Cuando se enteró de la muerte de Ítalo Calvino, en setiembre de 1985, John Updike (1932), escritor y poeta americano, dijo:

“Calvino era un genio además de un escritor brillante. Llevó la ficción a nuevos lugares donde nunca antes había estado, y de regreso a las fabulosas y antiguas fuentes de la narrativa" (según The Paris Review).

Cuando eso sucedió, se hablaba de Calvino como el escritor italiano más importante y con más influencia en la literatura mundial. Sus novelas y sus historias fantásticas se habían escapado del Mediterráneo para llegar a todos lados.

Nació un 15 de octubre de 1923 y se lo categoriza de escritor neorrealista. Nació, además, en Santiago de Las Vegas, un suburbio de La Habana. Su padre, Mario, era un agrónomo y su madre, Eva, originaria de Cerdeña, era científica botánica.

Poco después del nacimiento de su hijo, los Calvino regresaron a Italia, específicamente Liguria. Creció entre la ciudad costera de San Remo, donde su padre dirigía una estación experimental de floricultura, y la casa de campo de su familia en las montañas, donde su padre tenía un cultivo de pomelo y palta.

Habiendo crecido en San Remo, luego estudió en el departamento de agricultura de la Universidad de Turín. Cuando Liguria fue ocupado por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, Calvino evadió el fascismo y se unió a los partisanos.

Fue ahí donde comenzó la escritura, con sus experiencias sobre la guerra. Una vez terminado ese período, volvió a los estudios, pero desde las letras. Durante esta época escribió su primera novela, El camino al nido de arañas (1947), que presentó a un concurso de la editorial Mondadori.

Los años lo llevaron a desarrollar una literatura que consiste en la experiencia existencial. Conjugando la razón, lo lúdico, lo fantástico, logró a lo largo de su obra aquello que debe hacer la literatura: ser espejo de lo humano.

Publicó ensayos, artículos, dio entrevistas de una reflexividad extrema, pero también publicó muchísima ficción. Ejemplos de ello son El Vizconde demediado (1952), El barón rampante (1957), Las cosmicómicas (1965), Las ciudades invisibles (1972), Si una noche de invierno un viajero (1979).

A continuación, cinco frases de la obra de Calvino que no son necesariamente representativas de su pensamiento, pero que evocan su pluma fantástica, poética y observadora.

“Cuando dos han dormido juntos es otra cosa, por la mañana los dos emergen del mismo sueño, los dos son iguales”.

La aventura de un matrimonio (1958)

“Consideraba los libros un poco como los pájaros y no quería verlos quietos o enjaulados, decía que se entristecían”.

El barón rampante (1957)

“Supo convertir su amor por este elemento arbóreo, como ocurre con todos los amores verdaderos, en algo despiadado y doloroso, que hiere y cercena para hacer crecer y dar forma”.

El barón rampante (1957)

“Crecer en círculos concéntricos, como los troncos de los árboles que cada año aumentan una vuelta”.

Las ciudades invisibles (1972)

“La memoria es redundante: repite los signos para que la ciudad empiece a existir”.

Las ciudades invisibles (1972)