"Esto me hace acordar a la casa donde yo crecí".
Estas palabras pertenecen a la escritora argentina Selva Almada. Era de noche, y el sonido de los grillos se adueñaba de las inmediaciones del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry.
Gastón Atchugarry, organizador del evento, recuerda estas palabras con gratitud, porque la invitación a esa primera edición del FIL MACA, en sus palabras, era como "invitarla a una cita a ciegas". Almada no sabía a dónde iba, si el festival iba a salir bien o mal. Un salto de fe que Atchugarry comenzó a idear aún cuando el museo seguía en construcción.
Una apuesta que rápidamente demostró ser acertada. La primera edición contó con la participación de figuras literarias como Pedro Mairal, Ida Vitale y James Poissant. Pero también incluyó otro tipo de propuestas que permitieran la inclusión de diversas disciplinas de arte como la música, y un intercambio activo con el público.
Se trata de "reivindicar el libro", como afirma Gastón, un acérrimo lector y un apasionado de la literatura. Recuerda a unos alumnos de liceo que hicieron una colecta para comprar un libro y hacer que Irene Vallejo lo firme. Era un regalo para el profesor que les había leído alguno de sus pasajes en clase. Y explica que, entre tanta actividad que se lleva a cabo en Montevideo, es bueno que ocurran estos eventos en otras partes del país.
La idea de reivindicar el libro, entonces, también tiene mucho que ver con el acercamiento, la hibridación, la descentralización y la eliminación de prejuicios relativos al esnobismo o a la exclusividad. "Pablo, mi tío, siempre dice que para el arte no tienen que haber barreras", dice Atchugarry.
La segunda edición del FIL MACA se llevará a cabo el 21 y 22 de septiembre y contará con la participación de autores como Mariana Enriquez, Tamara Silva Bernaschina, Martín Kohan y Gabriel Calderón, entre otros.
Irene Vallejo, Gastón Atchugarry y Leonardo Noguez
¿Cómo nace la idea del FIL MACA?
Yo siempre tuve esa pasión por la literatura y los libros, es algo que me inculcó mi viejo. Cuando estábamos construyendo el museo, durante la obra, me acuerdo que pensaba todo el tiempo: "Qué bueno sería que en algún momento, si esto se logra construir como estaba planeado y todo sale bien, poder organizar un festival así". Pero no podía plantearle nada a mi tío porque me iba a decir: “Primero termínenme esto y después vemos qué hacemos acá adentro”. Una vez terminado y ya en funcionamiento, le cuento la idea a Leonardo Noguez, que es arquitecto y es el actual director del museo, y también es un apasionado de la literatura. Él, además, tiene una editorial, Morisqueta, de literatura infantil. Le metió una cantidad de ideas y empuje, además tiene una pequeña editorial de literatura infantil.
Si bien ninguno de los dos no tenía mucha experiencia, el equipo del MACA es muy bueno y tienen mucha experiencia armando este tipo de cosas. El MACA y la Fundación Pablo Atchugarry han hecho cosas enormes, eventos masivos con personalidades de primera categoría del mundo del arte. Entonces quedó volcado a este festival y así empezamos, a pulmón.
David James Poissant fue la primera persona a la que yo invité al festival. Me había gustado mucho uno de sus libros, lo empecé a seguir en Twitter y él también. Eso me habilitó a escribirle, y un día lo invité a esto, sabiendo que había ido al FILBA (Festival Internacional del Libro de Buenos Aires). Se colgó y se vino hasta acá. Esas pequeñas cosas se hacían muy sin experiencia y a empuje, con impulsos que se nos iban ocurriendo a todos los que estábamos ahí. Entonces, para haber sido una primera experiencia, estuvo muy bueno el festival. Ahora la idea es elevar un poco la apuesta, tratar de hacer algo más completo. Ya es más que solo un festival de literatura, si bien es la que conecta todas estas otras disciplinas artísticas. Ahora tenemos teatro, vamos a estar con la obra de Mariana Enriquez.
Una de las cosas que más importantes y que nos gusta destacar es que todo lo que pasa en la fundación es gratuito y libre. Siempre fue la filosofía de la fundación. Pablo, mi tío, siempre dice que para el arte no tienen que haber barreras, y una entrada, por más barata que sea, siempre va a ser una barrera para alguien, entonces todo lo que se hace ahí tiene que ser gratuito. Y libre, que es un concepto que me gusta aun más, porque vos entrás y nadie te va a preguntar nada, te mandás como si fuese tu casa. Ese siempre también fue el espíritu de la fundación. Usarlo como si fuese de todos.
