Por Nicolás Medina
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En 2015, 30 años después de que se estrenara Mad Max: Beyond Thunderdome (o “Más allá de la cúpula del trueno”, para el público hispanohablante), George Miller, creador y director de la trilogía original de Mad Max —con aquel joven Mel Gibson—, subía los escalones del Grand Auditorium Louis Lumière y pisaba la alfombra roja del Festival de Cannes con un elenco liderado por Tom Hardy y Charlize Theron para presentar Fury Road (2015).
Aunque ya lo hemos mencionado en otros momentos, el Festival de Cannes, más allá de su carácter de exhibir cine de qualité, no es para nada ingenuo. Sabe que para poner parte de los reflectores en su evento, es necesario incluir en la grilla películas comerciales, aunque sea fuera de las competencias oficiales. Así que el que Mad Max llegara a Cannes, no era demasiado sorprendente.
Lo que sí fue sorprendente, fue la película con la que se encontró no solo esta audiencia, sino el resto del mundo, que en cuestión de tiempo la recibió prácticamente en simultáneo al estreno en Cannes. Hay mucho que decir de Fury Road, pero en resumidas cuentas, la película fue extremadamente revolucionaria para una época que ya empezaba a padecer el uso excesivo de efectos visuales y la explotación de propiedades intelectuales de manera completamente automática y desinteresada.
La película recaudó casi 400 millones de dólares en taquilla (su presupuesto fue de aproximadamente 150 millones), fue nominada a 10 premios Óscar, de los cuales se llevó más de la mitad, se llevó el premio de la crítica profesional (FIPRESCI) del mismo año, premios BAFTA, y unos cuantos más. De la mano de esto, hoy en día es considerada —y, de hecho, es— una de las mejores películas de acción de la historia del cine.
Cuando se anunció que Furiosa: A Mad Max Saga, se estrenaría a finales de mayo a escala mundial, y con el Festival de Cannes asechando a la vuelta de la esquina, era bastante obvio que el director del festival, Thierry Frémaux, no dejaría pasar la oportunidad de invitar a Miller y su equipo nuevamente a dar el puntapié inicial a la película y, por qué no, también al festival.
A fines de marzo, el festival comunicó oficialmente que Furiosa sería estrenada en la Riviera Francesa, fuera de competencia, y aunque no sería la película de apertura del festival (esa invitación tiende generalmente a ser para algún amigo francés), no dejó de ser el primer gran nombre que se daba a conocer de la edición 2024.
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Una vez en la sala, hubo que esperar a que el auditorio estuviera completo, y ahí poder ver cómo se transmitía en la pantalla desde la alfombra roja la llegada del equipo de la película: George Miller acompañado por Doug Mitchell, productor de la película. Anya Taylor-Joy, quien le da vida a Furiosa en la película, Chris Hemsworth, el nuevo villano del universo Mad Max, acompañado por su esposa, Elsa Pataky, quien también aparece brevemente en la película, Tom Burke y la joven Alyla Browne.
Los talentos entran a la sala y nadie duda en ovacionarlos hasta el cansancio, tanto que todo esto atentaba con generar retrasos en la agenda del festival. Sutilmente, se invita a George Miller a sentarse en la sala, acción que genera que las más de 2000 personas en la sala lo hagan en simultaneo, y dar paso a una gran, pero gran, experiencia en una sala de cine.
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Luego de Fury Road, el interés por el personaje de Furiosa (interpretado en ese entonces por Charlize Theron) era arrollador, y es que, de hecho, el guion de Furiosa fue escrito años antes de hacer Fury Road. Como lo indica el nombre, la historia busca centrarse principalmente en Furiosa, funcionando un poco como spin-off y un poco como precuela de la película de 2015. Una de las principales decisiones argumentales que llaman la atención, es que en Furiosa la acción transcurre durante casi 15 años y no en unas pocas horas, como hacía Fury Road, la cual era implacable, en parte gracias a la continuidad que demandaban los acontecimientos que planteaba el guion.
La película se segmenta en cinco capítulos, cada uno con un nombre particular y corresponde a un quiebre temporal o de locación que, a su vez, buscan marcar las diferentes etapas del desarrollo de su protagonista. El primero, se centra en una joven Furiosa que es secuestrada de su familia por Dementus (Hemsworth), en una secuencia de persecución prácticamente sin diálogos, pero donde las ideas de Miller en cuanto a secuencias de acción originales y un tanto irreverentes empiezan a palparse. Sin entrar en detalles, el cierre de este capítulo es el primer acontecimiento que dará vida a esta Furiosa, valga la redundancia, furiosa. Para la cual su principal y prácticamente único objetivo será vengarse de Dementus, y es así como al igual que en otras de las entregas, Furiosa se convierte en una revenge movie.
