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Contenido creado por Valentina Temesio
Literatura
Los libros y sus autores

Con el escritor Gabriel Sosa: “Si me interesa leer a alguien no le puedo hablar”

Este 2023, el periodista y editor publicó “Los hombres de Piedra Negra”, su última novela.

14.09.2023 12:17

Lectura: 5'

2023-09-14T12:17:00-03:00
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Gabriel Sosa (Montevideo, 1966) es periodista, escritor y editor. Desde principios de los 90 trabajó o colaboró en diversos medios escritos nacionales y extranjeros.

Es autor de los libros de relatos Orientales excéntricos (Cauce, 2001; reeditado con material adicional como Orientales excéntricos recargado, Túnel, 2019) y Qué difícil es ser de izquierda en estos días y otras historias de amor (Planeta, 2004). En colaboración con Elvio Gandolfo publicó las novelas El doble Berni y Los muertos de la arena (Aquilina, Buenos Aires, 2008 y 2011). En no ficción es autor de El lado oscuro de parir - La mujer como víctima de violencia obstétrica (Planeta, 2018), coautor, junto a Alejandro Michelena y Andrés Linardi, de una Historia de las librerías de Montevideo (Planeta, 2021) y este año publicó también El fantasma que nos habita. Memorias del 27 de junio de 1973 (Banda Oriental).

Los hombres de Piedra Negra (Estuario, 2023) es el volumen final de una trilogía compuesta además por Las niñas de Santa Clara (Aquilina, Buenos Aires, 2016) y Las mujeres de Nueva Troya (Estuario, 2020).

¿Preferirías viajar al futuro o al pasado?

Todos los viajes son hacia el futuro, siempre se llega después del momento en que saliste.

Si pudieras ser un personaje de tu libro, ¿cuál serías?

El narrador omnisciente.

Si pudieras cambiar el final de cualquier libro famoso, ¿cuál elegirías y cómo sería el nuevo final?

Cambiaría el final de la Biblia, muy deprimente, mueren todos, un bajón.

¿Cuál es tu técnica más extraña o inusual para superar el bloqueo de escritor?

Esperar a que se me pase.

¿Qué cinco cosas guardarías en una cápsula del tiempo?

La única cápsula del tiempo que manejo es la heladera. Guardaría queso, verduras, fruta, algún embutido y, si tiene freezer, helado.

Tu autobiografía en una frase

“Todo considerado, tan mal no le fue.”

Gabriel Sosa. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Gabriel Sosa. Foto: Javier Noceti / Montevideo Portal

Contanos qué estás leyendo ahora

Si fuera algún graciosillo tipo Leo Maslíah diría que las preguntas de este cuestionario.

Si pudieras tener una conversación de una hora con cualquier escritor famoso, pero después nunca más podrías leer ninguna de sus obras, ¿a quién elegirías para tener esa conversación?

Me sale decir Paulo Coelho, pero no se me ocurre ni un solo motivo por el que querría hablar con él ni siquiera cinco minutos. Y sus libros ya no los leo.  Es complejo, si me interesa leer a alguien no le puedo hablar, y si me interesa hablar no lo puedo leer, pero si me interesa hablar es porque me interesó la lectura. Catch 22 de manual.

Si tus libros fueran adaptados al cine, ¿quién te gustaría que interpretara al personaje principal?

Si hay presupuesto, Bill Murray rejuvenecido digitalmente. Si no, alguien de Los Zíngaros con physique du rôle.

El primer verso que te viene a la mente.

“Tu pelo, el mejor encordado que tocó mi mano”. El mejor verso de la lírica nacional.

¿Para qué literatura en el tiempo del desamparo?

Es lo que me pregunto siempre, para qué.

Lo último que comiste va a ser el menú para toda tu vida ¿qué es?

Pasta con pesto, ninguna objeción.

Contanos sobre esa vez que un lector te reconoció en la vía pública

El día que me pase van a ser los primeros en enterarse.

Tu idea de felicidad y tu idea de miseria…

…son contrapuestas.

Tapa de Los hombres de Piedra Negra. Foto: HUM y Estuario

Tapa de Los hombres de Piedra Negra. Foto: HUM y Estuario

Fragmento de Los hombres de Piedra Negra

Larrobla asintió en  silencio. Desde que saliera de la estancia un dolor de cabeza había ido creciendo detrás de sus ojos, y ahora lo estaba torturando.

—¿Querés conocer al padre Garbantso? —ofreció Pareja—. Es al único al que podés encontrar activo ahora.

—¿El padre cómo? ¿Garbanzo? —se asombró Larrobla. Pareja se rió.

—Garbanzo no, Garbantso —se lo deletreó—. Teófilo Garbantso, un viejito italiano cascarrabias como ninguno y más conservador que un Papa muerto. Vive puteando, el viejo. Se hizo instalar un altavoz en el campanario y un equipo de audio con micrófono, para llamar gente a la misa dijo, pero en realidad lo usa para relajar al pueblo entero cuando pasa algo que no le gusta. Tiene un jardincito atrás de la parroquia, que la muchachada lo usa para coger cuando salen del baile, entonces el viejo cada domingo temprano se levanta, sale y encuentra condones tirados. ¡Ah, no sabés cómo se pone! Entra corriendo, prende el equipo de audio, lo pone al máximo y empieza a los gritos: “¡Nuevamente hemo encontrato preservativo usado en terreno de la iglecsia, eso é sacrilegio…!”.

            Pareja imitó el acento de un italiano atravesado para repetir las palabras del cura, y ambos se rieron de buena gana.

            —¡Y no sabés la potencia de ese parlante, despierta hasta a los que recién se acostaron, en todo el pueblo se oye! ¡Lo han ido a relajar porque hay gallinas que dejan de poner huevos por el cagazo!

            Volvieron a reírse.

            —Es un personaje el viejo amargo, no para de hablar y de relajar a todo el mundo. ¿Querés que te lo presente?

            Larrobla se había divertido con la anécdota, y pensó que un personaje así de grotesco podría aparecer en la nota. Pero el dolor de cabeza lo seguía martirizando, y en realidad no tenía ni energía ni ganas de tolerar un solo pelmazo más. Se levantó los lentes para masajearse el entrecejo con los dedos.

             —La verdad que muchas ganas no tengo —dijo, aún con los ojos cerrados.

            Pareja se lo quedó mirando y asintió.

            —Estás cansado, ¿no? Se te nota.

      Larrobla asintió.