Por Carlos Dopico
Carlos Dopico
Juan Casanova y Pedro Dalton comparten una misma generación. Ambos le llevan más de una década a Luciano Supervielle. Sin embargo, todos tienen un amor incondicional por la música y, desde hace años, más allá de los riesgos económicos, apostaron a vivir del arte. Cada uno es compositor e intérprete; parte de bandas y también solistas. Cada uno tiene una carrera artística independiente, pero han interactuado en duplas en más de una oportunidad. Casanova y Supervielle lo hicieron hace más de una década y, desde entonces, cada tanto, retoman esa fórmula de presentación artística. Supervielle y Dalton lo experimentaron en 2019, como show de apertura de Patti Smith, para el que incluso desarrollaron un repertorio inédito. Sin embargo, en 2022 conformaron un nuevo proyecto entre los tres, con el que debutaron con aplausos en la Sala Zitarrosa: Suma Camerata. La respuesta emotiva del público fue tal que les impulsó a repetir la experiencia.
“Para este año doblamos la apuesta, y para el que viene vamos a triplicarla”, confiesa motivado el cantante de Traidores, Juan Casanova, y se pregunta: “Quién sabe qué más pueda llegar a pasar”. El próximo 14 de setiembre, el grupo subirá a escena en el Teatro Solís y, ante la demanda de entradas, ya tienen programada una tercera edición en el Sodre para el año entrante. “Primero tocamos con una orquesta de cuatro cuerdas y ahora vamos con nueve. Yo quiero más. Quiero que la camerata sea entera”, agrega ansioso Dalton, el vocalista de Buenos Muchachos y la banda argentino-uruguaya Chillan Las Bestias.
Una tarde invernal, en el estudio que desde hace años mantiene el ex Plátano Macho Luciano Supervielle en La Blanqueada, irrumpimos en un ensayo programado para charlar. Luciano atravesaba una aguda afonía, por lo que sus intervenciones son dosificadas y complementadas por Dalton y Casanova, a los que no les cuesta nada hablar. Pedro se hizo un tiempo entre los ensayos con Buenos Muchachos, las emisiones de Isla de Encanta y la exposición de dibujos Chikanas Boys, que acababa de bajar; Juan hizo lo propio entre las presentaciones de Los Traidores, los ensayos de Poesía de guerra y las colaboraciones con Vaimaca Dub. Mientas que Luciano se hizo un hueco entre el torrente de presentaciones con el Conjunto Nacional de Cámara, las sesiones de grabación con Bajofondo y los conciertos para piano y electrónica que acababa de dar.
Según susurra Luciano: “Todo está en la canción original. Vamos a visitarla desde otro mundo sonoro y arreglístico, pero son todas grandes canciones las que estamos haciendo, como: ‘Flores en mi tumba’ o ‘Y la nave va’ [N. del R:. de Los Traidores y Buenos Muchachos, respectivamente], o de otras personas que vamos a versionar. En la esencia ya está el germen de una gran canción”.
Según el Diccionario Harvard de Música, camerata remite a una reunión informal con la intención de llevar a cabo una discusión artística. La definición renacentista proviene de la habitación, ya que eso es lo que significa la palabra italiana. Sin embargo, en los siglos XX y XXI el terminó derivó en conjuntos de música de pocos intérpretes, una orquesta reducida, definición que en principio los nucleó y con la que comenzaron a sumar.
¿Quién de los tres bautizó este proyecto con el que debutaron en 2022 con un espectáculo de gala en la Zitarrosa?
Juan Casanova (J.C): Veníamos rumiando hacía días y nos se nos ocurría absolutamente nada. Entonces, nos convocamos a una reunión específica para resolverlo. Salíamos de la cafetería, habiendo abandonado la esperanza de ponerle nombre, y le pregunté a Luciano: “¿Camerata qué es?”. En tres segundos lo bautizamos.
