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Música
A cielo abierto

Guachass: los 20 años de una banda que se entrega al cambio sin perder su identidad

Camila G. Jettar y Mariana Gascue, integrantes de la agrupación, conversan de cara a su presentación el 21 de diciembre.

16.12.2024 16:17

Lectura: 11'

2024-12-16T16:17:00-03:00
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Por Sofía Durand Fernández
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Corría el año 2004. Era otro Montevideo, y otra escena under. Tiempo atrás, Camila G. Jettar había decidido dejar de ser parte del público. Ahora quería ser ella quien tocara. Y así nació Tomboy. Al tiempo la banda se separó, pero Camila decidió seguir y armar una nueva. 

Una "petisa" con cara de pocos amigos que andaba siempre en la vuelta les llamó la atención a Camila y a  Florencia, ex bajista de Guachass. La invitaron al proyecto, no sin antes hacerle una prueba. "La loca se puso a hacer temas de Turbonegro", recuerda Camila. Era Mariana Gascue, que no precisó de más para "salvar el examen". 

Por ese entonces, encontrar una baterista mujer era una tarea casi que imposible. Desde la casa de los padres de Mariana, llamaron por teléfono al baterista de los Hermanos Montenegro y lo invitaron a ser el baterista de Guachass. "Ahí empezó una etapa hermosa", afirma Camila. 

Hacer afiches, repartirlos en las puertas de liceos, las pegatinas hasta altas horas de la noche. Pasaron los recitales, los viajes, la búsqueda de "la zanahoria" que prometía el éxito absoluto, los hijos y las "pausas". Veinte años después, Guachass sigue con la noción clara de cuál es su identidad y con ganas de festejar todo lo logrado. 

Este 21 de diciembre, en el patio a cielo abierto de El Ocio, la banda tocará junto a Vaimaca y DJ Cobra. 

¿Por qué deciden festejar los 20 años de la banda con este show y volver con todo?

Mariana Gascue (M.G.): Siento que nunca paramos. Si bien lo hicimos, nunca fue acordado.

Camila G. Jettar (C.G.J.): Como hay un vínculo de amistad muy fuerte, la banda ha ido menguando. Nos perdemos cada uno en la suya, después volvemos a tocar, después pinta algo como lo de L7, que nos invitaron a abrirle el show y fue una banda muy referente para nosotros. Pensaron en Guachass y obviamente no lo dudamos, porque no estaba el sentimiento de que la banda terminó y se tiene que rearmar, sino de que siempre hay una latencia. Sí dejó de ser la prioridad, y en un momento pasó a ser un espacio de exploración y disfrute, a veces con anhelos de volver a tocar y volver a hacer un disco o un EP. Siempre está ese pulso, pero es verdad que no es que estamos en actividad, veremos qué pasa.

Además del vínculo de amistad arraigado al concepto de la banda, han pasado muchas cosas en todos estos años. Se convirtieron en madres, por ejemplo. 

C.G.J.: Ha habido distintas etapas. Los primeros 13 años, que fueron en actividad permanente y continua donde los ensayos eran prioritarios en la agenda de todos, estaba esa búsqueda de que pase algo con la banda, esa meta de una banda que funcione, que haya público y se expanda, viajar. Cosas que sucedieron y otras que se frustraron. En el camino, la vida: ir creciendo, parejas, hijos. La maternidad es bien distinta porque, así como nosotras vimos a nuestros compañeros continuar con sus proyectos musicales, es unánime, si bien ambas lo consideramos una elección, creo que en un sistema patriarcal es difícil elegir. Se dio naturalmente que pasó a ser secundario, dar la teta, sostener y criar pasó a ser la prioridad. Entonces ese fue un momento medio de achacón.

Después fue cómo hacer, como mujer y madre transformada, para volver a tocar a los decibeles que tocamos, cantar como yo canto y con toda esa fuerza que, de pronto, la fuente empezó a ser otro lugar. Y estuvo bueno también darnos el espacio para ver de dónde nace ahora.

M.G.: Acompaño mucho las palabras de Cami porque lo vivimos muy juntas también. Fuimos madres medio que a la misma vez y fue un proceso que vivimos las dos. Se siente, por eso también esa pausa que hubo, que fue recontra natural.

