Por Catalina Zabala
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Para Alfredo Ghierra, las ciudades son la escenografía de nuestra vida. Y en sus paredes, se refleja nuestra manera de vivirla. Nuestras últimas motivaciones.
Hay quienes pasan por ella como tirados por un carro. Con la cabeza gacha. Como desatando los nudos que el día a día les presenta. Pero también existen quienes buscan hacer de sus días algo digno de ser recordado. Y esto, de manera inevitable, pinta las paredes de los pasillos que transitan.
Montevideo inolvidable (2025), más que decir verdades, busca preguntar. Plantea interrogantes sin resolver y abre la puerta a la discusión. Su director, Alfredo Ghierra, les da protagonismo. Su perspectiva desde el mundo de la arquitectura y el arte le otorgó una sensibilidad particular. Una que lo hace lamentarse que al día de hoy, con siglos y siglos de historia de la arquitectura en nuestro haber, hayamos decidido no mirar más a la belleza. Que nos hayamos dejado controlar por un utilitarismo violento que no parece dejar huecos para lo creativo. Es el nieto del campeón olímpico de 1924, Alfredo Ghierra. Admite que esto quizás trazó su sentido de responsabilidad por la memoria. Su consciencia de que la historia sobrevive gracias a quien la cuenta. Y que al relato lo hacemos todos.
El documental retrata paredes que agonizan. Trozos de tierra que supieron albergar vidas y experiencias de muchas personas a lo largo de los años, y que hoy son suplantadas por herramientas para salir del paso. Y con estos esqueletos que se derrumban, desaparece también su memoria. Su mera existencia, siquiera en los recuerdos. La lucha por la manutención de los edificios más antiguos de nuestra ciudad es, por lo menos, digna de discusión. Porque se trata de responder una pregunta simple, pero que hasta el día de hoy no encuentra su respuesta. ¿Para qué tenemos lo que tenemos? ¿Qué lo vuelve digno de su cuidado?
Montevideo inolvidable busca hacer memoria. Quiere reparar, de alguna manera, lo que las instituciones siguen postergando.
Con el seudónimo de Alfredo Intendente, Ghierra lleva 20 años intentando 'hacer ruido'. Sentarse en aquellas mesas de discusión como una especie de infiltrado de la estética a través de la política. Considera que esta es la única forma de ser escuchado por las autoridades.
A través de preguntas disparadoras, un discurso coral de varios entrevistados, Montevideo inolvidable es una especie de videoensayo. Reflexiona sobre el patrimonio y por qué no lo cuidamos. Qué es lo que hace que pasemos a su lado sin mirarlo. Quién es el culpable, si es que efectivamente hay uno.
Como parte de una misión personal, Ghierra busca, a través de su documental, que los habitantes de la ciudad participen de la asamblea. Que se sientan parte y tomen cartas en un asunto que no va a terminar, y que parece cada vez estar más cerca de su olvido.
¿Cómo surge la iniciativa del documental? ¿Existió una pregunta disparadora?
Yo vengo trabajando con el tema de la ciudad de Montevideo desde hace muchos años. Además, cada vez que hay elecciones municipales hago unas exposiciones que se llaman Ghierra Intendente, a las que invito a mucha gente a participar para pensar juntos la ciudad. Porque, generalmente, los temas que tratan las campañas electorales son más o menos los mismos, y todos un embole. Trabajé así cada cinco años desde el 2010, y ahora en 2025 me tocaba de nuevo. Pero yo había empezado a hacer esta película tres años atrás; entonces, en lugar de hacer una exposición, presentamos la película. La verdad es que nos fue muy bien, por la magia del cine. Perdura en el tiempo y es más ubicua en el espacio. La podés llevar a muchos lados, y la puede ver mucha más gente que algo que tiene una fecha de cierre, como una exposición. Creo que es un formato muy democrático también, la película va a tener su vida después. No está separada de todo mi trabajo de por lo menos 20 años en relación a la ciudad de Montevideo.
¿Qué permite el seudónimo de Ghierra Intendente? ¿A qué apela?
