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Música
Gracias, muchacha

Florencia Núñez: “Me falta mucho por conocer, hay muchas historias para contar”

La cantautora presentará su disco "Fe" este 7 de junio en el Teatro Solís.

04.06.2025 16:39

Lectura: 12'

2025-06-04T16:39:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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Ver donde los demás no ven. Para Florencia Núñez eso es Fe (2024), el disco que nació en el ocaso pandémico, que tiene elementos de los tres anteriores, que llegó a terminarse antes de una operación larga y se convirtió en un especie de talismán. El disco con el que Florencia mira más allá de las fronteras del país. 

"Hacer este camino es ir contra la corriente", afirma antes de darle un sorbo al café. Su último disco antes de Fe fue Porque todas las quiero cantar: un homenaje a la canción rochense (2020), el batacazo que vino incluido con un documental y que trajo al presente canciones folclóricas para dárselas a nuevas generaciones.

No la corren los tiempos ni las demandas del mercado porque, para ella, esto se trata de contar historias. Lo tuvo claro desde que empezó a componer, a tocar la guitarra, al elegir la carrera universitaria (licenciatura en Comunicación). Cuando habla de su carrera musical, lo hace sin un ápice de duda y con la confianza de quien sabe qué caminos quiere recorrer. Dice que el Excel es "el instrumento que más toca", y se da cuenta de qué canciones necesita cada álbum mientras lo compone. 

Este 7 de junio presentará Fe en el Teatro Solís. Las entradas se pueden adquirir aquí

¿Qué cosas te inspiran para escribir? 

Para mí el proceso creativo es la vida, todo el tiempo estás en proceso creativo. Ir al cine, leer libros, escuchar otra música. Ir a ver a otros artistas, que es algo que yo intento hacer mucho, sea a ver amigos, locales o gente que no he escuchado o no conozco, siempre intento estar ahí viendo qué pasa. A veces estoy más para adentro, el año pasado lo estuve porque tuve una operación larga. Pero, en general, soy de salir mucho, me gusta conectar con lo que está pasando porque no estamos creando aislados.

Hay mucha cosa que yo no conozco y me doy cuenta de que me pasó el viejazo. Es una locura darte cuenta de que estás más cerca de la gente de 40 a nivel artístico. Ya no tengo 20 años, y ves a gente empezando y decís "wow".  

Le dedicaste "Gracias, muchacha" a tu guitarra. ¿Cómo nació la idea de componerla? 

La escribí en pandemia, una noche que estaba queriendo escribir. Estaba con el celular y vi un vinculo a un vídeo que era una entrevista a la guitarrista Olga Pierri. Existe una escuela de guitarra clásica en Uruguay, Pierri Sapere, que era del padre de Olga. Ella, como hija de un profesor, estudió guitarra toda la vida, y en la entrevista ella tenía 90 y largos. Le empezaron a hacer preguntas sobre su vínculo con la guitarra, que empezó a los 6 años e hizo conjunto de señoritas tocando guitarras. Fue muy vanguardista, fue profesora de mucha gente que hoy la ves tocar.

En esa entrevista, en un momento, le dicen: "che, Olga, ¿te das cuenta? ¿Tantos años con la guitarra?". Y ella la agarra la guitarra y le dice: “Gracias, muchacha”. Yo me levanté y me puse a escribir. Y después le metí los versos de "Guitarra, guitarra mía", de Gardel y Le Pera, que es mi máxima colaboración autoral, aunque es de dominio público, pero está acreditado debidamente.  

¿En qué momento nace Fe?  

Empezó a gestarte sobre el 2021. Yo venía del proceso del disco anterior, que fue intérprete, entonces tenía muchas canciones y hace mucho tiempo que no publicaba, desde 2017. Fue una acumulación muy grande. Pero en 2021 empecé a escribir canciones con una dirección, un sentido y logré un puzle en el que todas las piezas encajan. Cuando estoy escribiendo canciones con una dirección, estoy en un momento en el que me doy cuenta de lo que va y lo que no.  

¿Te es fácil discernirlo?  

Entender qué es lo que quiero decir sí, entender el tono del disco y lo que funciona. Hay algunas que quedan afuera, y no quiere decir que sean malas, pero no van en ese tono. De hecho, cuando escribí “Lo canté” que es la canción que abre el disco, supe que era la canción que necesitaba para darle forma a ese universo. Y sin ir más lejos fue la punta de lanza, fue el sencillo.  

¿Esa virtud es lo que lleva a que tu sonido se caracterice por ser luminoso? Por más que la intensidad varie, tus discos son una especie de viaje. 

