Lo que sucedió el sábado pasado fue esto: La Trastienda llena, como pocas veces se la había visto. Service de Sound, abriendo la noche. Un par de amagues a la hora de salir a escena. Nick Cave sonando previamente. Stephen Malkmus de traje y camisa. El resto de los músicos, más bien de entre casa. El comienzo con "Cut Your Hair". La primera parte del show con canciones como "In The Mouth Dessert", "Trigger Cut", "Unfair", "Painted Soldiers", "The Hexx", "Range Life" y algunas más hasta llegar a "Harness Your Hopes", el hit indiscutible de Pavement. 

Varios pogos, durante esa primera mitad. Pero un pogo mucho más cercano al indie que al rock o al punk. Un pogo que salta no para romper todo, sino para gozar, para disfrutar, para sentir el placer. La irreverencia de ese público es otra. El pelo teñido de rojo no significa lo mismo, los piercings no significan lo mismo, los tatuajes no son los mismos. 

La segunda parte del show, en cambio, trajo consigo sonidos mucho más experimentales, psicodélicos y acústicos. Canciones como "Debris Slide", "Zurich is Stained", "Fight This Generation" (que desde América Latina trajo los recuerdos de una actitud parecida a la de Molotov), "Grounded" o "Frontwars". No tanta letra, no tanto hit, no tanta búsqueda del público. Más bien, fue hacia adentro. Y, durante todo el show, aquel conflicto que los había llevado a cerrar su década como banda formada, no se notó. El repertorio