Marina Glezer nació en San Pablo en 1980, pero podría haber nacido en Buenos Aires o Montevideo. Sus padres, argentinos perseguidos por la dictadura de su país, pasaron por la república oriental antes de continuar su exilio en tierras norteñas. “Mis padres se exiliaron primero en Uruguay, donde nació mi hermana, y después en Brasil, donde nací yo”, cuenta la actriz a Montevideo Portal desde Cabo Polonio, donde prepara el rodaje de sus sueños.

“Mi idea es filmar una película este año. Debutar como directora de largometraje tras la dirección de cinco cortometrajes. La película se llama La ruptura y habla de una historia de amor homologada con la gentrificación de un pueblo turístico, que podría ser Cabo Polonio o cualquier pueblo turístico del mundo”, relata la actriz, que tuvo una de sus primeras apariciones televisivas en 1998 en la serie Gasoleros y desarrolló una carrera con participaciones en Avenida Brasil y Las 13 esposas de Wilson Fernández, entre otras.

Marina Glezer. Foto: Martín Levi

Marina Glezer. Foto: Martín Levi

“Esta película está centrada en contar un espíritu rochense, puntualmente la historia de amor que Julia siente por Pablo y por el lugar: cuenta cómo ella se quiere ir, pero se da cuenta que se tiene que quedar. La historia transcurre en Cabo Polonio y pinta un Cabo Polonio actual, para dejar un precedente de lo que es hoy la comunidad vecinal Cabo Polonio, con consentimiento de la comunidad vecinal de contar esta historia de ficción, donde cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia, pero que tiene mucho de lo propio del lugar. Está ficcionalizado, pero basado en hechos reales”, explica, y hace memoria. “Yo tengo 40 años y hace 35 años que vengo al Cabo Polonio sin faltar ningún verano de los últimos 35 años. No solamente en los últimos 35 veranos, sino que también vengo fuera de temporada. Tengo un vínculo muy fuerte con el lugar y con todo Rocha, por las construcciones vinculares y amorosas que he sabido hacer en estos 35 años, y por el hecho de haber atravesado muchas experiencias que están ligadas al origen”, agrega, mientras recuerda los nexos de amistad con la familia Galeano, convertidos en familia, que tejieron sus padres y consolidaron ella junto a su hermana. “Es una familia política que abrazó a mis padres en el exilio político, en los 70 en Uruguay”, comenta.

Los Galeano, los Drexler, los Prada son familias que abrazaron a la suya. En el año 1992 el padre de Marina compró su casa en el Cabo y seis veranos después, cuando la actriz tenía 18 años, ella conoció en la llamada aldea mágica a su actual compañero, Germán Palacios, colega, nominado en 2002 a los Premios Martín Fierro como Mejor Actor Protagonista de Unitario y/o Miniserie por Tumberos, con quien tiene dos hijos. “A los dos años de conocernos compramos mi casa, que era de una amiga de mi tía Galeano. Como si mi vida hubiera estado destinado a este lugar, algo medio destinal: estaba todo aquí. Y de hecho mis primeros trabajos fueron aquí: cuidé niños, di clases de teatro para niños y con toda la comunidad siempre ha sido un vínculo amoroso, de amor muy fuerte”, insiste.

“He visto a lo largo de este tiempo cómo muchos intereses, espurios también, de gente muy pudiente, han usufructuado el Parque Nacional con fines especulativos. El Cabo Polonio, además de un parque nacional, es un polo turístico, y por ello la gente renta, se desarrolla y arma negocios para extraer del lugar recursos económicos que los beneficien a sí mismos. Al no estar eso regulado de manera estatal o municipal y al ser un parque nacional, ha sufrido Cabo Polonio planes de manejo: desde 1991 han tirado casas, y han querido volver a tirar casas años después. La película versa sobre la defensa del sistema de dunas móviles, sobre la preservación del parque, los negocios inmobiliarios escondidos detrás de la defensa de la naturaleza de gente que tiene sus intereses individuales. El lugar indefectiblemente va a transformarse. No será aquel Polonio en el que yo entraba en carro y esperábamos al aguatero y al lechero y al bagayero del Chuy. Ahora hay una comunidad organizada con asamblea, que defiende sus derechos, que quiere preservar el lugar, que obviamente tiene que ver con las napas, con la basura. Hoy hay un teatro, hay una escuela. Se ha ido desarrollando”, recapitula y entonces explicita el valor documental que impulsa esta ficción.

“Mi película busca dejar un relato, un precedente, un archivo, una historia ficcional de amor que pueda pesar a la historia: que existió un Cabo Polonio como el de hoy, que representa al Uruguay con este paraíso sin final que tiene la costa rochense”, dice, sin disimular el entusiasmo.

Marina Glezer. Foto: Nora Lezano

Marina Glezer. Foto: Nora Lezano

Mujer en Cabo ahora

La actriz ganó un Cóndor de Plata por su actuación en la película El Polaquito (2003) e interpretó a una de las hermanas de Ernesto "Che" Guevara, Celia, en la premiada Diarios de motocicleta (2004).

“Hace siete años que quiero hacer esta película. Vengo de un país que tiene una fluctuación económica de impredecibilidad muy compleja. En los últimos seis años la Argentina ha vivido una crisis financiera muy grande y yo quiero filmar del otro lado del río [o sea: en Uruguay]. El tipo de cambio es muy complejo, entonces la película tiene que ser uruguaya, brasilera y argentina. Tengo la posibilidad de apoyo de Argentina, pero necesito financiar la película en Uruguay, para que pueda viajar al mundo y contar con amor cómo ser conservacionista de los lugares que son turísticos y a la vez paraísos naturales. Pasa ahora con la agenda ambiental y de desarrollo. ¿Cómo hacen para convivir ambientalistas y desarrollistas?”, se pregunta, y sin más rodeo, regresa al meollo del asunto: “Estoy buscando la financiación en Uruguay para poder realizarla en octubre con actores de primera línea, para luego generar un contenido para una plataforma y que Uruguay se vea representado en una historia de ficción y amor, de preservación de sus paraísos, que tantos tiene y que tanto quieren invadir".

La productora es Nadador Cine, de Pedro Barcia y Juan José López, la mejor vía de comunicación con los interesados en financiar este proyecto es, según su directora, su mail: marinaglezer@gmail.com.

“Mi sueño es lograr la representatividad femenina del cuento, porque lo cuenta una mujer, en representación de Latinoamérica, en función de que, por los recursos naturales, el continente es muy privilegiado, entonces tenemos que protegerlos también de que se vendan por negocios individuales en los que muchas veces los Estados pierden, muchas veces por distracción”, sentencia.

El diccionario de Oxford define la gentrificación, un concepto recurrente en el discurso de Glezer, como “el proceso de rehabilitación urbanística y social de una zona urbana deprimida o deteriorada, que provoca un desplazamiento paulatino de los vecinos empobrecidos del barrio por otros de un nivel social y económico más alto”.