicas muy antiguas que están en la base de todo el teatro que hicimos después.
Foto: Jonathan L'Epée Urbani
Mi interés personal y artístico tiene que ver con la exploración dentro de estos lenguajes, que son lenguajes que compartimos, porque yo también tenía formación en teatro físico. Pero tiene que ver con cómo estas mismas tradiciones que él contaba se dan a conocer, las contamos de nuevo, porque claramente son historias que en el pasado se contaron y que tal vez fueron olvidadas, pero que siguen teniendo un significado, incluso cuando no lo sabemos. Todos conocemos esos personajes, pero nunca los terminamos de ver. Tenemos murgas enteras que hablan de Arlequín, todas las noches en este momento se dice la palabra "Arlequín" seguramente cincuenta o sesenta veces al día en Montevideo. Tenemos murgas que se llamaban Colombina, estoy pensando en Colombina Che.
Esos personajes están presentes todo el tiempo. El nombre "Colombina" forma parte de una de las canciones del canto popular más importantes del Uruguay, entonces a mí lo que me parece muy relevante y muy interesante es esto que pasó con el lenguaje, que es lo mismo que está pasando con estos personajes y sus máscaras. Vos no sabías italiano, yo sé muy poco italiano, pero le entiendo perfectamente porque nuestra cultura ha bebido de toda esa cultura anteriormente, y la conocemos más de lo que pensamos.
Los conceptos del tiempo y la memoria siempre estuvieron muy presentes en tu carrera. ¿Qué rol jugó esto a la hora de decidir formar parte de este proyecto, que tiene una relación tan profunda con la historia y la preservación de una tradición?
F.C.: Sí, yo tengo una obsesión como escritora con el tiempo. Lo trabajo mucho en todo lo que escribo. Para mí, el teatro físico y específicamente la comedia del arte tienen un lugar que está muy vinculado al carnaval y a mis primeras experiencias sobre un escenario, que están vinculadas a él. Después se sistematizaron adentro de la escuela de teatro, en donde tuve la oportunidad de tomar clases de teatro físico, y luego por afuera también. Para mí este trabajo tiene mucho que ver con la reedición del tiempo, porque si bien estos personajes parecen venir de un tiempo lejano, cuando se presentan en escena se reedita el tiempo y se pueden construir historias y significados nuevos que tienen también significado en el ahora, en este momento contemporáneo, contándolo a través de las voces de técnicas muy anteriores.
Foto: Solimeno
Es muy interesante ver cómo la historia puede hacer un canal de presencia en el presente y generar significados nuevos. Es muy interesante todo lo que tiene que ver con la sátira. La sátira y la farsa son muy importantes para el desarrollo de esta técnica. Hay una reedición a través del humor, lo cual es mucho más interesante todavía, porque el humor es muy difícil de conseguir. Y esta cuestión que Mario decía sobre cómo nuestras sociedades han tenido algunos problemas serios con respecto al humor y a la sátira, en general se reduce al tema del pensamiento crítico mirando al humor y preguntándonos: ¿De qué nos reímos? ¿Desde dónde estoy parada mirando hacia abajo, o me río desde donde estoy parada mirando hacia arriba?
Esas son las dos líneas del humor. Miran hacia arriba o miran hacia abajo. Cuando miran hacia abajo, generalmente es abusivo, cuando miro hacia arriba estoy haciendo sátira. Esa diferenciación con el humor se nos ha ido perdiendo con el paso del tiempo. Ahora muchas veces se habla de que el humor está en crisis, y muchas veces tiene que ver con este concepto. Con el problema de que no logramos identificar qué es humor mirando para abajo, y qué es humor mirando para arriba. El humor que mira para arriba, se burla del poder. Eso es lo más interesante. Pensar que siempre el humor que mira para arriba es satírico. Generar esa sátira forma campos de reflexión nuevos, esa es la verdadera transformación que tiene la sátira. La posibilidad de problematizar el presente. Por eso esta cuestión con el tiempo; desde el pasado podemos traer técnicas que nos permitan problematizar el presente a través del humor. Es bastante complejo hacerlo, pero es muy interesante todo el proceso que se da para lograrlo.
Foto: Enrico Paravani
¿Cuál es su función en el espectáculo y qué particularidades ven en el público uruguayo a la hora de recibirlo?
M.G.: Mi rol es el del Arlequín. Soy Arlequín porque he estudiado a todos los personajes, y como sucede en la tradición de la comedia del arte, uno siente qué personaje lo identifica mejor. En mi caso, Arlequín me apela de manera más profunda y siempre estuvo presente a lo largo de mi vida. Por lo tanto, haré de Arlequín bajo la dirección de Florencia, que tiene una energía increíble. La colaboración es muy libre, no siento ninguna limitación o negación en el trabajo. Intentamos poner en escena todo aquello que venga de la creatividad de todos. Es una cosa bellísima, hay un gran respeto entre todos, y todos colaboran para crear. Es un grupo muy fuerte sin distinciones de roles. Hay libertad total, y respecto al público, estamos intentando construir algo que todo el mundo pueda entender, que todos puedan disfrutar.
Algo muy importante que he hablado con Florencia, es que el teatro aquí es un todo muy unificado. Está la música, la interpretación, las diferentes facetas, y todas estas técnicas y lenguajes diversos se unen para conformar un todo que funciona. Hay un gran equilibrio que se traduce en un espectáculo completo, y ninguna disciplina sobrepasa a las demás. Ni la música, ni Arlequín, ni nada. Todo está en su justa medida. Esto es muy importante desde el punto de vista de los cambios culturales. Adaptar lo que sea necesario de la cultura propia para poder recibir correctamente lo que sea necesario de la cultura de un otro. Es trabajar juntos, sin prejuicios, sin límites. Algo que deberíamos hacer en la vida cotidiana.
Foto: Antonio Fernandez
F.C.: Para mí ha sido un privilegio conocer a Mario y colaborar con él, porque realmente pudimos trabajar muy bien desde los primeros correos electrónicos; nuestra comunicación empezó ya hace como tres meses. Para mí es muy importante que se generen estos ámbitos de intercambio también con estudiantes, las prácticas académicas de la EMAD en conjunto con la Filarmónica hace años que se realizan y han sido siempre experiencias muy ricas e interesantes para las y los estudiantes. También para mí, que vengo trabajando en ellas, y en este momento también para Mario. Sobre todo experiencias de aprendizaje técnico, que es de lo que se encarga específicamente él. El desarrollo de investigación sobre la máscara, y después la creación de escena.
Ese es el proceso que hace el teatro, aplicar los recursos que uno tiene como artista para crear una cosa diferente. Ese proceso creativo se está dando en este momento. La verdad es que los estudiantes rápidamente entraron en el ritmo de todo el proceso creativo, y estamos trabajando muy bien en esta cuestión de la farsa y la sátira, tomando distintas óperas italianas que forman parte del concierto y representando de forma satírica la peripecia de estas óperas. Ha sido muy interesante para nosotros poder desarrollar esto. Es un espectáculo muy rico en experiencias artísticas, pero también porque nos divertimos mucho haciéndolo. Esperamos que el público lo disfrute.