Por Delfina Montagna | @delfi.montagna
El periodista, streamer, locutor y abogado Tomás Rebord tiene muchos personajes. Estuvo el ocurrente historiador en la sección StoryBord del programa Caricias Significativas – ¿no fue allí donde nació la “máxima ciencia”? –. Existió como desquiciado cazador de verdades en MAGA (Make Argentina Great Again, emitido por la ahora difunta radio Nacional Rock). Estuvo también el comprensivo interlocutor de El Método Rebord, dispuesto a ir a donde sea que la conversación lo lleve y a aceptar todas las posturas y colores políticos. Incluso existieron el comentarista deportivo de la sección Futbord, el politólogo semanal a Paren La Mano con Luquitas Rodriguez en Vorterix, y todavía continúa como amigo de Pedro Rosemblat e invitado célebre en el canal Gelatina.
Muchos de todos estos personajes y estados de la materia Rebord sobrevivieron y resucitaron en Hay Algo Ahí, su nuevo programa co-conducido por Juan Ruffo, a quien dieron en llamar “your-next-friendly-door-guy” por su habilidad y gracia para seguirle el ritmo a todas estas metamorfosis, de manera que es imposible no quererlo. Muchos de estos personajes son monedas de dos caras, que se corresponden con oyentes que son "gente", "hagoveros" o "reales". Finalmente, muchos de estos personajes también emergen en Comentarios al náucrato (2024), la primera publicación de Tomás Rebord, traída al mundo por la editorial Planeta.
Puede que parezca ceremonioso el hecho de que Náucrato significa en griego “navío sagrado”. De igual manera, puede parecer dramático decir que en Argentina atravesamos diez días de diluvios en los que una picadura de mosquito podía merecerle a uno la muerte.
En momentos donde la oscuridad parece total y todos estamos a la espera del próximo salvador, se colaron una vez más las dimensiones de la ficción en la realidad. La edibordial Apocalipsis Argentino se montó sobre una metáfora social: en tiempos de desesperación, los distintos grupos construyen barcos.
Después de haberse enfrentado al rigor de lo público y a quienes transforman todo contenido de internet a una bajada de línea moral, Rebord sintetizó: “Nuestro barco es laxo. En el apocalípsis social generalizado, ofrece entretenimiento”. Ni ficción ni biblia, el Náucrato logró ser nada menos que una historia atrapante, que se trata en iguales medidas de encontrar lo divino en lo común y la risa frente a lo solemne.