C.G.J.: La banda era todo. Creo que el periodo de pausa fue un poco el duelo de todo lo que no pasa, de todo lo que no sucede, de todo lo que no pasó.

M.G.: Nos pasó cuando festejamos los 10 años de Guachass. Ahí tuvimos una especie de bajón, porque metimos todas las fichas, todo el esfuerzo, hicimos tremendo disco, le metimos un montón de energía, de tiempo y la devolución...

C.G.J.: Fue lo que fue y había que hacerse cargo de eso. Entonces ahora cedimos todos esos intereses que te mantienen en un lugar de mayor tensión. Ahora es lo que se puede y lo que se desea. El ensayo pasado fuimos con nuestros hijos, entonces eran todos los guachos ahí, de 4 a 10 años, en cualquiera, mientras nosotros intentábamos ensayar, y fue hermoso. Fue un cambio de paradigma, estamos en esta.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

¿Por qué eligieron El Ocio como el lugar para llevar a cabo el evento? 

C.G.J.: Primero porque es en La Blanqueada y nosotros somos de ahí. Es una casa vieja, que es lo más parecido a donde siempre ensayamos. Y esa cosa de la casa de barrio nos representa muchísimo y nos gusta mucho más que meternos en un lugar con otra estructura. Es algo autogestivo, está el dueño de la casa, el Oreja, que tiene tremendo vínculo con el barrio y entonces llegó al acuerdo de hacer uno o dos toques por mes. Eso nos parece hermoso, además de que es en un patio a cielo abierto.

Las decisiones parecen ser firmes, no desde un lugar de moralina, sino desde un lugar de identidad.

C.G.J.: Incluso sin la intención, porque no es desde la moralina, sino desde un lugar más auténtico. Pasa de que a la hora de elegir podríamos elegir cualquier boliche y sacar una fecha ahí y prevalece este deseo de que hay toda una red distinta.

Ya no están más persiguiendo la zanahoria. Cuando tenés cierta prevalencia de principios, pero a su vez estás persiguiendo una zanahoria, se da un choque.

C.G.J: Que también está bien la energía de la zanahoria, porque si no, no hubiéramos hecho todo lo que hicimos. Nos fuimos de gira a Europa. Nos pasaron cosas relevantes y que estuvieron buenas porque también estaba esa energía. En un momento hubo que aceptar hasta dónde se podía exprimir esa naranja. Sin duda esta nueva etapa es maravillosa, pero los recursos de todos están en otras áreas, este es un lugar recreativo. Hay otra expectativa y otras prioridades.

Cami, vos además escribís. Y, vos, Mariana, estás en procesos creativos ligados a lo laboral porque sos productora. ¿Cómo se conjugan los diferentes procesos creativos?

C.G.J.: Es hermoso porque hay un micelio que sostiene todo eso, no está segmentado en la parte musical y en la parte de escritura. De pronto, empecé a escribir haciendo canciones. Si bien ahora escribí una novela autoficcionada y con una editora, el punto original es el mismo, porque aprendí a escribir y a expresarme a través de las canciones a los 16 años cuando dije de armar una banda con otras mujeres.

M.G.: Es algo más intrínseco de la personalidad. Creo que todas las áreas en la que nos desarrollamos los cuatro tienen siempre una conexión en la parte creativa y en otras cosas, más allá de la música.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

No tiene por qué ser siempre tan cómodo o espontáneo, tampoco.

C.G.J.: Siempre hay desafíos a la hora de expresarse, encontrar tu voz y cuál es el contenido de lo que querés expresar. Pero también esa es la parte bella del proceso creativo, atravesar ese bosque y cosechar lo que decantó. Cuando uno de tan guacho empieza a tener tan naturalizado juntarse a tocar, a escribir, a intercambiar una letra, después sigue explorando. Cada uno siguió explorando en distintas áreas. Fede ahora está haciendo dirección, pero su proceso creativo existió siempre. Yo lo conocí y era un enfermo de las películas, con muchos referentes que lo guiaban. Ahora, teniendo todos 40 años, se manifiesta más que nada en lo laboral, pero siempre estuvo.

¿Cómo ha variado el estilo musical de Guachass?

