Lolo Invernizzi siempre quiso dedicarse a la música, porque siempre la llevó dentro. Se crió en un ambiente creativo, y hoy forma parte de él mismo. Porque aquellas pasiones que se cultivan en el calor de una casa, son las que más tarde uno lleva consigo, vaya a donde vaya. Y aunque nos perdamos en el laberinto del mundo, siempre hay un faro que nos señala la dirección a casa. 

Además de ser hijo de creativos, es nieto del artista plástico y docente Tola Invernizzi. Hoy, luego de algunos años de experimentar y "ver qué sale" en el ámbito de la música, lanza su proyecto musical "Blua", en su primer toque en vivo. 

Con una visión concreta y sin medias tintas sobre la música, conversó con LatidoBEAT sobre el primer año de su proyecto musical, su EP "Plata" y su primer show. 

El evento tendrá lugar en Magnolio Sala, el jueves 15 de agosto. Las entradas pueden adquirirse aquí

Fotos: Javier Noceti

¿Cómo fue tu recorrido para decidir dedicarte a la música? 

La música estuvo desde siempre. Creo que fue mi primera conexión con lo sensible, con esa cosa que todos tenemos. Fue la primera manera que tuve de poder canalizar ciertas emociones, que para el momento eran nuevas. Arranqué tocando la batería, cuando era muy chico. Tenía un tío batero; empecé por ahí desde chiquito, y nunca frené. Siempre se fueron sumando cosas: después fue la guitarra, después el piano, después hacer beats, después cantar, se fue mezclando todo.

Para mí siempre fue una opción, pero creo que hubo un punto de quiebre en el que dije: "Me quiero dedicar a esto, lo veo viable, considero que tengo algo para aportar a la gente". Siempre lo vi como algo natural. Vengo de una familia en la que la creatividad y el arte estuvieron muy presentes siempre, mi abuelo era pintor, y mis viejos son los dos creativos, entonces siempre fue una opción. Nunca fue una limitante, siempre me dijeron: "Si tenés ganas, hacelo, te vamos a apoyar".

Fui haciendo canciones desde adolescente, fui teniendo mis proyectos y mis cosas. Estudié Comunicación audiovisual y a la mitad de la carrera llegó un punto en el que me di cuenta que tenía que dedicarme a la música. Ya fuera cantando, produciendo, o haciendo lo que sea. Es algo que no se elige; te toca, y si lo reprimís, estás yendo contra vos mismo y contra una fuerza mayor. 

Fotos: Javier Noceti

¿Cuáles fueron tus principales influencias musicales o artísticas? 

Me dejo estimular por todo. Ya sea música de ahora, música de antes, y no solo música. Me encanta el cine, me encanta todo. Siento que agarro data de todos lados, porque al fin y al cabo todo lo que es arte viene del mismo lugar. En cuanto a géneros, yo los veo como algo de antes, siento que hoy se mezcla mucho todo. Siento que estoy hecho de una mezcla de paletas de colores y texturas muy distintas y diversas, y me dejo sorprender por todo.

Me gusta esa música que al principio te para la oreja, por rara o por nueva, y que después a la segunda escucha te dice algo distinto. Eso para mí puede pasar con cualquier género. En este momento estoy escuchando mucha música de hoy, pero hace dos meses capaz escuchaba música de los 70. Me gusta mucho la música negra en general, el R&B, el soul, hip hop, todo. 

Fotos: Javier Noceti

Cuando componés, ¿intentás seguir los pasos de la música que escuchás, o buscás partir desde un lugar nuevo? 

Es una muy buena pregunta. Siento que aunque no lo concientices, si escuchaste algo (sea de ahora o de antes) y te mueve algo adentro, inconscientemente te queda en el disco duro. Entonces después, a la hora de hacer, quieras o no, se cuela de alguna manera. Hay veces que componés de manera re consciente, pero a mí me gusta mucho ver qué sale, y una vez que ya salió, revisar y ver de dónde salieron esas cosas. 

