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Música
Mantra

Fede Lacaño: “Estoy encontrando mi sonido y mi modo creativo para llegar a lo que quiero”

Tras su paso como vocalista en Los perros de Rocha, la artista conversa sobre su carrera solista y sobre "Mantra", su último lanzamiento.

15.01.2025 19:03

Lectura: 16'

2025-01-15T19:03:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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Su forma de ser se refleja en su canto. La textura de su voz, la impronta fuerte en los momentos donde la música se lo exige. Fede Lacaño impregna su personalidad en lo que hace y se refleja en la búsqueda de diferentes géneros y sonidos, a la multidisciplinariedad y a la construcción de un camino artístico propio. 

Nació en una casa en la que el arte no es tabú. Su madre es actriz, y su padre representa una escuela musical para ella, que aún recuerda cuando lo escuchaba tocar en su guitarra canciones de Spinetta y de Sumo. Fue la voz del personaje animado Anina Yatai Salas en Anina (2013), tiene formación en Locución, y además baila. Pero el canto no se presentaría como vocación hasta su adolescencia, cuando se subió a cantar en un evento liceal y descubrió que le gustaba eso de compartir su voz con otros. 

Es licenciada en Psicología, y fue en esa facultad donde conoció a sus futuros compañeros de banda en Los perros de Rocha. No solamente tocaron ahí, sino que también en varias salas de Montevideo. "Me encantaba el pop y el rock, había algo del rap, pero me faltaba algo más R&B, Lo-fi, otra vibra", dice en entrevista con LatidoBEAT, y sirve como la explicación a la necesidad de su carrera solista.

Con Lauryn Hill como una de sus mayores influencias, y también con los aprendizajes de haber integrado una banda, Lacaño se lanzó, con certeza, en solitario. No solamente estaban las inquietudes musicales, sino que también ciertas preferencias como colaborar con otras mujeres, e integrar otras artes. 

"A mí la música me conecta para un lado que necesito mostrarme y que no haya tantas tensiones, con una mujer hay algo en lo que me siento con más afinidad, hay otro cuidado", afirma. También explica que cantar es un canal de comunicación cuando las palabras parecen limitarse a lo tangente. 

"Mantra", su último single, nació a partir de un beat que le mandó un amigo, y al que ella, sin pensarlo tanto, le agrego letra. El videoclip fue grabado en el Instituto de Actuación de Montevideo (IAM) junto a sus amigos: "Más allá de las diferentes historias que puedan acontecer, no estoy sola. Hay siempre otros que acompañan".

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

¿Cuál dirías que fue tu comienzo en el canto? 

En los Maristas fue la primera vez que toqué en vivo, era mi primer año ahí, yo entré en cuarto de liceo. Venía haciendo clases de canto, pero no me había planteado que tenía que salir a la vida profesional, era más por amor e investigación hacia la música y el canto. Yo soy bastante dada, entonces entré a los Maristas en 2014, y había una cosa que se llamaba “La movida”, que era para tirarse a cantar o mostrar algún talento. Y yo dije, “bueno, voy a hacer la canción que más sé", que era "Everybody Hurts”, de R.E.M.. La verdad es que estuve muy nerviosa antes de cantar, pero después estuvo demás, sentí esa sensación. Con muchos más nervios que ahora, con la voz temblando, pero diciendo, “qué hermoso esto”. No solamente por cantar, que eso ya lo hacía, pero por compartirlo con alguien, y no lo había pensado como tal, eso de compartir mi música y ser cantante. Igual ya tenía afinidad con las artes, el teatro, la música. También tuve experiencias de haber hecho teatro, de haber participado de alguna película.  

¿A partir de ese momento decidiste que querías dedicarte a esto?

Capaz empezó un poquito antes, cuando decidí tomar clases de canto. No es que yo tenía 6 años y cantaba como Whitney Houston, no era algo tan característico en mí, capaz me veías y pensabas que iba a ser actriz. En cierto momento me di cuenta de que me encantaba cantar con una intención, entonces a los 13 empecé con las clases. A mis 16 empecé a mostrarlo y a darme cuenta. A partir de ahí nunca paré. Más allá de que yo no soy creyente en la religión católica, los Maristas es católico, y yo iba a la misa a cantar.  

Tu madre es actriz, ¿qué tanto influyo haber crecido en una casa donde dedicarse al arte no era tabú? 