Toda la película será entonces, la búsqueda de Furiosa por venganza. Pero se trata de una venganza sumamente estratégica y silenciosa, lo que le demanda a Anya Taylor-Joy valerse de otros recursos más allá de sus palabras para lograr construir y transmitir lo que está sucediendo con su personaje.
A partir del segundo capítulo, es que empezamos a entender que ha sucedido con esta niña, y los eventos que van desatando su sed de venganza ante Dementus. Es ahí cuando la vemos levantarse como guerrera, aliarse con quienes puede y hacer pactos que la acerquen cada vez más a su objetivo. Más temprano que tarde, los enfrentamientos entre Furiosa y Dementus, junto a sus secuaces, comienzan a suceder y es en estas interacciones donde la película comienza a perderse un poco en el camino.
El antagonista, protagonizado por Hemsworth, presenta dos problemas para la película. El primero, es que es demasiado caricaturesco —casi a lo Looney Tunes— para el universo de Mad Max, lo cual, si bien acompañado por el carisma del actor que le dio vida a Thor en el Universo Cinematográfico de Marvel es sumamente entretenido, distiende demasiado la tensión que debería demandar la historia. De hecho, hay demasiadas similitudes en su personaje con las últimas apariciones del actor australiano como el dios del trueno, las cuales eran más un alivio cómico que otra cosa. El segundo, y por más que cueste decirlo, es que Hemsworth es, por ahora, mucho mejor actor de lo que Taylor-Joy puede demostrar que es en pantalla. Porque si bien la britanicoestadounidense – argentina lo está dando todo, no puede lidiar con el afán de Miller por poner a Dementus en momentos en los que sería preferible quedarnos con Taylor-Joy, o mejor dicho, con Furiosa.
No obstante, y hay que decirlo, la película logra hacer lo que se le canta y Miller de darse el gusto de hacerlo como él quiere.
En Furiosa, el universo de Mad Max se expande considerablemente, no solo en cuestiones prácticas, sino también en mitología y contexto. Algo que hasta ahora todas las películas de Mad Max habían obviado, ya que se centraban en llevarnos de lleno al escenario de los wastelands para generar un entorno completamente hostil y así elevar las dinámicas de acción de las películas.
Acá, por primera vez, se nos da cierto contexto que permite quizás, hilar ciertos acontecimientos y generar una especie de mapa mental sobre el universo y el mundo de Mad Max, uno que sin dudas continuará expandiéndose más y más en los próximos años ya que Miller parece no querer jubilarse.
No hay precisamente una transformación de Furiosa como personaje luego del capítulo de su infancia, es como si, más bien, la película nos fuera revelando más y más capas que van construyéndola, pero no generando un arco de transformación de personaje como tal. La película usa estas capas como excusas para mostrarnos cada vez más sobre este universo que se pone de a ratos el palo en la rueda por buscar, de manera más o menos consciente, compararse a sí misma con Fury Road. Hay que decirlo, Furiosa no es ni será Fury Road. Algo que lamentablemente la película subraya en sus créditos, en los cuales decide incluir planos y fragmentos de Fury Road.
Eso no quita que sea una gran experiencia, la cual en su premier en Cannes se vio acompañada de un público entusiasmado que no escatimaba en aplaudir y vitorear en las sorprendentes escenas de acción o en los momentos clave de la película. La película es sin duda “quite a ride”. A pesar de su duración (dos horas y media), no llega a tener un bajón demasiado pesado para que cueste levantarse, y de tenerlo, son pequeños momentos que Miller aprovecha para centrarse un poco más en conocer estas capas que construyen y resguardan a Furiosa de quebrarse y no cumplir su principal objetivo.
Algo que Miller vuelve a lograr de manera sobresaliente, es todo lo referente a su puesta en escena en cuestiones visuales y sonoras. Las secuencias de acción siguen la misma línea de Fury Road: mucho trabajo con stunts o dobles de riesgo, recurrir a efectos especiales antes que a efectos visuales, coreografías medidas a la perfección, y un sonido increíble que hace que la película nos haga oler nafta y saborear tierra, incluso en la sala más elegante de Cannes.
Furiosa es una buena película. No es ni mejor que Fury Road, ni mejor que la Mad Max original, y es admirable como luego de casi 50 años, y pisando los 80, George Miller es capaz de hacer una película de este tamaño, con las demandas físicas que implica, y lo aggiornado que se muestra respecto a las necesidades de la audiencia en cuanto a las películas de acción modernas. No es tampoco la mejor interpretación de Anya Taylor-Joy, quien merecidamente ha acaparado gran parte de la atención por la película, pero es, sin dudas, su trabajo más complejo hasta la fecha.
George Miller no deja de ser uno de los grandes visionarios del cine contemporáneo. Uno que vale la pena ir a ver al cine, y por quien, personalmente, volvería a Cannes las veces que sean necesarias.
Furiosa se estrena en salas uruguayas este 23 de mayo. Podes chequear las funciones en nuestra cartelera.
Por Nicolás Medina
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