“¿Qué haría una persona de color en los inicios del siglo XX si no quiere ser una víctima?”, se pregunta un tipo que se denomina a sí mismo Fantastic Negrito. Y se responde:

—Te rehusas a ser una víctima y te opones a la narrativa que la sociedad te impuso —por eso cree que su padre se inventó su apellido, Dphrepaulezz. —Él no quería que la gente supiera quién era. Esa fue su manera de luchar contra el racismo institucionalizado. Nació en 1905, cuando regía una mentalidad totalmente diferente.

Negrito, que en realidad es Xavier Amin Dphrepaulezz, también se niega a sentirse víctima por su color de piel, o por cualquier situación que lo ponga en jaque. Nació en 1968 como el octavo de quince hermanos en el estado de Massachusetts. A los 12 años vivía en la calle y comía de los basureros de Oakland, California, donde comenzó a desarrollar su carrera musical. En la costa oeste también estuvo involucrado en plantaciones ilegales de marihuana y bares nocturnos sin autorización. También sufrió un accidente que lo dejó tres meses en coma y la mano izquierda semi paralizada. Vivió en la sombra y está convencido de que logró superar todos esos obstáculos por el “espíritu ancestral” que lo precede, con el que se topó hace solo dos años. 

—Quizás me entendí por primera vez cuando descubrí esta historia.

Habla de la historia de su familia siete generaciones atrás; una mujer escocesa, blanca, y un afroamericano esclavizado que decidieron casarse en la década de 1750, en un estado de Virginia colonial y regido por la segregación racial de la época. Habla de la historia que usa para guionar lo que narra en White Jesus Black Problems, su último disco y proyecto audiovisual. También su excusa para volver a Uruguay por segunda vez. 

—Tu nombre de nacimiento es Xavier Amin Dphrepaulezz. ¿Cómo te convertiste en Fantastic Negrito?

—Siempre inventé una personaje para sobrevivir. ¿Por qué? Porque no quería ser una víctima, quizás inventé nombres como un mecanismo de defensa. Inventé Fantastic Negrito para poder conectar con la gente en las calles; crecí en California y escuchaba esa palabra, “negrito”, en muchas canciones, y me gustaba. Si me llamo a mí mismo Fantastic Negrito, entonces puedo hablar de Robert Johnson, Sister Rosetta Tharpe, Skip James. Héroes. Si me conoces verás que no hay nada muy fantástico sobre mí, pero hay algo fantástico de mis orígenes, de mi cultura, del legado de esta música de la que vengo, de una tradición afroamericana esclava que tomó la espiritualidad, la música, el arte, la expresión. Y usamos eso para sobrevivir.