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Contenido creado por Manuel Serra
Música
¿Estoy mirando lo que pasa y qué?

Babasónicos copó Buenos Aires y volvió a adorar la “trinchera” en tiempos de incertidumbre

Los argentinos hicieron dos Movistar Arena colmados hasta la manija y demostraron por qué siguen siendo una banda única en su especie.

17.06.2024 14:01

Lectura: 6'

2024-06-17T14:01:00-03:00
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Por María Road

Babasónicos siempre estuvo diez años por adelante. Desde la salida de Pasto en 1992, un disco debut que entremezcló la neo-psicodelia, el baggy y el funk rock, se erige de manera inmarcesible como uno de los grupos argentinos más disruptivos y modernos. De toda la camada de bandas prometedoras e irreverentes de la década de los 90s conocida como el Nuevo Rock Argentino (con nombres en sus filas como Juana La Loca, Peligrosos Gorriones, Demonios de Tasmania, Martes Menta y más) son el mayor estandarte que, al día de hoy, colma estadios y grandes festivales atravesando todas las generaciones, y este dato se vuelve palpable en cada uno de sus recitales. La concurrencia es mayoritariamente de jóvenes entre dieciocho y treinta años, conformada transversalmente por revisionistas, curiosos y nostálgicos contemporáneos a su época, un dato no menor si se pone a comparación del público de la mayoría de bandas de su generación. Siempre frescos, a la vanguardia y sin oxidaciones con el correr de los años, tienen su nombre sellado en el Olimpo del rock argentino –y latinoamericano, me animo a decir también– y cada recital es una ceremonia donde no dejan de sonar hits cruciales para la cultura argentina y su contexto socio-político durante los últimos treinta años.

Luego de su presentación en el Campo Argentino de Polo en un tormentoso día de diciembre 2023, llegaría el turno de copar nuevamente el Movistar Arena Argentina, el viernes 14 y sábado 15, con localidades completamente agotadas en los dos primeros shows en el país desde entonces. El primer día fue tendencia en redes argentinas y el segundo no se quedó atrás.

Pasados apenas 15 minutos de las 21 horas del 15 de junio arribó al escenario el magnético conjunto liderado por Adrián Dargelos y el público comenzó su fiebre: “Tajada”, el más reciente single de su carrera inauguró una noche candente, seguido instantáneamente por “Fizz” y “La Izquierda de la Noche”, oscilando de esta forma entre los sonidos más recientes de su ecléctico catálogo y el trascendental sello de su gran obra Jessico.

Foto: Martín Bonetto

Foto: Martín Bonetto

La actitud provocadora y encantadora de Dargelos comenzó a dar la nota entre sus bailes, miradas y guiños seductores, maridando perfectamente con el clímax que evocó la siguiente canción, “En Privado”, mientras el carismático frontman rezaba: “Pasa que sos tan hermosa y yo estoy hechizado / Y esto no tiene remedio”. A continuación, llegó el momento de “Cretino”, una de las canciones más destacadas de su disco Discutible (2018) plagada de crípticos mensajes de crítica social en la que Mariano Roger exclama el coreado estribillo: “Esto no es el festival de la canción”. El guitarrista también tuvo sus momentos de encanto e interacción con el público durante toda la noche entre acercamientos constantes.

Foto: Martín Bonetto

Foto: Martín Bonetto

La temperatura ya estaba alta en el Movistar Arena y el fuego de la comunión terminó de encenderse con los primeros acordes de Sin Mi Diablo, uno de los himnos del mítico álbum Infame (2003), cuyo surf rock evoca a las mejores fantasías western. Este fue el primer gran pogo de la noche y esta canción veloz y galopante no invitaba a menos.

Un segundo regreso a Discutible de la mano de “Adiós en Pompeya” decantó en otro de los puntos altos de la noche con “Irresponsable”, uno de los temas insignia de la banda que fue cantado a los gritos. Después de nuevamente revisitar diferentes eras de la banda con “Tormento” y “El Colmo”, tomó el espectáculo un bloque dedicado a “Trinchera” con una seguidilla difícil de superar: “Lujo” - “Anubis” - “Bye Bye” y “Vacío”, y en la que mediante arreglos synthpop, riffs de guitarras modernos y el encanto que no perece con el curso de la discografía demostraron su solidez inquebrantable.

Estando ya en la mitad exacta de la velada y luego de tocar “Risa”, nuevamente Mariano Roger y Diego Uma tomaron las voces en el clásico “Curtis”, acompañado eufóricamente por el apasionado público. Lo que siguió a continuación fue el ritual hedonista por excelencia: “Microdancing”, una de las canciones más exitosas del siglo XXI en Argentina que sonó y no dejó a nadie quieto. El resto de la noche siguió de la misma índole: fue una eclosión de hits. Desde “Putita”, “Carismático” y “Yegua” fueron los protagonistas de esta fiesta popular.

No se trató solamente de música. El impacto también es visual como es moneda corriente en los shows del conjunto oriundo del barrio de Lanús, y en esta ocasión una estructura moderna de más de 400 metros devoraba la atención frente a las pantallas despertando curiosidad desde el ingreso al estadio de todos los fanáticos. Las visuales minimalistas e hipnóticas y la puesta de luces completaban la triada estética para una experiencia futurística.

Foto: Martín Bonetto

Foto: Martín Bonetto

Cuando las luces se tornaron más cálidas y el rojo cubrió la totalidad de la escena, la cautivadora “Rubí” comenzó a sonar y funcionó como puntapié de la triada curricular final del show constituida por “La Lanza”, aquella carta de amor y reclamos en partes iguales, el himno dance alternativo que es “Delectrico” y el gran cierre con la potencia electrónica de “La Pregunta”.

Después de un breve descanso, el grupo volvió a los escenarios para un encore que marcaría el fin de una noche para el recuerdo: “Ingrediente”, “Cicatriz #23” y la desfachatada “¿Y qué?” sirvieron como frutilla del postre de esta ocasión más que especial.

Foto: Martín Bonetto

Foto: Martín Bonetto

Y no es para menos: los Babasónicos siguen celebrándose a sí mismos como esos gigantes alternativos que jamás claudicaron ante nada más que lo que ellos desearon hacer. A través de la exploración de diferentes sub-géneros como el art rock, el pop psicodélico y el jangle pop fueron conformando una carrera más que peculiar cimentada en contundentes hits populares y sonidos poco comunes en la arista mainstream del rock argentino. Discos como Miami (1999) y Jessico (2001) fueron el soundtrack de algunos de los momentos de mayor tensión social de las últimas décadas en el país en los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De La Rúa. Miami funcionando como un retrato sardónico perfecto del polvo debajo de la alfombra después de una década menemista que conducía al colapso. Y Jessico en medio de una crisis económica de alto calibre y saliendo en julio de 2001, meses antes de los famosos y lamentables incidentes de diciembre de ese mismo año.

Estas crisis cesaron, otras se levantaron, el descontento volvió y ante tanta incertidumbre y violencia actual en Argentina, Babasónicos continúa siendo una voz contestataria para las nuevas generaciones, porque tal cual afirmó el mismo Dargelos en esa controvertida e importante declaración en diciembre 2023 en el Campo Argentino de Polo: “Alguna noche como esta nos van a venir a buscar y vamos a haber salido de la trinchera, porque lo que viene es cuerpo a cuerpo”.

Foto: Martín Bonetto

Foto: Martín Bonetto

Por María Road