Por Federica Bordaberry
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Él es un convencido de que tiene su propia escuela. De que la risa sí puede ser universal, pero no la forma de hacer reír. Que con él la gente se ríe desde un lugar visceral. Que toda esa risa está acompañada de sentimientos, de pudor, de identificación, de transpiración, de sonrojo, de exitación.
Él dice: “La risa que yo provoco es muy particular. Serían como diferentes drogas. El efecto de mi droga es diferente a otras”.
Él sentencia algo: “al mal gusto no lo conozco”. Es que él puede hablar de temas procaces, sexuales, fallados, prohibidos por la sociedad, pero eso no lo hacen de mal gusto. “Dicho por mí, no es de mal gusto. Dicho por otro, quizá, sí”, dice él. Tiene una forma de habitar y abordar el humor que no tiene que ver con todo aquello, tiene que ver con el glamour.
Él dice: “Tiene más que ver con la identificación y con desnudar al ser. No pasa por el mal gusto. Es algo innato que tengo yo, que ni siquiera es pensado”.
Él cree que el humor de calidad es subjetivo. Que lo que hace él, siempre tiene que tener calidad. ¿Desde dónde? Desde el sonido, las luces, la puesta, las imágenes proyectadas en pantalla, la composición de las canciones, el cómo están tocadas en vivo, cómo están cantadas, cómo están actuadas, la fineza, la técnica con la que baila o con la que se transforma de un personaje a otro. Para él, la calidad de sus shows tienen que ver con eso.
Él dice: “Pero no puedo juzgar a otros, te hablo de lo que hago yo”.
Él confiesa que no cree que su arte tenga un propósito para la gente. Que, en principio, lo que sucede es innato, natural, y tiene que ver con su sentirse libre y desprejuiciado en “este plano tan controlado”. Eso, por carácter transitivo, lo trasnmite arriba del escenario. Eso, que es risa alegre.
Él dice: “por eso la gente lo toma con tanta libertad y tan poco mental, porque si yo fuera un tipo que dice que esto está bien o que esto está mal, no sé si sería tan libre lo que hago”.
Él es Favio Posca, ese actor y humorista argentino que hace personajes border. Que empezó con el éxito cuando llegó a la televisión a mediados de los ´90. Ese que nacio en 1966 en Mar del Plata y que, allí, en los ´80, hacía teatro underground. Ese que presentaba películas musicales en Rewind Movies por MuchMusic, por 2010. Que en 2012 fue el anfitrión del Kid's Choice Awards Argentina y que protagonizó en 2015 el video "Paranoia", de No Te Va Gustar.
Es que, hace tiempo, hace unipersonales en los que mezcla risa, incomodidad, identificación, marginalidad. Leila Guerriero escribió una vez: “sean suaves como un ala, igual de peligrosos”. Él lo es.
Y ese mismo, se va a estar presentando en La Trastienda en Montevideo, el próximo viernes 24 de junio a las 21:00 horas.
¿Cómo es tu proceso actoral de encarnar a tus personajes? Porque en teoría no sos ellos, pero algo en común entre tú y ellos tenés que tener, porque de algo te tenés que agarrar.
Sí, obviamente hay una identificación, o por lo menos me interesa hablar de ciertas cosas como artista. Entonces, no hace falta que yo sea ni travesti, ni transexual, ni drogadicto, ni loco, ni todo el delirio de personajes que tengo en mi mente, pero a la vez hay una identificación. Me interesa hablar, en algún punto, de ese tipo de personas dentro de nuestra jungla porque me divierte, porque me parece que está bueno reivindicarlo.
Me intriga qué provocan en la sociedad cuando están totalmente insertados, porque yo los vuelvo protagonistas de mis espectáculos, por lo cual están insertados absolutamente como protagonistas. Son todos fallados, pero para mí son protagonistas. Eso, en la realidad, no pasa nunca, pero yo lo logro porque lo que hago es ficción.
¿Cuál es el proceso con el que armás estos personajes? ¿Cómo definís la identidad de cada personaje?
Eso tiene que ver con mi imaginario. No te lo sabría explicar muy bien porque es como un collage. Yo puedo sacar pedacitos de frases de alguien que escuché en la calle y ya compuse un personaje, o una canción. Digamos que no soy tipo con un libro que se se sienta a componer un personaje. Hasta te diría que los voy soñando, los voy haciendo. A lo mejor estoy mirando una película y me gustó una frase de esa película.
