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Música
Siguiendo la intimidad

Emiliano Brancciari y la continuación de un proyecto solista que nace de la casualidad

El líder de NoTeVaGustar se estará presentando con su proyecto solista, EMI, en el mítico bar esteño Medio y Medio, el próximo viernes.

17.01.2024 16:57

Lectura: 8'

2024-01-17T16:57:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

Mientras que enero en Uruguay es calor ardiente, en el hemisferio norte es frío helado. En 2022, durante 21 días de ese mes, Emiliano Brancciari se fue a Nueva York y grabó canciones que ya tenía en un demo.

Canciones que había hecho unos meses atrás en Montevideo, en plena pandemia del covid-19. Todo aquello, más que ser canciones de NoTeVaGustar (NTVG), la banda que lidera hace muchos años, eran para un proyecto personal.

La grabación de EMI, ese proyecto musical que por primera vez emprendía solo, involucraba a Héctor Castillo, productor de la banda. Con él cocinaron discos como Suenan las alarmas (2017), Otras canciones (2020) y Luz (2021), los últimos proyectos del grupo.

Fue él quien puso sobre la mesa para el proyecto solista de Brancciari la colaboración con músicos como Gerry Leonard, Dan Mintseris, Jeff Hill, Aaron Steele, Chris Bruce y Glenn Patcha. Músicos excelentes y que tocaron con pesos pesados de la música internacional: David Bowie, David Byrne y Bruce Springsteen.

Brancciari, ese músico nacido en 1977 en Munro, Argentina, pero que es uruguayísimo. Ese que, siendo líder y uno de los fundadores de la banda de rock NoTeVaGustar, lleva 29 años de giras y conciertos, además de 11 (ahora 12) discos de estudio y varias nominaciones a los Grammy.

Tras la publicación de su disco solista, Cada día dura una eternidad (2022), Brancciari presentó el proyecto por primera vez en febrero de 2023, en una Trastienda colmada de público.

Giró por Buenos Aires, varias ciudades del interior de Argentina, en el interior de Uruguay en agosto de ese año y, en noviembre, en el Teatro Solís. Llevó a los escenarios, entonces, un sonido, creado a partir de la guitarra y la voz de Brancciari (aunque después de acompañado con banda), que difiere del que apareció en el último disco de NTVG, Luz, que, después de un período acústico con Otras canciones (2019), caminó hacia lo eléctrico nuevamente.

Este viernes 19 de enero, Emiliano Brancciari se estará presentando con EMI, su proyecto solista, en el mítico bar de Punta del Este, Medio y Medio. Sobre esos mismos escenarios estuvieron los zapatos de personalidades como Luis Alberto Spinetta, Hugo Fattoruso, Fito Páez, Charly García.

Además, el sábado 20 estará presentándose en los festejos por los 300 años de Montevideo en el escenario puesto en Avenida Libertador y Avenida Uruguay, a las 23:30 horas.

Fotos: cortesía de la producción

Fotos: cortesía de la producción

Cuando pasa el tiempo, muchas veces, nos damos cuenta de cosas que antes no nos dábamos. En ese sentido, ¿hoy de dónde creés que nació la necesidad de hacer un proyecto solista?

Nace de casualidad, la verdad. O porque las circunstancias hicieron que se diera, que surgiera. Nosotros habíamos grabado el disco Luz con NTVG en pandemia y, cuando lo terminamos, todavía faltaba un año para volver a tocar en vivo porque los lugares donde nosotros pretendíamos tocar todavía no estaban habilitados.

No podíamos salir a tocar afuera tampoco. Entonces, yo seguí componiendo gracias al envión artísitco, el envión creativo. Seguí componiendo y seguí grabando unos demos, pero ya no estaba pensando en la banda porque estábamos recién grabados. Entonces, me salió algo un poco más personal, más íntimo, más despojado de los instrumentos que, generalmente, son en los que pienso, que son mis compañeros de toda la vida. Una vez que junté un puñado de canciones dije, “¿y por qué no grabarlo y utilizar ese tiempo en otro proyecto que me llene también?”. Y así fue.

EMI nace, entonces, de la falta de actividad.

Claro, tal cual. 

Ya tiene un tiempito este proyecto, ¿qué cara está mostrando este Emiliano que con NTVG no muestra? 

