Documento sin título
Contenido creado por Federica Bordaberry
Música
25 años de camino recorrido

Buceo Invisible: una mirada al pasado desde los paisajes sonoros del futuro

La banda se estará presentando el sábado 2 de julio en la sala Nelly Goitiño. La banda consolidada, a veinticinco años.

29.06.2022 13:27

Lectura: 6'

2022-06-29T13:27:00-03:00
Compartir en

Por Leo Silveira

El que avisa no traiciona, dice el dicho. Así que ya voy avisando que esta nota estará cargada de alabanzas para contar el viaje artístico que hemos recorrido junto al colectivo llamado Buceo Invisible durante dos décadas y media.

La primera vez que escuché el nombre “Buceo Invisible” fue allá por 1996-1997 y me llegó casi al mismo tiempo por un par de lugares distintos, una de las recomendaciones fue de la cantante Colomba Biasco que había integrado la “Banda Barroca” junto a Diego Presa y otros jóvenes músicos y poetas de la troupe, ahora llamada “Buceo Invisible”. Otro que insistió fue del escritor y editor Hugo Giovanetti Viola.

Y, así, una tardecita cuando salía del trabajo en una librería del Centro, me entero que a pocas del monumento al Gaucho, por Constituyente, se estaba montando un happening poético musical con Diego Presa su guitarra electroacústica, los hermanos Marcos y Santiago Barcellos. Algunos otros poetas, músicos y curiosos como yo que, sentados en el piso, llenaban el pequeño local hasta la puerta. Parado en el umbral, me quedé escuchando un rato y de verdad se notaba que algo vibraba distinto, se sentía un cosquilleo subyacente, ansioso y fermental entre esas poesías, las canciones; la energía artística auténtica siempre se percibe en esos casos.

Luego de lo que fue un primer contacto con el germen de Buceo Invisible, la primera muestra -llaman de esa manera a sus conciertos- fue una tarde de domingo en un espacio precioso llamado “La casa de los siete vientos” por la calle Gonzalo Ramírez. En esa época BI contaba con la formación primigenia donde se engarzaba la poesía de los hermanos Barcellos con las canciones de Presa, el arte gráfico de Vitola, la guitarra espacial de Fernández, el violín de Rodríguez como invitado.

El colectivo siguió juntándose los domingos y continuó creciendo, sumando integrantes, sonidos y texturas, para convertirse en una usina de arte, un refugio amplificador de amistad e ideas musicales, poéticas, y marcando un sello propio.

Han pasado veinticinco años, sus muestras estuvieron en múltiples espacios escénicos no tradicionales, desde cantinas, clubes, paradores de playa, boliches, salas teatrales -incluso fechas hermosas en el Teatro Solís-, o una de las noches más inolvidables para este seguidor devenido en cronista en el Espacio de Arte Contemporáneo -ex cárcel Miguelete- , por la combinación de la escenografía natural de esos muros con el juego de sombras presentando el disco “El pan de los locos”, en una noche que nos sacamos el frío bailando, cosa que no es común entre el público de BI.

Foto: Pablo Miranda

Foto: Pablo Miranda

Desde el principio, cada muestra del colectivo lleva un título, un nombre que contiene el concepto, un mensaje poético de la presentación, para celebrar estos 25 años la muestra se llama: “La primera mañana del futuro” y, si bien ha pasado un cuarto de siglo, el espíritu de esta presentación no es hacer una retrospectiva de toda la obra, tiene una mirada hacia adelante, con estreno de nuevas canciones para la celebrada ocasión.

El festejo será el sábado 2 de julio en la histórica sala Nelly Goitiño del Sodre, pero para conocer más sobre esta muestra tan especial, conversamos con Santiago Barcellos y Diego Presa en un alto de sus últimos ensayos, donde se ajustan sonidos y emociones.

¿Cuál era la concepción al principio hace más de dos décadas atrás de una de banda que mezcla rock y poesía, y qué es hoy Buceo Invisible?

Santiago Barcellos: Esencialmente creo que lo mismo, una banda de amigos, pero pasaron 25 años. La diferencia más notoria es que se consolidó una banda. Las primeras muestras funcionábamos con músicos invitados para cada presentación, desde el 2006 (Música para niños tristes) en adelante, es un colectivo más estable, aunque la mayoría de los integrantes pasaron de ser invitados ocasionales a formar parte fija de la banda, sumándose también Ximena Romero en la iluminación y Sebastián Santana en la parte gráfica junto a Sebastián Vitola en las visuales que dialogan con los textos poéticos y literarios.

Diego Presa: Queríamos tener una excusa para alimentar la amistad, nos basamos en el deseo de trabajar juntos, unos escribían, yo componía mis primeras canciones, otro dibujaba y nos imaginábamos un futuro de adultos donde cada uno estaría en la suya y no queríamos eso, entonces nos inventamos esto. Le buscamos la vuelta para que la poesía y que los dibujos entraran en las canciones, eso se fue desarrollando, mutando y esa es la esencia que se mantiene hoy con todos los integrantes.

Foto: Marcelo Bertolini

Foto: Marcelo Bertolini

¿Cómo es el armado de una muestra tan especial para celebrar 25 años, un cuarto de siglo trabajando juntos?

Santiago Barcellos: Como siempre, la muestra tiene un título, tiene como una historia que se va narrando a lo largo de la noche, no intenta ser una retrospectiva (ya tuvimos eso para los veinte años) visitamos algunos mojones de la banda y, si bien hay un recorrido atrás, tiene una visión hacía adelante: “La primera mañana del futuro” se llama la muestra y es como ver el pasado desde el futuro. Mirando hacia el futuro, intentamos que no sea algo nostálgico.

¿Este sábado 2 de julio con qué nos vamos encontrar los seguidores de todas las épocas y el público en general en la sala Nelly Goitiño?

Diego Presa: Primero que nada, con un grupo de viejos amigos que disfrutan y necesitan especialmente de estos encuentros. Para nosotros es un momento muy especial la celebración de estos años con toda su magia ,con todas sus pérdidas, pero acá estamos con muchas ganas con mucha fuerza.

Y nos pareció más interesante que volver a repasar o revisitar, pensar en posibles líneas de fuga, en posibles futuros, en imaginar paisajes distópicos y utópicos, pensar en lo que vendrá. Por eso, vamos a estrenar canciones y una gran parte de la muestra estará basada en nuevas composiciones. La idea es que tenga una estructura de viaje interestelar, con ese sentido de posibles mañanas.

Por Leo Silveira