Documento sin título
Contenido creado por Federica Bordaberry
Literatura
Los vestía

Ezra Pound: poeta de poetas, uno de los orígenes del modernismo y héroe de una cultura

El recuerdo de uno de los intelectuales del modernismo poético más influyentes del siglo XX, a 138 años de su nacimiento.

29.10.2023 23:03

Lectura: 9'

2023-10-29T23:03:00-03:00
Compartir en

La relevancia, la razón para hablar sobre él, es la siguiente: uno de los poetas más influyentes del siglo XX; gran contribuidor a la poesía modernista; desarrolló corredores de intercambio entre Estados Unidos y Europa (a nivel intelectual, pero también a nivel estético); fundó y fue cabeza de corrientes como el movimiento Imagist y el vorticismo. 

En todos esos esfuerzos por generar direcciones nuevas en el arte, específicamente en la poesía, Ezra Pound (30 de octubre de 1885) se convirtió en una figura clave para escritores como James Joyce, T.S. Eliot, Robert Frost, W.B. Yeats, William Carlos Williams, Marianne Moore, H.D. y Ernest Hemingway.

"Los editó, los revisó, los publicó en revistas con las que estaba asociado y los incluyó en antologías que compiló; los presentó a los editores, editores y patrocinadores; les dio el beneficio de su tiempo, su saber, su dinero y sus ropas viejas", escribió Louis Menand para la revista New Yorker.

Imagen por Alvin Langdon Coburn (1882–1966)

Imagen por Alvin Langdon Coburn (1882–1966)

***

En enero de 1914, ayudado por Yeats y su amiga Lady Gregory, Pound organizó un almuerzo para Wilfrid Scawen Blunt. Un poeta al que Pound consideraba el más grande entre los victorianos. Lo hicieron en la propia casa de Blunt en West Sussex, Inglaterra. 

Lady Gregory hizo servir un pavo real dispuesto en una bandeja, junto a su plumaje completo, agregando a la decoración de la casa de Blunt. Junto con eso, le trajeron un cofre de piedra lleno de poemas escritos por los poetas más jóvenes que estaban ahí (entre ellos, Yeats y Pound). Poemas en verso libre e insoportablemente modernos. Prácticamente incomprensibles. 

Después de todo aquello, los seis poetas que habían ido a almorzar, y Blunt, posaron en un muro de piedra antigua para sacarse una foto. Esa foto (he ahí el truco de Pound) llegó como forma de noticia a los medios de la época, volviéndose muy famosa. 

De esa imagen, hoy, posee los derechos el museo Fitzwilliam, en Cambridge. 

Ese mismo Pound, se vestía con abrigos de terciopelo y botones de perlas. 

Ese mismo, vivió durante varios años en el Stone Cottage de Yeats y trabajó como su secretario, mecanografiando y revisando sus poemas.

Ese mismo que, dicen, una noche se comió la pieza central de una mesa. Hay versiones que detallan que fueron tulipanes. Otras, que fueron rosas. Estaba en un pub llamado Cheshire Cheese, mientras Yeats explicaba los fundamentos del verso.

Ese mismo que, durante su vejez en Venecia, recibía poetas discípulos para que fueran a verlo. 

Ese, Ezra Pound, era un dandy. 

***

Entre 1905 y 1920, produjo veintiún libros. El primero, "El libro de Hilda", está dedicado a su novia Hilda Doolittle. Nació en Hailey, Idaho, y creció cerca de Filadelfia. Sus estudios universitarios fueron en la Universidad de Pensilvania y, además, obtuvo una licenciatura en Filosofía en el Hamilton College. 

Gran parte de su vida adulta, sin embargo, fue en Europa: Inglaterra, Francia, Italia. Llegó al continente en 1908, con veintidós años, después de que lo expulsaran de la Universidad de Pensilvania. Durante su carrera solicitó a la Universidad de Penn recibir un doctorado, basándose en un trabajo publicado, pero nunca fue aceptado. 

“Las aspiraciones de Pound en materia de literatura eran grandiosas. Creía que la mala escritura destruía las civilizaciones y que la buena escritura podía salvarlas, y aunque era un elitista en cuanto a lo que contaba como arte y quién importaba como artista, pensaba que la literatura podía mejorar la apreciación de la vida para todos. Era vanidoso e idiosincrásico, pero no deseaba ser una prima donna”, escribió Menand.

La obra poética que ocupó su vida, "Los cantos", es una épica modernista. Pound defendió el rescate de la poesía antigua para ser acaparada por la modernidad. Ahí, mezcló historia, política y lo que Pound llamó el "periplum", un punto de vista. Así, incentivó a varios poetas, que hoy son referencia de esos años, para que desarrollaran técnicas literarias que captaran la vida en medio de la experiencia. 

En su introducción a los ensayos literarios de Ezra Pound, T.S. Eliot dijo que este “es más responsable de la revolución poética del siglo XX que cualquier otro individuo”. 

“Ezra Pound es el poeta que, mil veces más que cualquier otro hombre, ha hecho posible la poesía moderna en inglés”, declaró Donald Hall en el libro "Remembering Poets".

Imagen del pasaporte americano de Ezra Pound

Imagen del pasaporte americano de Ezra Pound

***

Se la conoce en el mundo literario como H.D. Fue poeta y su nombre real fue Hilda Doolittle. Cuando tenía quince años, en una fiesta de Halloween en el oeste de Filadelfia, conoció al Ezra Pound adolescente. La biógrafa de Doolittle, Barbara Guest, escribió que Pound llevaba puesta una túnica verde, como un príncipe. 

