Por Sofía Durand Fernández
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De tocar la guitarra en su cuarto de la adolescencia en Ohio a vivir el Londres de los 70 sin escalas. Primero escribiendo en prensa musical y atendiendo la boutique Sex, reconocida por sus dueños: Vivienne Westwood y Malcolm McLaren —mánager de Sex Pistols—. Luego convirtiéndose en la líder de una de las grandes bandas new wave británicas.
Chrissie Hynde ha vivido cuantas vidas quiso, y cuantas no también. Con una fuerza inexplicable, ha sido capaz de ponerse frente a las adversidades y seguir con el ojo puesto en el objetivo. Fue testigo de la Masacre de la Universidad Estatal de Kent en 1970, se puso al hombro su banda después del fallecimiento de dos integrantes clave (James Honeyman-Scott y Pete Farndon), y durante casi cinco décadas ha logrado reinventarse sin perderse en el camino.
Sus opiniones la han dejado en el ojo de la tormenta más de una vez. En 2015, tras haber publicado su libro de memorias (Reckless: My Life as a Pretender), concedió una nota a The Sunday Times en la que realizó declaraciones polémicas sobre el abuso sexual: "Ya sabes, si no quieres atraer a un violador no uses zapatos de tacón alto porque no podrás escapar corriendo". Como era esperable, la polémica no tardó en llegar a las redes sociales, como X.
"Definitivamente la gente ha sido castrada y ni siquiera vale la pena decir lo que realmente pensás porque sabés que vas a tener que seguir hablando de eso durante los próximos cinco años, justificándote y explicándote", dice en entrevista con Latido BEAT.
Su imagen no se ve en la pantalla, pero con escuchar su voz alcanza y sobra. Con un tono despreocupado y sin miedo a contestar con franqueza, Chrissie Hynde recuerda con cariño el Londres de su juventud, explica su proceso compositivo que no solo abarca la lírica, sino que también incluye la pintura, y descarta por completo la idea de retirarse en algún momento.
The Pretenders se presentará este 13 de mayo en el Antel Arena. Las entradas se pueden adquirir aquí.
¿Qué encontrás de especial en tu público latinoamericano?
En primer lugar, son muy atractivos, sin ánimos de parecer muy superficial. No quiero criticar, pero a diferencia de algunos públicos, son muy cool y aman el rock. Sé que es una generalización, pero esa fue mi experiencia cuando he estado en Sudamérica, son muy musicales y fanáticos del rock.
Algo característico sobre tu carrera es tu hambre de éxito. No solo has tenido que superar cosas muy difíciles en tu trayectoria, sino que antes trabajaste en muchas cosas. ¿Fue una característica que adquiriste de manera consciente o pertenece a algo más primitivo?
Me gusta la palabra “primitivo”. Creo que tiene que ver con tu sueño, cuando estás sentada en tu cama con la guitarra a los 16 años y pensás “sería genial estar en una banda”. Para el momento que cumplí 19, pensé que mi momento ya había pasado, porque por ese entonces el rock solía ser solo para adolescentes. Luego tuve un montón de trabajos de porquería. En realidad, no todos, pero no era muy buena como mesera o en esas otras cosas. Yo era la que no era buena, no los trabajos.
Cuando llegó el momento y pude entrar en la banda, valoré cada día, porque eso era lo que los demás chicos de la banda y yo queríamos desde que éramos niños, y lo conseguimos, así que nunca lo olvidás, ni por un minuto.
Sos de Ohio, Estados Unidos. En su momento, te mudaste directamente a Londres, no hiciste una escala, como Nueva York u otro centro cultural dentro de tu país. ¿Por qué decidiste emigrar a Gran Bretaña y cómo viviste ese contraste?
Sabía que no me iba a quedar en Ohio. No sé cómo lo sabía, pero lo sabía. Y amaba toda la música inglesa de los 60, así que era el lugar al que debía ir. No me interesaba irme a Nueva York, ni a Los Ángeles, ni a ninguno de esos lugares.
Pertenecés a la generación de transición entre los años 60 y el principio de los 70. Por ese entonces, los cambios sociales consecuentes llevaron a una sensación de decepción. ¿Cómo los viviste siendo una artista?
Nunca me consideré una artista, hasta el día de hoy. Pero haberlo vivido como una estrella de rock, salir de los 60 con la muerte de Hendrix y Janis Joplin, y la ruptura de los Beatles, parecía que todo estaba llegando a un final desastroso. Fue un mal final. Y de repente aparecieron David Bowie, los Sex Pistols y el punk, empezaron a pasar algunas cosas geniales, y eso salvó los 70. Así que me alegra haber sido parte. Hubo muchas transiciones, pero fue bastante emocionante. Creo que, en su momento, todos estaban constantemente hablando de lo mal que estaba todo. Pero luego, cuando pasaron diez años, miré hacia atrás y pensé: “Oh, qué genial era todo por ese entonces”. A medida que envejecés, te das cuenta de que eso pasa cada diez años: mirás hacia atrás con cariño. Así que intento pensar que lo que hago ahora es bueno, en lugar de recordarlo.
Es el componente de la nostalgia.
Bueno, yo soy nostálgica, porque amo ese Londres de los años 60 donde todo estaba cambiando. Me enamoré un poco de eso y lo extraño. Así que soy culpable de cierto grado de nostalgia, pero trato de no serlo porque creo que tiene algo de negativo.
