Escribe Juan Gabriel López | @galopezjuan

Desde sus primeras obras como Alice In The Cities (1974) hasta producciones más acá en el tiempo como Buena Vista Social Club (1999), la música de Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) ha servido como una suerte de banda sonora para los paisajes emocionales y psicológicos que pueblan sus películas. 

A diferencia de su largometraje anterior, en Perfect Days Wim Wenders apela a lo cotidiano del mundo y no tanto al recurso de la fantasía y los mundos ocultos. En esta oportunidad, narra desde la rutina diaria la percepción y los sentidos, a un personaje de mediana edad llamado Hirayama, interpretado por Koji Yakusho (Isahaya, 1956).

Además del cálido recibimiento que tuvo entre el público, la película cosechó importantes premios y nominaciones. Entre los galardones, se cuentan orientales y occidentales como el premio a la mejor película asiática / japonesa, a mejor actor en el Festival de Cannes, y las nominaciones a Oscars y Palma de Oro, como mejor película internacional. 

Lo distinto a Palermo Shooting (2008), radica en que Wenders vuelve a sus bases del underground de los 60 y 70, underground que devino en overground y masividad desde el éxito mismo. En el largometraje protagonizado por el líder de Die Toten Hosen Campino (Düsseldorf, 1962), las canciones saltan desde lo comercial a lo culto en distintos momentos.

The Velvet Underground aparece con "Some Kind Of Love", mientras que los consagrados Calexico y Portishead también dicen presente, pero mixeándose con otras canciones de folk comercial, como la aparición de un tema de la alemana Sybille Baier (que, dicho sea de paso, actuó en papeles secundarios de otras películas de Wenders). Más extrema aún, es la elección de canciones comerciales y dosmileras, como "Thoms" y "Get Well Soon". Esas extrañas oscilaciones se cortan en Perfect Days, y el alemán vuelve a las bases. 

En cuanto a la trama, Perfect Days muestra el transcurrir de este limpiador de urinarios, su intimidad hogareña, y sus salidas por el centro de Shibuya, el barrio más cool de Tokyo. Además de la pasión y empeño que le dedica Hirayama a la limpieza de los retretes, el personaje se muestra a través de los pequeños placeres que encuentra un hombre de a pie, un trabajador de limpieza con sentida vocación, algo propio de la cultura nipona.

En la misma Wings of Desire, acontece una escena similar en la que suena "Six Bells Chime" de la banda Crime and The City Solution, nuevamente una banda de australianos. Si bien estos no tenían la convocatoria, ni la relevancia de Nick Cave, todo lo que allí acontece es igual de bueno. Esta vez, el ángel creado por Wim Wenders descubre la sensualidad de una mujer bailando al ritmo de un oscuro rock and roll. 

Las dos escenas aparecen como un continuado dentro del film y, juntas, son una fiel representación de lo que Wenders puede lograr desde su costado musical. 

La búsqueda del alemán pasa por ese espíritu de lo underground en lugar de lo masivo o de lo culto, dos trampas en las que cualquier artista con éxito puede caer. La pregunta que resuena, es si Wenders conecta una vez más con esa búsqueda desde el lugar de alguien que se siente caído en las trampas de la masividad, o si simplemente en Perfect Days está usando sus canciones como un aporte al costado perceptivo de la película, apelando a una nostalgia emotiva de quien consume el fin.