En Uruguay para llamar la atención tenés que dedicarte al fútbol, al carnaval o a la política. Como artista me pregunté qué podía hacer para subirme al caballo de alguna de esas tres actividades. Hacer que las cosas que hago en relación a la ciudad tuvieran más visibilidad. Y así, decidí inventar ese personaje. Pero fue pensando también en la idiosincrasia uruguaya, en la que esos tres ámbitos del hacer nacional (fútbol, política y carnaval) son muy masivos. Lo que me permite es sentarme en la mesa de discusión sobre los temas de la ciudad desde un lugar en el que normalmente no estás invitado, que es desde el lugar de artista. Por lo general, si vos le preguntás a la gente quién hace la ciudad, te van a decir los arquitectos, los políticos. Pero, en realidad, la ciudad la hacemos entre todos, y está bueno también que haya opiniones lo más diversas posible. Me parece que los artistas tenemos mucho para decir de la ciudad.

Montevideo inolvidable (2025)
El documental tiene espíritu de videoensayo y plantea preguntas al público sin la intención de dar cátedra. ¿Por qué crees que en Uruguay no se valora el patrimonio? ¿Puede tener que ver con lo reciente de nuestra historia?
Sí, esa puede ser una opción. El 80% de la población uruguaya viene de Europa, tienen a sus ancestros allá. Vos comparás la historia de Europa con la de la ciudad de Montevideo, que tiene 300 años, y capaz que a muchos les parece que no son relevantes. Pero algo no se convierte en patrimonio solo porque es viejo. Las cosas son patrimoniales porque hay una sociedad que las comparte y las considera importantes, aunque hayan comenzado a ocurrir hace cinco años. Además, porque en Uruguay en general nosotros tenemos un patrimonio arquitectónico muy rico. Sobre todo desde la segunda mitad del siglo XIX a la primera del siglo XX se construyó una arquitectura magnífica en Montevideo. Cosas que no se hicieron ni siquiera en Europa.
Tenemos que aprender a mirar más eso, aprender a valorarlo. Cuando uno hace una pregunta bien hecha, las respuestas vienen casi solas. Muchas veces las respuestas son otras preguntas, y eso no está mal. Como bien dijiste, yo tampoco quería dar cátedra. No quería editorializar todo lo que pienso, por eso invité a tanta gente a hablar e hice tantas entrevistas. Me parecía que las respuestas corales eran más valiosas que aparecer yo solo diciendo lo que pensaba, y eso la hace también accesible a mucho más público. Porque no está sesgada solo a mi opinión o a la de mi equipo.
En el documental se enuncia lo siguiente: "La madre de todos los vicios no es la pereza, sino la indiferencia". Se habla de un desinterés general o falta de conocimiento de la historia. ¿Cómo se puede paliar eso?
Yo pienso que hay mucha gente que tiene la curiosidad o la sed de conocer, y no sabe dónde saciarla. Por otro lado, esa frase que citás viene de un concepto que tenían los griegos acerca de quiénes eran los "idiotas". Hoy lo usamos como un insulto, pero en Grecia los idiotas eran los que no participaban de la asamblea. Se llamaban así. Y yo lo que quiero es que la gente no sea idiota, en el sentido de que participe de la asamblea. Que participe de los temas de la ciudad desde el lugar que pueda. Porque si no, alguien va a decidir por nosotros. También pasa eso, si vos te conformás con votar una vez cada cinco años, pasan 500 otras cosas en el medio a las que hay que estar atento. Me parece que lo primero es, con un producto como este, crear la consciencia de que la ciudad somos todos, que la ciudad es de todos y que depende de tu participación, aunque sea haciendo preguntas. De la participación depende que las cosas vayan para un lado o para el otro, porque si no alguien va a tomar la decisión por ti.

Montevideo inolvidable (2025)
¿Estuvo esa intención de provocar una toma de consciencia general?
Sí, porque en las campañas electorales para elegir intendente o alcalde, normalmente los temas se repiten. Y a mí me da entre rabia y vergüenza, no sé hace cuántas campañas que los temas son esos y no somos capaces de resolverlos como sociedad. Por estar ocupados hablando solo de esas únicas temáticas no atendemos todos los otros problemas que hay en la ciudad. Todas las cosas que tiene la ciudad para poner en valor, para sacar brillo. Por ejemplo el tema de la arquitectura, del patrimonio arquitectónico. Tenía como intención también poner este tema en la agenda, esto de que la ciudad no es solo el transporte y la basura.