C.G.J.: Lo más maravilloso de este toque es que llegamos a un punto en el que nosotras entendimos lo fuerte y poderoso del vínculo humano de 20 años que tenemos. También nos animamos a hacernos cargo de los dos discos que hicimos, que a mucha gente les llegó, porque nos escribe gente que nos vio en el 2007 en el Pilsen Rock o un veterano metalero que nos vio. Poder decir eso es pila y hoy queremos celebrarlo. Lo que estamos haciendo son todo canciones de esos dos discos que hicimos en estos 13 años de actividad. Es un toque que celebra esos temas y que hay mucha gente a la que esos temas le tocaron porque fueron importantes.

M.G.: Va un poco de la mano con lo que hablamos al principio. Después de que hicimos Paladar Negro (2013), tuvimos una intención de agarrar un camino distinto musicalmente, sacamos dos canciones que iban por un lado más popero, si se quiere decir, otro tipo de producción, usamos varias teclas, guitarras más limpias, otro tipo de melodías. Quisimos explorar un poco la parte musical saliéndonos del tono que hacíamos antes. Después volvió la pausa, y eso quedo medio ahí, esas canciones nos encantan y las seguimos haciendo. Fue una exploración que estuvo buena, la intención es seguir desarrollándola. No por ese camino en particular, porque pasó un tiempo y todos también vamos mutando, pero estamos en ese proceso.

C.G.J: La idea es sacar un EP o seis temas en 2025, trabajar para eso. Se atravesó un poco este toque porque dijimos: “hacemos 20 años, no podemos no tocar”.

¿Cambió la escena under? 

M.G.: Sí y no, mutó en ciertas cosas.

C.G.J.: Hay una escena punk más fuerte.

M.G.: Está más urgente: todo ya, todo mucho.

C.G.J.: Hay otras tácticas de comunicación y de difusión, ahora las bandas tocan mucho. Pero eso es lo que hace que tengan un lugar más sólido en la escena grande.

¿Qué tanto afectó la presencia de las redes sociales como plataforma? 

C.G.J.: Siempre hubo algún tipo de plataforma, también existía Fotolog, creo que siempre hicimos uso de lo que había y le sacamos el jugo. También era hermoso tener que diseñar un panfleto sin Canva o Photoshop, ir a la puerta del Dámaso o el Zorrilla a repartir, o las noches de pegatina hasta tarde. Ese también era un gran medio de difusión que quedó un poco obsoleto y te daba el cara a cara. A mí me gusta la palabra y el encuentro.

Hace poco me encontré con una chica en un laburo, ella tiene mi edad y también es madre. Me dijo: “Yo te vi con Tomboy y me acuerdo de que fui a hablar contigo a decirte que te vi tocar y me encantó lo que hiciste”. Y se acordaba que yo le dije: “Gracias, pero para mí lo valioso es pasarte el mensaje de que vos lo podés hacer también. Entonces el domingo deciles a tus amigas que en vez de ver la banda de tus amigos y estar ahí de groupies, se pongan a tocar, porque yo no sé tocar nada, estoy acá y puse afiches”.

Fotos: Javier Noceti

Fotos: Javier Noceti

Una de las grandes victorias ha sido dejar de ser groupies y pasar a ser parte de la banda. 

C.G.J.: Que tampoco quiero minimizarlo, pero es encontrar tu lugar. Yo estuve un año así, en esa, diciendo “yo quiero estar ahí”. La curiosidad llegó de ese lugar.

Es un poco cliché hablar de "la experiencia como mujer en el rock", pero en la actualidad no solo hay más artistas uruguayas en la escena, sino que también los espacios son más habitables y hay otros cuidado entre pares. 

C.G.J.: Porque se pone en palabras mucho más, es parte del diálogo popular, entonces no pasa tan desapercibido. Cosas que antes ni siquiera se hablaban, entonces capaz que ni siquiera estaban en el inconsciente colectivo. Así y todo, yo disfruté mucho de la escena, para mí fue muy amable conmigo, no tuve grandes desafíos por ser mujer, sí los esperables. En los buenos puestos siempre tenés que tranzar con el varón, ahí tenés que sacar una parte masculina, es supernecesario. Obviamente Guachass sacó su lado masculino. Lo tuvimos que hacer y lo hicimos, nos hicimos cargo. El rockero es bastante respetuoso, sobre todo la escena bien under, que es donde siempre estuvimos.

Por Sofía Durand Fernández
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