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Cine
Ménage à trois

Challengers: el partido de Guadagnino que pone en juego al éxito, al amor y a la lealtad

La nueva película del director italiano utiliza el tenis como una puerta de entrada para analizar la complejidad de los vínculos humanos.

01.07.2024 15:24

Lectura: 9'

2024-07-01T15:24:00-03:00
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Por Gerónimo Kener  | @gerokener

El tenis es una relación. 

New Rochelle, Nueva York. Una cancha de tenis. De un lado, Art Donaldson, con ropa Uniqlo y raqueta Wilson. Del otro lado, Patrick Zweig, con ropa de distintas marcas y una raqueta Head, listo para recibir el saque de su contrincante. Art tiene un revés a una sola mano. Patrick tiene revés a dos manos. Van 15 iguales.

En el próximo punto, irrumpe una música techno y la cámara atraviesa la pista en dirección a la pequeña grada. Ahí está Tashi Duncan, que observa el recorrido de la pelota. Segundos después, los tres cruzan miradas que incluyen sospechas, apoyo emocional y recuerdos del pasado. 

Challengers (2024), la nueva película de Luca Guadagnino, retrata un triángulo amoroso que se detiene en la existencia de una disputa. La final es el resultado de un proceso largo y tendido ideado por el guion de Justin Kuritzkes, que narra la carrera y, por ende, la vida de los personajes. 

Challengers (2024)

Challengers (2024)

“La belleza no es la meta de los deportes de competición, y sin embargo, los deportes de élite son un vehículo perfecto para la expresión de la belleza humana. La relación que guardan ambas cosas entre sí viene a ser un poco como la que hay entre la valentía y la guerra. La belleza humana de la que hablamos aquí es de un tipo muy concreto; se puede llamar belleza cinética. Su poder y su atractivo son universales. No tiene nada que ver ni con el sexo ni con las normas culturales. Con lo  que tiene que ver en realidad es con la reconciliación de los seres humanos con el hecho de tener cuerpo.”, dice David Foster Wallace en El Tenis como Experiencia Religiosa (2016), obsesionado por dar detalles del juego de Roger Federer y cómo actúa el público del US Open, en partes iguales. 

Tashi es la figura prodigio para el tenis femenino, la próxima Serena Williams. Guadagnino se encarga de filmarla como una competidora feroz, golpes en loop directos a la psiquis de su contrincante.

El tenis es una relación.

Así define, horas después, su concepción sobre el deporte. Los jugadores tienen la posibilidad de conocer cada movimiento y pensamiento del rival, como si estuviesen enamorados. Su energía se nutre de la competencia.

Al igual que su protagonista, el director italiano entiende que el tenis es una posibilidad de conectar con el cuerpo propio y el del rival. Ese vínculo trasciende la sensualidad, es la apreciación de las piernas deslizándose hacia los costados o la muñeca doblándose para ejecutar un drop shot.

Challengers (2024)

Challengers (2024)

Representar esa dinámica en el cine no es sencillo. Muchas películas recurren a los primeros planos para crear un momento dramático o planos generales que abstraen lo que sucede y no completan la experiencia deportiva. En este caso, Guadagnino subjetiva el espacio, desde los ojos del jugador a punto de sacar, en la pelota yendo de lado a lado, en el público o el árbitro. Challengers multiplica las escenas dentro de la cancha y no establece límites. 

Desde el inicio, los beats compuestos por Trent Reznor (Nine Inch Nails) y Atticus Ross transforman la pista en una rave tenística. En una entrevista con Little White Lies, el director describió a la música como un pulso, paralela a las actuaciones de los personajes y sus movimientos. Los sonidos electrónicos están para enfatizar la caminata previa a un partido, un beso con viento de fondo o un drive que se convierte en punto. 

Los tenistas deben prepararse física y mentalmente para viajar por el mundo al ritmo de su raqueta. La etapa junior es una prueba, donde el éxito momentáneo no significa prosperidad en el futuro. Art y Patrick tienen una amistad, son compañeros en el circuito y se obsesionan con Tashi viéndola jugar. Intentan conquistarla mediante su enfrentamiento en el US Open. Luego, Tashi sufre una lesión en su rodilla, que destruye su carrera para siempre y que la obliga a convertirse en entrenadora. 

La lealtad entre los amigos se descompone. Años después, a pesar de esa derrota juvenil, Art se transforma en un tenista modelo y empieza una relación amorosa y profesional con Tashi. Patrick no logra adaptarse al circuito profesional y su ranking no es el mejor. 

Los Donaldsons conforman la pareja ideal estadounidense, y con el paso del tiempo, se convierten en figuras publicitarias. El tenis está rodeado de marcas y el film las utiliza para exponer que las apariencias no son lo que parece. En los primeros flashbacks, Tashi está ideando un brand de Aston Martin con el lema “Game Changer” y la cara de los dos. No está muy convencida y decide agregar una "s" al changer, ya que se considera una par de Art, el éxito es en conjunto.

