Por Catalina Zabala
catazabalaa
Los mitos fundacionales recitan el origen. Aportan respuestas cuando no las hay. Pero lo que los vuelve interesantes es la incertidumbre. Esa cuota de duda que persiste a través del tiempo, y que roza con lo mágico y lo extraordinario. Regina Ramos y Agustín Lucas se encargaron de desenterrar su propio mito. A través del trabajo de archivo y la curaduría de obras realizadas antiguamente, surge Otro azul, otro oro. Una obra basada en la recopilación de crónicas de Edmundo "Yiyo" Fernández, las cuales reconstruyen la historia de una pasión comunitaria.
Regina es de Rafael Perazza. Un pueblo ubicado en San José que se unifica por un amor cuyos habitantes comparten: el club San Rafael. Con los colores azul y amarillo conquistó durante años a quienes lo rodearon. Ya sea por el amor hacia el fútbol o por la gran dinámica social que lo rodea, su cancha congrega a los habitantes del lugar desde hace años, convirtiéndose en la responsable de forjar su identidad.
Hoy, 80 años después y con motivo de su aniversario, la historia del club y su pueblo se inmortaliza en 196 páginas. Unas páginas que cuentan su mito fundacional para darlo a conocer al exterior, pero sobre todo, para agradecer a los hinchas que tanto lo apoyaron y lo vieron crecer. En él, dos perspectivas se complementan. Regina aporta su experiencia desde la literatura y su cercanía con el pueblo. Su sentir como hincha. Agustín, su pasión por el fútbol y su trabajo en obras similares. Así, asumen una responsabilidad que les fue confiada y que aceptaron con pasión, con un solo objetivo: preservar su historia y, como señala Regina, "fijar una identidad". El libro puede adquirirse en la sede del club, el Complejo Deportivo Ricardo Reyes, o solicitarse a través de sus redes sociales.

Cortesía de producción
¿Cuál es su relación con San Rafael y cómo se vincularon para dar lugar a la obra?
Regina Ramos (R.R.): La relación con San Rafael en mi caso es cercana, porque yo vivo en Rafael Perazza. Me mudé a ese pueblo a los 19 años. San Rafael es el cuadro por el que hincha mi hermano, es el cuadro representativo de la zona, y hace no mucho, ya de adulta, jugué en su primer equipo femenino. La directiva de San Rafael, cuando cumple los 80 años en 2024, plantea la idea de hacer este libro en conmemoración u homenaje, como la fijación de una identidad. Entonces sucede algo muy gratificante, y es que este equipo que estaba pensando el proyecto del libro me va a buscar a mí como escritora referente.
Lo tomo como un honor, un privilegio, algo que también me reconoce en mi labor. Sin embargo, en ese momento empiezo a concebir que no iba a poder sola, y meses después de ahondar en los manuscritos de Edmundo "Yiyo" Fernández y otra información, es que entendí que no sabía lo suficiente de fútbol. No tengo una vida destinada a eso, nunca la tuve, y es así que planteé la idea de que fuera un trabajo con Agustín. A ellos les pareció también el idóneo, el que tenía que cumplir esa tarea. Siempre pongo esta comparación: si vos no podés cuidar a tu hijo, ¿a quién se lo dejarías a cargo? Y la respuesta fue Agustín, con quien terminé creando o curando este material.
Agustín Lucas (A.L.): Hay algo importante de lo que dice Regina, que es que ella cuenta que se mudó a los 19 años, pero se mudó del campo al pueblo. Toda esa fuerza de la localía es lo que después le termina dando la forma al libro. Poder verlo como montevideano me permitía cristalizar algunas cosas que se veían medio borrosas por el hecho del paso del tiempo. También el estar inmerso en la literatura más futbolera, que de repente me permitía visualizar qué cosas eran las importantes en ese manuscrito. Pero después de pasarlo en limpio, nos fuimos dando cuenta con Regina de que nuestra palabra no iba a estar explícita en el libro. Empezamos a tomar decisiones más de edición sobre lo que ya había.
R.R.: Sí, nuestras miradas se complementaban, porque él dedicó toda su vida al fútbol. Y esa extranjería, esa cuestión de forastero que viene con el amor al fútbol pero descontaminado del detalle, de la anécdota, de la historia, aportaba una perspectiva totalmente nueva. Yo aportaba el nexo con el temple del pueblo. Entonces sí es muy cierto lo que dice Agustín, fue más que nada un trabajo de armado, de curaduría. Además hay algo que no es menor, y es la amistad que nos une a los dos. Creo que Agustín en parte atiende esta historia no solo porque ama el fútbol, sino porque vio mi necesidad de atender este pedido y confió en que había algo digno y noble que contar y mostrar.