Sí, y sin ser una pelotuda. Creo que tengo los pies en la tierra, que es clave, pero trato de mirar al mundo con los mejores ojos posibles. Intento encontrar lo bueno en las cosas y contagiar esa cosa de buen rollo sin deformarlo. Eso de, “ah, pero sentite bien”, no, pero trato de encontrar herramientas para ir construyendo algo que tenga un sentido positivo y optimista sin ser irreal.  

Foto: Brian Ojeda

Foto: Brian Ojeda

Es tu cuarto disco y ya has logrado reconocimiento. ¿Escribís siendo consciente de eso? 

Soy muy exigente con mis canciones. Entiendo y hay algo que pasa, que por ahí hace dos discos que no lo sentía, que es que voy a sacar una canción y la van a escuchar, más acá o más allá, pero la gente la va a escuchar. Es muy loco porque siempre estás empezando y a la vez ya no, nunca estás en el lugar ideal. Pero a nivel artístico me siento un poco confiada, no de tirar chilenas en el aire, pero sí que a la hora de mostrar algo tengo la autocrítica suficiente para mostrar lo que creo que hay que mostrar. Eso también es un ejercicio. Confío en mi criterio y en el de los que me rodean.

¿Te cuesta saber cuándo un disco está terminado? 

Sí. Con este disco llegó un momento en el que me di cuenta de que ya estaba dándole demasiadas vueltas en mi cabeza. Estaba escuchándolo todos los días, viendo qué pasaba y escuchando mezclas. Me acuerdo de estar escuchando el año pasado y decir "a esto le falta algo, a esto otro tal cosa". Entiendo que ese neurotismo un poco está porque es mi nombre el que va puesto.

Hay que ser un poco desfachatado, porque si vos hacés música y publicás en un punto no te tiene que importar lo que piensen los demás, si no, ¿qué harías? No creo que tenga sentido hacer por agradar o porque es lo que esperan. Para mí, hay que ir fiel a lo que uno siente. Es una quien tiene la visión y puede vislumbrar hacia dónde va.  

¿Cuál fue la decisión que más te costó tomar en Fe?  

Muchas decisiones de producción, entender cuál es el lugar para cada cosa. Ahí trabajé mucho, pero también siento que fuimos guiando a las canciones hacia su lugar. También me costó mucho lo visual, cómo se materializaba y se comunicaba lo audiovisual que es muy importante. No le daba la tecla a la imagen que el disco tenía que proyectar a nivel de fotografía. Habíamos hecho algo con Juandi, el diseñador que trabaja conmigo hace años, y no estábamos convencidos de que eso fuera todo lo fuerte que el disco necesitaba.

Hablando con Brian Ojeda le conté todo esto. Yo estaba recién operada y fue un año nefasto para sacar fotos. Quería trasladar el concepto del disco a lo visual y ahí él fue clave, me ayudó mucho con la idea del bordado. Todo lo que yo le conté sobre por qué este disco era importante lo agarró enseguida y al final quedé fascinada. Es difícil decir mucho con poco.

¿Y por qué, para vos, es importante este disco?  

A Brian le conté mi vida, básicamente. Le conté que era un disco que venía después de otro muy importante, con el que mucha gente me conoció. Le conté por qué el nombre era muy importante, a qué cosas quería asociarlo y a qué cosas no. Lo que significaba este disco en cuanto a la construcción de un camino propio, a ir dando esos pequeños pasos que te van llevando hasta hoy. Le dije que era un disco para mí luminoso, optimista y muy transparente, y que también significaba una apuesta de mucha gente y que era un disco con el que pretendíamos dar un salto más hacia afuera. 

¿Es difícil tomarse un tiempo de cuatro años entre un disco y otro en una industria que te exige sacar música de manera constante?

Esto que hago no tiene nada que ver con lo que demanda la industria, está en las antípodas. No porque no me parezca que no puedo hacer lo otro, sino porque soy muy conceptual en mis momentos. Cuando estoy escribiendo música y estoy pensando en un disco no quiero sacar canciones porque sí, porque después siento que todo se aprieta en un disco solo porque tiene que venderse. Por ahí hago un single lo lanzo y no tiene que ver con el disco, puede no entrar. Supongo que son cosas que tengo que empezar a cambiar si quiero vivir de esto en este mundo.  

Foto: Brian Ojeda

Foto: Brian Ojeda

En Uruguay no es tan radical, la difusión es más lenta.  

Justamente: en la industria uruguaya. La intención no es quedarse, yo quiero desarrollar una carrera. 

Jorge Drexler participa en "Las vueltas". Es un artista que ha tenido éxito en el exterior. ¿Le pediste algún consejo? 