Cuando te sentás a escribir tus canciones, ¿qué elementos evocás? ¿Cómo funciona tu proceso compositivo?
Ha cambiado con los años. Antes empezaba con la guitarra, y ahora puedo sentarme y escribir algunas letras. He estado colaborando con James Walbourne, mi guitarrista, así que escribimos juntos. Supongo que, si escribís o pintás, simplemente ilustrás lo que ves frente a vos.
Escribiste tu libro de memorias, pintás y sos una ávida lectora. ¿Cómo se combinan esas distintas formas de arte en tu proceso creativo?
Creo que se complementan entre sí. Estar en una banda es más social, lo hacés frente a una audiencia. No soy realmente una escritora, escribí esas memorias sin usar un ghostwriter, pero no me considero escritora. Cuando pienso en un escritor, pienso en García Márquez o alguien que realmente sabe escribir, yo solo soy una aficionada.
Pintar es divertido porque es algo muy solitario, lo hago cuando estoy sola. Es una cuestión de hacer elecciones constantes, cada pincelada es una elección, y eso me resulta muy satisfactorio. Nunca sé qué voy a terminar creando, simplemente empiezo y algo sale, a veces es bueno, otras veces no tanto.
En varias ocasiones has recordado que cuando empezaste a tocar eras realmente tímida, así que te tomabas tiempo a solas para escribir. El proceso de componer música también puede ser solitario.
Es solitario. Creo que, en general, todos los que estamos en una banda de rock somos tímidos, solo salimos de nuestra cáscara cuando estamos en el escenario. Ahí podemos parecer seguros, pero en realidad, la mayoría de nosotros no somos muy buenos si tenemos que hacer entrevistas, incluso videoclips. La mayoría de los músicos simplemente se esconden detrás de sus instrumentos, pero en el escenario cobran vida.
Puede ser algo performático, como una especie de alter ego. ¿Cómo cuidás tu mente cuando sos una persona tímida, pero tenés que subirte a un escenario frente a miles de personas?
No pensás en eso, simplemente seguís siendo vos misma. No creo que sea un alter ego, tal vez si sos actor, pero de eso no sé nada. En una banda de rock te convertís más en quien realmente sos cuando estás en el escenario, y eso te permite ser un poco audaz, hacer cosas que normalmente no harías, porque estás en tu banda y eso te da esa libertad.
Con las redes sociales, se supone que las personas deberían ser más auténticas y defender más sus posturas. Siendo alguien que suele decir lo que piensa sin muchos tapujos, ¿cómo ves la escena actual del rock en este sentido? ¿Hay mucha corrección política?
Definitivamente la gente ha sido castrada y ni siquiera vale la pena decir lo que realmente pensás porque sabés que vas a tener que seguir hablando de eso durante los próximos cinco años, justificándote y explicándote. Así que creo que con las redes sociales y la corrección política han reprimido a la gente, y llegás al punto de pensar: “A la mierda, no voy a decir nada”. Hay cierta ironía en eso, porque hablamos de personas, músicos y figuras públicas, que antes eran muy francos y decían lo que pensaban. Pero en estos últimos años, simplemente pensás que no vale la pena hacerlo.
Si la cultura de la cancelación hubiera existido en los 60 y 70, nos habríamos quedado sin estrellas de rock.
No como las que tenemos hoy, eso es cierto. Antes todos podían expresarse, y ahora tal vez quieran, pero saben que van a tener que seguir hablando del mismo tema durante meses porque habrá alguna reacción negativa. Pero creo que la gente ya está un poco harta de todo eso, y creo que estamos por doblar la esquina. No sé cómo sucedera, ¿quién sabe? Pero siento que la gente se está cansando de esta cultura confesional, de que todos tengan un problema, de la victimización.
Te identificás como feminista, sin embargo, has sido crítica sobre cómo el feminismo se ha desenvuelto en los últimos años.
Siento que soy la chica del póster del feminismo porque hago lo que quiero hacer. De eso se trata: conseguir el derecho al voto, el derecho a trabajar. Y esas cosas ya las conseguimos. Por lo único en lo que creo que alguna feminista podría tener algún problema conmigo sería porque yo no tengo quejas, nunca me sentí discriminada, ningún hombre me dijo que yo no podía hacer lo que quería. No creo que haya tenido una vida difícil por ser mujer. Siendo honesta, de haber sido un hombre no habría llegado tan lejos, porque habría sido mediocre.
No creo que haya tenido que hacer más por ser mujer. De hecho, he sido bastante vaga y los chicos hacen mucho del trabajo por mí, ellos cargan y afinan las guitarras para que yo pueda simplemente sentarme y darles las gracias.
¿Retirarte es una opción o planeas hacer esto hasta tu último día?
No creo que “retirarme” sea la palabra, pero pienso en dejarlo todos los días. Me pregunto si debería seguir haciendo esto, y a quién le importa. Supongo que esa es la cuestión existencial que siempre tengo presente. Pero retirarme no. Creo que las personas que se "jubilan” suelen tener trabajos de oficina, y cuando se jubilan tienen la oportunidad de dedicarse a un hobby, algo que siempre quisieron hacer. Pero si estás en una banda de rock, ya estás haciendo lo que siempre quisiste hacer, así que no podés jubilarte de eso.
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