Challengers (2024)

Challengers (2024)

Lo mismo sucede con la ropa que utiliza Donaldson (Uniqlo), una muestra de recursos frente a Patrick, que tiene marcas genéricas. El poder adquisitivo e interés hacia su figura depende de su rendimiento en la cancha. El ranking es una muestra fiel de las escalas en el capitalismo.

Art es ganador de tres de los cuatro Grand Slam (Australian Open, Roland Garros y Wimbledon), solo falta el de su país, el US Open. Sus últimos resultados son negativos y para recuperar confianza juega el Challenger de New Rochelle. Este tipo de torneos reparten pocos puntos en el circuito y son frecuentados por tenistas que intentan subir escalones. No es común que participen jugadores dentro del top 50. Su energía no es la misma de antes y sigue adelante para mantener a flote la relación con su esposa. Él es consciente que su carrera carga el peso de ambiciones ajenas. 

Los pasillos de los torneos, hoteles y autos son zonas de deseo. Paradójicamente, el sexo nunca se concreta a la vista del espectador. Cada vez que hay una posibilidad, uno de los personajes decide frenar la situación. En la juventud, Tashi dice que no quiere ser una homewrecker, pero observa que hay una relación ambigua entre sus dos admiradores.

Su vida es una cuestión de encuentros y desencuentros con ambos. Las caras de la complejidad en el amor. Art está dispuesto a dar todo por ella, formar una familia y aceptarla como su mentora. Patrick es un fantasma del pasado al que no puede soltar y que la obliga a cuestionar sus decisiones.

Challengers (2024)

Challengers (2024)

La represión es una temática importante del filme, no solo para el erotismo, sino que también para la comunicación verbal entre ellos. En la escena del sauna, Art decide desprestigiar a su viejo amigo. Patrick abandona su arrogancia, para admitir que extraña jugar con él. Ninguno logra sincerarse por completo, ya que solo en los minutos finales entenderán lo que explica Tashi: el significado de un buen partido de tenis. 

La batalla de New Rochelle se encuentra en su etapa de cierre. Un set por lado y seis- cinco arriba Donaldson. Los flashbacks quedaron atrás. Zweig comete una doble falta. Match point. Guadagnino hace explícita la tensión, ralentiza la imagen en los ojos de Patrick, que observa a Tashi y luego a su rival. Antes de sacar, ubica la pelota en el centro del cuello de la raqueta, mismo gesto que hace Art y con el cual le confesó que tuvo sexo con Tashi, cuando eran adolescentes. Art lo mira, se queda quieto y lo insulta. Tashi no entiende qué sucede, queda afuera, solo ellos y el espectador que se convierte en testigo directo.  

Tiebreak. Art ejecuta su primer saque con enojo, está fuera de sí. Antes del segundo, mira a Patrick, sonríe y le devuelve la complicidad.

“A veces, en un partido, la pelota toca el borde de la red y durante un instante, puede seguir hacia delante o caer hacia atrás. Con suerte sigue hacia delante, y ganas. O quizá no lo hace y pierdes”, esas líneas en Match Point (2005) de Woody Allen, resuenan nuevamente aquí cuando la pelota de Patrick rebota en la red y pasa del otro lado, solo que no termina ahí sino que es la segunda parte de un punto maratónico. 

Guadagnino vuelve a hacer énfasis en la belleza cinética del cuerpo. Luego de la pelota en la red, Art dobla una de sus rodillas, desliza su otra pierna y llega a la bola. Patrick responde con un contradrop, donde el director pone foco en la pierna de apoyo, como si fuese una escultura. Ambos se encuentran en una lucha, volea contra volea, el sonido de los encordados se enlaza con la música electrónica. Es un momento de diversión, un viaje hacia el pasado cuando eran amigos, “Fire and Ice” como los describe Tashi. Art vuela en el aire para terminar con el punto y cae sobre Patrick. Hay un abrazo, los cuerpos se relajan y se descomprime la tensión. 

Una de las nociones más importantes del tenis es la competencia. Desde niños, juegan por el ranking, dinero y la gloria del triunfo. Challengers se hace eco de la disputa y convierte al individualismo en un pequeño colectivo. No hay tenis sin rival. No hay tenis sin mirada. Patrick, Art y Tashi retroalimentan su deseo por el otro.

Guadagnino le da vida al deporte, lo dota de energía. Lo utiliza como puente hacia el melodrama. Las relaciones como espejo del tenis. El resultado se convierte en anécdota. No hay victoria ni derrota. Tantos años de represión concluyen en ese final, donde no hay palabras sino complicidad y honestidad a través de una pelota y una raqueta.