Y para este festival es lo mismo, todas las actividades son gratuitas y libres, con cupo limitado para algunas porque, por ejemplo, la clínica de Mariana Enriquez tiene un tema de capacidad, no podés hacerlo en el gran auditorio. El año pasado pasamos la película La Uruguaya y era por la capacidad del cine. La única limitante es el espacio, pero el núcleo del festival se hace en la sala principal que es muy difícil de llenarla, todo el mundo puede ir a todas las charlas.
Ida Vitale en la primera edición del FIL MACA (2023)
Comentaste cómo surgió la invitación a David James Poissant para la primera edición. ¿Cuál es el criterio para elegir a los invitados?
En verdad, hay un poco de gusto personal, trato de invitar a quienes me gusta leer. Pero también gestamos un muy lindo vínculo con el equipo del FILBA y elegimos la fecha un poco pegándonos a la de ellos para ver si podemos traer a las mismas personas, o compartirnos. A Poissant lo trajimos nosotros y lo pudimos llevar para allá, y ellos tenían un autor francés, Thibault de Montaigu, y pudo venir para acá. Nos encantaría invitar a un montón de gente, pero a veces la complejidad es que Uruguay está muy lejos y es muy chico, sobre todo para los autores del otro hemisferio, que es más difícil traerlos, a no ser que hagamos algo en conjunto con el FILBA.
A veces los elegimos, a veces da la casualidad de que están por aquí, entonces hablamos con las editoriales. Cuando estuvo Irene vallejo, la invitamos, no era el festival en sí, pero sí era una actividad previa y la verdad es que fue un éxito. Un martes de mayo en Maldonado, a las 6 de la tarde, y teníamos la presión de que si venía ella tenía que ser un éxito, porque en Montevideo iba a la Intendencia e iba a estar lleno. Fueron más de 400 personas, la gente se quedó dos horas esperando para que le firmen el libro. Sucedió una de las escenas más lindas que yo he visto en el marco de este festival, que era un grupo de alumnos de liceo haciendo una colecta para comprar el libro y hacerle firmar para el profesor que les daba algunos pasajes en clase. Cuando hacemos esto un poco la idea es reivindicar el libro. Cuando ves estas escenas decís: "Qué bueno que esté sucediendo y la gente acompañe".
Primera edición del FIL MACA (2023)
Si bien hay artistas invitados, también hay actividades, como las clínicas literarias o el micrófono abierto, que permiten la participación del público. ¿La intención es que haya un intercambio?
Sí, la idea es tratar de dar algo más que charlas, que sea una experiencia super amplia. Tuvimos las películas, el micrófono abierto que lo pusimos como una apuesta, podía ser un fracaso y que nadie se anime, y no sabés lo que fue, la gente estaba con muchas ganas de ir a leer algo, así que lo vamos a repetir. Tenemos la clínica con Mariana Enriquez, que van a tener que llevar algo escrito para compartir. En la edición pasaba tuvimos el taller con James Poissant, otra apuesta porque, si bien había un interprete, él solo hablaba en inglés. Y una de las cosas maravillosas de este autor es que es mucho más famoso en el Río de la Plata que en Estados Unidos, es algo que a él le sorprende mucho. Yendo a alguna librería con él para mostrarle, él no podía creer que era más conocido que otros autores de Estados Unidos.
Se dan muchas cosas y además nos gusta no solo el intercambio entre los que van a visitar el festival y con los que van a exponer, sino que también entre autores, autores uruguayos con gente que viene de otros lados para hablar de literatura. Tenemos actividades después del festival entre todos los que exponen y se dan intercambios muy ricos. Hay talleres de niños, también, que fueron de las actividades más concurridas. Se le trata de dar un lugar muy importante a la literatura infantil, que es la puerta de entrada, entonces además de charlas sobre literatura infantil, que tenemos a Paloma Valdivia en esta edición, también hay talleres donde puedan participar los niños.
También darle lugar a la poesía, que a veces queda un poco rezagada contra los otros géneros. Una de las ideas que salieron muy bien es la del bus literario, que es transporte gratuito, porque otro de los desafíos es que estamos lejos, incluso de Punta del Este. Entonces hay un bus que va recorriendo San Carlos, Maldonado, La Barra, Punta del Este y se suben poetas que recitan durante el viaje. La idea es que esté todo inundado de literatura en todas sus actividades.
Es un festival de literatura que se lleva a cabo en un museo. ¿Qué percibís que ocurre cuando se hibridan distintos tipos de arte?