Mi realidad es que eso era lo que se podía hacer en la vida, ser actriz, e independiente, además. Valoro muchísimo que mi madre sea actriz, y que mi padre cantara Spinetta en su guitarra con garra y pasión. Ahí lo fui mamando y nunca fue una opción que eso no fuera parte de mi vida. O me eligió, o lo elegí, o fue sucediendo, pero lo fuimos construyendo en casa. Mi hermana está más abocada a la locución, eso lo compartimos pila con mi madre, lo tenemos en las venas, nos retroalimentamos al practicarlo y ejercitarlo. Creo que, si bien la parte más histriónica e interpretativa está relacionada a mi vieja, también está mi viejo, porque si bien su carrera va por otro lado, él cantaba Luca Prodan, Spinetta, Charly. En eso siento una gran conexión con mi padre, en cuanto a la influencia de la música. Agradezco la posibilidad en mi casa de poder vivenciar esto sin tapujos, sin prejuicios y miedos, más allá de que los pueda haber por otros lados.  

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Además de hacer música, sos psicóloga, ¿cómo influye contar con esos conocimientos en tu proceso creativo?  

A veces es difícil, porque más allá de que estudiemos Psicología, no dejamos de ser humanos con miedos y trabas, entonces podés tener la teoría, pero lo transitás igual. Pero sirve muchísimo pensar que hay un montón de las trabas, inseguridades y miedos que no tienen que ver solamente con algo nuestro, sino que con otras cosas que podemos trabajar. Con lo que más me quedo es que todo se puede laburar con apertura y disponibilidad. Por eso siempre rescato el espacio de análisis terapéutico, porque me ha servido un montón para poder vincularme con la música, no desde un lugar de exigencia ni de tener que dar de mí, sino de disfrutar y conectar con algo mío que es un canal que necesito. Muchas veces necesito manifestar por ahí. Me ha pasado en alguna reunión o en facultad, con vínculos docentes y en situaciones caldeadas, que mi manera de compartir algo en el grupo era cantando. Mi modo capaz no estaba en buscar las palabras, sino en la sensación que a mí me transmitió y en cómo devolver eso. Necesito compartir lo que está pasando en otro orden, no en el de la palabra lógica, sino como una sensación que se transmite a través de la música. 

¿Cómo se conocen y se unen Los perros de Rocha?

En los Maristas empecé a cantar con un compañero que tocaba la guitarra y empecé a salir a bares ya por el 2016, yo estaba saliendo del liceo. Nos empezó a ir re bien y a mí me encantaba. Había desde Billie Holiday, hasta Amy Winehouse, El Kanka, de todo. En un momento me empecé a dar cuenta que quería formar una banda, poder crear música y dejar de ser un dúo acústico. Ahí entre a la Facultad de Psicología y vi a dos compañeros, Lucas y Laure. Me acuerdo de que a Lucas le pregunté si estaba para juntarse a cantar y el Laure apareció, en ese momento él tocaba el cajón peruano. Después, ellos tenían un amigo, Tincho Iglesias, que se sumó y así integramos baterista, entonces Laure pasó a tocar el bajo. Al poco tiempo de entrar a la facultad ya estábamos empezando a tocar, la química fue muchísima, tanto amistosa como musical. Un poco el nombre de "Los perros de Rocha" surge porque compartimos mucho en Rocha y había algo del lenguaje que manejaban los perros de ahí, eso de acompañar a alguien sin deriva, de estar con una cierta tranquilidad. Después me di cuenta de que también son bastante bravos, alertas y vigilantes. Fue hermoso ese proceso, tocamos mucho en Rocha, en la Movida Joven, en diferentes salas divinas del Uruguay.  

¿Qué aprendizajes obtuviste durante tu paso por la banda? 

Con el tiempo me di cuenta de que aprendí a integrar las diferentes miradas, a poder construir en conjunto. Eso fue de las cosas más bonitas de hacer una canción en la azotea de mi casa, fue algo muy importante, que nos unió pila. Aprendí a permitir que cada uno demostrase su personalidad, eso fue algo bien característico de la banda y que creo que reunía a pila de gente. Cada uno nos queríamos y nos acompañábamos así. También aprendí a respetar mis decisiones, mis convicciones, a pisar fuerte. Si yo tengo una idea está bueno que sea escuchada, no tirarme tan para atrás ni dudar tanto. Eso me sirvió pila para después estar más en mi proyecto solista. Si yo tengo una idea, un instinto de que va por acá, pueden aparecer miles de dudas y otras personas pueden pensar distinto, pero es un poco la idea de ir para adelante y confiar un poco.  

