Por Nicolás Medina
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A pesar de que el cine asiático siguió una evolución similar a la del cine europeo y de Hollywood, experimentando su propia historia de innovación, desarrollo y modelos de representación, no fue hasta cerca de la mitad del siglo XX, y la era de posguerra, que llegó a ser verdaderamente descubierto por Occidente.
El período de posguerra, al menos en cuestiones de cine, vino acompañado de un cambio de actitud desde Occidente marcado por una mayor apertura para superar las barreras lingüísticas y culturales que durante décadas habían dividido al mundo o sido completamente ignoradas. El exotismo también jugó un papel importante. Esta fascinación por lo exótico y lo diferente en las representaciones cinematográficas asiáticas ayudó a despertar el interés del público occidental y a abrir la puerta a una apreciación más profunda de las culturas ajenas a través del cine.
La aparición de los festivales internacionales de cine tuvo también mucho que ver. La aparición de espacios como Cannes, la Mostra de Venecia y la Berlinale fue más que un punto de convergencia cultural. Estos espacios fueron (y son) plataformas de distribución y, como es costumbre, de validación de calidad de estas obras que venían de tierras lejanas, en idiomas inentendibles y que empleaban dispositivos fílmicos totalmente novedosos y fascinantes.
Mientras Akira Kurosawa presentó las épicas de samuráis, Yasujiro Ozu exploraba el intimismo del hogar japonés, tan bello y complejo en su cotidianidad. Una congruencia de conflicto, honor y aventuras con sencillez y reflexividad. Y eso fue el inicio.
Luego, también en Japón, vendría la nuberu bagu, la versión nipona de la nouvelle vague, con nuevas propuestas estilísticas y que, como la mayoría de las “nuevas olas”, desafió las convenciones narrativas preexistentes. La ola tuvo un alto impacto en el circuito, pero poco llegó a ser valorada por la audiencia masiva que tenía su atención en Hollywood nuevamente.
La llegada del Kung Fu, las artes marciales y el cine oriundo de Hong Kong y China comenzó a ganar popularidad internacional en la década de los 70. El mayor exponente: Bruce Lee y, lateralmente, Jackie Chan ?ambos sumamente occidentalizados, vale mencionar?.
El animé, que en sus inicios se consideraba un nicho de mercado, pronto se convirtió en un fenómeno cultural que para los 90 le daría más de un dolor de cabeza a nuestros padres que nos contemplaban atónitos mientras le hacíamos Kamehamehas imaginarios a nuestros amiguitos y levantábamos nuestros brazos ante ese extraño ser musculoso y rubio llamado Goku (a fin de cuentas, todos serían Goku para nuestros padres).
Ya para los 2000 se comenzó a popularizar el horror japonés al cual muchos le debemos unos cuantos traumas y, los estadounidenses, un montón de dinero por lo que recaudaron haciendo remakes que años más tarde nos enteraríamos que parecían películas infantiles al lado del material original.
En paralelo, el cine coreano comenzó a tener su auge con la llegada de películas como Oldboy de Park Chan-wook y las películas de Bong Joon-ho, quien tuvo su mejor momento en 2019 con la llegada de Parasite y el impacto que tuvo a nivel internacional. Pero antes de que Parasite se hiciera con palmares y galardones, hubo otra película surcoreana que tuvo un impacto tan grande que hasta llegó a ser estrenada en salas de cine comercial en Uruguay. Eso ya es mucho decir, tomando en cuenta lo precavidos que son los exhibidores. Train to Busan, la cual no sería protagonizada, pero contaría con la implacable presencia de uno de los actores de acción surcoreanos más importantes del momento: Don Lee, con quien LatidoBEAT tuvo la oportunidad de charlar en la Berlinale.
Ma Dong-seok, conocido popularmente como Don Lee tiene en persona una presencia realmente impactante. Una que parece que le ha dado unas cuantas trompadas a todos los obstáculos que se le han presentado en su vida. Se crió en Corea del Sur, pero tuvo que emigrar con su familia a Estados Unidos, debido a serios problemas económicos. En Montana, el joven Don trabajó en todo lo que pudo para salir a flote. Desde conserje, lavaplatos, mesero, bartender y, por supuesto, como seguridad en clubes de baile y posteriormente, antes de volcarse al mundo del cine, como entrenador personal.
