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Contenido creado por Federica Bordaberry
Cine
Arreglar telescopios

Gravity: la fragilidad de nuestra existencia

Cuarón describe la angustia como si fugazmente te arrancaran de tu madre nodriza para arrojarte al espacio oscuro e interminable.

07.06.2022 11:07

Lectura: 6'

2022-06-07T11:07:00-03:00
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Por Diego Sardi

Título original: Gravity / Director: Alfonso Cuarón / Año: 2013

País de origen: Reino Unido - Estados Unidos / Duración: 1 hora y 31 minutos

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Una de las obsesiones que me acompaña hace más tiempo es la de desenchufar todo cuando me voy varios días de mi casa. Hasta las lámparas. Tengo miedo de que haya algún tipo de cortocircuito que incendie el enchufe, luego el sillón y finalmente tome todo mi apartamento. Nunca escuché una historia como esa, pero los accidentes pasan. Y me da miedo la mala suerte porque lo que sí escuché es de personas a las que se les desmoronó el mundo en un abrir y cerrar de ojos por razones estúpidas y fuera de su control.

Una de esas personas es la doctora Ryan Stone (Sandra Bullock), quien viaja por primera vez al espacio para arreglar un telescopio. A pesar de los nervios de primeriza, hay algo de estar suspendida ahí arriba que la cautiva: el silencio y la seguridad que siente al estar apartada del mundo.

La doctora Stone quedó trancada en un momento de su vida: cuando estaba conduciendo y la llamaron del jardín de su hija de cuatro años para avisarle que, jugando a la mancha, resbaló, se pegó en la cabeza y murió. Así lo cuenta a su colega Matt Kowalski (George Clooney), mientras observa la inmensidad del planeta Tierra, suspendida en el espacio y recordando con dolor lo ocurrido ahí abajo.

El día en que murió su hija, la vida de la Dra. Stone se vació de sentido y se llenó de miedo. ¿Cuál es el punto de volver a una Tierra donde tus seres queridos pueden ser arrebatados en un segundo de una manera tan tonta? Donde ya no hay un hogar y cualquier intento de construirlo puede desmoronarse de la manera más caprichosa y azarosa posible. ¿Para qué proponerse seguir si la muerte puede arremeter en cualquier momento? Esas parecen ser algunas de las interrogantes que mantienen a la Dra. Stone sumergida en la inercia.

Pero gracias a la justicia poética, el personaje de Bullock se ve obligado a enfrentar ese miedo o morir. Durante la misión, los rusos destruyen un satélite fuera de uso, lo que desata una reacción en cadena que provoca una nube de basura espacial que se dirige hacia ella y su equipo. De esta manera, los efectos colaterales no intencionales de una acción en otra parte del mundo vuelan hacia la Dra. Stone más rápido que balas fuera de control.

Hay quienes describen la angustia que genera la tragedia como si te sacaran de un tirón la alfombra de abajo de los pies. Cuarón la describe como si fugazmente te arrancaran de tu madre nodriza para arrojarte al espacio oscuro e interminable. Una persona suspendida en el espacio, sin nada de qué agarrarse o con qué impulsarse, está condenada a seguir en la dirección en que fue impulsada hacia el infinito, hasta morir. Literalmente, en esa situación se encuentra la Dra. Stone cuando la basura espacial destruye su nave y la lanza al vacío. “Houston, aquí la especialista de misión Ryan Stone. Estoy fuera de la estructura y a la deriva, ¿me escuchan?”.

Así, la Dra. Stone empieza un viaje por salvarse y regresar a la Tierra, pero no sin antes decidir si realmente quiere vivir. Para eso, primero debe enfrentar uno de sus mayores problemas: dejar ir. Tras ser rescatada por su compañero Kowalski, gracias al equipo de propulsión de su traje, se dirige a una estación espacial cercana (la ISS) para buscar refugio. Pero ya sin gases en el equipo de propulsión, no pueden controlar su trayectoria, impactan contra la nave y siguen de largo al vacío, hasta que un pie de la Dra. Stone queda enredado de una correa del paracaídas atado a la estación. Casi a la deriva, sostiene con su mano la correa del traje de Kowalski, evitando que siga en dirección al infinito. Pero la presión que él genera en ella está por hacer que el pie de Stone se zafe del paracaídas. Como la doctora no lo quiere soltar, él se desengancha de la correa. Si no suelta, ella también va a morir, le explica Matt. “Tienes que aprender a dejar ir”, le dirá.

Esta película explora el miedo de estar desprendido de lo que te da seguridad y metido en un entorno sobre el que tenemos poco control. ¿No es esa la experiencia de nacer? Así parece sugerirlo el director con una de las imágenes más icónicas de la película, y que inspiró el proyecto. Una vez dentro de la ISS, la Dra. Stone flota en posición fetal rodeada de cinturones que evocan el cordón umbilical, con una ventana detrás por la que se ve el planeta Tierra. La paz de estar en el vientre antes de llegar al mundo.

Como si la vida se hubiera enfadado con la Dra. Stone por darse por vencida y la quisiera hacer escarmentar, su viaje por volver a la Tierra no es nada fácil. Cada vez que su misión parece encauzarse, aparece “la mala suerte” para sabotear los planes. Cada obstáculo es un recordatorio de que allá abajo hay más complicaciones como estas, por lo que tiene que estar segura de querer volver. “Escucha, ¿quieres volver o te quieres quedar aquí?, le increpa Kowalski, ya un poco molesto con su desidia y su afán por aislarse del mundo. “Aquí arriba nadie puede hacerte daño. Estás a salvo”, le señala Kowalski, mientras empatiza con el dolor de su pérdida sin dejar de reconocer que lo que importa es qué va a hacer ahora.

La película ofrece una experiencia cinematográfica del viaje de los personajes por el espacio muy rica. El silencio es denso. El movimiento es escurridizo y difícil de controlar. Las lágrimas y el fuego flotan. Y la Tierra, vista desde arriba, es hermosa. Hay poesía en las imágenes y en la historia, aunque de a momentos hace uso de algún recurso o diálogo un tanto explícito y expositivo (ya quisiera yo que George Clooney me susurrara al oído cómo encontrarle sentido a mi existencia).

Vivir es un riesgo. Es estar expuesto a variables que no podemos controlar, que desencadenan eventos que no podemos prever y que tienen el poder de cambiar nuestra vida de un momento a otro. El efecto mariposa y la concatenación de los hechos; encontrarse en el lugar y el momento justo; los efectos colaterales no intencionales; la buena suerte o la mala suerte. “Gravedad” plantea que ese sinsentido aparente que nos rodea es parte de un gran viaje que hay que aceptar y disfrutar, o mejor ni hacer. Que hay que renunciar a la inercia para elegir vivir.

Por Diego Sardi