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Contenido creado por Manuel Serra
Historias
Corren tres millones

Como un cielo de verano: a Catar con Jaime Ros Stewart y los Francescolis con Patente

Se viene el Mundial y en Uruguay se juega como se vive, se canta y se escribe como se juega. Está en la cultura y nació un 12 de noviembre.

18.11.2022 12:28

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2022-11-18T12:28:00-03:00
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Por Sebastián Chittadini

En noviembre de 2013, cerca del final de la octava temporada del programa Peter Capusotto y sus videos en la TV pública argentina, el humorista Diego Capusotto presentó un nuevo personaje. En en el marco de la presentación del “Mangueras Musmanno Rock Festival”, una voz típica de locución rockera daba entrada por primera vez a Jaime Ros Stewart y Los Francescolis con Patente entonando —a ritmo de candombe y en castellano— la canción “Forever young” del escocés Rod Stewart. “Toda la magia de las calles de Montevideo en el exponente número uno del charrúa-pop”, decía la descripción del personaje y el coro murguero que lo acompañaba.

No es para nada casual que, desde Argentina, el arquetipo del uruguayo sea una fusión de Jaime Roos con Enzo Francescoli. Alguien se preguntará a qué viene esto, a pocos días de una nueva participación de la selección uruguaya en un Mundial, y tendrá razón. Las casualidades no existen, y así como en este noviembre de 2022 se jugará un Mundial, no solo cumplen años Jaime Ros Stewart y los Francescolis con Patente. También cumplieron años —el mismo día, 12 de noviembre— Jaime Roos (1953) y Enzo Francescoli (1961). ¿Tendría idea de esto Capusotto cuando ideó junto con su guionista Pedro Saborido este personaje uruguayo?

La divertida representación del humorista argentino demuestra que, desde la vereda de enfrente del Río de la Plata, no entienden una manera de ser más uruguaya que la de Jaime Roos y Enzo Francescoli. Podríamos ir más lejos y señalar que no se puede ser más montevideanos que un hombre que tiene una biografía llamada justamente El Montevideano y un hombre tantas veces señalado como un futbolista “triste”, “gris” y “melancólico”, aunque con un indudable valor estético. Igual que nuestra capital.

Se viene un Mundial, al que vamos a mirar de la forma que nos sale sentirlo. Desde 1992, Jaime Roos canta que “cuando juega Uruguay corren tres millones”. Es casi imposible para una persona que vive en este país permanecer ajena a la influencia cultural y social que tiene el fútbol. Lo volvió a decir en 2010, cuando tituló 3 millones su película sobre las peripecias de la Celeste en Sudáfrica. Todos y todas en este país casi sin crecimiento demográfico corremos en la previa de un Mundial en el que juega Uruguay, como lo hicimos en 1986 y 1990 cuando Enzo lideraba a la selección y como lo haremos en este 2022 jugado en una fecha diferente.

El 12 de noviembre de 2022, día en el que Jaime Roos cumplió 69 años y Enzo Francescoli 61, fue sábado y faltaban 50 días para terminar el año. Pero ellos ya jugaban juntos en el equipo de la cultura uruguaya desde que hizo un disco que se llamó Mediocampo en el que salió en la tapa vestido de futbolista, desde que soñó con agarrar la guitarra y salir por el túnel del Estadio Centenario al lado de Obdulio Varela. Curiosamente, en la época en la que Jaime lanzó la canción, Enzo no estaba jugando en la selección. Su último partido había sido en los Octavos de Final del Mundial de Italia 90 el 26 de junio de ese año y volvería recién en un amistoso contra Perú el 17 de julio de 1993, en el mismo Centenario en el que Jaime les cantó a los championes de los pibes y a los botines del 50.

