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Contenido creado por Federica Bordaberry
Música
Oxidarse o resistir

Claudio O'Connor: “Con la muerte de Iorio vi que el contrato vence en cualquier momento”

En vísperas del concierto de La H No Murió en Live Era, conversamos con el legendario cantante de Hermética, O’Connor y Malón.

15.12.2023 16:20

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2023-12-15T16:20:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

Nació como Claudio Alberto Castro, pero en la escena musical todos le conocen como Claudio O’Connor, el seudónimo que comenzó a usar hace casi cuatro décadas, cuando cambió su trabajo en la metalúrgica por el sueño de tocar en una banda de metal.

Claudio fue uno de los pioneros en poner voz al rock pesado argentino. Primero, como cantante de Mark I y, más tarde, al frente de Hermética, la banda que conformaron con Ricardo Iorio (fallecido en octubre de este año), Fabián Spatano y Antonio “Tano” Romano, a fines de los 80. “Me querían hacer una prueba, pero yo les dije: 'Vos venime a buscar y, si me subo a tu auto, es que me interesa. El que prueba soy yo'”, confiesa O’Connor sin disimular la arrogancia de su proposición.

Aquel grupo se convirtió rápidamente en un referente de la clase trabajadora en épocas del menemismo, con un sonido que evocaba a Black Sabbath y Motörhead, pero con una clara raigambre extrema local. Sus textos hablaban de los conflictos sociales, la corrupción de poder, la expropiación de tierras a tribus originarias y de la contaminación ambiental. “El primer tema que ensayamos me acuerdo perfecto, fue ‘Tú eres su seguridad’”, recuerda.

Con aquel proyecto pesado, cargado de aullidos y distorsión, recorrieron el país y sentaron bases en la materia. Publicaron tres álbumes de estudio, un EP y tres registros en vivo, hasta que en diciembre del 94 se presentaron juntos por última vez.

En lo más alto de su carrera decidieron terminar todo. Iorio argumentó que lo habían hecho a un lado, mientras que el resto (O’Connor, el Tano y Claudio Strunz) explicaron que el distanciamiento fue por su propia exclusión. “A lo mejor esa leyenda de ‘premeditaron apartarme’ fue para justificar su renuncia”, advierte Claudio, sin concesión.

Una vez separados, Iorio fundó Almafuerte, mientras que sus ex socios dieron vida a Malón. Tras varios años y un puñado de discos, Claudio fundó un proyecto paralelo bajo su seudónimo y con O’Connor tocó durante casi dos décadas hasta su disolución. “Hernán García, el bajista y compositor, estaba un poco celoso de Malón y un día se fue. Me dijo: 'Mirá, no voy a tocar más y arrancó'”.

En 2017, con su banda Malón, prepararon un tributo a Hermética, La H no murió, y fue tal la demanda y repercusión que sus conciertos continúan hasta la fecha. El 22 de diciembre, a tres décadas exactas de la última presentación de Hermética, Claudio O’Connor y “Tano” Romano celebrarán su repertorio en Montevideo junto a Malón. Las entradas se consiguen acá

Hoy tiene 60 años, 35 de carrera musical y vive sobre las tranquilas orillas del Delta, sobre el más meridional de los grandes brazos en que se divide el río Paraná, también conocido como puerto Escobar. “Estoy Paraná de las Palmas, uno de los ríos anchos que desembocan al Río de la Plata”, advierte con precisión y dispuesto a la charla.

Para medir el peso del interlocutor, basta mencionar alguna de la banda con las que compartió escenario: Megadeth, Metallica, Judas Priest, Iron Maiden, Black Sabbath, Ozzy Osbourne, Sepultura o Motörhead, por nombrar solo unas pocas.

Sobre sus comienzos en la música; su debut en una kermesse del colegio; el primer ensayo con Hermética y el último concierto antes de la separación; sobre de la muerte de Ricardo Iorio; el nuevo disco de Malón; la disolución de la banda que lleva su nombre, y el próximo concierto de La H no murió es que va esta charla con Claudio O’Connor, la inoxidable voz del metal argentino.

Hermética

Hermética

Claudio, ¿cuándo adoptaste el nombre artístico O’Connor?

Mirá, es el apellido de un amigo con el cual aún tengo contacto. En ese momento aparecían mucha bandas de estilo glam metal ponele, que hacían eso. El mismo Axl Rose lo hacía. Y un manager que teníamos lo propuso a modo de juego. La verdad que no apostábamos a durar mucho con la música como profesión. Fue en la época cuando arrancamos con la banda Mark, antes de Hermética, cuando lo que hacíamos era onda como para salir a festejar Halloween, una cosa así. No teníamos pensado dedicarnos a eso ni nada parecido. Después tuve la posibilidad de no usarlo más, pero me gustaba como sonaba, era medio musical.