Siento que el MACA es un lugar muy especial, empezó siendo solo de arte y después, por el impacto que tuvo, las otras disciplinas se fueron metiendo. Empezó la fotografía, con exposiciones, la música, que estuvo Jaime Roos, Ruben Rada, después el Ballet del Sodre. Creo que es el lugar, que es muy particular e invita a las otras disciplinas. Este festival arranca con un estilo vernissage, que es de un artista cubano muy importante y que hace una exposición por primera vez en Uruguay. También está bueno porque te podés quedar a una charla y después salís y afuera está el parque de esculturas. La colección permanente del MACA está ahí, y también está bueno que los escritores de otros lados vean el arte que hay acá. Creo que le suma mucho al festival que se dé ese intercambio y que los que vienen a exponer se lleven algo de eso.
El "sentido común" dictaría que ese tipo de festivales se hagan en Montevideo. ¿Es una propuesta que apuesta a la descentralización?
Esa es una de las ideas y está pensado, lo que tú decís es lo que percibimos nosotros. Todas las propuestas están en Montevideo, todo lo grande está acá. Tiene sentido porque es donde se acumula más gente, pero está bueno llevar esto para afuera también. Mariana Enriquez va a estar en una cantidad de lugares en Montevideo, pero que vaya hasta Maldonado habilita a otra cantidad de gente que quizá no puede ir a Montevideo. Volviendo a Selva Almada, creo que esa fue una de las cosas que más le gustó, porque ella es no bonaerense, eso de llevar la cultura a otros lados y no solo a las grandes urbes, a la capital. Una de las misiones del festival es llegar a otros lados donde no llegan tantas cosas.
Primera edición del FIL MACA (2023)
¿Está presente la idea de difundir la literatura uruguaya, que capaz es más conocida para un círculo más reducido, a otros públicos?
Totalmente. Hay un círculo de gente a la que le gusta la literatura que ya sabe quiénes son los autores uruguayos. Los festivales son con la misma gente y con los mismos autores y todo se desenvuelve en un mismo circulo. Lo que tiene interesante el museo es que hay una cantidad de gente que va y apuesta a que lo sucede, está bueno porque tienen una confianza que se ganó el museo y la fundación de hacer propuestas buenas e innovadoras. Hay un montón de gente que va porque invita el MACA, que quizá a un festival de literatura en Montevideo no iría. Hay gente que me ha dicho: “Qué bueno esto, porque yo nunca había leído a tal persona, ahora la escuche hablar y tengo ganas de ir a comprarme el libro”. La fundación siempre intentó ser una catapulta para impulsar al arte uruguayo en todas sus formas. Ojalá que sea un granito de arena para que los autores uruguayos lleguen a más gente, porque acá hay un talento inmenso.
¿Representa un desafío el prejuicio sobre el esnobismo en estos tipos de eventos? ¿En la primera edición te sorprendiste por el tipo de público que asistió?
Sí y eso es algo que le sucede a la fundación en general. Imaginate que la literatura puede sonar como que se mueve en círculos esnob, y el arte también. La fundación del MACA siempre tuvo algo popular, eso de que va todo el mundo. Hay gente que va porque tiene un gusto cultural muy marcado, pero también hay otros que van porque les gusta el MACA como paseo. Después lo enganchan con cualquier propuesta que esté sucediendo ahí. Yo veía en el festival la cantidad de gente distinta que había y es maravilloso. Además, como teníamos la propuesta infantil. había una cantidad de niños.
Desde niños hasta gente muy mayor, gente que iba a chusmear qué era esto que estaba pasando ahí y otros que iban a ver específicamente a un autor. Tratamos de que sea algo divertido más allá de lo académico, tenemos dos cierres musicales de alto nivel. La edición del año pasado terminó con Dani Umpi pasando música y la gente bailando. Tratamos de que la gente vaya a pasar bien. Nosotros vamos aprendiendo sobre la marcha cómo organizar estas cosas.
¿Qué aprendizajes te llevaste de la primera edición que te hayan sido útiles a la hora de organizar el festival este año?
Quizá en la primera era hasta como demasiado la propuesta. Redujimos un poco la cantidad de expositores, porque tampoco te da la cabeza para escuchar cosas todo el día, igual tenemos bastantes mesas, pero un poco fue eso. Después vas aprendiendo un poco de la logística y en dónde tenés que hacer hincapié y estar más atento. El primer festival salió muy bien y la gente quedó contenta, creo que los expositores también.