Pedro Dalton (P.D): Fue el mismo día de la sesión de fotos. Salíamos del estudio de fotografía y dijimos: “Hay que ponerle ya un nombre”. Teníamos la foto y no el nombre del proyecto.
J. C.: Cerró todo porque la camarata refiere a un conjunto de pocos instrumentos. En aquel momento estábamos preparando una Sala Zitarrosa, en la cual, justamente, la idea era que nos acompañara un cuarteto de cámara. Y suma, que quiere decir compendio. Nos cerró completamente el concepto que queríamos volcar por todos lados. Pero no surge por azar; lo teníamos en mente, y en un momento la idea eclosiona y cierra. Nos quedamos recontentos por haber encontrado el nombre justo y adecuado para la puesta en escena que queríamos concretar.
Los tres mantienen distintos proyectos en simultáneo. ¿Qué debía tener este en particular para tener sentido?
P. D.: Estar los tres juntos. Somos totalmente distintos entre los tres, y la idea era juntar tres universos en uno, pero lleno de los tres.
Luciano Supervielle (L.S): El resultado es algo que ninguno de nosotros podía hacer por sí solo. O sea, que hay de Juan, de Pedro y de mí. Realmente creo que hay un enorme laburo colectivo; influencias de vida, trayectorias.
J. C.: Además, esto es el resultado natural de muchos años de estar juntos y compartir mucha vida, mucha muerte, muchas cosas. Por ejemplo, en 2010, Luciano y yo hicimos nuestro primer show en conjunto. Después pasamos por varios Enlaces [proyecto fundado entre Casanova y Teysera], y otras agrupaciones en esto de estar compartiendo y abriendo la cancha, con músicos de todas partes. La idea siempre fue abrir la cabeza, seguir experimentando con universos musicales distintos pero que confluyen en la amistad que tenemos labrada de hace años, y en el conocimiento de haber compartido tantos escenarios. Luego, en 2019, Pedro y Luciano también hacen un show en conjunto: Un montón de ojos en la cabeza.
En Suma Camerata confluye que Luciano y yo tenemos una puesta en escena hace muchos años, y Pedro y Luciano también. Y en ambos conjuntos estamos componiendo. En Suma Camerata hay temas inéditos, tanto lo que compusieron Pedro y Luciano como Luciano y yo. Hay mucha cosa que se presenta, y este es el ámbito natural donde podemos mostrar las cosas que hacemos y que quizás no son tan visibles. El factor que une todos estos mundos musicales e influencias que cada uno trae, donde todo confluye, es la inclusión de las cuerdas. En un primer caso fue un cuarteto y ahora vamos a tener un conjunto completo de cuerdas, nueve cuerdas. Ese es el factor aglutinante de todo. Y todo esto se dio de una manera muy natural.
En el radar tenía los Enlaces, pero no el vinculo escénico tan lejano entre ustedes como dupla. ¿O sea que Casanova/Supervielle tocan juntos hace más de una década?
J. C.: Sí, exacto. El primer show fue en Dos en 2010, donde tocaron varios de los Bajofondo, mi banda Assimo, el Enano Teysera, e incluso Pedro [Dalton] estuvo de invitado. Ese es un factor que también nos une. En Suma Camerata, si bien queremos mantener el conjunto reducido de participantes, tratamos también de que también haya otras voces. El pasado año invitamos a Laura Chinelli y en este caso invitamos a Camila Ferrari, que es un nuevo valor. Ayudar, dar exposición a valores nuevos, es una idea de base.
L. S.: Claro, vamos a hacer un tema de ella, de su nuevo disco.
J. C.: Vamos a interpretar también una canción de Animales de Poder, que es una joven banda de mujeres con enorme talento. Como de costumbre, abrir la cancha lo más posible.
L.S.: Y va a estar Lucho [Luis] Angelero también.
Tengo muy presente algunas versiones que han hecho: “Como una plegaria” o “Flores en mi tumba” de Los Traidores, pero, ¿tienen repertorio propio también, composiciones originales?