Él me decía: “hasta el tercer disco no te da bola nadie”. Un poco de razón, si bien no toda. Mi tercer disco fue el que finalmente trascendió un poco más, la gente me conoció por él, y hubo gente que me conocía, pero que se reafirmó. 

Porque todas las quiero cantar tuvo hasta un documental, fue algo muy grande. 

Ahí cavé mi propia fosa porque no voy a poder hacer eso nunca más. Ese trabajo fue una locura, fue increíble y fue una inconsciencia. Quería contar esa historia, pero no imaginaba que fuera a ser tan grande. Yo había presentado el proyecto como un multiplataforma, lo que surgió después fue el disco. Para mí era un EP, y después me dijeron: "son 12 tracks, ¿qué sentido tiene hacer un EP?".

Necesité mucha ayuda al estar con una película y un disco. Yo trabajé siempre como independiente, fabricando los discos, llevándolos a las radios y aquí, en ese proyecto, confié en que Andrés era la persona para ayudarme porque a mi no me daba la vida. Yo estaba con la película y él con el disco. Acordamos las cosas y le fue muy bien, sonó mucho en las radios, le fue muy bien en ventas, fue disco de oro. Tuvo un impacto cultural, generó muchas cosas.

Me parece que pasó lo que yo quería que pasara: hubo un puente intergeneracional. Generaciones más grandes y generaciones más chicas que piensan que estas canciones solo las he grabado yo. Existió un diálogo. Los vínculos emocionales y geográficos. Se entreveró todo. Hay gente que se fue a vivir a Rocha, también estuvo la pandemia y eso, pero sí. Ahí ves que el impacto escapa de uno.  

Eso también representó una despedida, porque ahora trabajás con más gente, ya no sos solo vos.  

Hay una estructura que sigue dependiendo de mí, en algún punto, para marcar la dirección. Pero sí, hay otros agentes.  

¿Te queda cómodo?  

Es como poner lo mejor que hace cada uno. Supongo que fue una prueba y todavía está muy fresco, tiene seis meses el disco, todavía puede pasar mucho más.  

¿Tenías planeadas las colaboraciones de Fe desde un comienzo? 

Algunas sí y otras no. Yo escribí la canción para Laura Canoura. Se la mostré, le gustó y le dije para hacerla juntas. Ahí llamé a Gustavo Guerrero, que fue el director de la banda de Natalia Lafourcade, produjo su disco Musas (Un homenaje al Foclore Latinoamericano en Manos de los Macorinos) (2017), viene de producir Vueltas (2021), de Pedro Pastor. Lo llamé y le dije, "quiero mostrarte una canción para ver si te gusta y querés trabajar conmigo". Escuchó el bolero y me dijo encantado que sí. Entonces le dije que si venía, hiciéramos dos canciones. Le mostré "Un amor así", que era una canción que nos costaba un poco encontrarle el mejor universo y la mejor versión, y quedamos contentos. Él quedó fascinado con Uruguay, y seguro no va a ser lo último que hagamos, quedó la puerta muy abierta para seguir haciendo cosas. 

¿Es un desafío tomar influencias de varios géneros?

Yo hago canciones y cuento determinadas historias, pero después no están cerradas a un solo género. Tú miras mi playlist y yo escucho de todo. Es muy difícil que diga, "yo solo hago este tipo de canciones", escucho de todo y eso me nutre. Si yo escucho Juan Luis Guerra y Marc Anthony en mi casa, ¿cómo puede ser que mi música sea la típica de un cantautor uruguayo? Yo creo que quien escuche mi disco se da cuenta de que soy una cantautora uruguaya, pero todo el resto tiene del mundo. Es la idea de síntesis que yo he tenido en mi identidad.  

Siento que veo a este disco y veo a los tres anteriores ahí, hay colores de los tres trasladados. Haber pasado por un disco de intérprete en el medio, haber sido productora. En este disco es la primera vez que guitarras criollas y de acero conviven y ninguna prima sobre la otra. Volvieron la armónica y el acordeón. Se nota que quiero ser yo, que intento ser yo y por eso hay cosas de todos los discos. Es lograr sacar lo mejor de lo que he hecho.  

¿Cómo te ves de acá en adelante, luego de Fe?  

Estoy sacando muchas cosas de mí que en este disco se ven, pero todavía me falta mucho por conocer, hay muchas historias para contar. A mí me interesa que las canciones cuenten historias, ¿sabés todas las historias que hay? Son la misma siempre y a la vez son infinitas. Supongo que también lo que me pasa es que salir de Uruguay creo que va a ser lo que me vaya a hacer rumbear musicalmente. Conocer otras realidades. Un poco de mundo me va a venir bien.  

Por Sofía Durand Fernández
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