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Música
Funky y sudaka

Dante Spinetta: "Yo también fui el pibe nuevo alguna vez y me criticaron mucho"

El músico argentino conversa con Latido BEAT de cara a su presentación en Montevideo el 15 de agosto en Sala del Museo.

01.08.2024 18:25

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2024-08-01T18:25:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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Animal print, trajes de colores, Federico Klemm, rojo y dorado, una línea de bajo que, lejos de asumir un rol silencioso, se hace notar. El funk, lo elegante y lo kitsch bailando una coreografía que miraba al futuro. "Jaguar House" es solo uno de los hits con los que cuenta Illya Kuryaki, el dúo formado por unos jovencísimos Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur que patearon el tablero, llenándose de halagos, pero también de críticas. 

La relación entre Dante Spinetta y la música urbana se mantiene fuerte después de más de tres décadas de carrera, mezclando el funk y el rap con ritmos latinos. "Me hubiese sido más fácil ser rockero, me sale bien, pero no es lo que siento 100%", dice en entrevista con Latido BEAT. No importa si su apellido está incluido en las páginas doradas de la historia del rock argentino, la carrera de Dante tiene como faro la pasión. En una casa donde se escuchaban diferentes géneros musicales, los que más le llegaban los encontraba en discos de Prince, Michael Jackson y Herbie Hancock.  

Mesa Dulce (2022), su último álbum de estudio, cuenta con las participaciones de Trueno y Catriel, dos nombres que suenan fuerte en la escena actual de la música urbana. "A mí lo que me importa es la gente real, por eso pude hacer canciones con un montón de artistas nuevos que admiro mucho", explica Spinetta. 

El 15 de agosto se presenta en Sala del Museo y, además de afirmar que va a ser una fiesta, tiene como componente especial la vuelta de Matías Rada a la banda. "Tener al más funky de nuevo es una bendición", dice el músico argentino sobre el regreso de Rada. Las entradas se pueden adquirir aquí.

Foto: Milos Nasio

Foto: Milos Nasio

¿Cómo estás de cara a tu presentación en Montevideo? 

Muy contento, muy feliz. Siempre los shows en Montevideo son gloriosos, super funkeros. Estoy en un gran momento en lo personal, disfrutando mucho los shows. Es lo que me vuelve a poner los pies en la tierra y a meterme al estudio con toda esa energía que genera el intercambio con la gente. Montevideo siempre es una fiesta.

Fuiste un pionero con Illya Kuryaki en términos de acercar el género urbano a la región. ¿Cómo vivís este auge de la música urbana con una carrera como la tuya? 

Me pone muy feliz ser parte de la genética latinoamericana de la música urbana. Cuando arrancamos, eramos vistos por mucha gente como enemigos. Había gente que sí comprendió el flash, y otra gente que le molestaba que aparezcan dos chicos de 14 y 15 años rapeando. Decían, “¿qué mierda es esta? El rap es una moda”. Nosotros sabíamos que era el nuevo rock que se venía y que se iba a gestar, que era una explosión mundial.

Nosotros lo hicimos argento, lo hicimos propio, latinoamericano y a nuestra manera, con nuestras influencias, mezclando el rock con ritmos que íbamos conociendo a medida que fuimos viajando. Fue muy loco el impacto de conocer distintas culturas latinoamericanas. Me acuerdo cuando llegamos, por ejemplo, en el año 1993 a Venezuela, escuchar una banda de salsa por primera vez, y decir, "wow, loco, esto es como el funk". Todo ese impacto que tuvo, que después se vio en canciones como “Coolo”, donde había cosas salseras, o que de golpe metimos un percusionista porque queríamos ritmos más latinos.

Creo que todo ese viaje de bancársela y tirar puertas abajo valió la pena, porque hoy somos parte de esa historia con Illya y solista también, con discos como Pyramide (2010), El apagón (2007), que han sido urbanos 100%. Fue difícil en ese momento, El apagón es un disco que no me lo quería sacar ningún sello. Decían, “no, la música urbana no funciona acá, funciona nada más el reggaetón, el rap no va a funcionar”. Era 2007, y no me lo sacó nadie, tuve que armar mi propio sello, sacarlo con una licencia. Me empezó a ir bien y por eso después pude firmar un contrato con Pyramide, después volvimos con Kuryaki y todo lo demás. Pero si tenemos que hablar artísticamente, es el viaje de la vida de uno, más que artísticamente, es mi vida. Esa lucha por ser uno mismo, más que lucha es plantarse en que uno quiere ser así y va a ser así.