Leí que cuando eras niño o preadolescente te imaginabas tocando la batería, pero ¿nunca lo hacías cantando, como frontman de heavy metal?

No, es verdad. Bueno, me imaginaba varias cosas. Tenía como un deseo de ser parte de las bandas que me gustaban. Por ejemplo, a los 13 o 14 años soñaba mucho con Kiss; me los imaginaba con un quinto integrante que obviamente era yo.

¿Te imaginabas maquillado y todo?

Sí, sí, claro. Eso ya lo hacía en los cumpleaños. Me metía en los baños y con lo que encontrara en el botiquín me maquillaba y salía de sorpresa. Después no me invitaban más a los cumpleaños. Era demasiado… Qué se yo, era como un anhelo. En un momento creés que es inalcanzable llegar a tener un protagonismo y poder dedicarte solo a cantar o tocar en una banda. La verdad que pasó casi sin darme cuenta. Hasta los 30 o 31 años yo tenía otro trabajo que no tenía nada que ver con la música.

Trabajabas en el ferrocarril.

Claro, trabajaba en el ferrocarril y en varias fábricas metalúrgicas, por eso tengo el metal en la sangre.

Tu debut como músico fue a la tarde en una kermesse de un colegio católico. ¿Te acordás qué cantabas? ¿Cuál era la reacción del público?

Sí, por supuesto. Fue con Mark I que tocamos. Cantaba los temas de Mark. Era una banda con temas propios. Yo no los había compuesto, porque cuando entré la banda ya tenía varios años de formada y tenían un pequeño repertorio de diez u once canciones. Pero sí, eran los temas de Mark I. En youtube hay cosas publicadas, incluso de la época en la que canté yo. En esa época no grabamos ningún disco, pero sí un par de demos con dos o tres canciones que era para ver si los pasaban en la radio. Había una intención, pero para nosotros estaba a años luz. De todas formas, intentarlo no costaba nada.

Hace unos días vi una nota que te hicieron en “La Cocina de los Calamaro”, donde contás que conocías muchos músicos que habían experimentado con la droga, pero que vos en realidad eras un drogadicto que había experimentado con la música. “Eso fue lo que me salvó”, dijiste. ¿Cómo llegaste a la música y de qué te salvaste?

Sí, era más o menos así. Yo andaba en esa. Y terminé en esto porque me empujaron al escenario. Estaba acostumbrado a cantar en fogones, pero no tenía la inquietud de juntarme con músicos ni integrar una banda. Tampoco conocía mucha gente de mi entorno que tocara, o que tuviese un grupo. Recién, ponele que a los 19 o 20 años, fui a ver una banda de mi barrio que tocaba en un local. No tenían plomo y yo me ofrecí para ayudarles a desarmar cuando terminaron. Me hice amigo de un chico de mi colegio, dos años mayor. Él era el sonidista de esa banda y fue quien me impulsó para probar en Mark. Con el tiempo terminó siendo el bajista y yo el cantante, fijate vos... Fue así, me empujaron, tipo parate ahí y cantá.

¿Y de qué te salvaste?

Me salvé de tener que trabajar para otro por un sueldo. Si bien laburaba y cumplía, no me gustaba el entorno ni los temas de conversación. Me salvé de envejecer antes de tiempo, también.

Luego de casi 8 años de silencio compositivo, finalmente con Malón editaron el sucesor de Nuevo orden mundial. Oscuro plan del poder es un disco (el cuarto) que mantiene tu lírica confrontativa, pero que apela musicalmente a aires ochenteros. ¿Cuál era la búsqueda?

La música, desde siempre, la compone íntegramente el Tano. Al momento de hablar de un disco nuevo, en una charla, le propuse de tratar de componer basándose en esas bandas que nos influenciaron a nosotros en la época de la adolescencia, como: Judas Priest, Kiss, toda esa gama de comienzos de los 80. Le salió bastante bien. Cuando me iba mostrando los riff me encantaban. Tiene esa cosa propia del machaque de la mano derecha del “Tano”, y está muy bien amalgamado con esas influencias de los 80.

¿Cuál es tu metodología de composición? ¿Siempre lo hacés en base a lo que te sugiere la música del “Tano” o ya tenés una serie de textos de antemano?

