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Contenido creado por Catalina Zabala
Música
Es ahora

El proyecto que une a Abel Pintos y Luciano Pereyra tras casi 30 años de carrera musical

Lanzaron un single, dieron 34 fechas en el Luna Park y se presentan en Montevideo el 26 de febrero.

03.02.2025 15:01

Lectura: 12'

2025-02-03T15:01:00-03:00
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Por Catalina Zabala
catazabalaa

Abel Pintos lanzaba en el 2023 un álbum titulado Alta en el cielo, compuesto únicamente por canciones patrias. Un año más tarde, en 2024, cantaba el himno nacional argentino en la final de la Copa América. Ese mismo año volvía a hacerlo, en el Día de la Independencia de su patria. 

Muchos años antes, Luciano Pereyra era elegido para hacer algo muy similar. Cantar el himno durante el partido de homenaje de despedida a Diego Armando Maradona en el año 2001 en su propia casa, el estadio de Boca Juniors, La Bombonera. Pero incluso un año antes, en el 2000, interpretaba "Solo le pido a Dios", de su compatriota León Gieco, frente al papa Juan Pablo II en el Vaticano, durante la XV Jornada Mundial de la Juventud.

Resulta que Abel y Luciano compartieron siempre la particularidad de representar la cultura argentina. Fueron elegidos en más de una ocasión para defender a su pabellón a través de la música, y hoy deciden unirse respondiendo a la admiración mutua y la amistad que esta misma despertó. Porque parecen sentirse identificados el uno con el otro, y se sienten cómodos así. 

"Es ahora", porque si no, no sería nunca. Esa es la sensación que queda cuando Abel Pintos y Luciano Pereyra explican, entre otras cosas, las razones por las cuales titularon su single y su ciclo de conciertos de esta forma. Los pretextos que no encontraron a la hora de darle de baja a una idea que, según expresa Luciano, siempre estuvo en ellos de manera inconsciente, y a veces no tanto. 

Casi 30 años de logros tanto nacionales como internacionales. Casi 30 años de dos carreras musicales que se cruzan en diferentes puntos de forma constante. Una amistad que surge de manera natural a raíz de estos choques espontáneos, y que hoy se reafirma con un proyecto en común. Quisieron hacerse cargo de algo que venían sintiendo mucho tiempo atrás, partiendo desde un mismo escalón. Dos trayectorias recorridas que hoy los posiciona a ambos como referentes de la música en español.

En 2024 lanzan "Es ahora", un tema en conjunto que daba paso a este ciclo de conciertos titulado de la misma forma. Luego de 34 fechas en el Estadio Luna Park, llegan a Montevideo para devolver al público uruguayo el afecto recibido durante varios años de manera sostenida. El show tendrá lugar el 26 de febrero en el Antel Arena y las entradas pueden adquirirse aquí

Sacaron el tema "Es ahora", que también le da nombre a la gira. ¿Cómo surge la idea?

Abel Pintos (A.P.): Básicamente, cuando nos planteamos hacer un concierto juntos sentimos que estaba bueno anunciarlo con una canción en común. No queríamos que fuera un festival en el que cantara él y cantara yo, sino que queríamos actuar como dúo. Cuando pensamos en eso, lógicamente nos encontramos con todo lo que Luciano tenía que hacer y lo que yo tenía que hacer, que podría haber sido un impedimento. Pero como siempre cuenta Lucho, el espíritu fue ese. Si no lo hacíamos ahora, no lo íbamos a hacer más. "Es ahora" que tenemos ganas de hacerlo, es ahora que nos encontramos después de muchos años, y es ahora que lo estamos sintiendo como un pulso muy potente, entonces hicimos al revés. Acomodamos todo lo que teníamos que acomodar para que esto sucediera. Ese concepto, nos empezamos a dar cuenta, de que estaba bueno manejarlo. Estaba bueno hacer una canción con ese mensaje, y todo lo que significa estar presente y saber aprovechar las circunstancias que los momentos nos regalan, las oportunidades.

Cortesía de producción

Cortesía de producción

Una gira en dúo no es algo tan usual. ¿Por qué ustedes dos? ¿Cuáles son esas cosas que sienten que tienen en común?

Luciano Pereyra (L.P.): Primero porque hace muchos años que nos conocemos, que estamos en el mismo camino. Hace muchos años que pisamos los mismos escenarios; somos contemporáneos y musicalmente nos hemos cruzado pocas veces, porque las agendas no lo permitían. Hoy, después de tantos años y como dice Abel también, "uno propone y Dios dispone". Él me invitó a cantar a un concierto en su estadio, que fue el de Vélez, y yo le dije que unos días antes estaba en Movistar. Vino al Movistar, le di la guitarra, cantamos, hizo una canción él solo con la guitarra, y fue un momento en el que sentimos realmente que era algo que había que hacer. También fue gracias al cariño y al respeto del público, que siempre nos ha brindado y regalado momentos hermosos.

