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Teatro
Lo que vale la pena

Andy Kusnetzoff, entre las cosas maravillosas de la vida y la búsqueda de nuevas historias

El periodista argentino conversa sobre “Las cosas maravillosas”, la unipersonal que protagoniza y que llega a Uruguay el 21 de marzo.

06.03.2024 19:26

Lectura: 8'

2024-03-06T19:26:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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A  Andy Kusnetzoff le gustan las historias. Crearlas, escucharlas, y también compartirlas. Es él mismo quien lo dice, pero aunque no fuera así, su trayectoria lo apoya.

Primero en Caiga quien caiga (CQC), desde 1995 hasta 1999, y luego también en 2001. Un programa controversial y entretenido en mismas proporciones, donde un jovencísimo Kusnetzoff mojaba los pies en el agua de los medios y ganaba reconocimiento. Desde darle un beso a Angelina Jolie hasta entrevistar a Pelé. Al mismo tiempo, su voz se podía escuchar en Radio Mitre, en su programa Tarde de perros, desde 2002 hasta 2020.

En la actualidad, continúa en la radio y en la televisión. En el primer medio, con Perros a la calle por FM Urbana Play. En el segundo, con el programa Podemos hablar, donde numerosas personalidades encuentran una oportunidad para reflexionar sobre sus vidas. El programa tuvo tanto éxito que incluso se adaptó en Uruguay, con Gonzalo Cammarota en la conducción.

Queda más que claro, entonces, que el tipo de periodismo que le gusta a Andy tiene mucho que ver con las historias. Pero ahora esa afición se trasladó a un universo performativo y artístico.

Las cosas maravillosas, la obra de Duncan Macmillan y Jonny Donahoe, llegó a Buenos Aires en 2022. Ahora, bajo la dirección de Mey Scápola, Kusnetzoff se embarca en el desafío de protagonizarla y se encuentra con una nueva manera de hacer lo que más disfruta, que es contarle una historia a otros.

Las cosas maravillosas llega a Montevideo el 21 de marzo y se presenta en el Auditorio Nacional Adela Reta. Las entradas pueden adquirirse aquí.

Foto: cortesía de la producción

Foto: cortesía de la producción

Tus dos padres son psicólogos y vos también estudiaste psicología, antes de periodismo. ¿Cómo influye tu formación y tu herencia en lo que hacés hoy en día?

La psicología es lo que recibí, con lo que me educaron, y lo que estuvo dando vueltas en mi casa por mucho tiempo. En el periodismo que yo hago, que es bastante personal, uno tiene que echar mano de todas las herramientas y los recursos que tiene. Sin duda los míos vienen muchísimos de ahí. Si bien no terminé la carrera, a veces te educa mucho más algo en esa edad, en la que uno absorbe todo lo que podés estudiar, así que sin duda influye muchísimo.

Venís a presentar Las cosas maravillosas, una obra unipersonal que anteriormente fue protagonizada por actores como Pedro Lanzani y Franco Masini. ¿Cómo te preparaste y qué desafíos encontrás al ocupar este rol?

Cuando me lo dijo Mey [Scápola], yo le dije: “No, yo no estoy para hacer teatro”. Después vi la obra, la versión que se hizo en Nueva York, de HBO, y a los diez minutos llamé y dije: “La hago”. La obra tiene algo espectacular, que es que el público forma parte de la construcción de la obra. Es una obra realmente muy linda. Al principio no sabía si la iba poder hacer o no, me tuve que preparar mucho. Mientras me preparaba igual dudaba si iba llegar, porque es muchísima letra, hay que interpretar. La verdad es que lo veía como algo difícil, pero con mucho tiempo y con la mano maestra de Mey, la directora, lo logré. Con mucha dedicación logré aprenderme esa letra y poder interpretarla, la verdad es que me pone contento porque es una obra hermosa.

Si bien no es tu primera experiencia teatral, ¿qué hallaste en ese público que tiene un rol tan importante durante la obra?

Encuentro lo mismo que trato de encontrar en los programas que hago, tanto en la radio como en la televisión, y es generar algo. La verdad es que todas las noches que la hago siento que genera muchas risas y muchísima emoción. Si vos lográs que el espectador se lleve algo, se movilice, se sensibilice, tu trabajo está hecho. Me llevo un montón. Esa sensación de haber contado una historia que a vos te pueda transformar durante un rato, hacerte reflexionar o pensar.

Es una obra que lleva a la introspección. Conforme la fuiste preparando, ¿te hizo tener algún momento de reflexión?

