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Cine
Una caja guía

“Milonga”, la primera película de Laura González, llegó a los cines uruguayos

La ópera prima de la rochense, que transita entre víctimas y victimarios, se gestó en 2014 y aborda la violencia.

22.06.2023 14:18

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2023-06-22T14:18:00-03:00
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Por Valentina Temesio

Laura González dice que cuando entró al mundo del cine era “un poco tarde”. No se formó de una manera tradicional, no fue a la universidad: construyó su camino como autodidacta. A los 22 años, después de haber dejado atrás la Facultad de Economía y con la carrera de Administración Hotelera terminada, se fue a Buenos Aires a estudiar arte dramático con Roxana Randón, donde aprendió a trabajar con actores.

Cuatro años más tarde, a los 26, escribió el guion de su primer corto y volvió a irse del país.

Para filmar, entre otras cosas, hace falta una cámara. Por eso, para financiar sus equipos profesionales emigró al hemisferio norte. Trabajó durante dos años de niñera en Estados Unidos, donde cuidaba los hijos de unos diplomáticos uruguayos. A los 28 años volvió a Uruguay y presentó su primer corto, que fue premiado en Barcelona, en el Festival de Cortos. Sus creaciones — Un candombe para Doña Soledad (2003), La pelota de fútbol (2009) y Cada vez que me acuerdo, me olvido (2011)— se proyectaron en festivales nacionales e internacionales, viajaron por el mundo.

“Fue una revolución, porque yo lo hice para probar y, después, tomó un camino que no esperaba. Funcionó, y eso me dio fuerzas para seguir y confianza como para decir: bueno, algo debe de haber ahí”, cuenta la directora. 

Después de ir y venir, de volver a cambiar de país, de producir para otras personas, llegó su ópera prima, Milonga, que se proyecta en Cinemateca, Life 21 y Alfabeta. También estuvo en cines de Rocha, Maldonado y Lavalleja.

Milonga —protagonizada por la chilena Paulina García, que aprendió el acento uruguayo, con César Troncoso, Laila Reyes, entre otros— es una película de “víctimas y victimarios”, explica González. Quizá sea porque, de alguna manera, los personajes sufren y hacen sufrir, porque aún hay muchas historias sin contar, porque atraviesa a varias generaciones.

Entonces, Milonga busca la consciencia, aprender del pasado, transformar lo mal aprendido y convertirlo; florecer, como Rosa. 

González dice que llegó tarde, pero no pudo escapar del cine ni de la escritura.

Milonga - trailer from Laura González on Vimeo.

¿En qué momento elegís el cine?

Me fascinó desde chiquita. Iba al cine en Rocha, donde me crie.

¿Cómo era el cine al que ibas?

Un cine divino, el 25 de Agosto, al lado del Teatro de Rocha. Iba de chiquita todos los fines de semana, con mis hermanos, con mis amigos, a la matiné. Vimos todo el cine de esa época. Era un mundo, entrabas en él y era fantástico. Irónicamente, ese cine ya no funciona como tal. Pero siempre me encantó el cine y escribir. En la escuela y en el liceo siempre fui buena alumna; no estudiaba nada, pero las cosas me salían. Mis padres no se dieron cuenta como para orientarme, pero tenía una profesora de Literatura que sí. Una vez escribí un texto que mostró a todo el liceo. Le contó a todo el mundo, me llevó a un programa de radio. Yo tendría 12 años. Es lo único que recuerdo del mundo literario de mi infancia. Ahí vi que tenía potencial, pero una lo deja. Cuando me mudé a Montevideo, tuve un evento: una amiga falleció.

Te das cuenta de que la vida es muy corta y empezás a plantearte un montón de cosas. Parás. Ahí fue cuando se me ocurrió ir a estudiar teatro a Buenos Aires.

Sos aventurera. 

Sí. Viví en varios países y eso te ayuda al cine. 

Te animaste a empezar una profesión nueva a los 28 años. 

Sí. Todo parecía en el aire, pero si lo comentaba en público me miraban con cara rara. Pero uno tiene que creer en uno; hasta que hice Milonga, mi primera película, que es un sueño cumplido. Imaginate todo lo que tuvo que pasar y andar. Es increíble, porque cuando uno cree se puede llegar a cumplir un sueño. 

¿Cómo surge Milonga?

Con una experiencia que tuve en el Correo de Rocha, hace unos años. Estaba enviando el último corto que hice a La Habana y mientras hacía cola para pagar había una pila de cajas. Encima de ese montón había una que me llamó la atención, que es la que aparece en la película. Esa caja contaba una historia. Era de una señora que mandaba una encomienda a un chico, por el nombre pensé que era joven, y podría ser el hijo. Entonces, me imaginé toda la historia.

Te apropiaste de la realidad. ¿Cómo fue ese proceso?

Me gusta el cine realista en el sentido de que venga basado en la realidad. Cuanto más así, más me atrapa. Increíble: esa caja terminó en una película.

Paulina García y César Troncoso en

Paulina García y César Troncoso en "Milonga". Foto: cedida a Montevideo Portal

¿La caja iba a Las Rosas, en Maldonado, o te lo imaginaste?

La caja original venía de Castillos a la Cárcel de Rocha.

¿Por qué Las Rosas?

