Que el Sol de México se pose en Montevideo, Uruguay. Que Federico García Lorca no sea representado por el color amarillo, típicamente asociado al poeta. En vez, que lo represente el azul de Yves Klein. Que en Ciudad Vieja se proyecte un análisis de la sociedad de Bosnia y una crítica a la de Polonia. Y que eso sea cine. Que un solo hombre con una guitarra pueda hacer nacer a un género musical histórico. Que una banda britpop se desgarre compositivamente hasta desligarse de su identidad.

Historias que hacen posible lo imposible y que cuentan con giros argumentales repentinos. Eso busca LatidoBEAT y, una vez que lo encuentra, debe contarse. Pero también se trata de intersectar. Es por eso que en las historias de Instagram semanales, buscamos música que pueda agregarle un matiz a lo que contamos. 

El cine no estuvo presente solo en el festival de Cinemateca, también trajimos un poco del Berlinale de este año. Hablamos con Agustín Aristarán, cuyo humor también intercala magia y música. Así como para Mayra Da Silva no solamente es fotografía, sino también activismo y arte narrados desde la primera persona. 

Una vez más, buscamos que los extremos se unan para gestar una constelación. Aquella que late de cultura.

El doble faltó con aviso: crónica del show de Luis Miguel en el Estadio Centenario

El 16 de marzo, Luis Miguel volvió al Estadio Centenario después de veinticinco años. Durante una hora y cuarenta minutos y sin dedicar una sola pausa para hablar, dejó en claro que, antes de ser un músico, un artista y un productor, es un profesional. Un crooner, pero también un ídolo latino. Una figura pública, con cuarenta y dos años de carrera, cuyo rasgo característico sigue siendo estar en el orden de lo enigmático. Sí, aun habiendo cedido a la tendencia audiovisual contemporánea de las biopics y las series biográficas. 

Sonaron "Oro de ley" y "Suave" de Luis Miguel.