J. C.: Con Luciano tenemos “Pócima”, que es uno de nuestros temas inéditos, pero Pedro y Luciano tienen varios más [N. del. R: “Pócima” fue grabado en 2020 por Lucía Torrón].
L. S.: Vamos a hacer también “Baldosas [Mojadas]” [N. del. R: el tema pertenece a Mar Dulce, segundo disco de Bajofondo, feat. Nelly Furtado].
J. C.: Sí, ta, pero ese es una sorpresa, no lo quememos (risas). Vamos a hacer otro tema que sí está editado, pero que compusimos para otra persona que vive en otro país.
P. D.: Con Luciano, cuando abrimos el show de Patti Smith, compusimos cuatro canciones, entre ellas: “Caos y miedo”, “Licor de sistemas” y “Moonkie”. La verdad que nos une mucho la necesidad de que esto tenga cuerdas. Luciano ya ha tocado varias veces con orquesta y Juan se ha acercado también a ese universo. Yo creo que es uno de mis sueños hacerlo. Es una experiencia que yo creo que cualquier cantante en el mundo debe disfrutar. Primero tocamos con cuatro cuerdas y ahora vamos con nueve. Yo quiero más. Quiero que la camerata sea entera.
L. S.: Ahí tiene un rol importante Matías Crascium, el primer violín de la orquesta que armamos, porque él reunió a todo el conjunto. Son todos músicos que tiene una formación sólida clásica, pero también han transitado otros estilos; eso hace que sea muy natural para ellos. Además, son todas personas muy jóvenes, súper entusiasmadas en tocar con ellos, porque los conocen.
Pero los arreglos son tuyos, ¿verdad?
L. S.: Sí, los arreglos son míos. De todas formas, Matías me da una mano.
¿La fundamentación de estar acompañados de las cuerdas y tener ese colchón instrumental es tener una libertad poética, una base musical que no solo soporte la canción o la lírica cantada, sino la poética recitada?
P. D.: Va a haber poesía recitada, sí. Cuando a mí me proponen lo de Patti Smith, yo busco a Luciano para trabajar con él. La idea inicial de aquello era que recitara poesía, y pensando en alguien que sepa disparar cosas, generar instrumentaciones, le busqué. Después salieron las canciones y después, además, ocurrió eso de entrar con una poesía que derive en canción. Eso lo quisimos traer cuando hicimos la Sala Zitarrosa por primera vez. Y arrancó Juan.
J. C.: Claro, las partes que Pedro escribió para esa puesta en escena con Luciano, ahora hay una intro que recito yo, y lo hago en varios pasajes. Son textos que escribió Pedro. Sí, hay una parte poética.
P. D.: Queremos, además, que el show sea eso, que se nutra de eso. Si nos ponemos a tocar solo canciones, que cada uno siga con su banda. Esto es otra onda, muy teatral.
L. S.: La idea es también rescatar parte de la esencia de cómo fueron compuestas esas canciones para otro formato, otro contexto. Llevarlo a un lenguaje más clásico, u orquestado, no deja de remitir al origen de la canción. Todo está en la canción originalmente. Vamos a visitarla desde otro mundo sonoro y arreglístico, pero son todas grandes canciones las que estamos haciendo, como: “Flores en mi tumba” o “Y la nave va”, o de otras personas que estamos versionando. En la esencia ya está ahí el germen de una gran canción.
P. D.: Se trata también de jugar con el tema de experimentación. No hay miedo en hacerlo y ver qué sucede. El tema es ser libres.
Hablamos varias veces de repertorio inédito. ¿Tienen intención de publicarlo?
J. C.: Todo lleva su tiempo, y en nuestro país aún más. Luciano y Pedro ya compusieron, grabaron y están por editar ese material. Con Luciano, nosotros estamos viendo por dónde publicar nuestras canciones, quizás en un futuro disco de Luciano. Nosotros tenemos algunos temas que deben haber comenzado hace unos ocho años.