El otro día, por ejemplo, estaba viendo una serie y hay un texto que lo tomé para un personaje del show que está bueno, que me pareció interesante porque habla de toda la música que se está escuchando ahora, que es bastante mediocre en general. Yo, que soy un melomano total, la verdad que estoy sintiendo que la gente está bastante perdida con lo que escucha. Escucha de a una sola canción, ni saben quién es el artista que la canta, es como que están muy perdidos. No hay una cultura musical. Cada vez se está perdiendo más. Entonces, uno de mis personajes va a decir, que esta frase la tomé de una película, “te puede gustar lo que escuchás, pero eso no significa que no sea una mierda”.
Y es muy bueno eso, porque a mí me gusta, te respeto, pero eso no significa que no sea una mierda lo que escuchás y también es muy subjetivo, pero en este caso el personaje también es subjetivo, con lo cual se lo permito.
¿Por qué es que tienden todos los personajes a ser medio marginales?
Porque si no son marginales, me aburro. La gente careta es medio aburrida, qué se yo. Hablar de alguien estructurado me aburriría a mí. Entonces, tiene que ser medio marginal para que sea mas aventurero, para que tenga salsa. Porque sino es como que me quedaría como corto, y yo soy un tipo que va a fondo.
¿Cómo construís un unipersonal? ¿Tus personajes están ahí como en una caja de herramientas y los vas tomando?
En mi caso, son muchos factores. Está la parte musical, que hay como un 60% o 70% de música que yo creo, o sea que es música original, que me lleva todo un largo tiempo de creación, como si hiciera un disco. La única diferencia es que no sale en un disco, sale en vivo, que lo canto en vivo.
Entonces, primero viene toda la preparación de las canciones. Después, las canciones las canta cada personaje, con lo cual las canciones van de una milonga a la electrónica, es muy amplio todo. A partir de ahí también empieza como un casting de los personajes que sí van y que no, porque vos imaginate que tengo muchos personajes y duraría cuatro horas cada show mío.
Entonces, yo tengo que hacer un casting real de qué personaje quiero en este espectáculo mío y muchos a la gente les encanta, pero no están. Y muchos vuelven a estar con otros textos y otras aventuras, como series nuevas de una misma saga. Aasí voy generando un espectáculo, a esta altura. Cuando recién arranqué, tenía mucho menos personajes y también los shows tal vez duraban un poco menos.
Tu humor se mueve bastante en paralelo a la actualidad, por ejemplo, ignora la política. ¿Es más difícil hacer reír así?
Sí, es más difícil porque la gente siempre necesita un referente para reírse. O imitar a alguien. Es muy fácil imitar a alguien, es muy fácil imitar a alguien y que la gente se ría del que está imitando. Es muy fácil hablar de política porque son frases que vos tomás de alguien que las dijo y las repetís con sorna, y ahí directamente lográs la risa. Estás hablando de la realidad.
Cuando vos creás una ficción, y creás un mundo paralelo dentro de lo que es este mundo, la gente tiene que escuchar música nueva y aprenderse personajes que son nuevos, por más que la gente los conozca, pero son historias nuevas y es mucho más difícil porque no hay ningún referente. Si yo tuviera un referente, me aburriria también a los dos días. Entonces, yo prefiero estar en mi mundo y hacerlos que entren y poner todo para que se diviertan y se rían, pero desde un lugar original.
¿Cuál es el rol del psicoanálisis en todo esto?
Yo hice mucho análisis, me interesa. El psicoanálisis, en una época, yo lo vivía como si fuera una religión. Vos podés creer o no lo que dijo Freud, lo que dijo Lacan, tantas cosas interesantes, pero es como puede ser cierto o no. O sea, yo siempre lo viví como una especie de religión. O creés o nom en el psicoanálisis. No hay mucho debate.
En algunos casos yo critico bastante la psiquatría, la psicología. Desde la locura, lo critico, desde adentro, no desde afuera. No me pongo crítico desde lo normal. Me pongo crítico desde lo loco, como puede ser Pitito, que es un personaje muy querible, muy tierno, pero que está recontra loco y está totalmente empastillado. Bueno, desde ahí me permito criticar las cosas que no me parecen de la psiquiatría y del psicoanálisis.
Me contabas que la creación de tus unipersonales empiezan desde lo musical. Tus shows están concebidos desde lo musical. ¿Por qué?