En un momento intenté escribir rescatando cosas que había escrito previamente sin haber tenido en cuenta una canción, pero no me funcionó. Intenté meterlos en algún tema y sonaba a cosas ya hechas. Nunca le pude sacar el refrito. Sentía que estaba agarrando algo usado para algo nuevo y lo abandoné. Mi fuerte es escribir en el momento, sin tener ninguna idea previa, escuchando ya la música, aunque sea la línea melódica y cantando todo “batateado”. Primero hay que batatearla, cantarla tipo en inglés pero que no es inglés. Después se deforma, o toma forma cuando voy buscando las palabras y los remates. Siempre trato de respetar la fonética y buscar palabras acorde. Es todo un trabajo… Bueno, yo no lo llamo trabajo. Esto es como ir a un parque de diversiones. Meterte a grabar un disco o escribir una letra es muy copado y motivante.

“Zarpan los barcos del puerto y se la llevan toda / estéril queda este suelo / y encima tenes que pagar.

Llevándose, vaciándote lo poco de tu bolsillo / De lo que generás, la succión es total. / Están saqueándote al alma”.

¿Sentís una descarga o un alivio cuando cantás, o cargás siempre con la bronca y el hastío en la interpretación?

No, la verdad que no siento bronca ni hastío; no están cargadas de eso las canciones. Lo que relato, no es lo que nos pasa a los que hacemos arte, que quizás nos tomamos la vida con más soda. Lo que relato es algo que le está pasando, sobre todo, a la gente que labura todos los días, a los que tienen un trabajo en blanco, efectivo y no les alcanza para morfar. No a aquellos que no les alcanza para ir de vacaciones, sino a aquella gente que no le alcanza para comer. Eso es un delito de lesa humanidad. Subir los precios de la comida es infame. Si me decís que los autos están caros o cierta marca de ropa se fue a la mierda, bueno, pero con la comida no podés. Una persona tiene que ingerir proteínas, vitaminas para que su cuerpo, su cerebro, funcione bien. Solo trato de ser el vocero, editarlo en un disco y que se reproduzca el mensaje.

¿La demora del nuevo material de Malón tuvo también que ver con la brutal repercusión que tuvo el tributo a Hermética, La H no murió?

Sí, claro. Es que la idea en un principio era hacer un show y, ese fin de semana que lo anunciamos, terminamos agregando dos fechas y haciendo tres. Fue tal la demanda que productores de Argentina, Uruguay y Paraguay nos contactaban para contratar el show. Se expandió como si encendieras la pólvora. Lo habíamos pensado como tributo, pero nada más. Fue tal la demanda que nos mantuvo ocupados de 2017 —hacía dos años que había salido El orden mundial— hasta el año pasado. Tardamos como un año en terminar El oscuro plan del poder.

El año próximo se cumplen tres décadas de la disolución de Hermética, la banda con la que se consagraron en la Argentina y la región, y que el público no dejó morir más allá de la disolución. ¿Cómo nació Hermética?

Sucedió a fines del 87, en diciembre. Mark I se había separado; se había separado V8 y también la banda en la que tocaba el “Tano” Romano. Un día, a las once de la noche, me vino a buscar a la fábrica quien había sido baterista de Mark, Fabián (Spataro) y que fue luego el primer batero de Hermética. Me contó lo que estaba pasando y que querían que fuese a hacer una prueba. Y yo le dije: “Mirá, si voy el sábado es porque me quedo. Vos venime a buscar —él vivía cerca de mi casa— y si me subo a tu auto es que me interesa. El que prueba soy yo". Así, todo arrogante.

Lo que me entusiasmó fue cuando me dijo que tocaba el “Tano”. Sin desmerecer a Ricardo (Iorio), no vayan a pensar eso. El tema es que yo había compartido escenario con Cervero, la banda del “Tano”, en un recital de bandas underground. Los conocía por una revista, donde tenían una pequeña reseña, con foto incluso, pero nunca había escuchado lo que tocaban. Esa noche me convertí en el fan número uno del “Tano”. Me impactó mucho cómo tocaba la viola. La guitarra es la misma que tiene ahora, pero el equipo era una basura. De todas formas lo hacía sonar. Cuando Fabián me dijo que el guitarrista era el “Tano” me gustó la idea. Hasta el día de hoy la paso muy bien con él; me siento muy seguro sabiendo que lo tengo a mi lado. Hay muchos cantantes que se guían por el clic de la batería, pero yo la verdad que lo hago por el riff de la guitarra; él es mi referencia.