¿Quién te plantea la idea de hacer un libro?
R.R.: Me la plantea el equipo que integró la directiva de San Rafael del 2023 y parte de 2024. Sobre todo la figura de Laura, una directiva de 2023. Ella tenía muy presente que esto tiene un gran valor para el club, para su identidad.

Cortesía de producción
Fue un trabajo centrado en la curaduría. ¿Cómo fue el proceso de investigación para acceder al material original?
A.L.: Lo que pasó fue que cuando transcribimos ese manuscrito, a mí me re tentaba, por ejemplo, corregir algunas cosas. Lo miraba desde mi lugar de escritor, y seguro si lo miraba Regina también iba a encontrar cosas. Pero nos fuimos apegando a la propia voz de quien lo había escrito, y no sacamos nada. La edición fue más bien algo de orden, de pasar en limpio, pero no de quitar o de perfeccionar, sino de mantener esa voz. Quienes habían escrito lo hicieron de una manera que los representara a ellos como veteranos y partícipes del club, entonces lo que hicimos nosotros fue respetar un poco eso. El orden, las decisiones de las apariciones, nombrar a los equipos de diferentes épocas.
R.R.: Tuvimos suerte en que ese manuscrito ya guardaba y cuidaba la historia del club desde su fundación hasta sus 70 años. Es un material que nos ahorró mucho trabajo de archivo. Pero como bien dijo Agustín, empezamos a ver en este ausentarnos de nuestras voces que si bien no íbamos a escribir nosotros, nuestra mirada sí iba a iluminar o a complementar esos 10 años que estaban faltando, para lograr que dialogaran con la historia. Y es ahí que surgió una serie de entrevistas que planteaban ese salto en el tiempo, del pasado al presente. También mirando al futuro; cuando se habló con las niñas del femenino, las adolescentes, las jóvenes. No solo se hacía ese ida y vuelta, sino que también se actualizaba. Respecto a eso que decía Agustín de ausentarnos nosotros como escritores, asumimos que podría haber sido una expectativa que no conformara, porque quizás terminaría siendo un libro de crónicas que no atendería lo estilístico y lo literario.
No quiere decir que el manuscrito del Yiyo no tuviera sus giros y sus cuestiones poéticas, o que las entrevistas no las tengan, ni que este recorte no lo tenga en general. Claro que lo tiene, pero no desde esa letra minuciosa. Como anécdota, hace unas semanas me encontré con uno de los partícipes de San Rafael que salió campeón frente a Central. Él decía que el libro le había encantado, pero que se encontraba con expresiones que no estaban, por ejemplo, bien formuladas. Porque respetaban, como decía Agustín, la oralidad. La espontaneidad. La voz de ese personaje. Y eso lo tuvimos presente con Agustín, pero creo que lejos de ser una debilidad, es una fortaleza del libro. Es algo que aporta al estilo del libro también.

Cortesía de producción
¿Cómo fue el trabajo de interpretación o adaptación de las modalidades de escritura realizada tantos años atrás? ¿Significó un reto?
A.L.: Lo mantuvimos como estaba, por esta misma cuestión de sostener la propia voz del pueblo. Creo que también nos pasó que una vez, metidos adentro de esas crónicas que había escrito Yiyo, en un momento la propia forma nos empezó a gustar también. Su forma de contar. Hoy en día están presentes los hijos de los jugadores que se mencionan, o esas familias se terminaron uniendo y hoy son nuevas familias. Es algo originario de la zona; la historia del club se fue forjando al mismo tiempo que la historia del pueblo y la de esos nombres que mencionaba el Yiyo. Quizás lo más poético para mí sea la valija que está en la portada, que es la valija de Ricardo Reyes. Fue el kinesiólogo de ese momento, y por eso tenía esa valijita. Pero después terminó siendo presidente, empleador, jugador, y la parte más importante que siento que tiene su historia, es haber sido canchero. En las crónicas se narra cómo el tipo medía los charcos después de la lluvia, pensaba dónde había que poner arena para cubrir ese pozo.
R.R.: Pero a su vez el pueblo también lo conoce como Don Ricardo, que llevaba el apunte de todas las cosas que se hacían en general en el pueblo. Era como una especie de censista, no sé cómo decirlo. Llevaban registros de todo tipo del pueblo; fechas, pertenencias de la gente, me arriesgaría a decir que era alguien que quería mucho a su pueblo y a su gente. Ahí es donde la historia del club coincide con la propia formación de identidad del pueblo; uno y otro son casi lo mismo. En algún punto se han forjado uno al otro.