¿Por qué decidiste no solo lanzarte como solista, sino que además cambiando de género musical? 

Yo creo que eso también lo fui notando en los Perros. Me encantaba el pop y el rock, había algo del rap, pero me faltaba algo más R&B, Lo-fi, otra vibra. Si bien extrañé mucho a la banda, es hermoso hacer algo que me gusta como sonido. Creo que ahora estoy en un momento donde estoy encontrando mi sonido, o mi modo creativo para llegar a eso que quiero. Me costó pila, he hecho pila de composiciones y cancioneros de otros estilos, que los tengo y los canto a veces en mis toques, pero creo que es permitirme integrar todo lo que aparezca, sin juzgarlo demasiado. Y ahí es donde fue apareciendo esto, a mí me encanta la cultura urbana desde chica, me acuerdo de ver El Quinto Escalón, después todo fue derivando en otras cosas. Aceptar que me encantaba, que Lauryn Hill me inspiraba, algo de ser una mujer rodeada de muchos varones y parada firme, eso me generó admiración.  

Estamos en un momento en el que las voces femeninas están tomando un lugar importante en la escena uruguaya.

Me acuerdo de que en una presentación que tuvimos con los perros en la Sala Camacúa, que fue la primera presentación que hicimos de nuestro disco, me maquilló Sofía Siola, que después terminó siendo mi profesora de canto por un tiempo y también es mi amiga. Cuando hablé con ella, y cuando se integró a tocar el piano Juli, que es otra amiga mía, sentí otra sensibilidad en juego para hacer música y para permitirme abrirme. Me sentí tan acompañada, hay un lenguaje y una libertad de cómo nos sentimos y poder ser que me encanta. Ahí siento que se abrió mi modo perceptivo de una admiración muy grande por todas las mujeres que le estaban metiendo a la música y al arte en general. Siento que, hoy en día, hay una red muy genuina de tirarnos para adelante, de querer colaborar las unas con las otras, de tener una conversación y ya sentir una afinidad muy grande. Saber que no estoy sola y que somos muchas voces fue una motivación para tirarme como solista. Me pasó también, cuando fui corista de la banda de Facu Balta, que por primera vez canté con una mujer, con Nury, y fue otro descubrimiento y otra belleza. Ahí fui afirmando que en mi banda quería que haya al menos una mujer. Mi banda fue surgiendo por afinidades: con Andy Cuneo, el bajista, con Fede Noll, que es el tecladista y me contacté con Ceci Simon, que es la baterista y que la tenía vista hace mucho tiempo. Ella me dijo que sí al toque, no nos conocíamos. Todas son piezas que colaboran mucho para que fluyan, es muy disfrutable ensayar con ellos. Que esté Ceci ahí es re importante.  

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Es curioso porque en Los perros de Rocha eras la única mujer. ¿Qué diferencia hay cuando una banda cuenta con mujeres en sus filas? 

Hay otra sensibilidad en juego. Todos tenemos otras sensibilidades, más allá del género, pero con la mujer al menos yo entiendo que hay otra escucha, otra construcción, otra mirada. Y muchas veces me pasa que cuando es una banda solo de hombres me falta esa sensibilidad. Hay algo que tiene mayor rigidez, está esa cuestión más patriarcal de joditas o de modos. A mí la música me conecta para un lado que necesito mostrarme y que no haya tantas tensiones, con una mujer hay algo en lo que me siento con más afinidad, hay otro cuidado. Es hablar en el mismo idioma, hay cosas que solo nos pasan a nosotras, sobre todo cuando uno se expone y sobre todo cuando sos vos la que tenés que llevar la banda para adelante. Más allá de que con Fede Noll y con Andy está todo bien, hay algo que se configura diferente en la banda con Ceci. Creo que parte de animarme a hacer ese proyecto solista es también el poder elegir y confiar en tomar las decisiones.  

¿Qué aprendiste de la experiencia de formar parte de una banda como corista?