Porque cuando estoy en Uruguay paro en Maldonado, quería situar la historia en el interior. En producción nacional, por razones logísticas, teníamos que ser cuidadosos con el presupuesto. Es una ciudad que permite estar cerca de Montevideo, logísticamente es muy buena. Por otro lado, quería que la historia fuera en el interior porque era una tragedia familiar y en pueblo chico infierno grande; al contarla en el interior, se potenciaba la historia. 

Quería hacer una película de todo: lo lindo, lo feo, lo bueno y lo malo. Para que fuera bien realista. 

¿Por qué el interés de que la protagonista de esta película sea una mujer mayor?

Viene de la caja. Vi la cédula de esa señora, era mayor que la protagonista. Me imaginaba una mujer que había aguantado mucho y por mucho tiempo. Esa es una generación que ha tenido que lidiar con el maltrato de otra forma, por el momento social en el que vivían. Ahora está todo cambiado. Para una mujer de esa edad, quizá, es más difícil lidiar con ese tema porque fueron criadas de otra manera.

Rosa es víctima, pero también inconscientemente lastima a su hijo. Hay un enredo...

En esta película todos son víctimas y victimarios. Todos tienen su lado luminoso y oscuro. Es real. Nadie es perfecto. Las madres son seres humanos también, nosotros las idealizamos y no tienen por qué ser perfectas. Es un punto de conversación también, por el tema de la maternidad. Los hijos siempre esperamos que las madres sean perfectas y es injusto porque son seres humanos. 

Darle el lugar a una madre de que sea vulnerable...

Sí, aparte que las madres también fueron educadas [de una manera]; hay que entender de dónde viene la protagonista, cómo la educaron sus padres. 

Laila Reyes y Paulina García en

Laila Reyes y Paulina García en "Milonga". Foto: cedida a Montevideo Portal

En la película hay mucho de psicología. ¿Cómo llegan estos conceptos a tu obra?

Empecé investigando sobre el maltrato hacia las mujeres. Yo misma me he visto envuelta en situaciones de maltrato en diferentes ámbitos de la vida. Lo bueno es que cuando uno hace cine un poco más de grande te da lugar a poder hablar de estas cosas con un poco más de experiencia. He visto miles de situaciones. Yo misma, personalmente, sé de muchas historias. Pero, sobre todo, hacés ese trabajo cuando empezás a investigar. Invesigué muchísimo y aprendí un montón, porque no sabía un montón de cosas sobre este tema.

¿Cómo fue el proceso de investigación?

Fue todo por internet: informes, libros. En España hay mucha publicación sobre el tema, se trabaja muchísimo. En Inglaterra y Uruguay también.

¿Cómo es hacer ficción con esta temática?

Es mucho laburo. Escribí hasta el momento en el que rodamos. En 2013 arranqué con un tratamiento literario, en 2014 tuve el primer borrador. Fueron ocho años sin parar hasta antes de rodar. Siempre había cosas que surgían; son miles de borradores, cada cosa nueva que aprendés la vas incorporando. 

Laura González en el rodaje de

Laura González en el rodaje de "Milonga". Foto: cedida a Montevideo Portal

De 2014 hasta ahora —2023— se estudió más sobre el tema.

Cada vez más porque, en vez de ir mejorando con este tema, vamos empeorando. No solo en Uruguay, en todo el mundo. Es un horror. Creo que la raíz de todo viene de la violencia en general, esto es una parte, una de las caras de la violencia.

Al inicio de la película, da la impresión de que la historia va sobre el vínculo de Rosa y su hijo. Pero el tema principal termina siendo la vulnerabilidad de la mujer... ¿Develaste muchas capas?

Sí, es un personaje muy complejo y la historia es minimalista. Eso lleva más trabajo también: contar mucho con poco. 

¿Por qué tomás la elección de contar mucho con poco?

Porque a mí me gusta ese tipo de cine. Me gustan otros también, pero quizá sea la forma en la que escribo. 

¿El cine que hacés es el similar al que consumís?

Sí, disfruto mucho de ese cine. Milonga es una combinación —como llamamos en la industria, crossover—, está entre el cine independiente, de autor y el comercial, porque el guion conecta mucho con el público. No quiere decir que el cine independiente no lo haga, sino que el lenguaje no es inaccesible. La película es muy accesible, para que la vean todos los uruguayos. Es difícil escribir para alguien más. 

¿Qué creés que Milonga le puede aportar al cine uruguayo?

La película tiene una conexión cercana con el público; el uruguayo se va a ver reflejado, pero de una forma constructiva y no solo crítica. La película toca una temática que afecta a todos los países del mundo y muestra, sobre todo, las mejores cosas que tenemos como país. 

¿Por qué la milonga?

Al igual que la película, la milonga tiene muchas capas de significados. Uno de ellos es que muchas mujeres maltratadas van a bailar tanto como forma de terapia. A mí me gusta mucho el tango, en bandas sonoras de películas. No lo escucho tanto en casa, pero es un género que me gusta en el cine. La milonga tiene un ritmo más vivo que el tango, es más alegre. Luego la frase nuestra —porque a la palabra “milonga” la conocemos solo los argentinos y los uruguayos—: “La vida es una milonga”. Ese concepto, por ejemplo, cuando se arma lío, decimos: “Qué milonga”.

Por Valentina Temesio