¿Sienten que la idea de escribir un libro se plantea desde una necesidad de dar a conocer al club hacia afuera, o que se pensó en los propios hinchas y en el agradecimiento a una comunidad que ya está formada?
A.L.: Siento que se quisieron registrar esos 80 años, y quizás empezar a registrar unos 80 años nuevos. Eso es un poco para adentro del propio club y del propio pueblo, pero también es un registro para afuera, porque el fútbol en el interior es forjador del fútbol uruguayo en general. De las selecciones hasta el día de hoy, nuestros máximos ídolos son todos del interior, y todos surgieron de ese tipo de clubes. Entonces, ¿por qué no contar la historia de un club del que no surgió Suárez ni Cavani, sino que surgieron un montón de nombres de historias que tejieron la propia identidad?
R.R.: También elementos de identidad del propio fútbol de San José. Llegan los 80 años y sienten que han hecho un montón de cosas, pero les resulta agotador. En algunos casos tampoco están presentes los partícipes para seguir contando todo eso. Pero fue en este proyecto fue donde evidencié realmente el poder de la escritura. No solo como fijación y conservación de una identidad, sino también como acervo para partir de ahí. Un ejemplo es que a partir de este libro un montón de personas se enteraron de cómo surgió el cuadro, porque no lo sabían. O el porqué de esos colores, y así mil cosas; cómo su cancha fue la primera que tuvo luz luego del estadio de San José. Cosas que son únicas para ese adentro, pero también únicas para ese afuera que podría ser San José en general, o como bien dijo Agustín, una representación de lo que es hacer cultura a través del fútbol en el interior.
¿Ya habían trabajado previamente en proyectos centrados en la curaduría de archivo histórico?
R.R.: Esta experiencia fue única. Yo participo como poeta en antologías, escribí mis libros, ahora estoy escribiendo narrativa, en algún momento ocupé un rol más crítico en una antología de poetas ultra jóvenes, pero no trabajé así y mucho menos en conjunto, en una co-autoría. Igual yo siempre destaco que la labor y el puntal acá fue Agustín, que es el que tiene la pluma de fútbol y de este género. Mi rol fue más que nada acompañarlo, pero es mi primer libro con estas características.

Cortesía de producción
¿Ayudó la experiencia previa en el periodismo?
A.L.: Sí. Por escribir sobre fútbol desde hace un montón de tiempo ya me era cercana esa forma, entendía dónde podía llegar a estar el interés. Había tenido la experiencia de hacer un libro en el club en el que yo jugaba en ese momento, junto con un amigo chileno. Después habíamos hecho algo similar cuando jugué en Liverpool, con Mincho, que es periodista. Hicimos una especie de contrapunto de crónicas contando un poco la actualidad del club con base en la historia. Pero era nuestra pluma en ese momento, esto fue otra cosa. Fue tomar el archivo y ver cómo vivía por sí solo.
Si tuvieran que decir qué es lo que hace especial a San Rafael, ¿qué destacarían?
A.L.: Yo siento que es una de esas "historias mínimas", como las que contaba Carlos Sorín en la película Historias mínimas (2002), que a la vez son máximas y son gloriosas. Marcan el rumbo de una ruta, en la que de repente aparece un pueblo y aparecen familias, y las familias se juntan y se arma una especie de comunidad. Que el fútbol exista en el medio de eso tiene un anclaje cultural que nos identifica, seamos de donde seamos. Yo siento que el libro se puede leer tanto si sos hincha de Ferro Carril de Salto como de cualquier equipo, porque te vas a sentir identificado de alguna manera con ese devenir de la historia del club al rededor del pueblo, o al revés.
R.R.: Pensando en cómo es el pueblo hoy, cómo es Rafael Perazza hoy, San Rafael es inevitable. Ya sea para los hinchas como para quien no le interesa el fútbol, San Rafael igual está, porque nuclea una identidad. O se necesita el salón, o se hace algo en la cancha, o un familiar jugó o juega ahí; es decir, culturalmente es inevitable. Es un lugar que ha forjado o que es parte de todo. Y eso me parece que es lo más interesante, porque es lo que contiene al fútbol y no contiene al fútbol. Por eso es un "club social y deportivo". A su vez, en eso inevitable, es que yo descubrí por primera vez el poder ser hincha de un cuadro. Porque en realidad intenté ser de Nacional, o mi hermano me intentó hacer de Peñarol. Siempre me gustó el fútbol, pero nunca entendí el fanatismo del hincha. Por qué ser hincha.