¿Cómo te fue en aquel primer ensayo?

Estuvo buenísimo, me recibieron muy bien. Nos encontramos en la calle, en una esquina. Fui con Fabián y allá aparecieron el “Tano” y Ricardo. Estuvo buenísimo. Y obvio que ni el “Tano”, ni Ricardo, me hablaron de la prueba. 

¿Te acordás qué tocaron?

Del primer tema que ensayamos me acuerdo perfecto: “Tú eres su seguridad” (parte del álbum debut y homónimo Hermética). Del resto no recuerdo. Hubo un par más, pero te mentiría.

“Si existe un motivo, a mí, / no me lo comunicaron. / Los que ayer conmigo, compartieron tanto, / premeditaron apartarme / Y al saberlo, me hice a un lado”, reza Iorio en “El amasijo de un gran sueño” de Almafuerte. ¿Qué pasó?

Eso de que “premeditaron apartarme” es una falacia. Jamás premeditamos nada, ni siquiera lo que vamos a componer. Se corrió el rumor de ese tema, pero a mí nunca me dijo: `Mirá, este tema lo hice para ustedes`. Fue siempre una cosa de éste le dijo al otro y el otro le dijo a aquel. Se armó un mito sobre eso, pero no, jamás premeditamos apartar a nadie. Él se apartó solo. Tendría su razón o sus motivos, seguramente, pero nunca nos explicó por qué. A lo mejor, esa leyenda de “premeditaron apartarme” fue para justificar su renuncia. Es mi humilde opinión, no tengo la única certeza.

***

El 24 de octubre de 2023, la escena musical argentina y regional se conmovió tras la noticia de la muerte repentina de Ricardo Iorio, ícono del heavy metal sudamericano. El ex líder de V8, Hermética y Almafuerte falleció de un infarto de forma fulminante, apenas diez días después de su último concierto en el Anfiteatro Municipal de Rosario, en el marco de su gira federal Unas Estrofas Más, con Almafuerte.

***

¿Cómo te enteraste? ¿Qué sentiste ante su repentina muerte?

Sentí mucha tristeza. Me sorprendió. Yo me levanto muy temprano a tomar mate y ver los noticieros. Es un vicio que me agarró de grande, antes no le daba bola a la TV. Haciendo un zapping vi la placa que decía: “Urgente”, y me quedé mirando. Apareció la foto de Ricardo con el gráfico que decía: “Falleció Ricardo Iorio”, y me quedé helado. Uno no espera que la gente se muera aunque sea lo único seguro en la vida. Incluso, sabés que vos mismo vas a morir... Me sorprendí con tristeza y también preocupación, porque yo tengo un año menos que él y vi que el contrato vence en cualquier momento a partir de ahora. 

La disolución fue en un momento cumbre de la banda y casi sin proceso. ¿Por qué de esa forma? ¿Venían conteniendo el enojo y las diferencias hasta el quiebre, o hubo una explosión repentina?

No, fue todo repentino. Enojo no, porque nos llevábamos muy bien. Pero en un momento, en medio de una gira, él decidió no viajar con nosotros, como acostumbrábamos, con la banda en el micro motor home. Fue solo, por su cuenta. En el lugar, incluso, se alojó ya en otro hotel. No nos dijo ni hola. Tenía una especie de campo de fuerza para que no nos acercáramos. Era difícil tratar de hablar con alguien que no te saluda ni te habla siquiera y, para peor, que te transmite rechazo.

Quedamos medio regulando y pensamos juntarnos para hablar a la vuelta de esa gira. Pero nos desayunamos con una nota en el diario Clarín, diciendo que se había separado de la banda. Fue así, sin vaselina. Oficialmente lo comunicó en un medio. Ni llamó, ni vino a hablar. De hecho, el día que nos juntábamos a ensayar, cuando llegamos a la sala, el encargado nos dijo que Ricardo había llegado a las siete de la mañana y se había llevado sus instrumentos y equipos. No nos dio ni oportunidad de charlar. Estaba bastante intratable él en ese momento, ensimismado consigo mismo. 

¿Te quedaste con cosas por decirle, entonces?

¿Qué le voy a decir? Mucho no hay. Si se quiso ir… Fue él quien premeditó ir a buscar los equipos antes de que llegásemos nosotros. Un poco por las bolas te da… pero son cosas que pasaron ya hace mucho tiempo. No quedan residuos de nada. Lo único que pasa es que cuando hacemos un show de La H no murió es un disfrute total, y siempre teniendo en cuenta la obra completa con los integrantes completos, hablando de la delantera, porque bateros hubo tres en Hermética. Pero la delantera siempre fue la misma.

