Por Agustina Lombardi
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“Me entristece la idea de quedarme en un solo lugar. Los músicos que más admiro por lo general hacen muchas cosas. Me crie escuchando tantas cosas que creo que sería muy triste si no me las permitiera hacer”.
Facundo Balta recuerda que mientras iba al liceo escuchaba To pimp a Butterfly, del rapero estadounidense Kendrick Lamar. Después, en la tarde, se reunía a ensayar para carnaval, “con los tambores”. A los 16, cuenta también, que tocaba la trompeta en la Orquesta Juvenil del Sodre y, mientras esperaba los compases para hacer su parte, escribía quizás las primeras canciones que “vomitó” en su primer disco, Baltástico Full Time, en 2021.
Por todos los roles que desempeñaba, Balta dice que siempre se sintió “sapo de otro pozo”. En carnaval era el músico clásico. En el Sodre era el carnavalero. En el coro, el trompetista. En básquetbol era el músico. “Tuve que hacer la típica decisión Troy Bolton de la vida: ¿música o básquet?”.
“Nunca era el de los lugares. Nunca era el oficial. Siempre era el raro”.
Eso le pesó y le pesa a veces. Sabe que tanta proliferación quizás no le convenga a su imagen, porque “lo más fácil” es ser parte de un círculo. Pero también le otorga posibilidades. A los 22 años, los tres discos y los sencillos que forman parte de su carrera como músico se expanden entre diversos géneros. Funk, R&B, neosoul, reguetón, trap, candombe, afrobeat. Todos atacados desde un solo espectro, la música afro: “Es como la madre. A nivel musicológico, todo viene de ahí”.
Porque Balta viene de ahí: “Yo soy afro. El carnaval es de la gente, tiene ese chip de comunicar cosas, por la naturaleza del tablado; de subirte todo pintado, cantarle a un niño chico y que se maraville. Yo fui ese niño”.
Luego de telonear a Jorge Drexler en el Antel Arena, de tocar con No Te Va Gustar, Balta comienza a proyectar su carrera con seriedad. Y a pesar de haber incursionado en un cambio de imagen, el primer gran paso es La Trastienda, el escenario más profesional en el que se para como solista.
El viernes 9 de junio Facundo Balta tocará en La Trastienda en compañía de nueve músicos, porque la instrumentación es algo que le parece “vital”. Las entradas están a la venta en Abitab.
Llevás publicados tres discos en tres años, ¿se te hace fácil componer?
Durante la pandemia me di cuenta que me era muy fácil componer. Sobre todo porque soy alguien que estudia diferentes estilos y géneros y me gusta de todo. Cuando algo me tranca, no tengo solo la guitarra y mi voz. De repente tengo 15 canciones que hablan de lo mismo pero la textura es diferente, porque me gusta más la música que la letra; le presto más atención al lenguaje simbólico que al literal. Entonces, no sé si me es fácil componer, sé que disfruto de hacer cosas que no hice antes; siempre estoy buscando cosas nuevas que hacer y por suerte he encontrado tres discos de cosas diferentes.
¿Tu motor compositivo es ir hacia lo nuevo?
De hecho, a veces siento que está de más y a veces de menos, porque nunca estoy en paz. Siento que no tengo un género claro.
¿Eso te perturba?
Un poco sí, porque cuando querés encontrar tu espacio a nivel mercado es un poco complejo. Si hacés hip hop, tenés ese público. Hace que lleve más tiempo que si solo hiciera una cosa.
Este año ya publicaste varios sencillos, ¿son parte de un próximo disco?
En realidad lo era y hace dos días pasó a no serlo. Siento que mis discos son muy conceptuales, o intento que lo sean. Baltástico es el más popurrí. No hablamos más es un disco conceptual, de R&B, que habla del amor y una relación. Es gradual; dos personas que se conocen, después rompen, desamor, y el volver a empezar. El disco entero es un bucle, está pensado así. Y Cuando me mires es un disco para mis padres, un disco que homenajea al candombe y a la música con la que me crié e intenta llevarlo hacia un nuevo sonido. Pero ahora no tengo un concepto. Me pasa que si saco un disco, va a representar en lo que andaba este año. No sé si realmente hacerlo, por más de que la mayoría son afrobeats, siento que no tengo un pienso para el disco.
Hablabas de ir hacia lo nuevo, ¿qué es lo nuevo en este momento?