Hoy hoy hincha de San Rafael porque entiendo esta historia, porque veo lo que la gente le ha dado: hombres y mujeres, abuelos, padres, nietos, yo misma jugué. Entonces eso es también lo que me representa. Un cuadro que es el pueblo, con todo lo que es el pueblo: sus contradicciones, sus alegrías, sus tristezas, sus discrepancias. Pero que hay algo que hace que todos estén nucleados ahí. El otro día estaba esperando el ómnibus para venirme para Montevideo y estaban celebrando en la sede uno de los triunfos. Era hermoso ver cómo los autos pasaban y tocaban bocina, los camiones, la gente, había toda una dinámica aunque esa gente no estuviera allí con ellos. Esa historia que dice Agustín que refleja el detalle mínimo, pero que para esa gente y para nosotros es todo. En una de las banderas de la hinchada se lee: "Para el mundo sos nada, para mí sos todo". En otra, "un pueblo atrás tuyo". Todas esas expresiones dan identidad.

Cortesía de producción
¿Dirías que el cuadro de fútbol es una excusa para muchas otras cosas?
R.R.: También, son ambas cosas. Es el fútbol y todo lo que despierta en este país, como bien dijo Agustín. Toda la cultura del fútbol que se desatiende o no se pondera y existe, pero también es lo social que se desborda de ahí, y que es tan rico y valioso como lo otro.
¿Y hasta qué punto sienten que el libro también fue una excusa como para hablar de otros temas que trascienden al fútbol?
R.R.: En mi caso, desde el momento en que me invitan. Ese momento para mí fue muy importante, porque hay un dicho que dice "nadie es profeta en su tierra". Pero en mi caso fueron mis vecinos a buscarme para hacer un libro sobre lo que más quieren. Eso para mí fue algo hermoso y una responsabilidad muy grande. Por eso no tuve vergüenza al decir que no podía sola, porque yo no quería dar algo que no estuviera a la altura.
A.L.: Además, la directiva convoca a Regina en un momento en el que las mujeres participaban en la toma de decisiones dentro del club, y antes eso no sucedía. Eso también nos permitió contar otra parte de la historia, que quizás en los libros de clubes no fue tenido en cuenta, que es el rol histórico de la mujer. Antes no había fútbol femenino y ahora sí lo hay. Eso también marca un poco el alcance de lo que se puede llegar a decir en un registro como es el libro.
R.R.: Y también el ir a buscar una mujer, en mi caso. Eso me parece interesantísimo, yo creo que en el departamento no hay otro libro de fútbol en el que haya participado una mujer. Además, algo que dice Agustín es muy cierto. Los libros de clubes, o al menos muchos de los que he visto, porque no quiero decir todos, generalmente abordan algo más de álbum- libro, con información dispersa. Pero con Agustín siempre tuvimos la idea de que el libro iba a ser una narrativa. Que iba a estar fortalecido en el aspecto literario. No queríamos mostrar información dispersa y miles de fotos, como esos libros que apuntan a un compendio de información y de archivo. Este no, este iba a apuntar a otras cosas: a la emocionalidad, a la épica, a la anécdota, y creo que eso quedó bien fijado.
Si Regina no hubiera trabajado en el proyecto, ¿sienten que igual se podría haber abordado con esta perspectiva de género?
R.R.: Si estaba Agustín, sí.
A.L.: Hubiera sido muy distinto. Pero es como dice ella, también es muy orgánico. Es una directiva en la que por lo menos hay paridad, y donde las mujeres tienen el mismo poder de decisión que los varones. Van a buscar a una mujer escritora que es local para que escriba la historia de un club. O sea, orgánicamente el libro ya está naciendo desde otra perspectiva.
R.R.: Además, no tuvimos que indagar para encontrar a las mujeres en la historia de San Rafael. Las mujeres salen en los discursos de sus esposos jugadores, de sus esposos dirigentes o de ellas mismas. No están difusas ni perdidas. Son mujeres que jugaron de forma persistente y que si bien no llegaron a formar un cuadro oficial, todo el mundo sabía que jugaban al fútbol. No nos costó nada que aparecieran las mujeres en el libro, se daba naturalmente.
Por Catalina Zabala
catazabalaa
Acerca de los comentarios
Hemos reformulado nuestra manera de mostrar comentarios, agregando tecnología de forma de que cada lector pueda decidir qué comentarios se le mostrarán en base a la valoración que tengan estos por parte de la comunidad. AMPLIAREsto es para poder mejorar el intercambio entre los usuarios y que sea un lugar que respete las normas de convivencia.
A su vez, habilitamos la casilla reportarcomentario@montevideo.com.uy, para que los lectores puedan reportar comentarios que consideren fuera de lugar y que rompan las normas de convivencia.
Si querés leerlo hacé clic aquí[+]