Por Federico Medina
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—Hola, ¿tenés las figuritas que son, tipo, brillantes?
—Tengo.
Daniel Gares es un hombre reservado, serio. Así se ha ganado la confianza de sus clientes más añejos. Según su experiencia, la fiebre de las figuritas del Mundial “todavía no llegó a su mejor momento”. “Ahora está todo el mundo con los sobres y yo vendo suelto. Para mí, todavía no es lo que tiene que ser”, dice.
Gares tiene 50 años, es hincha de Peñarol y, a mediados de los ochenta, jugó en las inferiores de Peñarol, donde conoció a Marcelo Rotti y Paolo Montero. Luego compitió en la división C, defendiendo los colores de Villa Española: “Jugábamos en la cancha de La Escuelita, ahí enfrente al Cilindro. De esa época me acuerdo de los Barragán, con los que supe tener una buena amistad”.
Su puesto en la cancha coincide con su actitud y entereza al frente del expendio de figuritas de la esquina de 21 de Setiembre y Ellauri, que, a ciertas horas, es un hervidero de gente: “Fui cinco, y también jugué de ocho, siempre en el medio”.
“En el 87 me casé y se terminó el fútbol. Pero después todos mis hijos jugaron al fútbol. El más grande jugó en Progreso, el chico en Liverpool, y mi hija Tamy [Gares] fue la que llegó más lejos. Salió campeona con Peñarol, Nacional, River y Colón. Estuvo en todas las selecciones. En un momento salió en una revista de la FIFA como la futbolista uruguaya con más partidos jugados. Empezó en Nacional y se retiró en Peñarol hace dos años. Hoy es médica”, cuenta con orgullo.
Diez mil figuritas
“Soy carpintero de toda la vida, y después hice de todo. Con las figuritas arranqué en el 90”, anuncia.
“Mi viejo [Juan Carlos] vivía conmigo porque se había muerto una compañera que tenía. Andaba por todos lados, juntando diarios para cortarle las figuritas que venían en la contratapa de El País”, relata. “Yo me reía y pensaba ‘¿este viejo qué quiere hacer?’. Y él me decía: ‘Ahora, cuando empieza el Mundial [de Italia 90], vas a ver cómo la hago con esto’. Se armó una valijita y se puso un puesto en la Plaza Cagancha. El primer día volvió a casa y dijo: ‘Bueno, ya compré todo para hoy’. Pensé que me estaba verseando. Al otro día, igual: llegó a casa con un montón de plata que había ganado con las figuritas”, relata, con sincero asombro.
“Yo tenía 19 años, un día me fui hasta ahí, y estaba lleno de gente el puesto, era impresionante. Y, a partir de ese día, me quedé trabajando con él, y me fue muy bien”.
Daniel tiene 10.000 figuritas en su casa y recomienda, tanto a los compradores como a los vendedores menos expertos, paciencia. Tiene otro montón de piques sobre el negocio de la venta de figuritas que aprendió durante todos estos años. Con facilidad te cuenta sobre cantidades, porcentajes, movimientos y otros detalles fundamentales para saber cómo y cuándo conviene vender una, o 100 figuritas.
Estudió el negocio como cualquier otro. Para él, se trata de un trabajo zafral, pero también el que heredó de su padre, que ya se jubiló y lo viene a acompañar algunas tardes a esta esquina del barrio Punta Carretas.
“Las primeras dos semanas que me paré acá, no hacía nada de plata. Pero la jugada de esto es no regalar de entrada, porque lo que hoy regalás, después, vale”.
Una época de oro y NBA
“En el 92 hicieron un álbum de la NBA y vino Shaquille O’Neal a Uruguay. En El País salían unas planchas de figuritas con seis jugadores. Nosotros comprábamos los diarios que no se habían vendido y así la juntamos con pala”, recuerda. “Salía Adhemar Vallés [gerente del periódico] y nos decía: ‘¡Paren un poco!’. Habíamos instalado 11 puestos de figuritas en la plaza, alrededor del diario”.
Después, “cuando entra a jugar la empresa Panini, el negocio cambió”, explica. “Aparecieron vendedores por todos lados, así que me fui con un puesto a 8 de Octubre y Comercio, y mi viejo se instaló acá, en 21 y Ellauri”.
Este álbum del Mundial 2022
Daniel relativiza el éxito de ventas de las figuritas del álbum FIFA World Cup 2022, aunque un jueves, en plenas vacaciones, a las 11 de la mañana, a su puesto no para de caer gente con listas de figuritas variadas, o con un pedido muy especial: “Serbia 5, 10 y 13, y 14”, por ejemplo.
“Creo que, a nivel de sobres, si Panini dice que anda bien, debe ser. La zafra, para mí, todavía no empezó”, señala.
“Hay gente que quiere llenar el álbum enseguida y gurises que se empacan”, sentencia, y agrega: “Yo le digo a todo el mundo: ‘Comprame las de $ 10 y esperá a que las difíciles salgan más baratas’”.
Las figuritas más codiciadas son las de Luis Súarez, Leo Messi y Cristiano Ronaldo: “Esas están a $ 300, $ 500. Si me pagás, te las doy”, dice, pero de vuelta, recomienda “esperar”.
“Tengo tantos años acá que ya le he vendido a abuelas, madres y nietos de la misma familia. Muchos de los que vienen me dicen: ‘Me vendiste a mí y ahora vengo por mi nene’”.
Otro de los orgullos de este comerciante y exfutbolista es la llamativa cartulina llena de figuritas que armó para promocionar su mercadería y que luce en el frente de su pequeño puesto de venta.
“Hay gente que me pregunta: ‘¿Cómo lleno el álbum de la forma más barata?’. Hasta que te falten 100 figuritas, comprá sobres, después vení, cambiá las que puedas, y, después, te vendo las que valen $ 10, hasta que te falten 30. Ahí te vas para Panini y comprás las que te falten a $ 16”, concluye antes de atender al próximo.
Por Federico Medina
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