Se llama "Es ahora" por eso mismo; porque es ahora que sentimos que esto fluye, que los tiempos son ahora, que tiene que ser de esta manera. Ahí empezamos a cranear, a buscarle la vuelta. Pero fue un impulso muy lindo, de mucha emoción. Fue entender que después de tantos años recorridos de manera individual, era el momento de practicar esto de hacer un dúo. Hoy tengo la posibilidad de cantarme todas las canciones que me sé y que me gustan de Abel, y encima él me da la posibilidad de hacerlo arriba de un escenario. Pude compartirle mis canciones para que él también las pueda cantar y las disfrutemos juntos, y armonizar las voces y demás. Es un trabajo muy lindo y al que no estamos muy acostumbrados.

Cortesía de producción

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En principio pensamos que iba a ser un trabajo mucho más arduo, pero fluyó todo de una manera muy natural. Hemos disfrutado tanto del proceso, que también lo vivimos y lo sentimos en cada una de las 34 noches en el Luna Park. Eso también nos da la posibilidad de cruzar el charco para visitar a nuestros hermanos de Uruguay y poder hacer el mismo concierto en este concepto, y estamos más que contentos. Es una forma de agradecerle también al público del Uruguay porque, después del nuestro, es indudablemente el primer país que nos recibe con los brazos abiertos y con mucho cariño cada vez que vamos a presentar música. Es una forma de agradecerle a Uruguay por tantos años de respeto, de cariño, de amor que nos han brindado, y no tenemos otra forma de agradecer que no sea cantando. Así que también estamos muy ansiosos porque llegue ese día de encontrarnos en el Antel Arena.

Ambos son referentes de la música en español desde hace tiempo. ¿Cómo se ve esto desde la perspectiva actual? ¿Lo hablan entre ustedes, en confianza, estando en la misma situación?

A.P.: Hemos conversado mucho de muchas cosas, incluyendo de esto, y es lo que terminamos volcando en la canción. Por eso arranca diciendo: "Tenía solo un sueño y el camino que tomé", porque así es como todos arrancamos todos nuestros caminos. Sinceramente creo que ni Luciano ni yo en ningún momento nos paramos en ese camino recorrido a pensar si estábamos siendo referentes de alguien o no. Hacemos lo que amamos y buscamos hacerlo con la máxima responsabilidad posible, partiendo por el respeto que tenemos hacia la oportunidad que Dios nos da de vivir haciendo lo que amamos. Luego, siguiendo por el respeto que sentimos por todo el público que durante tantos, tantos años, y de manera sostenida y creciente, nos brinda su confianza y su tiempo.

Cortesía de producción

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¿Cómo es la experiencia de cantar las canciones del otro? ¿Cómo se preparan para esto?

L.P.: Para mí la posibilidad fue hermosa. Yo me he divertido, porque dentro de todo lo que hablamos, siempre pensamos en que uno estuvo muy pendiente de la carrera del otro. Por una cuestión de gusto musical y por ser compañeros de esta ruta fue que siempre estuvimos en contacto. Yo iba a un festival un día y al otro día iba él, y viceversa. Siempre nos cruzábamos en alguna ruta, en algún aeropuerto, y fueron muchos años así. Ya estamos cerca de los 30 años de esta vida de viajes gracias a la música, pero para mí fue un privilegio. Imaginate poder cantar las canciones de alguien que vos querés, que admirás, que te las da para que las hagas tuyas arriba del escenario. Uno se apropia de las canciones de los artistas cuando las está escuchando en su casa, pero en un escenario y con el autor y compositor en frente, para mí es muy fuerte.

Que Abel me haya dado la libertad de hacer lo que quiera y como lo sienta, eso habla de un gesto de humildad muy noble por parte de él también. Yo se lo voy a agradecer eternamente, porque esas canciones que yo cantaba en mi casa o en una guitarreada, él me dejó cantarlas delante de él y encima compartirlas con mucha gente. Yo siempre dije que las canciones de Abel no se cantan, se gritan. Se sienten de una manera, por más que sea una balada o una canción super cool y demás, te dan esas ganas de sacar lo que tenés adentro y cantarlo gritando. Es una de las sensaciones más lindas que he vivido a nivel musical en este último tiempo, y se lo voy a agradecer eternamente al flaco.