En varios casos sufrió distintos tipos de accidentes que lo fueron, en teoría, alejando de su primer gran sueño: ser boxeador profesional.
“Vi Rocky cuando era adolescente y comencé a entrenar, nunca dejé de boxear, ni siquiera cuando estuve en Estados Unidos”, comenta con una voz grave, pero extremadamente calma y susurrante el actor que, actualmente, se encuentra produciendo una película con Sylvester Stallone.
El encuentro con Ma Dong-seok se da en el Hotel Hyatt en Berlín. Todo esto enmarcado por el estreno de su última película en la Berlinale: The Roundup: Punishment, la cuarta entrega de la saga The Roundup que en Latinoamérica fue estrenada como Fuerza bruta. La película estuvo enmarcada en la sección Berlinale Special Gala, sección no competitiva, pero que busca llevar a grandes estrellas a la alfombra roja del Berlinale Palast. Así es como llega la película de este cuasi boxeador profesional a Berlín, la cual no sólo protagoniza, sino que también produce y, a pesar de no estar acreditado, algo insinúa que también ha escrito. O, al menos, ha tenido gran participación en la creación de este universo.
“Me interesa hacer secuencias de acción realistas. En las películas de acción el público y la gente a veces piensa que ciertas cosas son fantasía. La gente cree que si solo necesitas un golpe para noquear a alguien se trata de algo falso, de una caricatura. Como si realmente eso no pasara en la vida real. Pero la realidad es que si sabes como hacerlo, eso realmente sí pasa. La gente piensa que es una exageración pero no lo es. Y lo que intento es hacer cada secuela más y más real para darle eso a la audiencia”, comenta el actor mediante su intérprete.
En la habitación del Hyatt la estrella no está sola. A su lado está Kim Mu-yeol, actor también surcoreano que interpreta al villano de esta entrega al cual el policía interpretado por Lee debe enfrentarse en la película. Los acompaña una traductora que les permite a ambos hablar en su idioma natal. Aún así, Don se sale del libreto y habla de a ratos en un inglés bastante claro. El actor no solo vivió en Estados Unidos, también ha trabajado para Hollywood, siendo su participación más importante en el Universo Cinematográfico de Marvel, en la película Eternals de la ganadora del Oscar Chloe Zhao. También se comenta que estuvo a punto de formar parte de una de las entregas de John Wick.
“Ya había trabajado anteriormente con Don Lee en otra película y, desde entonces, mantuvimos una buena relación, así que me emocionó mucho poder trabajar nuevamente con él en este proyecto. Pero, justamente, como ya había trabajado anteriormente con él, quería mostrarle. Sentía cierta responsabilidad de mostrarle mi evolución y un estilo de actuación diferente. Con este guion fue de esta manera: el guion ya estaba casi completo así que básicamente nos sentamos y lo trabajamos desde el lugar de cómo filmar las diferentes secuencias y situaciones”, relata Kim Mu-yeol, considerablemente más joven que el protagonista cuando le pregunto cómo fue trabajar con alguien tan relevante para la industria del cine coreano.
La saga de The Roundup está cargada de acción, claro, pero también de mucho humor y carisma, uno que a Don Lee se le da muy bien y que fue uno de los factores por los que su participación en Train to Busan me resultó tan acertada.
La última entrega de The Roundup presenta un nuevo caso para el detective Ma Suk Do (Lee). En este caso, se adentran en un mundo de los crímenes informáticos y su relación con asesinatos reales. Pero, a no confundirse: que hayan computadoras de por medio no significa que los puños de Lee aún sean los protagonistas indiscutibles de la saga. Con un cambio de director, esta vez a cargo de Heo Myeong Haeng, quien hasta ahora se venía desarrollando como coordinador de combate, artes marciales y stunts de diferentes películas de acción.
Extremadamente entretenida, aparte de un respiro de aire fresco entre tanto cine herméticamente artsy en la Berlinale, la película mantiene la fórmula que balancea la acción y la comedia que caracteriza a la franquicia. No hay mucho más que pedirle, The Roundup es lo que es: un pretexto para encuentros llenos de acción y villanos que el personaje de Lee va enfrentando como si se tratara de un videojuego, pero, en este caso, con una cuota de humor mucho más efectiva dada la ignorancia e ingenuidad del personaje de Lee frente a la tecnología. Pero, para cuando llegan las secuencias de acción, todo resulta incluso más programado que las complejidades informáticas que pueden atentar contra el protagonista. Y es que la acción asiática no tiene nada que envidiarle a ninguna otra cinematografía.
