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El experimento de poner adentro de una Caja Negra a Julio Leiva y a Sebastián Teysera

El conocido formato de entrevistas Caja Negra, conducido por el argentino Julio Leiva, invitó al Enano, Sebastián Teysera, y al público.

14.06.2022 16:08

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2022-06-14T16:08:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Cuando se le pregunta cuántas entrevistas va, Julio Leiva responde que no tiene claro, pero que arriba de las 120. Que esa cantidad es “un montón, ya”. Y lo es. Lo es para un ciclo de entrevistas bajo el nombre Caja Negra, albergado por el medio Filo.news, que ya lleva más de 100 millones de reproducciones.

“Siempre, cuando uno hace algo de periodismo, quiere tener repercusión. Ahora, la repercusión que tuvo Caja Negra… jamás pensamos que íbamos a llegar a eso”, dice Leiva. Es que el formato empezó con “una agenda de pibes y pibas que estaban haciendo cultura, entretenimiento, y que estaban marcando también el tiempo de un lugar y de una época donde lo digital está teniendo un peso cultural muy importante, creo que haber dado lugar a toda esa agenda nos situó en un lugar distinto también”.

¿Quiénes? Klan, TheDonato, Malajunta, Pedrito VM, Sony, Marito Baracus, Les Amateurs. Y varios otros.

Después, pasaron por Fito Páez, por José Mujica, por Alberto Fernández, por España y ahora por Uruguay. “Nos deparó un montón de sorpresas que en el antemano de la preparación de este formato jamás imaginamos”, agrega el conductor.

Por qué un programa de entrevistas, que encima hace streaming por YouTube, tiene tanto éxito. Por qué se convierte en referente un formato llamado “caja negra”. Por qué, de pronto, están entrevistando al entrevistador.

Podría ser, quizá, esto: “Desde Filo.news, que es el medio que alberga a Caja Negra, empezamos a trabajar en la búsqueda y a experimentar para ver si teníamos la posibilidad de crear un medio que llegara a todas esas audiencias”.

O esto: “creo que en ese camino aprendimos un montón, erramos un montón, pero lo que sí podemos decir hoy en día es que fuimos los primeros en muchos de esos formatos que son habituales, en hacerlos por primera vez, y creo que eso nos dio una enseñanza que hasta el día de hoy seguimos perfeccionando, seguimos aprendiendo, seguimos errando, pero seguimos apostando a llegar a las nuevas generaciones que están en esos lugares”.

Lo que es seguro, es que hay algo de esto:

¿Qué se siente estar del otro lado? ¿Te ayudó en algo haber estado del lado del periodista y ahora del lado del entrevistado?

Nosotros hicimos un documental que se llamaba “Piedra que late” y otro que se llamaba “Tsunami”. El primero era sobre todo lo que generaba el show del Indio Solari en una ciudad y, el segundo, era desde adentro. Lo que se generaba en un show, con el Indio en cámara por primera vez.

De esa experiencia me entrevistaron un montón y ahí entendí cómo era estar del otro lado y cómo, a veces, los periodistas nos repetíamos con las preguntas. Cuando entrevistás a alguien, vos lo entrevistás por primera vez, pero quizá pasó por su entrevista número cien en las que, en el 98% de las veces, le preguntaron lo mismo. Ahí entendés un poco cómo se agota el otro de responder lo mismo.

Entonces, cuando estás del otro lado, empezás también a entender eso y a replantearte vos, como periodista, desde qué lugar preguntás y qué buscás en la entrevista. Así que sí sirve estar del lugar del entrevistado.

Y de un valor diferencial, que es este:

¿Cuál es la clave para entrevistar personas que no son de tu generación?

Me parece que lo primero y principal es el respeto. Venimos de un tiempo, siempre fue así, pero creo que últimamente es peor, donde se supone que los jóvenes no estudian, los jóvenes no trabajan, los jóvenes no hacen nada, los jóvenes son culpables de muchos de los males y me parece que, justamente, los jóvenes son los que mejor entienden este tiempo, cómo algorítimicamente va cambiando. Me parece que la mirada de ellos es muy interesante para aportar data sobre eso que está pasando. Ya, desde ese lugar, hay que arrancar diciendo, "lo que vos pensás me importa" y quiero primero escucharte, aprender y entender. Me parece que es un montón.