En realidad es mostrarme más desprotegido porque, está bien, NTVG obviamente que me siento representado porque las canciones también las escribo yo la mayoría, pero no dejamos de ser todos dando la cara ante el público. En este caso, más allá de que tenga una banda maravillosa, sé que el que se está poniendo la responsabilidad soy yo, de que esté bueno o no. Entonces el sentirme más desnudo me parece que es la diferencia. Y eso se puede ver un poco en los shows.

¿Cómo se ve la diferencia entre NTVG y tu proyecto solista en el escenario?

Ya el repertorio es distinto. Los venues, los lugares, son distintos. Estamos más cerca. Capaz que tengo un poco más de tiempo para hablar. No soy muy de hablar, tampoco. Pero, a veces, desarrollo alguna explicación de alguna canción o lo que sea, y todo el ambiente es más íntimo. Está bueno que sea así, que se diferencien las dos cosas. Primero, para la gente, porque va a ver dos cosas distintas. Y para mí también, porque yo me siento completo y me encantan los dos mundos, disfruto cada vez que vuelvo a tocar con cada proyecto. 

Fotos: cortesía de la producción

Fotos: cortesía de la producción

¿Cómo se ven esas diferencias en términos de género o de letra?

En cuanto a los géneros, obviamente que a mí me gusta un montón de música y con NTVG tenemos una amplitud musical grande y no tenemos muchas trabas, pero acá también exploré algunos géneros que no tienen tanto lugar en una banda de estadio.

En cuanto a las letras, son más personales. Para mí fue un período de reflexión la pandemia, de mirar para adentro, de ver qué venía haciendo bien, qué venía haciendo mal. Eso se nota en las letras del proyecto, más allá de que hay un montón de letras de NTVG que hablan de lo que me pasa, pero acá está un poquito más profundizada la idea y con menos miedo.

Hasta ahora estamos hablando del producto final, ¿cuál es la diferencia a nivel compositivo?

La diferencia es que, cuando estoy haciendo una canción, muchas veces estoy pensando en mis compañeros, cuando es una canción de NTVG. Después, por supuesto que puedo hablar de algo súper personal, o no, o algo más general, pero cuando es para la banda estoy pensando en los compañeros que tuve toda la vida, que tienen que tocar eso. Es como que no va desde tan íntimo hacia afuera, sino que es todo pensado para lo que somos.En este caso, es algo que funciona con la guitarra y la voz, y nada más. Después lo puedo adornar de otra forma, pero viene por ahí. 

¿Cómo fue tu primera presentación como solista?

Con un susto bárbaro. Empezar de cero, para mí. Muchos nervios. Lo disfruté mucho, pero también tenía un susto bárbaro, porque así lo vivo. Me parece que, más allá de que tengo el apoyo de mucha gente, experiencia, también, y muchos escenarios encima, el salir sin los compañeros de siempre y con otro repertorio da miedo. A mí me generó un montón de nervios, pero la verdad que estuvo buenísimo y, con el correr de los shows, cuando la banda se asentó y el repertorio también, lo empecé a disfrutar cada vez más.

Foto: cortesía de la producción

Foto: cortesía de la producción

Si hay algo que hace NTVG es colaborar con otros artistas. Algunos uruguayos, otros no, ¿EMI tiene eso también?

Por ahora no lo ha tenido en gran medida. En el disco solamente invité a Jim Keller, que es un artista que me gusta mucho, que lo produce también Héctor Castillo y es amigo de él. Estaba ahí en el estudio y ahí lo invité. Tradujimos una estrofa porque él, obviamente, habla en inglés. Cantó y esa fue la colaboración, “el ft. del disco”, pero no estoy cerrado a nada. Al igual que NTVG, la canción me tiene que pedir al artista. Me lo tiene que sugerir, o tengo que escuchar la canción y decir, “esto estaría bueno que participara tal persona y no alrevés”, porque sino no tiene mucho sentido.

¿En qué circunstancias las canciones te sugieren la participación de otra persona?

Puede ser cuando la estoy componiendo, cuando estoy grabando el demo en mi casa, o puede ser ya en el estudio, cuando se está produciendo. A veces, cambia un poquito el rumbo. A veces, suena diferente y ahí se te dispara que qué bueno estaría que esta estrofa la cantara tal, o tal tocara tal instrumento, pero me gusta que sea así de manera más orgánica y no pensar en algún invitado y ver dónde lo meto. Hay mucha gente que lo hace y le va súper bien, y está buenísimo, pero no me parece que valga tanto en mi caso. 

Por Federica Bordaberry