Más aún si se tiene en cuenta quién fue tu padre para la música. ¿El salto es mayor cuando probás hacer tu propio camino con esa herencia detrás? 

No es una decisión que tenga que ver con diferenciarme, porque es muy loco lo que pasa, pero cuando algo te gusta y lo sentís con la música como lo siento yo, no podés mentirlo ni tomar una decisión consciente, es amor puro. ¿Por qué te enamoraste de esta persona y no de la otra? Capaz la otra tenía más compatibilidad con uno, pero, ¿por qué te enamoraste de esta persona? Con la música pasa un poco así, ¿por qué yo me enamoré de estos estilos? Porque es lo que sentía. Porque en mi casa se escuchaba mucha música, funk y soul a full. Desde Stevie Wonder, Herbie Hancock, [Michael] Jackson, Prince, eso sonaba todo el tiempo en mi casa. Crecí escuchando ritmos funkeros, música negra, y ahí conecté con eso.

No conectaba, capaz, con el rock tan clásico, conectaba más cuando me ponían Prince porque tenía más que ver con mi energía, o Michael Jackson, y después, cuando apareció el rap, se me voló la cabeza. Pero era un amor muy genuino, ni siquiera es una decisión de querer diferenciarse. Es más, me hubiese sido más fácil ser rockero, me sale bien, pero no es lo que siento 100%. Sí, el rock lo siento, porque es parte de mi música también. Pero  a lo que me refiero es que elegí otra clase de carrera por una necesidad espiritual de que, por ahí, sentí que era mi historia. Pero sin renegar de mi influencia del rock argentino que para mí es lo más. Charly, Fito, Spinetta, principalmente mi viejo, que para mí es una locura la música que hizo, que es para siempre.

Sin renegar de todo eso, justamente todo lo contrario, eso es parte de mí y es un plus. Como voy a renegar de ser Spinetta si eso es lo que me dio alas. Su sangre, su vuelo, su poesía, hablar con él y que me muestre la música como él me la mostraba, el fanatismo. Heredé esa pasión, capaz, por otros paisajes de la música, pero es música en fin.

Foto: Milos Nasio

Foto: Milos Nasio

Mesa Dulce (2022) cuenta con colaboraciones de Catriel y Trueno. Existe el prejuicio de que la música urbana carece de calidad. Sin embargo, Catriel estudió y toca varios instrumentos, y vos has trabajado con grandes producciones y músicos. 

Yo también fui el pibe nuevo una vez y me criticaron mucho. Entiendo que hay gente que no entienda que el mundo va cambiando, y el sonido y la manera de hacer música va a mutar, como la sociedad y la manera de pensar con la tecnología y con las herramientas que hay en cada momento. A mí lo que me importa es la gente real, por eso pude hacer canciones con un montón de artistas nuevos que admiro mucho. Hice canción con Duki, con Neo Pistea, con Trueno. Son pibes que la rompen, que se ponen a rapear y la parten. La madurez que tiene Trueno, que es una bestia. Tiene una musicalidad y armó una banda de puta madre.

Yo también, alguna vez, fui criticado. Ahora critican el auto tune, el auto tune es una herramienta. En la época que estaban los violeros de jazz y de golpe apareció la distorsión, criticaban la distorsión porque decían que era más fácil tocar. Son efectos, son pedales. Yo no criticaría tanto a los pibes que están acá para cambiar el mundo y para seguir empujando. Obviamente, por otro lado, hay gente en este mundo que también se está volviendo cada día más artificial, hay gente que hace música nomás por las reproducciones, por la fama, porque es más fácil hacer algo con las herramientas que hay. Yo con esa gente no voy a colaborar haciendo música, yo sé con quien colaboro y es con gente real, con raperos que la riman real, que tienen swing, sabor y con músicos.

"Cato" toca la guitarra, el piano, la batería, canta, es mejor que la mayoría de los músicos que están dando vuelta. Las criticas y los prejuicios en mi música no existen, para mí es lo real o no lo real, eso es lo único que separa las aguas. Si vos estás poniendo tu alma y el corazón en lo que haces, bueno, ahí tenemos el respect y la conexión. Por eso también me junto con artistas diferentes. Puedo hacer canciones con Damas Gratis, con Mala Fama, porque son reales y nos miramos y sabemos que ambos somos reales, colaboramos desde ahí. Mi banda, la que me acompaña en vivo, son pibes que están sintiendo la música tocando arriba del escenario y eso hace la gran diferencia.

Dentro de tu banda está incluido Matías Rada en la guitarra. 