¿Cuán difícil se te hace alimentar los distintos proyectos O’Connor o Malón? ¿Cuál es el encuadre que establecés para separar canciones o textos?

Yo a O’Connor lo tengo en standby desde 2016, cuando saqué el último disco. También porque se me desbandó el grupo con el disco recién salido. Tenía mucha actividad con Malón en ese momento y fue un poco el motivo del desbande. Hernán García, el bajista y compositor, estaba un poco celoso y terminó en que un día se fue. Me dijo: "mirá, no voy a tocar más" y arrancó. A mí se me hacía difícil tocar con las dos bandas a la vez porque siempre pinta la competencia entre managers, y uno le pisa la fecha al otro. Entonces, decidí dejar O’Connor en standby y seguir con esto. En algún momento, quizá, reavivaré O’Connorm pero con un parate de la actividad de La H y de Malón, para poder desarrollar lo otro con tranquilidad. Tipo un año sabático. El “Tano” tiene su otra banda y Carlitos (Karlos Cuadrado, el bajista) estaba tocando también en O’Connor. De volver, lo haría con esa “condición”, no tener una actividad paralela.

En abril del año próximo se conmemoran 25 años de la fundación de O’Connor.

Fah, mirá, las bodas de plata. Bueno, veremos. Quién te dice. 

Prácticamente has tocado con casi todos los artistas internacionales de heavy metal que alguna vez admiraste: Megadeth, Angra, Iron Maiden, Ozzy Osbourne. Black Sabbath, Motörhead, Metallica, Judas Priest. Cuando estabas en Mark I, si alguien te decía de que, quizá, podías tocar con Maiden, ¿vos decías: "qué voy a tocar con Maiden"?

Dejá... Ni siquiera pensaba que Maiden podía llegar a venir a la Argentina alguna vez. Por entonces no venía nadie. Recién en los 90 empezó a venir la catarata esta de artistas internacionales, que no paró hasta el día de hoy. Antes venían muy poco. Lo último internacional que había visto, había sido en el 81, a Queen en el estadio de Vélez. Ese fue otro lujo que me di, ver a Queen con Freddy Mercury. Bah, verlo no lo vi porque tenía una entrada que era al fondo del gallinero y se veía como un alfiler, pero estuve ahí ese día. 

Contame alguna anécdota con alguno de ellos.

Yo soy muy reacio con eso, no quiero atomizar a los que admiro por miedo a que me saquen cagando. Así que prefiero no tener ni fotos y saludar a la pasada. Lo que sí me pasó con Maiden, tocando con O’Connor, fue que, mientras estaba cantando, un par de veces que miré a la batería, vi a Steve Harris (bajista y líder de Maiden) apoyado en un equipo mirando el show y, hacia el otro lado, en el sector del bajista, y veo a Nicko McBrian (baterista de Maiden) que me hacía dedito para arriba. Después, cuando terminamos de tocar, ya no estaban en la vuelta, pero el tour manager pasó por la oficina de producción a pedir discos porque los músicos de Maiden querían para llevarse el material. Se llevaron un disco cada uno. Justo había sacado el disco Estamos pariendo (2006).

En distintas entrevistas te he escuchado hablar de “entretener a la audiencia”, o “divertir con tu música a los fanáticos”. ¿No tenés inconveniente en identificarte con el entretenimiento o la diversión?

No, para nada. Es algo que le hace bien a la gente, sobre todo a la que se tiene que dedicar a algo por necesidad. Poderse divertir y que nosotros seamos los encargados de darles dos horas de entretenimiento me encanta. Es un día de festejo.

¿Es impensable proyectar que en algún momento publiquen nuevas canciones bajo el manto de La H no murió?

No, a esta altura ya no va a ser. No tendría sentido sin que estuviera el principal compositor, Ricardo.

Contame del show de La H no murió que darán el 22 de diciembre en Montevideo.

Es un show de La H... con todo lo que eso significa. Hay alguna que otra sorpresita, pero no quiero adelantar. No va a ser una canción nueva. Las posibilidades se terminaron porque Iorio físicamente ya no está con nosotros. La única manera, si no quería tocar, podría haber sido participando de otra forma, porque si no la mística de la banda que es lo divertido se iba al carajo. Pero ahora hay que conformarse con lo que hay, porque La H no murió.

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico