Francisca Chita Gil se crio en una casa “chapada a la antigua”, donde su padre y su madre escuchaban jazz y a los Beatles. Dice que lo primero que supo hacer fue cantar canciones de otras personas, de “chiquitita”, cuando su padre le pasaba la música que ella le pedía. Una de las más recurrentes era "Oh! Darling" de los Beatles. Pero también imitaba a Ella Fitzgerald y a Billie Holiday; de ellas aprendió los “jueguitos” vocales que son parte de su impronta musical. En su casa, además sonaba Louis Armstrong, pero ella insistía con canciones a las que su tonalidad le permitiera llegar: con voces de mujeres. Tiempo después, de adolescente, se transformó en una de esas personas a las que Amy Winehouse atravesó. Porque la británica era todo lo que había escuchado desde siempre, pero contemporánea y fresca.

Un día, uno que recuerda muy bien, cuando tenía 17 años, un amigo le mandó un beat y le preguntó si se animaba a darle una voz. Esa fue la primera vez que cantó algo propio y nunca frenó. En 2018 su primer EP homónimo salió a la luz: cuatro canciones con ritmos de rhythm and blues (R&B) que la posicionaron en la escena musical argentina, la de su país. Siguiendo la estética “chapada a la antigua”, la misma que con la que creció, Chita rejuveneció al género. Un año después viajaría a Uruguay como parte de la grilla del festival La Nueva Generación.

Encanto, su primer álbum que lanzó en 2019, vislumbró a una nueva Chita. Lo que aprendió alguna vez en su casa parecía haber quedado en el olvido, se acodó a los ritmos latinos, al trap, al reguetón. Y desde ese entonces, mediante singles y colaboraciones ha coqueteado con varios géneros para seguir su exploración como artista. Chita dice que buscó, jugó, se equivocó y pasó por otros lugares. Hace un año que comenzó a producir su último disco, uno que quiere mucho y siente “demasiado propio".

Chita, la argentina que pasó por el neosoul, trap, reguetón, que colaboró con Ca7riel, Lara 91k, Neo Pistea, vuelve a hacer lo que ya estuvo, lo que su cuerpo “eligió”: el R&B de “pura cepa”. Y, también, regresa a Uruguay, con un show que va a pasar por todos sus caminos artísticos el próximo 29 de abril en La Trastienda.

Difusión

— ¿Con qué música aprendiste a cantar?

— En casa, mi viejo y mi vieja escuchaban mucho jazz, les gustaba escuchar música. Yo mamaba mucho de eso y también de los Beatles, porque a mi papá le gustaban mucho. Cuando empecé a cantar, era como todo medio chapado a la antigua en casa, y cantaba lo que conocía. Una canción que cantaba muchísimo era “Oh! Darling”, que le subía el tono en el piano. Me acuerdo de ir a preguntarle a mi viejo si conocía cantantes y él me pasaba a Ella Fitzgerald, Billie Holiday, así fue como aprendí a cantar jazz.

— Un montón de cantantes mujeres.

— Sí, porque quizás mi viejo ponía más varones, como Miles Davis —que no canta— o Louis Armstrong. Pero me acuerdo de que yo iba y le pedía: “Che, ¿me podés pasar mujeres que cantan?”. Porque quería cantar canciones que estén en mi tonalidad, las de varones me quedaban re graves.

— ¿Cómo empezaste a hacer música?

— Lo primero que supe hacer fue cantar. Tocaba el piano, pero tocaba canciones de otras personas, obviamente, era chiquitita. Y después cuando tenía 17 años, se dio naturalmente, porque un amigo que sabía que yo cantaba, me mandó un beat y me dijo: "¿te animás a cantarle algo arriba?".  Y a partir de ahí investigué si me salía, fue un camino, una búsqueda que sigue estando hasta el día de hoy, pero ahí empecé, hasta que saqué canciones.

— ¿Esas artistas son tus influencias?

— Con el tiempo fui cambiando mucho y puliendo un estilo propio, pero sí, está muy en la base eso. Pienso que tengo mucha facilidad a veces para hacer melismas (esos juegos con la voz) y siento que me deben haber quedado mucho de esa época. Las cantantes que yo escuchaba y con las que aprendí a cantar lo hacían mucho y me acuerdo de eso, de haberlo sacado de ahí, de quedarme escuchando los jueguitos que hacían e imitarlos y siento que eso es lo que más me quedó.

— ¿Hoy en día quién es tu influencia?

— No sé, a esta altura está todo tan lleno de información que una revienta. Justo me agarras en un momento en el que estoy volviendo al pasado, estuve escuchando muchísimo a los Beatles. No escuchaba hace años y de repente me agarró una obsesión. Estoy escuchando de nuevo todos los discos y me parece increíble, también estoy con un disco de una cantante de Estados Unidos de hace mucho tiempo, Nancy Wilson, que también, la cantaba cuando era chiquita. Y no sé, estoy con ese revival. La música de hoy en día me encanta, soy fanática de todos los artistas y los admiro a todos, pero quizás querés otra cosa, te atosigás, se pone todo un poco medio parecido.

— ¿Hacia dónde va tu proyecto musicalmente?