Tal vez se pueda pensar en el 12 de noviembre como un día especial en la cultura popular uruguaya, porque un 12 de noviembre nació también Cristina Peri Rossi. Y por qué no, también podemos atribuirle a esa cultura algunas de las características que la astrología atribuye a su signo, Escorpio. ¿O acaso nuestro acervo cultural no es de perfil bajo, introvertido y taciturno? Sí, igual que ellos, que cantan, juegan y escriben de una manera a la que nos gusta parecernos, aunque haya gente y manifestaciones culturales nacidas bajo el signo de Escorpio que escapen a esa denominación. La uruguayez, esa que nos define, se ha percibido de una manera muy interesante desde el otro margen del río que nos separa y nos une con los argentinos. Quizás hasta mejor que cuando nos miramos al espejo, como cuando dicen que alguien está “triste como uruguayo contento”. Fue en Argentina donde más se dieron cuenta de que la voz de Jaime, con su característico tono y sus inflexiones, es una voz “de uruguayo”. O donde encontraron en la forma de hablar de Enzo un recurso humorístico en el recordado “Decilo, Enzo, decilo” de “El equipo deprimente”, la parodia de El equipo de primera, icónico programa deportivo en el que los protagonistas del fútbol argentino se ponían traje y hablaban de fútbol.

Ellos, los argentinos, han sido capaces de detectar cómo describen y cómo llevan puesta esa identidad cultural con nuestro toque propio. Y en esa mirada, los dos íconos culturales nacidos un 12 de noviembre no han tenido las oposiciones o las críticas que han tenido en su propio país. En Argentina, la prensa y el público ha recibido muy bien a Jaime Roos y a Enzo Francescoli. Este último, siendo ídolo allá y no acá. Quizás tenga que ver con que Uruguay es un país difícil para quien se sale un poco de la media, en el ámbito que sea. Le pasó a Jaime Roos, blanco de cuestionamientos hacia su persona por no ser como se quiere que sea, y también a Enzo Francescoli, por no jugar como se quería que jugara y por parecer más argentino que uruguayo.

Sin embargo, tal vez porque parte de nuestros rasgos identitarios tienen que ver con que muchas veces lo nuestro es discutido acá aunque sea reconocido afuera, en la cultura popular no estamos lejos de ser como Jaime en la música y como Enzo en el fútbol. Y como tal esperamos un nuevo Mundial, siendo uno de los países con mayor cultura futbolística en el mundo. Es que el fútbol, igual que quienes lo juegan, es de las cosas más importantes de la vida de las y los uruguayos. Incluso de quienes creen que no les importa tanto. Ese entusiasmo —tan sublime como el del Himno Nacional— llega a su cenit en la época del Mundial, aunque caiga en noviembre. Cuando a la pasión por la pelota —que llega hasta la música, las letras y cualquier otra manifestación cultural— se le agrega la presencia de la camiseta celeste, pasan cosas. Y es ahí, o ahora, cuando los primeros acordes de la canción de Jaime Roos para que corran las agujas y corra el corazón mientras corre el mundo y gira el balón. Porque seguimos siendo tres millones que, aunque sea en esto, tenemos algo que nos une. Porque podemos poner un video de Enzo Francescoli jugando al fútbol para entender por qué hay cuestiones que nos atraviesan y se puede reconocer a un futbolista uruguayo —así como a Jaime por su particular voz— por su forma de pararse.

Se viene un nuevo Mundial y lo esperamos con nuestra manera de verlo y de sentirlo, con la voz de fondo de Jaime Ros Stewart y los Francescolis con Patente. Si suena “Cuando juega Uruguay”, en su versión original o en la de Francis Andreu, todo estará bien. En el fútbol, en tanto rasgo identitario esencial del Uruguay, hay mucho más que fútbol. Confluyen en esa mística en torno a la camiseta del color del cielo los ritmos del candombe, la murga, el tango, el folklore y todas las músicas que escuchan los mismos tres millones de siempre, que siempre estarán (¿o estaremos?) añorando como en loop lo que alguna vez fuimos. Porque hay algo en la manera de cantar de Jaime Roos y en la de pararse en la cancha de Enzo Francescoli que compartimos quienes nacimos en Uruguay, como ellos comparten cumpleaños.

Por Sebastián Chittadini