La obra te abre la puerta a algunos temas que, por ahí, no todo el mundo está familiarizado, como por ejemplo de salud mental. Pero, más que nada, para mí es una obra que habla de la vida. De darse cuenta de que la vida son momentos y pequeñas cosas que, en este relato, se van contando a través de alguien que hace una lista de cosas maravillosas. Son cosas pequeñas. Reírse hasta que te salga chocolatada de la nariz, conseguir un lugar para estacionar o la luz del sol. Una lista muy muy larga de cosas chiquitas, y creo que eso es lo que uno aprende.

A veces, uno tiene una expectativa de: “Vida, sorprendeme con un momentazo”, y no sé si está llena de momentazos la vida. Tiene picos, como son el nacimiento de un hijo, la muerte de alguien querido. Los grandes temas que hablo siempre con Rolón: la vida, la muerte, la angustia, el miedo, el amor. Ahí transcurre la vida. Pero mientras tanto, no es que todos los días tenés esos titulares, sino que el amor se ve en cómo tu pareja te hizo un desayuno, o cuando te agarró miedo por un ruido en una tormenta. Se cuentan así esos grandes temas, en una lista enorme. Eso es lo que define un poco la obra, darse cuenta de que la vida es esta y todos los días tomás contacto con estos temas.  

Foto: cortesía de la producción

Foto: cortesía de la producción

En este caso se muestra de una manera más clara, pero todo lo que venís haciendo se trata de eso. En Podemos hablar intentás hallar junto a tus invitados ese lado B, también llevás a personalidades como Rolón a la radio. ¿Hay una sinergia entre todo lo que hacés y lo que buscás comunicar?

Absolutamente. A mí me gustan las historias, trato de escuchar historias y contarlas, sacarle una buena historia a alguien, que la gente se abra y se emocione. Esta obra me representa un montón porque tiene todas las cosas que hago, pero descripto de manera magistral. Todo con la participación del público, por lo tanto, cada función es diferente, depende mucho de la energía de la gente. Mezclo risas y emoción en vivo. Si me preguntás, es a lo que me dedico hace 30 años.

El público te conoce hace mucho tiempo, desde CQC a Podemos hablar y también en distintas facetas. ¿Cómo te llevás con ese grado de exposición por tantos años?

Para mí es positivo. CQC ya me queda más lejos, porque es muy impactante en mi carrera, de ahí salieron muchas cosas. Pero tenía 24 o 25 años, después hice varios programas más. Pero, por ejemplo, en la radio hace 22 años que hago un programa y ya es un clásico. La gente me dice: “Uy, me recibí con vos”, “uy, tuve hijos escuchándote”, “uy, te escuché toda mi adolescencia”, y es algo lindo. Pensá, tu laburo fue acompañar sin enterarte a un montón de gente y fueron compartiendo todas esas cosas que yo aprendí, y yo crecí al aire y los oyentes crecieron al aire. Yo también me separé, tuve hijos, perdí seres queridos igual que la gente.

La vida va pasando con alguien que no conocés, pero como si fuera un amigo, esa es la magia de la radio. Después, la gente te va compartiendo distintas etapas de tu vida. CQC, que era más un periodismo zarpado, o Podemos hablar, que es una cosa más reflexiva, pero siempre estás ahí, tratando de ser auténtico en lo que sentís y hacés. Mientras vos tengas verdad y no te conviertas en un careta, creo que las cosas más o menos salen, con más éxito o menos. Pero yo a lo que no quiero llegar nunca es a caretear, a ser alguien que no soy adelante de una cámara, un micrófono o en un escenario.

Foto: cortesía de la producción

Foto: cortesía de la producción

¿Una de las cosas maravillosas en la vida de Andy Kusnetzoff es su trabajo?

El trabajo, seguro. Porque la verdad trabajar de lo que te gusta no solo es una cosa maravillosa, sino también un privilegio que muy poca gente tiene. Yo soy muy consciente y me angustia mucho la situación social y la situación de todos, al menos acá en mi país, así que lo tomo como un privilegio más que nunca. Igual, las verdaderas cosas maravillosas, lo que te puedo decir que aprendí después de todos estos años es tener un lugar, una familia, que no deja de ser lo más importante. En un momento yo daba la vida solo por el trabajo, pero la verdad es que después van cayendo las fichas y uno va entendiendo más qué es importante y qué no. Es un crecimiento, aprendí con la experiencia, terapia, todo junto.

Vas a presentarte en el Auditorio del Sodre, uno de los grandes recintos culturales de Uruguay, ¿cómo es para vos presentarte en un auditorio con ese prestigio?

Tengo entendido que es un auditorio enorme y prestigioso, al que fueron artistas increíbles. Yo voy a tratar humildemente de honrar esa historia, dando lo mejor en esta obra que es muy linda. Ojalá que salga bien.  

Por Sofía Durand Fernández
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