¿Tuviste proyectos musicales previos a Blua? 

Sí. Cuando arranqué, arranqué por dos caminos: más allá de estudiar, producía para amigos que rapeaban, y por otro lado iba haciendo mis canciones. Eso fue de adolescente, como a los 16 años. Después tuve una banda que se llamaba Kyosco, que ahora está un poco en stand- by. Queremos hacer un disco cocinado a fuego lento y estamos en ese proceso, pero está medio frenado. Siento que eso acá no se hacía mucho, que es algo más R&B, más soulero o de neosoul, que está muy buena. 

¿Ves muchas similitudes entre los dos proyectos, o son cosas muy distintas?

Similitudes, sin duda. En el fondo alguna cosa hay, porque las canciones vienen del mismo lado. Si bien era una composición más grupal, las hacía generalmente con Enzo, que es el que va a tocar la batería en este show, siento que las similitudes están. Viene de las mismas emociones, de las mismas personas. Siento que ahora estoy un poco más afilado, no porque sea más correcto, sino porque sé mejor lo que me gusta o lo que me mueve, o a lo que apunto. 

Fotos: Javier Noceti

Proyecto Blua: ¿Cómo surge la idea? ¿Por qué no conservar tu nombre como solista? 

Viene del querer desapegarse de una formalidad con la que a la hora de hacer música, no me siento tan identificado. Me encanta mi nombre, me encanta mi apellido. Es más, si se pudiera, usaría mis dos apellidos. El de mi padre y el de mi madre. Me considero bastante serio, pero a la hora de componer creo que es muy importante el juego.

Veo a la música como algo 360°, y si bien lo que me compete a mí es la música, también me compete todo lo que esta engloba: lo visual, lo conceptual, el cómo vendés y hacés tus canciones, yo creo que es un todo. El nombre "Blua" me cerró bastante; es un nombre corto, viene del azul, que es un color que me mueve mucho. 

¿Buscabas trazar una línea entre lo personal y lo profesional quizás? 

No lo pensé, pero puede ser, seguro hay algo de eso. Me gusto mucho eso de trazar una línea. 

Sacaste tu EP Plata: ¿Cómo lo describirías? 

Siento que, a diferencia de las canciones que había sacado antes, hay un poco más de instrumentos a la hora de hacer, viene mucho de la guitarra. Lo otro también venía un poco de ahí, pero había un proceso más de jugar en lo que era la producción, e ir tirando. Esto fue un poco más macerado, más cocinado a fuego lento.

No me gusta catalogar las emociones, porque todas son válidas e increíbles, pero estas vienen un poco más de adentro. Es un EP mucho más sensible, y mucho más honesto, de decir las cosas de frente. También intenta que la música sea el canal para procesar cosas que quizás en la vida no estaba procesando de la mejor manera. 

¿Entonces la rutina quizás impide ver esas metas ya alcanzadas? 

Claro. Además, seguramente todas las personas tienen grandes metas, objetivos y propósitos, y ni ahí son imposibles. Yo veo todo propósito como algo posible, y laburo todos los días para llegar a eso. Pero si no te aferrás a los primeros logros en el camino, se te hace imposible. Más ahora que estás todo el día viendo lo que hace el otro en el celular. Creo que eso es muy importante, y que si bien siempre hay objetivos y metas profesionales, siento que la música en sí tiene algo que para mí va más allá de todo.

Yo siempre digo que con la música tengo una relación de alma. Tiene una espiritualidad muy zarpada que siempre te termina cuidando, más allá de las metas y objetivos que tengas. Ella te cuida, pero vos también tenés que cuidarla a ella. Después, las cosas van a venir.

Primero está eso, que es algo sagrado: la música es sagrada. Es intocable para mí. Si vos le das leña al horno, después pasan la cosas, tampoco hay que pensar mucho. Es siempre tener los sueños abajo de la almohada, pero después vivir consciente y agradecido, y cuidar la música que es lo más sagrado que tenemos en el planeta.