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Cine
Es lo que hay, valor

“Julio, felices por siempre”: entre Disney, padres divorciados y la nueva izquierda

La comedia romántica, que dirigió Juan Manuel Solé, se apropia del género con una impronta uruguaya y busca que el público se identifique.

02.11.2022 16:34

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2022-11-02T16:34:00-03:00
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Por Valentina Temesio

Del humor se saben muchas cosas: que es relativo, que es inherente a las personas, que es un recurso literario, que existen diferentes tipos. Para Juan Manuel Solé, es su lenguaje natural, su forma de expresarse en el arte y de hablar de ciertos temas, que, de otra manera, no podría hablarlos con “demasiada seriedad”. Aunque dice que en su vida personal los chistes no abundan, sí es capaz de contar algo serio y mezclar uno en el medio, para descontracturar la situación.

Hace cinco años atrás, Solé terminó el guion de su primera película, una comedia romántica. Julio, felices por siempre surge desde una de las frases del personaje protagónico, el mismo que le da nombre al largometraje y es interpretado por el uruguayo Chepe Irisity. Entonces, desde la frase “fuimos creados por Disney y padres divorciados” nace esta primera ópera prima; a partir de cierta nostalgia romántica, el realizador vislumbró las primeras escenas.

Desde una idea generacional, de la de quienes se criaron en los 90, la película hace referencia a esos mundos con los que Disney llenó de fantasía a las infancias: encontrar a la persona ideal y vivir felices por siempre.

“Es un chiste, pero es un planteo real. Crecimos con un dogma sobre un tipo de amor y una realidad prácticamente opuesta o que no concuerda con eso”, dice el cineasta, mientras reivindica esas ideas “que venden” y, que, a su vez, “se transforman en cosas interiores”. Para él, jugar con esos sueños es también conectar con esa idea. “Todos, por más frustraciones amorosas que tengamos, tenemos ese mundo Disney adentro”. Y, según el realizador audiovisual, “aparece cada vez que arrancás en una relación o sentís algo. La realidad lo complica”. Por eso, desde la inocencia, “la película busca conectar con el espectador”. 

Foto: Cedida a Latido Beat

Foto: Cedida a Latido Beat

Entonces, desde ese mensaje obsoleto, que lo era en los 90 y también ahora, reivindica también la manera en la que las personas se vinculan hoy y las generaciones cambian. No es lo mismo pensar en lo que implicaba divorciarse décadas atrás que ahora, o en esa “obligación” a estar con una persona por compromiso. Juntos y felices por siempre es diferente. ¿Qué es ser feliz por siempre? Para el director podría ser esa mentira, que, incluso al día de hoy, a veces nos la contamos, más veces de las que, sin querer, creemos. Y eso es lo que sucede en el cine. “Todos los protagónicos tienen que creer en una mentira y que en algún punto el conflicto se oponga a eso”, explica Solé.

Por eso, Julio, el personaje protagónico, que además es “súper uruguayo”, está lleno de contradicciones e intenta ser un reflejo de lo que Solé vive y ve. Inspirado en los jóvenes militantes de izquierda, que “no tienen ese arraigo tradicional tan duro” porque “se criaron en un mundo totalmente globalizado”, el personaje es un antimperialista que sueña con lo que el mundo Disney le dejó y se enamora de una estadounidense, Claire (Daryna Butryk). Julio, criado en una casa donde “A desalambrar” de Daniel Viglietti se escuchaba mucho, cuenta que su día favorito era cuando iba al cine y comía en McDonald’s. Según Solé, la película juega con las contradicciones humanas que son parte de la vida y que también son graciosas.

Así, una película de comedia romántica se “uruguayiza”. “Creo que es parte de la gracia de hacer nuestro cine, que en este caso es de género. Creo que tenemos que apropiárnoslos, pero sin querer hacer lo mismo que hacen en otros lados. Hacerlo para contar nuestras historias”, sostiene. En tanto, la búsqueda de Julio, felices por siempre viene de generar una narrativa familiar para el público. Algo que Solé califica como “un desafío”. Porque hacer cine con un género que las personas ya conocen es difícil: ya están vinculadas y lo pueden comparar con quienes tienen millones para hacerlo. Y, además, “hay que hacerlo propio”, complementa el realizador.

Sin embargo, a pesar de que a la película le costó conseguir los fondos que finalmente la financiaron, comenzaron a aparecer las primeras interacciones para que salga de las salas de Montevideo y del país (en Argentina y México). Aunque “hay chistes que solo se van a entender en Uruguay”, la película tiene un “lenguaje común” y “humor político audiovisual” —que, según Solé, en Uruguay falta —, que atraviesan países y años de historia y que “cualquiera que viva en América los puede distinguir”.

Foto: Cedida a Latido Beat

Foto: Cedida a Latido Beat

Julio, felices por siempre tiene su “propia identidad”, agrega. A la película la siente como carnavalera. De hecho, le gustaría que el público que festeja la celebración se acerque al cine y la vea. Porque le gustaría encontrarse con un público que disfruta de la comedia, pero que no necesariamente sea el típico que va al cine.

El fin principal del largometraje es hacer reír, que las personas conecten y puedan identificarse. Ya sea con Julio o con los personajes que lo atraviesan. Como su abuela (Cristina Morán), su jefe (Roberto Suárez) o su exnovia (Josefina Trías). O encontrarse una vez más con el “felices por siempre” y creerse la mentira una vez más.

Por Valentina Temesio