— En este momento estoy trabajando en un disco de R & B puro, de pura cepa. Es el género con el que yo me crie, es el que mi cuerpo eligió y con el que más facilidad tengo. Hasta ahora he pivoteado entre otros géneros y coqueteado con otras cosas, pero porque estaba jugando. Todos los artistas estamos en una búsqueda, tenemos el derecho de perderle el miedo a esa búsqueda y permitirnos jugar, equivocarnos y pasar por otros lugares. Ahora, finalmente, estoy hace un año haciendo este disco que me tiene muy entusiasmada. Porque, por primera vez, siento que es algo demasiado propio, así que bueno, estoy en esa. Ahora se viene mi etapa de R & B de nuevo, porque ya estuvo, y ahora vuelve.

— ¿Cuándo lanzás el disco?

— El mes que viene sale el primer corte. Después con el disco —como yo soy medio lenta— me gustaría tomarme el tiempo. Cometí errores en otras canciones que, por sacarlas a las apuradas, quizás hay cosas que se pasan por alto. A este disco quiero quererlo mucho, me estoy tomando el tiempo de revisar todo como me guste, hay chances de que salga más a mitad de año seguro, pero primero van a salir cortes y singles.

— ¿Cómo son tus procesos de composición?

— Tengo épocas. Ahora, por ejemplo, escribo cada un par de días, porque hay épocas, a veces estás re prendida fuego y escribís un montón y otras sentís que te podés agotar en cualquier momento, entonces como que te lo tomás de a poco. El cerebro humano es como un lugar muy particular en el cual te podés trabar en un toque, por eso yo trato de ir con cautela, depende del momento en el que estoy, para no atosigarme y no bloquearme. 

— ¿Hay algún disco que te haya marcado?

— Cuando me hacen esta pregunta me acuerdo de mi yo adolescente, yo escuchaba mucho a Ella Fitzgerald y era como más chiquita. Y un día se me apareció en la vida Amy Winehouse. Soy una de esas personas atravesadas por ella, sus discos me marcaron mucho. Porque me acuerdo de que yo era chica, escuchaba música mucho más antigua como la de Ella Fitzgerald y en un momento aparece Amy que era re contemporánea, re moderna pero hacía jazz. Me acuerdo de que su disco me marcó mucho, yo era muy fanática y me puse re mal cuando se murió, toda la movida. 

— Es alguien que marcó a muchas mujeres. 

— Si te gustaba la música, cantabas o lo que sea, como que conectas con ella al toque porque tenía algo re antiguo, re lindo. 

— ¿Sentís que tu música te expone?

— Es difícil no sentirse expuesta, pero en general. No importa que esté mintiendo en mi música, en general, con todo lo que pasa en las redes y eso, como que la verdad sí, siempre me siento expuesta. Pero cuando escribo mis canciones me gusta. Me parece re especial cuando hay gente que me escribe y me dice: "Ay esta canción describe mucho el momento en el que estoy" o "me ayudó mucho en tal momento". Porque yo también la escribo pensando en los momentos que tengo. Hay muchas formas de escribir, cuando hice "I Rili Don't Care" —con Ca7riel— la verdad que no fue nada muy profundo, estábamos jodiendo con Cato y escribiendo cosas para reírnos. Pero cuando hacés una canción que es más como una catarsis, que escribís así porque te pasa algo y tratás de usarlo para hacer algo, nada, ahí sí me siento expuesta; pero como dije, es difícil no sentirse expuesta, entonces medio que ya lo dejo pasar.

— Tenés videoclips muy producidos, se está dando más ese fenómeno en la escena musical, ¿te genera algo el mundo audiovisual?

— El mundo audiovisual me fascina, me encanta filmar videoclips. Es como algo re lindo de la profesión, lo disfruto. Siento que está llegando un momento en el cual, dentro de poco, todos los artistas vamos a tener que dar una vuelta de rosca porque ya hay demasiados, mucha cosa visual sucediendo y hay cierto agotamiento. Por lo menos a mí me pasó un poco eso y a la gente que tengo alrededor también. No digo que se van a terminar los videoclips, sino que siento que se viene una reformulación de todo eso.

— Hiciste muchas colaboraciones, ¿hay alguna que hayas disfrutado más?

— Quiero mucho a todas las colaboraciones que tengo. La más anecdótica, es la de "Nada más que hablar" con Neo Pistea. Él no iba a estar, fue muy de último momento y eso es muy loco. Habíamos terminado la canción, iba a salir conmigo sola y como esta canción la produjo Fede 0 600, que en su momento era el productor de Neo Pistea, se la mostró medio al pasar. A Neo le encantó y al otro día vino a grabar al estudio, hizo su parte, lo conocí ahí.

 — Tocaste en Uruguay en 2019, ¿esperás algo del público uruguayo para el show del 29 en La Trastienda?

— Suelo no esperar nada de ningún público porque en realidad nunca sabes con qué te vas a encontrar. Pero me encantaría estar a la altura de lo que pretendan, de sus expectativas. Por más que ya fui, digo que es la primera vez que voy. Porque es la primera que estoy yendo con mi show y con toda la parafernalia mía. Estoy demasiado agradecida de estar yendo a Uruguay porque siempre me reciben con mucho amor ahí.

— Estás volviendo a tus inicios, ¿qué épocas y estilos de Chita vamos a encontrar en este show?

— Va a ser un repaso por todas mis épocas, obviamente van a estar todos los últimos temas que saqué en el último tiempo. Como también vamos a hacer una pequeña parada por mi primer EP y esos momentos, pido prestados algunos de los feats que hice y además me gusta tocar algunos que tengo, que quizás no son míos, pero me gusta tocarlos igual. Así que va a haber un poco de todo.