Facu Balta me invitó a ser parte en agosto de 2023, y la verdad es que yo nunca había sido corista, pero me encantaba porque yo venía escuchándolo a morir. Es un género bastante nuevo acá para que alguien uruguayo lo esté haciendo. Venía sin experiencia corista, pero con mucha experiencia en el escenario. Fue un nuevo aprendizaje, tuve que estudiar pila, y concentrarme desde otro lugar, ya no era tanto la interpretación escénica ni tener que llevar adelante un toque, sino que tener que concentrarme en la música solamente, lo cual me dio otra liberación, porque no tenía que llevar adelante un espectáculo, que me encanta, pero requiere otra energía. Fue lindo poder vincularme con el canto desde otro lugar, de ir a otro proyecto donde tengo que respetar lo que me piden. Vincularme así con la música y con el canto me fascina, más cuando es con otros. Los coros eran re desafiantes, los que propuso Facu, porque su música es compleja. Después seguí en otros proyectos, con Fulana de Val en su presentación en el Sodre y también en algún tema, con Isabel Lenoir en su presentación en el Solís, que ahí también fue candombeado y tuvimos que bailar un poco, lo cual me encanto. Con Oriah, que es una artista mujer y es divina. Me sirve mucho para expandirme a mí como cantante.  

¿Estás planeando grabar un álbum? 

Es algo que estoy pensando, me dan muchas ganas, pero la realidad es que están surgiendo diferentes canciones con diferentes productores. Desde mi composición lo que estoy pensando es que si de repente surge que salgan estos temas, que vayan saliendo y no esperar a que salga un EP o un disco. No sé en qué formato saldrá, pero sí sé que va a salir música. También me ha pasado que, por haber demorado en sacar canciones, después no las saco más. No quiero esperar a que salga perfecta o en un disco que me encanta, en este momento estoy más en que salga. Y eso me pasó con este tema, “Mantra”. Un amigo me compartió un beat que estaba haciendo, y en la primera escuchada me salió una improvisación y tomé la decisión de no pensarla tanto. Nos pusimos a trabajar con el "Pela" [Andrés Pelacchi] y a hacerlo, permitir que salga. Los dos estábamos en esta de no ponerle tantas trabas.  

Tus canciones son acompañadas, la mayoría de las veces, por videoclips. ¿Esa decisión parte del deseo de un proyecto multidisciplinario?

Creo que es por este amor a las diferentes artes y a poner esas disciplinas en juego. El audiovisual me encanta también, y me gusta interpretarlo. Me gustó que estuvieran las danzas en juego, con amigas de Ridim, la academia a la que voy. También hay actuación, aparece un amigo, Rulo, que es actor. Todos los temas que he sacado como solista han salido como video, se ve que hay algo ahí que me encanta. Mi primer videoclip, del tema “Vino”, fue con amigas, que no sé cuál más tímida, pero les dije si estaban para hacer un video conmigo. Lo único que quería era con mis amigas, gozarme, disfrutar, jugar y experimentar. Ahora en “Mantra” también, quería estar rodeada de amigos, en la escena final estoy así, que es un poco la idea que quería transmitir. Más allá de las diferentes historias que puedan acontecer, no estoy sola. Siempre hay otros que acompañan, y creo que eso es lo que quise hacer con este video y con el "Pela", que fue el productor y quien filmó. Con muchas ayudas, lo conseguimos de forma autogestiva. Ese día que filmamos yo no estaba nerviosa, no me importaba cómo saliera el video, la canción, el éxito, yo estaba muy contenta por lo que estaba aconteciendo, por estar acompañada de amigos, que fluyera. Había amor, buena onda.   

¿Esos nervios que sentiste la primera vez que te subiste a cantar siguen estando? 

Cuando me subo al escenario es distinto. Me pongo nerviosa, cada vez un poquito menos y depende el toque que tenga que hacer. Capaz que los nervios están los 15, 20 minutos antes, pero mamá siempre me dice que el nervio es necesario porque prepara. Y yo he aprendido, dentro de ese nervio, a buscar la concentración, a confiar. Una vez que arranco a cantar, lo paso mucho por la interpretación escénica, me muevo mucho, me gusta mirar a las otras personas y compartirlo, te estoy mirando y estoy cantando. Ahí me libero bastante. Por eso creo que me gusta mucho tocar en vivo, conecto mucho con la gente y lo disfruto. Ahí también se me cuela lo actoral y se pone en juego. Me nutro mucho, es un motor para mí tocar en vivo.  

Por Sofía Durand Fernández
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