Porque siempre lo concebí así. No entendería un show que no tenga música. Nací así, nací con la concepción de la música y mis unipersonales por eso son tan distintos. Por lo menos, de la forma que yo los hago, porque el multimedia obviamente que ya existía, pero de la forma en que yo ensamblé el rock con mis personajes y mis creaciones, siempre fue muy único. Tiene que ver con que no fue forzado, siempre fue como muy natural y lo concebí así de entrada. Nació así.
¿Qué diferencia hay entre hacer humor para teatro o para televisión? ¿Cambia mucho el formato?
En mi caso, sí. En mi caso cambia de cero a cien. Me ha ido muy bien en la tele, pero haciendo programas a las 9 de la noche para chicos, para toda la familia. Lo que yo hago en teatro no es para menores, nunca lo fue, y es totalmente otra cosa. Sin embargo, logré, conociendo el oficio y surfeando como tenía que surfear, tener éxito en la tele y en mis espectáculos. Y la vez, aunque sean muy distintos. Serían como el día y la noche.
Recién me decías que no es un show para menores. ¿Conocés a tu público? ¿Qué sabés de ellos?
Mi público cambió mucho. Siempre fue gente joven, siempre. Paradójicamente, los que iban creciendo seguían viniendo, pero a veces venían hasta con sus hijos, hijos mayores. Siempre fue público joven.
Por eso, siempre fue tan efusivo y siempre me entendieron, porque el lenguaje que yo tengo teatral no es para gente que va al teatro, es para gente que consume rock, que consume otras artes, diseño, pintura, pero no teatro. Porque lo mío es más cinematográfico. La forma de narrar que yo tengo, tiene mucho de corte, de plano, de narración, de secuencia. Es muy teatral porque estoy yo, pero a la vez es súper cinematográfico. Entocnes, el público que tengo y que siempre tuve es joven. Igual, fue cambiando. También tengo gente grande con espíritu, con data, con ganas de escuchar música a altos volúmenes.
Tiene que ver con el espíritu de cada uno. A mí se me ha parado a aplaudir de pie una señora de 80 años, varias veces. Son bienvenidos también y se pueden divertir tanto como un pibe de veinte.
¿Qué hay que esperarse para este show?
Este show va a tener mucha risa. Los textos están muy buenos, las canciones también, las gráficas en pantalla también. Es un muy buen show, está muy bien parado, muy bien plantado y, básicamente, mucha risa y emoción. Tiene como una bajada de línea muy interesante. Por momentos, estoy como más incisivo en los textos y muy narrativo.
Va a ser un show muy actoral y yo siento que eso está faltando un poco. Hoy en día es como que cualquiera se puede subir con un micrófono a un escenario y a la gente le gusta, y está permitido. Antes no era tan así. Mi mensaje es venir a recordar que la actuación y el talento, desde el buen actor, existen. Con toda la modestia que me conlleva, pero la humildad es reconocerse en sí mismo también.
¿Por qué te presentás en Montevideo?
Principalmente, porque tengo muy buena onda real con ustedes, con la gente de Uruguay. Esto me lo gané con muchos años de haber ido y, la verdad, que tengo una afinidad total. Me parece un público súper exigente y, a la vez, muy espontáneo, ávido, bullicioso, por lo menos en mis shows.
Por ahí ustedes mismos tienen otro concepto de ustedes. A veces, me dicen que el público en Uruguay es más tranquilo y yo siempre digo que no, que para mí se empata con el público de Argentina, mil por mil. A nivel energía, por lo menos en mis shows, cada show es una fiesta. La verdad que estrenar un show acá, a mí me da mucha alegría y tengo muchos amigos, la gente de A chicken, Danilo de La Trastienda. Siempre elijo ese teatro porque me encanta, he ido a otros teatros, pero a partir de conocerlo a Danilo y a la gente de A chicken voy a La Trastienda porque me parece que es un lugar hermoso. Tengo amigos técnicos ahí.
Se juntan muchas cosas para decir, “estreno”. Es más, todavía no tengo ganas de volver a Buenos Aires y, sin embargo, lo estreno en Montevideo. Voy a hacer algunas provincias, tipo Rosario, Córdoba, pero en Buenos Aires por ahora no voy a volver. Así que lo van a ver ustedes, solamente, entonces.
Por Federica Bordaberry
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