Joy Division es la banda más influyente de los últimos 50 años, al menos, en el rock alternativo. Lejos de tratarse de una exageración, está claro a simple vista con algunos casos de bandas directamente inspiradas en ella durante las últimas décadas: The Cure, The Smiths, Interpol, The Killers, Fontaines D.C y, sin ir más lejos, algunas históricas argentinas como Sumo o Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Todas beben de su fuente.
Su mística, el mensaje pesimista y críptico, el peso de la función del productor como un integrante más del conjunto (Martin Hannett) y una nuevo rol del bajo en una banda son tan solo algunas de las características que le otorgan tal galardón.
El mencionado bajo, que ahora protagoniza las canciones y toma el rol de la guitarra como hilo conductor de esta, es fruto de la escuela Peter Hook. Miembro fundador del malogrado conjunto y del celebrado y vigente grupo que surgió de sus cenizas tras el suicidio de Ian Curtis, New Order, se presentó con su banda el pasado martes 27 de agosto en la ciudad de São Paulo. El recital fue parte de la gira celebración a los discos Substance, tanto de New Order, como de Joy Division.
Hook cuenta con un repertorio extenso y variado dentro de ambas bandas. Con Joy Division hasta el año 1981, y con New Order desde 1981 hasta el año 2007, cuando sus diferencias con Bernard Sumner, vocalista y guitarrista de New Order, pudieron más. Además, fue parte de otros proyectos destacados, como Mónaco o Freebass (este último junto a Andy Rourke de The Smiths y Gary "Mani" Mounfield de The Stone Roses). El bajista levantó una carrera imborrable en el rock de Manchester, su ciudad, y también de todo el mundo. La noche del 27 fue una ceremonia en honor a esos dos discos en los que su composición fue fundamental.
Fotos: Leandro Godoi
La tarde había sido calurosa en la ciudad de São Paulo, y al atardecer primó un viento gélido que propició el clima perfecto para la ocasión. Las puertas se abrieron a las 20:00 y, con una puntualidad intachable, a las 22:00 el héroe mancuniano de las cuatro cuerdas estaba subiéndose al escenario.
"Dreams Never End" fue el manifiesto principal de intenciones de New Order en 1981, el opening track de Movement, su disco debut, y la forma más soñada y acertada de dar por iniciada esta noche. Una canción cantada originalmente por el mismo Peter, y cuyo nombre sintetiza el espíritu: intentar encontrar la luz esperanzadora al final del halo de la muerte. Con sus primeros acordes la noche se transformó por completo y anticipó que se avecinaba una velada que tocaría sentimientos, recuerdos y vidas marcadas por la banda originalmente conformada por Hook, Sumner, Gillian Gilbert y Stephen Morris.
La siguientes dos canciones consolidaron la triada inicial, una elección perfecta para abrir una noche única en el continente: "Procession" y "Cries and Whispers". Dos tracks del mítico recopilatorio de los mancunianos cuyo ritmo invitan a danzas violentas y narcóticas, casi respirando el mismo espíritu brutalista que sus primeros pasos como Joy Division o bien, para quienes sepan la historia completa, el primer nombre con el que decidieron bautizarla: Warsaw. "What Do You Want From Me" siguió y evocó provocativamente un ambiente de disco infernal y maldito, como solo algo del repertorio de New Order puede.
Fotos: Leandro Godoi
"Ceremony", canción originalmente perteneciente a Joy Division y tal vez una de las más desgarradoras de su repertorio, continuó con la noche, transmutándola a un clima de emoción y recuerdo de la viva memoria de Ian Curtis. El éxtasis retornó de la mano de la hipnótica "Everything's Gone Green". Posteriormente, se dio una seguidilla de hits y clásicos como "Temptation", la eterna "Blue Monday" y "Confusion".
El amor tocó la puerta a continuación con la tierna y confesional balada synthpop "Thieves Like Us" y luego con el hit "The Perfect Kiss".
"Sub-Culture", "Shellshock", "State of the Nation" pavimentaron un eufórico camino hacia el final del primer tramo de esta noche con el cierre de la mano de "Bizarre Love Triangle" y la emotiva "True Faith".
Después de una breve espera, el clima comenzó a preparase para el momento más movilizante. Llegó el turno del set de Joy Division, conformado por los tracks del recopilatorio que lleva el mismo nombre que su set antecesor. Después de ser introducido por el anfitrión del venue y con el resto de la banda luciendo atuendos total black, Hooky se adueñó del escenario para interpretar "No Love Lost". Luego llegó "Komakino", una de las joyas perdidas del sombrío cuarteto de Manchester, con una guitarra y bajos que juegan con la desprolijidad intencionada y una dulzura incipiente en la melodía, la cual fue proseguida por "Safety To Where".
Fotos: Leandro Godoi
El cuarto tema de esta segunda parte del show, "These Days", retomó con mayor fuerza la energía iracunda característica de la dupla Curtis-Hook en voz y bajo. Y si acaso había alguien que reclamase alguno de los himnos inmortales de Joy Division, su pedido estuvo saldado con los inconfundibles primeros acordes de "Disorder", la canción que también abre el disco Unknown Pleasures (1979) y es una de las marcas de aguas imperecederas de la banda, funcionando como síntesis perfecta de su desesperación y su psicosis.
A continuación, "Warsaw", "Leaders of Men" y la rabiosa "Digital" continuaron por esta senda de iguales dosis de oscuridad y violencia. "Autosuggestion" supo convertirse en la antesala del punto más alto de la noche con el momento de la seguidilla "Transmission" - "She's Lost Control" - "Shadowplay", probablemente tres de las canciones más conocidas del conjunto, que no tardaron en ser coreadas en demasía a pura emoción. Nuevamente otro lado B en bruto de los Division bajó tan solo unos minutos la euforia y mantuvo en vilo al público: Cuando sonó "Incubation" parecía que todo lo que había que hacer era contemplar al inmortal Peter ejecutar su instrumento como si fuese un arma de guerra.
"Esta era la canción favorita de Ian Curtis", expresó emocionado Hooky antes de comenzar a tocar "Dead Souls", uno de los tracks más esperados de la noche. En medio de una ovación, el cantante del conjunto interpretó este tema que oscila entre puentes musicales cargados de energía y furia, y otros de traicionera calma como vaivén.
Fotos: Leandro Godoi
El cierre de una noche de demonios y paranoias se dio en primer lugar con "Atmosphere", el espectral y conmovedor track que cala hasta los huesos en la aprensión, la desesperanza y la depresión que sufría Curtis. Para este momento la emoción estaba a flor de piel, entrecruzándose con el recuerdo de Ian y las vivencias de cada oyente. Esta suerte de marcha fúnebre que Curtis dejó como ofrenda para las generaciones venideras es una de las canciones de mayor peso metafísico en la vasta historia del post punk.
El broche final llegó con "Love Will Tear Us Apart", coreada y llorada de principio a fin. Así se coronó una noche imbatible de canciones que ganaron su lugar en el olimpo de la historia del rock y aún más de la ciudad que las vio nacer: Manchester.
La fugaz visita de Peter Hook a este continente se vio totalmente justificada en un set imposible de imaginar si se lo preguntase a cualquier fanático hace un año, distando completamente de los sets tradicionales de New Order, quienes repasan los más grandes hits de la carrera y presentan material de los últimos años. Entre lágrimas, brazos extendidos y estribillos coreados con fuerza, se fue una velada que consolida a Hooky como uno de los músicos más queridos del rock británico.