Cortesía de producción

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A.P.: Yo lo siento igual, y Lucho siempre dijo desde el primer día algo muy claro y muy concreto, hizo una radiografía espectacular. Él dijo que este concierto hace más de 20 años que se está gestando en nosotros. Y tiene mucha razón, porque hace años que uno forma parte de la vida del otro como fondo musical sin que el otro lo sepa, y eso simplemente ahora lo llevamos al escenario.

O sea que se fue dando de manera natural, no fue algo tan planificado a largo plazo.

A.P.: Absolutamente

L.P.: Siempre hay planificación.

A.P.: La planificación viene después, por una cuestión de agenda artística, de compromisos y todo. Pero él me invitó a un Movistar Arena un sábado, y el siguiente viernes cantó conmigo en un estadio. El lunes ya estábamos hablando por teléfono para decir: "Vamos a hacer esto, después vemos cómo". La decisión ya estaba tomada en nuestro corazón, la planificación vino después. El impulso no se planificó en lo absoluto.

L.P.: Yo creo que era parte de lo que veníamos planificando a lo largo de tantos años, hasta que se hizo verbo. Es como se dice ahora: "No sabía que necesitaba tanto hacer un concierto".

Cortesía de producción

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¿Cuál es el rol que tiene la experiencia en el diseño de proyectos menos convencionales, como una gira en dúo? ¿Cómo se adaptan a la visión artística del otro? 

L.P.: La experiencia obviamente ayuda. Por lo menos sabemos disimular la tos en el medio del concierto, la experiencia nos enseña eso. En los últimos conciertos con Abel no parábamos de toser, teníamos una gripe todo el equipo y la experiencia nos dio esa posibilidad. Pero al margen de eso, el vivir te da la experiencia, y el Luna Park también es una experiencia más que sumamos a nuestra vida para seguir creciendo, para seguir formándonos y perfeccionándonos. Porque amamos tanto nuestra profesión que tenemos la necesidad de entregarnos y de dar lo mejor. Pero lo más lindo de todo esto, que es algo que la experiencia no puede dominar nunca, son esos nervios antes de salir a un escenario. Encima tuve la posibilidad de compartir esos nervios con él, más allá de los 25-30 años que tenemos en la música. Fue muy lindo porque era una forma también de bancarnos el uno al otro.

Cortesía de producción

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Dieron 34 fechas en el Luna Park. ¿Cómo se mantiene una misma esencia, una misma energía, desde la primera hasta la última fecha? ¿Cómo se ofrece el mismo show 34 veces?

A.P.: No sabemos ni sabíamos cómo se iba a hacer. Pero vuelvo a lo anterior, el impulso de hacer esto fue siempre muy sincero, muy genuino y por lo tanto muy potente. Sabíamos que eso era lo que más iba a guiar todas las situaciones. Luego fue clave el funcionamiento de dos equipos gigantes que se unieron y que pusieron lo mejor de sí para ser parte de un solo equipo. Estoy hablando de mucha gente que trabaja cotidianamente con Lucho en su producción y mucha gente que trabaja conmigo. Eso conectado también a un público que con su energía y su emoción hizo de cada noche un concierto distinto.

El recital respetaba un orden y un repertorio, así como un timing, pero cada noche era distinta por la energía del público. Cada público vino a hacer lo suyo y marcó la cancha, haciendo notar que es una parte muy importante de nosotros en nuestra carrera. Eso se sintió en cada una de estas noches. ¿Cómo se hace? No hay una fórmula. Como dijo Lucho antes, hay que vivirlo. Es la vida misma. Es el día a día, el momento a momento, y con el corazón lleno de alegría y de emoción como lo tenemos y lo tuvimos cada una de esas noches. Durante todo el proceso sabíamos que nada podía "malir sal", como dicen los jóvenes.

Cortesía de producción

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¿Ven algo para este dúo en el futuro, o solo quedaría en la experiencia esta gira? 

L.P.: El futuro es incierto, pero sí hay algo que tenemos en nuestras manos, que es el inicio. El hecho de haber arrancado, poner primera. Ya hicimos esta parte y la música nos va a seguir cruzando. Tenemos un festival ahora, y eso te muestra que de manera natural las cosas se van dando. Más allá de los conciertos que tenemos cada uno de manera individual, ahora nos toca en un festival juntos y vamos a poder compartir. Ahora tenemos la posibilidad de repetirlo, y hacer una réplica desde la producción de lo que fue el Luna Park en el Antel Arena. Eso nos tiene muy emocionados y muy conmovidos también. El inicio es hermoso, ya comenzó, y todas las veces que Dios quiera juntarnos, así será.

A.P.: Absolutamente.

Por Catalina Zabala
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