Los objetivos de una entrevista con alguien muy conocido y a alguien que no lo es tanto son, obviamente, diferentes. Es diferente Fito Páez que L-Gante. Es diferente Papo MC que Mariana Enríquez. Es diferente Jorge Lanata que Pablo Lescano. Es cierto, “pareciera que son todas las mismas entrevistas, pero si te ponés a hilar fino, con cada uno hay una búsqueda distinta detrás, ese es el desafío, el de encontrarle lo diferente a cada entrevistado”, comenta Leiva.

Es que cualquier entrevista, para no ser charla, necesita un objetivo. “Lo que yo siempre busco es tratar de que el otro me cuente más de lo que contó alguna vez. Eso exige, primero, saber qué contó alguna vez. Eso tiene que ver con la investigación que uno hace para tener toda esa data y poder descartarla a la hora de pregunta”, agrega.

Leiva intenta, e intentó esta vez, ver todo lo audiovisual que haya al respecto. Entrevistas, documentales, canciones. Después, leer todo lo que haya. Y la pieza clave es hablar con personas que sean cercanas al entrevistado. De ahí suele salir la información diferente.

Leiva deja, y esta vez dejó, registro de su entrevistado. De ahí el nombre “caja negra”, un dispositivo que registra la actividad de los instrumentos y las conversaciones en la cabina de los aviones, en algunos trenes y algunos autos a motor.

Leiva, lo que hace, y esta vez hizo, es dejar todo el peso en el entrevistado. “Yo soy un entrevistador bastante ausente, digamos, como que guío la entrevista e intento llevarla por los lugares que me parece, pero con la mayor sutileza que pueda. En el sentido de dejar hablar, respetar los silencios y dar lugar al entrevistado para que con sus tiempos vaya llevando un poco el pulso de la entrevista”, dice.

Es un registro de la persona y de su época, está planteada desde ese lugar, que trate de aguantar el paso del tiempo, que agarres en unos años y te cruces con esta entrevista, la veas, y que te siga pareciendo interesante”, define.

El pasado domingo 12 de junio, pasadas las 15:00 horas, las cinco personas que vinieron desde Filo.news a Uruguay replicaron el set de Caja Negra en Sala Magnolio. Según dijeron, habían llegado más de 2.000 solicitudes para ingresar a ver la entrevista en vivo. Entraron solo 130, aproximadamente, que es lo que permite la sala.

En la sala eran todos estos: Claudia Eiberman, en la producción, Emiliano Collado, Maximilano Díaz y Marcos Oviedo, en realización, el personal de Magnolio, Julio Leiva, Sebastián Teysera y el público. Ese público que no necesariamente era tan típico de la Vela Puerca, pero de ese hincha de la banda amiga que aguanta el corazón hubo algunos coletazos. Alguna remera con el logo de la Vela Puerca circuló, con remeras de fútbol, con risas exageradas y aplausos llenos de eco cuando vieran aparecer al Enano, al cantante de una de las bandas de rock más importantes de Uruguay.

Antes de que comenzara todo, todo lo que pasaría, todo lo que se dirían, todo lo que se volvería registro, la producción dejó una caja negra y sirvió, de un lado de la mesa, un vaso de agua. Del otro, del que evidentemente estaría el entrevistado, un vaso de cerveza.

Quizá, no haya habido presagio más claro de quién estaría allí sentado. Leiva, de un lado, de camisa lisa. El Enano, del otro, de camisa cuadriculada. Romperían el hielo.

Por lo tanto, una última pregunta:

¿Por qué elegís romper el hielo para empezar?

Porque creo que lo más difícil de dos personas que se conocen por primera vez es entablar una charla y entrar en confianza. Generalmente, a las personas que entrevisto es la primera vez que las veo, ahí. Entonces, está implícito eso, así que lo digo explícitamente para dejarlo atrás. Decir, “bueno, ya sabés que no nos conocemos y que tenemos que charlar acá, así que dejemos atrás las formalidades y empecemos a entrar en confianza para que esto sea algo interesante, divertido, o que nos enriquezca a los dos”. Me parece que era una buena forma de dejarlo explícito y de dejarlo atrás.

Por Federica Bordaberry