“Creo que la calidad del cine de acción en Corea del Sur es alta porque somos buenos en eso. Tenemos una gran cantidad de buenos actores, stunts, coordinadores de combate. Y, sobre todo, al staff y al público coreano le encanta este tipo de películas y es este amor el que lleva a que se hagan buenas películas. En mi caso, cuando era joven crecí viendo películas de Hong Kong, lo que se conocen como las películas del renacimiento de Hong Kong, y me influenciaron mucho”, responde ante la pregunta el villano de la película.
“He trabajado en Corea del Sur y también he trabajado en Hollywood. En ambos casos he concluido que la gente que hace películas realmente ama al cine y está comprometida con él, es gente realmente trabajadora. Pero la diferencia es que en Corea, incluso, con un presupuesto más reducido pueden trabajar con estas ideas increíbles y competir con otras que tienen presupuestos mucho más grandes”, respalda Don Lee a su compañero, mientras sus leves movimientos corporales dan la impresión de que atentan contra la seguridad del amueblamiento de la habitación.
“En el caso de The Roundup: Punishment, que es la cuarta secuela de la saga, puedo decir que al comparar el tiempo y el esfuerzo que nos llevó hacer ciertas secuencias de acción, en Hollywood solía llevar seis semanas y se filmaba con ocho cámaras desde diferentes ángulos para mostrar las diferentes técnicas de acción, pero ahora lleva solo entre dos o tres días. Y esto se debe a este conocimiento acumulado y a los avances tecnológicos que hay hoy en día. En el pasado en Corea no había muchas películas de acción, no eran muy populares ni tenían mucho éxito. Pero quería filmar The Roundup y quería hacer una buena película de acción. Creo que hoy en día hay mucho más movimiento en relación al cine de acción coreano”, termina de responder Lee.
Y es que, al margen de que el cine Coreano tiene grandes exponentes en cuanto al cine de acción, han sido muchas de las películas protagonizadas o producidas por Lee las que han dado el gran salto a Occidente gracias a atractivo y su capacidad de funcionar universalmente ,mientras nos invitan a entrecerrar los ojos y apretar los dientes con cada uno de sus golpes.
Antes del estreno de The Roundup: Punishment, Don Lee se encargó de confirmar que la saga aspira a tener al menos ocho entregas, aparte de posibles spin-offs, todo como parte de lo que se conoce actualmente como la saga Crime City.
Si bien sigue interpretando al mismo personaje, cada vez lo desarrolla más. Hace que se enfrente a nuevos obstáculos, va más profundo en su psíquis. A cómo lidiar con esa construcción, explica: "Creo que, especialmente, al tratarse de una franquicia es importante que el personaje evolucione. Debe ser el mismo personaje, pero hay que tener en cuenta que cambia, que envejece. Cada vez resuelve más casos y, con cada caso, quiero que el personaje se vuelva más sabio y más flexible".
“Si puedo interpretar un personaje nuevo es divertido, pero por ahora sigo con The Roundup y, por eso, debo mantenerme en el mismo rol. Pero si no se dan cambios, aunque sean pequeños, perdería interés en el personaje así que me gusta mejorar las secuencias de acción, mis habilidades de boxeo, probar distintos enfoques. Siempre intento añadir esos cambios, tanto a nivel de actuación como de guión, diálogos e ir probando cosas nuevas", finaliza.
Terminada la entrevista, tomo la salida equivocada del hotel y termino en lo que sería el estacionamiento trasero del Hyatt. Al despegar mi cara de Google Maps, mientras intento orientarme, veo a Don Lee con otros miembros de su equipo fumando, muy tranquilamente. La entrevista ya terminó, oficialmente ya no estaba trabajando, así que decidí acercarme. Inmediatamente el actor me agradece por la entrevista y nos tomamos una foto. Mientras tanto, le cuento como un niño sobre la primera vez que vi Train to Busan y el nombre horrendo que le pusieron en los cines Uruguayos.
Algunas de las películas de Don Lee pueden encontrarse en streaming. The Roundup está disponible en Prime Video, Train to Busan está disponible en Netflix junto a Ashfall y Cazadores en tierra inhóspita. Eternals está disponible en Disney+.
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