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Contenido creado por Agustina Lombardi
Literatura
Los libros y sus autores

Fidel Sclavo: “Aunque parezca un cliché, la mejor influencia es la vida”

El pintor, oriundo de Tacuarembó, publicó “Zurcidor”, su última novela.

03.11.2022 15:30

Lectura: 5'

2022-11-03T15:30:00-03:00
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Fidel Sclavo es más conocido por su trabajo como pintor y diseñador gráfico. Aunque en los últimos tiempos publicó Yo soy el que no está, además del bestiario El elefante y la hormiga, ganador de uno de los premios de Literatura del MEC. Es autor de muchos libros ilustrados, como Los amigos imaginarios (ganador del premio Bartolomé Hidalgo en la categoría libro-álbum), Lo que vive en ti, La mujer que hablaba con los peces, Todos queremos a alguien, Un señor muy recto y una señora con muchas curvas, Arriba/Abajo, Un lobo y varios más, editados en Uruguay, México, Brasil, Argentina, Chile y España. Desde hace más de 15 años vive y trabaja en Buenos Aires.

Foto: Cedida a LatidoBEAT

Foto: Cedida a LatidoBEAT

¿Cuándo empezaste a escribir?

Cuando no me alcanzó con dibujar. De manera más ordenada, quizás, hace 20 años.

¿Cuál fue el primer libro que te marcó?

El libro de canciones ilustradas de los Beatles, editado por Alan Aldridge junto a un grupo de ilustradores y fotógrafos. Allí se combinaban las tres cosas que me siguen moviendo hasta hoy: la música, lo visual y lo escrito.

¿Dejar de leer o dejar de escribir? ¿Por qué?

Ninguna de las dos. ¿Para qué?

¿Qué estás leyendo ahora?

Historia de Merlín y El uso de las ruinas, de Jean-Yves Jouannais.

¿Cuáles son tus escritores uruguayos favoritos? ¿Identificás influencias? ¿Cuáles? ¿Alguno que te guste recomendar?

La mejor influencia es una caminata mirando árboles, un negroni compartido, la cena amorosa y tantos otros momentos que solemos tomar como cotidianos, extraordinarios en sí mismos. Aunque parezca un cliché, la mejor influencia es la vida —como decía Folon en una de sus últimas cartas enviadas— y no tanto la representación de ella. Por mejor escrita que esté, siempre es una imagen, no lo vivido.

Pero sí, claro, uruguayos, Felisberto, Humberto Megget, Enrique Fierro, Eduardo Milán, Darnauchans, Magdalena Portillo.

¿Sos de releer? ¿A qué libro solés volver?

Vida y destino, de Vasili Grossman, y los Lais de María de Francia.

Recomendanos un libro, un disco y una película para este fin de semana. 

Depende del fin de semana: si hay sol, si llueve, si hace frío. Serían opciones distintas. Los hermanos Tanner, de Robert Walser. Un disco: John Coltrane & Johnny Hartman. Y la película, The Philadelphia Story, de George Cukor, con Katharine Hepburn, James Stewart y Cary Grant.

Contanos sobre esa vez que un lector te reconoció en la vía pública.

Solamente me paran en la vía pública para preguntarme dónde queda una calle o determinada dirección. Eso me ocurre recurrentemente en distintas ciudades. Y por lo general conozco la respuesta.

Tu autobiografía en una frase.

Siempre pensó que había más.

Tenés que convivir un mes con una autora o un autor: ¿a quién elegís?

La mayoría de los autores que me gustan deben ser intratables en la convivencia. Prefería no hacerlo, como el Bartleby de Melville.

Un lugar para volver.

Joni Mitchell.

El primer verso que te viene a la mente.

Me vienen dos:

Vou me embora pra Prasárgada,

Lá sou amigo do rei…

donde Manuel Bandeira retrata ese lugar —real, inventado, imaginado— similar a Sansueña.

O bien:

A la orilla del mar, risas.

Han pescado al pez que habla

Pero dice cosas archisabidas.

(de Ernst Meister).

¿Para qué literatura en el tiempo del desamparo?

Me parece una pregunta que ya tiene la respuesta en sí misma.

Lo último que comiste va a ser el menú para toda tu vida ¿qué es?

Una sopa de calabaza y jengibre.

Tu idea de felicidad y tu idea de miseria.

1. Encontrar en un bolsillo un chocolate cuando pensabas que no había ninguno en la casa.

2. Buscar en los bolsillos y no encontrar nada.

Sobre Zurcidor:

Fidel Sclavo se aproxima a la música esgrimiendo una prosa y un clima de intimidad proveniente de la larga y profunda amistad que lo unió a Eduardo Darnauchans, pero cuya poética surge, también, de la enorme afinidad entre las almas de ambos artistas.

Los lectores nos vamos enterando de la existencia de un Darno muy diferente al que mucha gente imagina a partir no solo de sus canciones, sino también de las leyendas y mitos que se han tejido sobre su figura. Aquel artista de alma triste y oscura que exuda pesimismo es presentado por Sclavo como un hombre lleno de vida, de fino sentido del humor, que alegraba el espíritu de sus amigos.

Mientras nos enteramos de las ideas, gustos y preferencias del cantautor en la época en que se produjo Zurcidor, no solo vemos desfilar sus influencias y obsesiones, sino que también asistimos —gracias a la memoria, la sutileza y la discreta elocuencia de Sclavo— a la cocina del proceso de creación de una voz y un universo de sentido únicos en la historia de la música uruguaya.