L. S.: Algunas cosas hicimos. En tu disco hay algunas de las versiones que estamos haciendo, “Flores en mi tumba”, por ejemplo.
J. C.: Claro, pero de lo nuevo, “Pócima” es una canción que hemos tocado bastante en nuestro show y aún no hemos encontrado un sitio donde editarla. La grabamos en vivo con Juli Rada durante el concierto Poesía de guerra, pero ese tema no quedó dentro de mi disco, en la selección final. Son procesos de maduración y encontrar el momento oportuno para dar a conocer el material.
P. D.: Y también que vivimos en un país en el que no hay presupuesto para estas cosas y todo lo tenés que hacer con tus tiempos libres. Cuando trabajé con Luciano para esto de Patti Smith, fueron sesiones desde julio para tocar en noviembre. Estuvimos ensayando más o menos una vez por semana, tan solo para componer cuatro canciones y meterle cuatro poesías. Todo lleva tiempo y dedicación.
¿Y tienen en proyecto editar algo como Suma Camerata, con esos arreglos y concepción?
J. C.: Tenemos muchas ganas de que Suma Camerata siga creciendo. De hecho, el año pasado, luego del show en la Zitarrosa, que fue muy emotivo, nos dio las ganas de decir: “El año que viene doblamos la apuesta”. Y lo mismo nos pasa este año. Ya sabemos que se va a agotar y vamos a tocar en un Solís lleno. Y bueno, ta, ya tenemos reservado un Adela Reta [Sodre] para el año que viene. Para este año doblamos la apuesta, y para el que viene vamos a triplicarla. Y quién sabe qué pueda llegar a pasar. Nos da la motivación para muchas cosas; quién sabe si es filmar, grabar, o componer temas especialmente para la ocasión.
P. D.: Yo creo que ahí está el disparador, siempre es componer una canción especial para la ocasión. Si no también se puede hacer un buen registro. Hoy, todo lo que tenemos entre manos no es original de Suma Camerata, sino cosas que trajimos acá, que se transforman, se recomponen y casi quedan nuevas. No tiene nada que ver la versión de “Flores en mi tumba” al disco de Traidores. Ahí es cuando nos dejamos fluir. El cuerpo pide, y si algún día necesitamos venir a encerrarnos acá para componer, lo vamos a hacer. Ganas no nos faltan y, además, somos recontra amigos. Sabemos que los gustos que manejamos los tres pueden confluir en una canción, perfectamente.
L. S.: Me parece también que hay una intención desde antes, con el Enano [Teysera] —cuando se hacían los Enlaces—, de generar repertorios que involucraran artistas nuevos, además de los clásicos. Hay intención de ser una plataforma para mostrar distintas escenas. Somos un poco veteranos ya también y tenemos cierta autoridad —entre comillas— para darle lugar a artistas nuevos, a nivel de impulso. Somos conscientes de eso. Hay, además, intención de visitar el repertorio que nos formó como artistas. Creo que eso es lo que hace el sentido de Suma Camerata, más que pensar en un disco. Igual se podría pensar, pero en su concepción no está tanto esa inquietud.
J. C.: Todo se va a ir dando naturalmente; no hay un plan. No hay una intención o plan de negocios detrás. Vamos actuando en función de cómo se van dando las cosas y, sobre todo, lo que pida el corazón. En eso se basa la magia de esto.
Pedro, Juan, ustedes se conocen desde hace mucho tiempo. ¿Cuándo se vieron por primera vez en escena, o conocieron al artista que había en el otro sobre el escenario?
J. C.: Mirá, yo hace poco encontré un afiche del Cabaret Voltaire —que fue un ciclo que se armó en la Alianza Francesa—, y ahí me acuerdo que con Pedro nos habíamos juntado. Teníamos varios amigos en común, los punkillos del Viejo Pancho de aquellas épocas, a Daniel Turcati, por ejemplo.