Es el más funky de todos y te digo algo, vuelve Mati Rada a mi banda. El 8 de agosto en Vorterix y en el show de Montevideo va a estar. Tener al más funky de nuevo es una bendición, aparte de que es un amigazo que lo amo, a él, a su familia, a Julieta, al Negro. Es una familia como la mía, que ama la música y que cada uno tiene su sabor y movida, pero empujan todos unidos con amor. Que vuelva, para mí, es una gloria.

Foto: Mica Bianchi

Foto: Mica Bianchi

Niguiri Sessions (2020) es un disco que tiene como columna vertebral el vivo y la improvisación, ¿cómo fue el proceso de grabación? 

Fuimos a tocar a un restaurant de un amigo. Quise hacer la Niguiri Sessions porque veníamos de tocar en Buenos Aires, habíamos tocado en un Niceto, y había estado tan bueno que dijimos, "este momento lo tenemos que dejar grabado". Lo grabamos en febrero y en marzo arrancó la pandemia, no pudimos tocar más en vivo y me había quedado ese material grabado. El ingeniero lo empezó a mezclar en su casa, porque no nos podíamos ver. Me lo mandaba y yo le pedía las correcciones. El director que había filmado todo lo empezó a editar, y lo pude sacar un par de meses después. Fue un poco la antesala a Mesa Dulce. Esa sensación del vivo, de improvisación, de que la cosa esté un poco más orgánica. Yo empecé a hacer Mesa Dulce y Niguiri Sessions quedó como un gran momento que apareció en la pandemia y a mí me ayudo a volar de mi casa, porque estábamos encerrados y de golpe sacar Niguiri Sessions fue una bendición. "¿Cómo sacaste este material ahora?", me preguntaban. Lo tenía guardado.

Ese fue el último show de Mati, porque después vino la pandemia y nos tuvimos que separar, él no podía venir, después el entró con otros proyectos y se complicó. Ahora vuelve, es el violero original de la banda. Niguiri Sessions es un disco que lo que está grabado, está grabado, hay pifies en la viola, lo que sea, pero es live, es en vivo. La Damasco Session también, toco tres o cuatro veces el tema hasta que una versión me guste y queda, no regrabo cosas en el estudio. Sí se usan distintas tomas de video, porque cuando lo tocamos tres o cuatro veces se filman todas y después el director puede usar tomas de todas, pero la música es una sola toma y eso a mí me gusta.

Tengo una banda muy picante, es la misma banda que graba el disco, son músicos duros y tocando son bestias. Bajamos del escenario felices. Ahora estoy grabando un nuevo disco con el mismo equipo. Se viene un Mesa Dulce II en el sentido de que voy a continuar funkero, siento que encontré mi lugar. El funk está desde "Jaguar House" presente, pero esta combinación, esta mezcla proporcional que encontré en Mesa Dulce, me hace muy feliz. También la hora de salir a tocar, porque uno saca un disco y después estás dos años tocándolo en vivo. En esta clase de formato es donde mejor la paso, porque me da la posibilidad de jugar con la improvisación, de poder cantar, rapear, hacer solos de guitarra, tocar una balada y que quede todo enmarcado dentro del funk y soul latino.

¿Hay posibilidades de que en Uruguay podamos escuchar algún adelanto de Mesa Dulce II?

Todavía no lo metí para el vivo porque le falta un poco y estoy esperando algunas cosas. Estamos trabajando con los arreglos de viento, yo trabajo con Michael B., que vive en Minneapolis y fue muchos años el arreglador de vientos de Prince. Ahora estamos en idas y vueltas con eso, así que no creo que llegue. Pero cuando aparezca va a estar bomba, prometo eso. 

¿Qué consejo le darías a ese joven Dante que arrancaba en la música?

Le diría, “seguí así y divertite, no te hagas problema”. Porque la música acomoda y, algunas veces, creo que los problemas que más he tenido han sido de verme muy apretado, por momentos económicamente y con hijos. En la época de El apagón, que tuve que empezar a hacer otras cosas aparte, como poner un programa de radio o hacer DJ sets. Pero siempre tuvo que ver con la música y creo que, al fin y al cabo, esos pasos que dí estuvieron buenos, porque el programa de radio que nos habíamos puesto se llamaba "La guerra del audio" y eran cuatro horas de puro hip hop y R&B, y para mucha gente fue clave. Al final estuvo bueno hacerlo. Entonces, relax y dale para adelante. Con ese amor, que es el fuego que voy siguiendo, ese latido. Mientras siga eso, no hay nada de lo que me pueda arrepentir porque está todo ligado al amor y a la pasión. Que pase lo que tenga que pasar, la vida es así.

Por Sofía Durand Fernández
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