Esa noche se besaron en un bosque invernal, un bosque de pinos cubiertos con nieve. Él la llamó "Dríada", que quiere decir espíritu de árbol. Decidieron casarse. 

La idea fracasó y, un mes después, Pound estaba yéndose a Europa. Continuaron intercambiando cartas, hasta que Pound volvió a Estados Unidos en el verano de 1910. El romance, en ese entonces, volvió a suceder, pero siendo más bien un trío y no una pareja. 

En el tiempo en que Pound estuvo ausente, Doolittle se había enamorado de una mujer joven de nombre Frances Gregg. Esta, a su vez, se enamoró de Pound. Gregg, según Guest, lo resumió así: “Dos chicas enamoradas la una de la otra, y cada una enamorada del mismo hombre. Hilda, Ezra, Frances”.

Doolittle lo eligió a Pound como editor. Gracias a eso, se generó una de las escenas más conocidas del modernismo literario. A finales de 1912, Pound y Doolittle en el salón de té del Museo Británico. Ella, expectante, le mostró un cuaderno lleno de poemas que había escrito. Él, con una chaqueta de terciopelo y un lápiz rojo, le confirmó que todos esos versos eran poesía. Buena poesía. 

Con ese lápiz, cortó, agregó, editó, esos papeles. Pero lo más relevante fue, probablemente, añadir la firma "H.D." a uno de esos poemas. Se convirtió en la poeta más destacada asociada con el Imagismo. 

Esa fue la escuela de poesía que Pound promovió, donde predicaba la austeridad, compresión y verso libre. Hugh Kenner, crítico, lo definió como "higiene técnica". Una forma de hacer poesía que solamente deja visibles los huesos. 

***

Por Walter Mori (Editorial Mondadori)

Por Walter Mori (Editorial Mondadori)

Fue poeta de poetas. No buscó, ni tuvo, una gran audiencia de lectores durante su vida. Sus técnicas poco convencionales para la época, posiblemente, tuvieran mucho que ver. Pero, además, el propio Pound generaba controversia con sus opiniones estéticas y sus opiniones políticas. Apoyó, incluso, al gobierno fascista en Italia. 

“Está tratando de dar vida a una línea de logros artísticos e intelectuales, pero es una línea de su propia invención: una 'tradición' que incluye, entre otros, a John Adams, Confucio, Flaubert, los trovadores provenzales y Benito Mussolini. No es, prima facie, un canon. Esto significa que para comprender lo que Pound está haciendo, a menudo es necesario haber leído a los mismos escritores, estudiado los mismos idiomas y aprendido la misma historia que Pound leyó, estudió y aprendió (o confiar en el comentario de una persona que lo haya hecho). Este es especialmente el caso de la obra en la que dedicó cincuenta y cuatro años y en la que se jugó su reputación, 'Los Cantos de Ezra Pound', 'un poema criselefantino de extensión inconmensurable', como lo describió una vez. Por lo tanto, es muy fácil para el lector medio poco preparado entender mal a Pound, y él desesperadamente no quería que lo malinterpretaran”, comentó Menand en la New Yorker

Lo ambiguo y lo complejo de su poesía son, en realidad, completamente involuntarias. El exceso de modernismo, el exceso de claridad (que es la esencia de su estética como poeta) oscurece la llegada a un público definido. 

En algún momento, Pound abandonó el imaginismo, cerca de 1914, para pasarse a otra doctrina de su creación llamada vorticismo. La idea es esta: el tropo en un poema vorticista es el Vórtice. La noción clave, a partir de 1914, fue la energía.

***

En 1956, Marcella Spann, una profesora de inglés de veinticuatro años, le escribió por primera vez a Pound. Él estaba pasando por su décimo año encerrado en el hospital psiquiátrico St. Elizabeths de Washington, donde estaba en lugar de irse a prisión por su apoyo a Mussolini durante la Segunda Guerra Mundial. 

Ella se convirtió en una visita habitual, al igual de William Carlos Williams, su editor James Laughlin y otros admiradores que buscaban su sabiduría. Con el tiempo, Pound y Spann llegaron a mandarse más de setecientas cartas, muchas de ellas escritas en verso. 

Allí dentro, en esas cartas, está recopilado el material que Pound reconoció que constituiría su propio campo de estudio: Ezrologie.

Imagen por Morris J. Lucree (Fuerzas Armadas americanas)

Imagen por Morris J. Lucree (Fuerzas Armadas americanas)

***

Otra de las razones por las que Pound no llegó a un público tan general, por lo menos en vida, es que apoyaba de forma explícita el fascismo. Se enamoró de Mussolini en un concierto de Olga Rudge, una violinista que fue amante del propio Pound. Fue en 1927, en casa de Mussolini. 

Seis años después de aquello, Pound se juntó con Il Duce, en el Palazzo Venezia en Roma, y le entregó un borrador de "Los cantos". Mussolini elogió los versos que se le fueron dados y, por ello, Pound concluyó que tenía una comprensión intuitiva de la poesía. 

En 1941, Pound empezó con transmisiones desde una radio en Roma, donde atacaba a los judíos, a Roosevelt y la participación de Estados Unidos (su país) en la guerra. Eso continuó durante la invasión aliada de Italia, en 1943. En 1944, escribió dos cantos propagandísticos alabando el espíritu de la lucha fascista. 

Un año después de eso, se entregó a los americanos, acusado de traición. Lo detuvieron y, en vez de ponerlo preso, se fue hacia el hospital psiquiátrico, aunque nunca recibió un diagnóstico. En 1958 lo liberaron y volvió a Italia, muriendo en Venecia en 1972, a los ochenta y siete años. Dicen que en sus últimos años, no hablaba.