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Contenido creado por Federica Bordaberry
Cine
El mundo no es hogar

“Ya no me siento a gusto en este mundo” y otras dolencias de la soledad

No dejarán de existir personas que solo piensen en su bienestar sin tener consideración por lo que les rodea.

12.07.2022 10:46

Lectura: 6'

2022-07-12T10:46:00-03:00
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Por Diego Sardi

Título original: I Don't Feel at Home in This World Anymore / Director: Macon Blair / Año: 2017

País de origen: Estados Unidos / Duración: 1 hora y 33 minutos / Disponible en Netflix

¿Tiene sentido esperar que el mundo sea nuestro hogar? Y no me refiero a “casa”, un mero lugar físico habitable, sino a “hogar”. Al espacio donde nos sentimos seguros y al que pertenecemos. Donde compartimos con otras personas con las que nos cuidamos mutuamente. Donde prima un sentido de comunidad por encima del de individualidad. Y no hablo de un lugar donde poder pasear tranquilos como Blancanieves con un cesto de frutas en la mano mientras cantamos rodeados de pajaritos -ese tipo de alegría se me hace detestable y quienes la viven me parecen psicópatas- sino donde haya un mínimo ejercicio de salir de uno mismo para pensar en el cuidado del otro.

Ruth, la protagonista treintañera de la comedia I Don´t Feel at Home in This World Anymore, se pregunta lo mismo. Lamentablemente, en su día a día solo encuentra evidencia de que la respuesta es “no”. La gente le deja caca de perro en el frente de la casa, se le cuela en la fila del supermercado, maneja camionetas tuneadas sin preocuparse por la cantidad de humo que escupen y le spoilea el final de la novela que lee. Todos tenemos razones para creer que este mundo es un lugar inhóspito. Alcanza con escuchar la música a tope de las fiestas que hacen nuestros vecinos de madrugada o a quienes se aferran de la bocina cuando el tráfico está atascado creyendo que la gente no avanza sencillamente porque no quiere.

“¿Qué onda la gente?”, parece preguntarse Ruth, indignada y decepcionada. A veces me pregunto lo mismo. Cada día intenta volver a creer en la humanidad, y sigue con su trabajo de asistente de enfermería, pero hasta los moribundos que cuida son seres racistas detestables. Nuestra protagonista ingenua toca fondo cuando descubre que alguien entró a su casa y le robó sus pertenencias. La policía acude a la escena del crimen, pero rápidamente la dejan por su cuenta. El detective le pregunta si trancó la puerta al irse porque parece que los ladrones no forcejearon la entrada, pero Ruth no recuerda si lo hizo o no. “No les dé la oportunidad”, le dice el hombre dejando claro de quién fue la responsabilidad de lo ocurrido y que probablemente no volverá a saber de los objetos robados.

En una sociedad que opera según la ley de “sálvese quien pueda”, la culpa es de quien anda con la guardia baja. Casi todos los personajes de esta historia se dieron por vencidos en este mundo roto que no hay forma de arreglar. Sin embargo, Ruth se cansa de la violación y abuso constante por parte de la gente y decide tomar las riendas de la situación buscando ella misma lo que le robaron. En esa indignación y rabia encuentra la fuerza para empezar a poner los límites que las otras personas no están respetando.

En un intento de investigación detectivesca e improvisada, su vida se tiñe de aventura y conoce a Tony, un vecino flacucho y excéntrico que actúa como una suerte de ninja (aunque su estilo es de Okinawa, según aclara luego) dispuesto a terminar con las injusticias del mundo. Ruth encuentra en este héroe defectuoso y amateur a alguien que por primera vez le pregunta: “¿Puedo ayudarte en algo?”. “Esto nos afecta a todos”, agrega tras tomarse exageradamente personal lo que le pasó a su vecina y robarnos una carcajada. Juntos empiezan una búsqueda casi infantil de las pertenencias de Ruth que ya habían sido vendidas por los ladrones y que increíblemente recuperan. Los dos personajes celebran la victoria y haber encontrado a un aliado en este mundo.

Embriagada por la victoria y aún dolida por el robo, la protagonista decide ir más lejos y buscar a los ladrones para confrontarlos. Su intento de ponerle límites a la gente para que no abusen de ella se convierte en una cruzada de venganza para explicarle a los criminales que no pueden hacerle eso a los demás. “Quiero que las personas no sean imbéciles”, dice en un momento. Su ingenuidad se contamina de la rabia contra la sociedad que se venía gestando en ella y la lleva a convertirse en lo que tanto detesta: una persona desconsiderada, violenta y abusiva. Cruza la línea entre hacerse respetar y abusar de los demás, entre la asertividad y la agresividad. Así, Ruth queda sola, porque cuando Tony se da cuenta de lo que está pasando, decide abrirse de la búsqueda decepcionado ya que no es su forma de habitar este mundo.

La protagonista no tiene casi tiempo para reflexionar sobre lo ocurrido porque en ese afán de venganza se metió en un submundo muy oscuro con criminales peligrosos que ahora vienen a buscarla. De un momento a otro, Ruth se ve enredada con estos ladrones que la fuerzan a convertirse en uno de ellos. Solo cuando enfrenta en lo que se convirtió encuentra la oportunidad de redimirse, teniendo que pelear por salvar lo único que descubrió que hace de este mundo algo parecido a un hogar: un aliado como Tony.

I Don´t Feel At Home In This World Anymore cuenta una historia que combina géneros y tonos muy variados. Comedia negra, parodia, drama y thriller (del detectivesco entretenido y del oscuro y tenebroso). Pero el humor es una constante en esta película que nos trae a una protagonista, deprimida y decepcionada con el mundo, a la que le demuestra que saliendo de su propio drama y dejándose de tomar todo tan en serio es que va a poder encontrar un camino.

“...cualquiera puede hacer cualquier cosa, si se lo permites”, le dicen a Ruth, tratando de cambiar su visión ingenua del mundo. Y en parte tienen razón. No dejarán de existir personas que solo piensen en su bienestar sin tener consideración por lo que les rodea. Sí, es difícil hacer del mundo tu hogar cuando está regido por esa regla. Sin embargo, la historia relativiza esa máxima, mostrando que no es la premisa de todos sino que por ahí hay vecinos perdidos que se creen héroes ninjas al servicio de la comunidad, y que uno de los superpoderes más valiosos es mantenerse inmune a la desconsideración de los otros y no desesperar. Ya con solo mantener la esperanza están haciendo de este un lugar mejor.

Por Diego Sardi