Creo que estoy disfrutando mucho de una etapa que no conocía, porque empecé hace muy poco, que es la de tocar, la de salir afuera y relacionarme con la gente real. Siento que lo nuevo para mí es empaparme de un montón de lenguaje que hasta ahora no tenía. Lo nuevo viene más por el lado de... quiero hacer videos, me gusta mucho el trabajo visual, el color, es una parte que he empezado a descubrir ahora. Es algo que me gusta mucho, quiero incursionar. Estoy estudiando de a poco conceptos, de atrevido, autodidacta, porque me gustaría generar un cambio en el storytelling visual, meterme más en las redes para la promoción. Estar ahí más, que la gente vea más mi cara.
¿En qué momento tomaste la decisión de profesionalizar tu carrera?
Después del tercer disco [Cuando me mires], después de lo de Jorge [Drexler], de hecho hablamos. Le pregunto cosas. Intento no hablarle mucho porque lo respeto. Yo también tengo que entender que mi batalla es otra. No puedo hacer lo mismo que él, no quiero seguir su camino. Mi batalla es otra música, otro tiempo, otras oportunidades. Después del Antel Arena dije: che realmente quiero que me vaya bien con esto, quiero que esto sea mi trabajo. Siempre tuve esa percepción. Siempre. Por eso nunca me cansé de hacer canciones. Todas las canciones son intentos de llenarme a mí mismo pero también de generar más repertorio y público.
Una vez un amigo me dijo: “Uno solo puede pararse atrás de la puerta listo para entrar, y cuando se abra, entrar”. Me hizo pensar: quiero estar listo, hagamos todo lo imposible para estar bien parados si la oportunidad llega. Y que yo esté feliz con todo lo que se vea en la redes. Tampoco podés controlar todo, porque en un punto la gente empieza a generar contenido a vos, pero sí lo que sale de tu boca.
¿Y por qué quisiste hacerlo?
Siempre estudié mucho el contexto en el que vivo, en el que vive mi música porque mis padres son ambos músicos y crecí en carnaval, lleno de artistas increíbles. Y están demasiado estigmatizados, quizás por el lugar, porque viven en la esquina, la gente lo toma como algo funny y no algo en serio. Pero los uruguayos somos pocos, entonces si no tenemos esa red en donde intentemos internacionalizarnos a nosotros mismos... Todos se van. Jorge [Drexler] se fue, No Te Va Gustar, La Vela Puerca. Por lo general está mal visto que un músico se preocupe. Sobre el “yo hago la música desde el corazón”, me cansé un poco. Yo hago música desde el corazón y justamente por eso quiero vivir de esto. Hay canciones comerciales mías que me encantan, otras que no, que las hice del tirón.
¿Qué consejo te dio Drexler?
Es una persona que da muchos consejos, pero tenés que saber leerlos. Una vez vi en Twitter que una botija se acercó para que le firmara y le dijo: quiero que me escribas algo para que yo me tatue. En una hoja Jorge le escribió: “Uno solo conserva lo que no amarra”. Y la tipa se lo tatuó, no entendió. Si necesitás verlo para acordarte, quiere decir que no está contigo, es como ver una foto, ponerte una alarma en el celular. Creo que los mejores consejos que me dio no me los dijo, me los hizo ver. Hablamos del estrés compositivo. Me dijo que me hiciera amigo del estrés, que a todos nos pasa. Es algo que me va a acompañar para siempre.
En este cambio que transita tu carrera, se escucha un sonido más lationamericano.
Esto está demás que me lo digas. A mí no me gusta mucho los territorios, la sensación nacionalista, simplemente no le encuentro mucho sentido. No estoy diciendo que no quiera a Uruguay, amo a Uruguay, es mi país y donde sea que vaya lo voy a llevar en mi corazón. Pero siento que me gusta más la música que ser uruguayo. Me enorgullece el idioma español y amo la música afrolatina. Intento apuntar a un mercado afuera, la verdad. Por eso me pone contento que lo notes. El sonido está buscando para que pueda vivir afuera.
¿Sentís presión de tener que irte?
Mucha gente te pregunta: ¿y si te vas? ¿Y si probás afuera? Yo quizás tengo la obligación moral de estar acá, por mi familia, responsabilidades que tengo. No puedo no estar acá, pero también me pasa que quiero recorrer un camino en Uruguay. Vivo en una época en la que con la viralidad todo explota, uno nunca sabe. Entonces, voy a intentar que mi música hable por sí sola, por ahí va la idea del sonido más internacional, de abrir la cancha.
¿Cómo te hace sentir el cambio?
Mucho más cómodo. No bajé “Baltástico” porque es un video reidentitario. No quiero sacarlo, esá bueno ver la evolución de un artista. Pero también me siento más cómodo porque me gusta mucho la estética, la ropa, los colores, dedicarme a esa parte. Decías cosas sin querer. Está bueno saber qué quiero decir con esto.
Por Agustina Lombardi
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