También está la escenografía de la ciudad, y es muy importante porque es la escenografía de tu vida y la mía. Tenemos que tener cierto cuidado con eso. No es irrelevante, no es fútil, no es menos importante que las otras cosas. Y de hecho, si vos ves el estado general de la ciudad, sobre todo los valores centrales, los barrios más antiguos, es bastante calamitosa. Es como un descuido similar al que tiene la sociedad con los viejos. Se podría hacer ese paralelismo: analizar qué hacemos con nuestros edificios viejos, qué hacemos con nuestros viejos, qué hacemos con la memoria en general. No parece importarnos. Pero de esas cosas el tiempo te pasa la factura después, porque es muy importante saber de dónde uno viene y hacia dónde quiere ir. Parecen frases hechas o cosas obvias, pero no, no lo son. Lo que vi también como reacción a esta película fue el agradecimiento por lo necesaria que era.
Se habla de una pérdida de la búsqueda de belleza y de cómo el utilitarismo tomó el control. ¿Ves en el futuro próximo una vuelta a la belleza?
Ese ya es un tema de nuestra época, no tanto del Uruguay. Es un tema del estado de la civilización actual en general, que percibe lo útil y no lo bello. Y vuelvo por segunda vez a los griegos: ellos decían que lo útil es bello, y si vos te ponés a pensar, cuando las cosas están guiadas solo por el utilitarismo, se vuelven inútiles muy rápidamente. En cambio cuando las cosas se hacen pensando en la belleza, son útiles siempre. Esto no lo digo yo, lo dicen los filósofos. Y es verdad, es así. Lo ves en la arquitectura; ciertas cosas más allá de las modas se mantienen útiles siempre, porque fueron hechas con el afán de que perduren. Con el afán de que sean bellas. En cambio, si solo buscás el utilitarismo en clave de cuánto vas a vender, eso probablemente se vuelva obsoleto muy rápidamente.

Montevideo inolvidable (2025)
El documental tiene gran cantidad de material de archivo. ¿Cómo llegaron a él?
Primero está el archivo fotográfico del Centro de Fotografía de la ciudad, que depende de la intendencia, y es un archivo increíble. Después hay un gran archivo en la Universidad Católica también. Cuando estábamos en plena edición de la película, descubrimos que había unas filmaciones increíbles hechas por la Facultad de Ingeniería de la construcción de la rambla sur, y eso también lo incluimos. Fue un rescate del archivo de imágenes que tiene la ciudad, que es increíble y que no todo el mundo sabe que existe. Es interesante porque, en el futuro, la película también va a ser archivo de un momento de la ciudad.
El documental, a nivel práctico, también está haciendo memoria.
Exacto; es como estar preparando la memoria del futuro, una cosa así. Y está bueno tener la consciencia de que somos como eslabones de una cadena. Vinieron unos primero, luego estamos nosotros, pero después van a venir otros. ¿Qué les vamos a legar?

Montevideo inolvidable (2025)
Sos nieto de Alfredo Ghierra, campeón olímpico de 1924. ¿Tener un familiar tan ligado a la historia uruguaya influyó en tu interés por preservar la memoria?
Nunca lo había pensado así, pero no dudo que haya tenido que ver. Yo recuerdo que cuando era niño iba a la casa, y mi abuela me mostraba la medalla que decía el mismo nombre que yo tenía. Me causaba una impresión rarísima, leer mi nombre ahí y saber que había ocurrido mucho antes de que yo naciera. Tal vez me creó una consciencia de eso que hablábamos antes. De ser parte de esa cadena de hechos.
Creo que una parte de la pérdida del patrimonio se da porque hay todo un combo de situaciones que van desde lo legal al sistema político y la cultura, esa cultura de desechar. Por eso la peli no plantea un causante o un malo, una única razón por la cual mantenemos tan mal el patrimonio. Es mucho más complejo de lo que uno pensaría. Y creo que también el éxito de la película está ahí, porque en principio podría solo hablar de la defensa de los edificios, pero habla de muchísimos temas. Del sinhogarismo, de las casas abandonadas, de la economía, de la ley, del sistema político. Es curioso, pero a mí me parece que eso siempre pasa cuando hablas de la ciudad. Como objeto tan complejo que es, es muy difícil abordarlo desde una sola disciplina.
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