¿Eras Alejandro en aquella época todavía, Pedro? [N. del R:. Alejandro Fernández es su verdadero nombre].
P. D.: Sí, claro, Alejandro. Eso fue en el primer Cabaret Voltaire, porque hubo dos. Luego hubo otro ciclo en el Anglo que fue más largo. Traidores fue el primero que hizo Baltar y debe haber sido en el 83.
J. C.: No, un poco más adelante, en el 86 quizás.
P. D.: Claro, ya había salido el Montevideo Agoniza.
Y, por ende, también el Tango que me hiciste mal con tu carátula.
P. D.: Sí, claro, también.
J. C.: Me acuerdo bien de Pedro porque expuso sus dibujos ahí mismo. Yo también dibujaba. Aunque en ese momento ya no. Pero me acuerdo de Pedro y algunos otros amigos. Entonces, digamos que lo conozco primero como ilustrador, dibujante.
P. D.: Yo la primera vivencia que recuerdo es entrar al camarín de Traidores y escuchar una versión de “A message to you Rudy” de los Specials. Yo escuchaba de afuera: “Stop your messing around / Better think of your future”, y no podía creer. No sabés cómo afinaban a tres voces: Juan, el Ruso y Víctor. Creo que estaba Víctor con la criolla. Me acuerdo de que uno de los dibujos que había expuesto era un saxofonista.
A Luciano, ¿recuerdan de cuándo lo vieron?
J. C.: Seguro lo vi con Plátano Macho. Pero no lo conocí por encontrarnos en los camerinos sino por jugar al fútbol en La Pedrera, en la playa. Jugamos un verano y al toque nos pusimos a componer, y no hemos parado a lo largo de todos estos años.
¿En qué año fue eso?
J. C.: En 2005 nos conocimos y en 2010 hicimos nuestro primer show conjunto.
P. D.: Yo a Luciano lo conozco en escena a través del Topo [Gustavo Antuña], cuando tocó por primera vez como invitado de aquellas cuatro noches en la Zavala Muñiz.
L. S.: Claro, y después grabamos con Topo en Rêverie [N. del R:. el segundo disco de Luciano, grabado en vivo en 2010, fue producido por Juan Campodónico y Gustavo Santaolalla].
P. D.: Pero la primera vez que nos dimos la mano fue una vez que Juan nos llevó a comer lehmeyún al armenio frente a Forestier Pose (risas).
Luciano, vos sos una generación menor. ¿Cuándo los viste en escena por primera vez?
L. S.: Bueno, vi más de un concierto de Buenos Muchachos antes de conocerlos. De hecho, por eso una vez fui directamente a buscar a Topo, porque me habían invitado a grabar una banda sonora y lo quería sumar. No recuerdo la primera vez que nos vimos. Nunca había visto a Los Traidores en su momento, porque cuando nos conocimos ya hacía mucho tiempo que no tocaban. Teníamos muchos amigos en común. Yo soy un poco menor, y cuando Traidores estaba tocando yo era muy chico. De hecho, llegué en el 85 con 8 años a Uruguay.
¿Cómo definen el repertorio de Suma Camerata?
P. D.: Surge de forma magistral (Risas). No sé cómo. El otro día estaba en Atlántida con mi compañera y me llegó la lista con los recitados y me emocioné; enseguida visualicé el show.
L. S.: Hay algunas cosas que tocamos ya el año pasado y eso sirvió de base.
J. C.: El setlist del año pasado sirvió como columna vertebral. Sin embargo, quitamos algunas canciones y sumamos otras. Hay de todo, canciones originales compuestas entre todos, otras de Luciano, otras de Buenos Muchachos, mías con Los Traidores y de gente que admiramos mucho o que amamos de otras bandas y compositores de Uruguay y la región. No hemos cantado nunca en inglés. La cosa es de la región, Mercosur.
Por Carlos Dopico
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