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Música
Mucho más que la mitad

Hasta Spinetta: Leandro Quiroga, el hombre detrás de Medio y Medio, “un lugar de clásicos”

El célebre restaurante musical que desde hace 28 años ofrece espectáculos y cocina de autor en Punta Ballena comienza su programación.

28.12.2023 16:57

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2023-12-28T16:57:00-03:00
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Por Carlos Dopico
Carlos Dopico

Cada año, desde hace casi tres décadas, el nombre de un parador esteño se repite si alguien busca gastronomía y música asociadas para terminar la jornada estival. Se trata de Medio y Medio, un proyecto cultural culinario de impronta familiar enclavado en Punta Ballena, casi bajo el puente panorámico que toma vuelo sobre el Arboretum Lussich.

Aquel espacio próximo a la playa Portezuelo, que nació como un club de jazz y cocina familiar, es hoy un renombrado escenario en el que, durante las noches de fines de diciembre, enero y febrero, tiene lugar una grilla musical ecléctica.

Al frente del emprendimiento está Leandro Quiroga, un joven con inquietudes artísticas que decidió dedicarse a la producción musical. “Siempre me gustó más el mundo de la armonía que el de tocar, pero luego me di cuenta podía volcar todo eso a la producción. Creo que tengo una manera bastante artística de producir”, advierte Quiroga.

Fundado en 1995, Medio y Medio acumula más de 800 noches programadas con artistas tanto de Argentina, Brasil, Uruguay, como de Paraguay, México, España o Estados Unidos. El desfile de nombres de quienes han tocado es sorprendente: Luis A. Spinetta, Charly García, Skay Beilinson, Gustavo Cerati, León Gieco, Fito Páez, Jaime Roos, Rubén Rada, Fernando Cabrera, los hermanos Fattoruso, Jorge Drexler, Hermeto Pascoal, Paralamas do Suceso, Lenine, Julieta Venegas, Bernard Fowler y tantos más.

Ruben Rada y Charly García (cortesía de Medio y Medio)

Ruben Rada y Charly García (cortesía de Medio y Medio)

El año entrante tendrá, por primera vez, lugar en Río de Janeiro/Brasil un pop up, una pequeña réplica concentrada del espíritu de este festival. “Vamos a hacer la primera cápsula. Vamos a visitar salas emblemáticas de otros países y esta vez vamos a ir a la mítica sala Circo Voador”, confiesa, entusiasmado, el productor musical, mientras ajusta los últimos detalles de la vigésimo octava temporada que está por comenzar.

La grilla de este año va desde el histórico Hugo Fattoruso, Fabiana Cantilo o Escalandum, pasando por EMI, Skay Beilinson, Agarrate Catalina, Chico César, Paulinho Moska, o Pedro Pastor.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

Llevás 28 años al frente de un proyecto gastronómico cultural que comenzó con la idea de un parador playero, luego derivó en un club de jazz nocturno y hoy es un escenario ecléctico de autor. ¿Cómo fue el proceso?

Fue natural porque es un negocio de familia. Comencé con mis hermanas, después se sumó mi madre (Graciela Ferreres) a cocinar y terminó siendo la reconocida chef de Medio y Medio. Hoy ya está retirada, pero hay discípulas de ella trabajando. Luego, se retiraron mis hermanas y se sumó mi padre (Lupa Quiroga).

Recién hace cuatro años que quedé solo en el negocio, pero sigue teniendo la esencia de nuestra familia. El crecimiento se dio natural. Cuando tuvo el formato de club de jazz hicimos un escenario para que eso sucediera. Después hicimos el primer auditorio que es el escenario Fattoruso —hoy nuestro escenario más pequeño— y luego el escenario Parque, que tiene ya 17 años y es un anfiteatro al aire libre, con capacidad para más de 400 personas.

Ese escenario lo inauguró, en 2007, Luis Alberto Spinetta, quien tocó varias veces en el lugar. Tanto la carta gastronómica como la música fue un crecimiento natural, lo fuimos construyendo. Nosotros siempre elegimos una imagen por año. Esta vez elegimos la de un árbol, que es un piano en su florecer, pero tiene más grandes las raíces que el árbol mismo. La sensación que nos da es que ese árbol que construimos los músicos, el público, los técnicos y nosotros como familia, está muy firme y las raíces están llegando a lugares inesperados.

Este es un año en el que Medio y Medio está revelándose a sí mismo el reconocimiento internacional. Hoy en día tenemos muchos más artistas internacionales que otros años. Tendremos a España como país invitado. Si bien ya habían venido clásicos como Kiko Veneno, Albert Pla o Pedro Guerra, este año decidimos traer cinco artistas de la nueva generación. Algunos son más conocidos por acá, como Muerdo, pero otros debutan por primera vez en Sudamérica como Antílopez, que es una banda que suena espectacular.

Del mismo modo, este año entraron varios media partner de distintos lugares, como Radio Activa, la radio número uno de rock colombiana que va a estar cubriendo el festival.

Foto: cortesía de Medio y Medio

Foto: cortesía de Medio y Medio

¿Nunca pensaste en tener otras sucursales del festival?

Propuestas de replicar Medio y Medio hemos tenido de varios lados y hace tiempo. Nunca lo hicimos porque creemos que se tienen que dar muchas cosas para que realmente suceda lo que sucede en este lugar. Hay un bar en Asunción de Paraguay que me encanta, que es de comida tradicional, y que tiene una frase fundamental: “Este bar no tiene sucursal porque parecido no es igual”.

La sensación que tengo es esa misma. Lo que sí estamos evaluando es comenzar a trabajar un concepto de pop up o de cápsula, como prefiero llamar. Vamos a hacer la primera cápsula. La idea es ir a visitar salas emblemáticas de otros países. El 9, 10 y 11 de agosto del año entrante vamos a ir a la mítica sala Circo Voador de Río de Janeiro, que además saldrá de la primera reforma en sus 32 años de vida. Medio y Medio la va a estrenar y seguramente sea todo un suceso para la ciudad.

Vamos a ir con la música y la gastronomía. Vamos a llevar parte de la comida de la carta en un formato de tres días para trasladar el concepto Medio y Medio global. Sabemos que este es un lugar experiencia, donde la gente no solo va a ver un show o a cenar, sino que mucho más. La mayoría de las personas pasa siete u ocho horas. Hay un bar, un restaurante con diferentes espacios, dos salas de conciertos, heladería, juegos para niños, etc. El concepto que atraviesa Medio y Medio históricamente es la calidad musical; no importa la popularidad, el género o la generación, pero sí la alta calidad.

Es un lugar de clásicos, donde se ha visto a Spinetta, Charly, Jaime, Rada, Chico Cesar, Ivan Lins, y decenas más. Tenemos 28 años ya y salimos en busca de los nuevos clásicos, artistas de las nuevas generaciones que suponemos que serán artistas muy importante en el desarrollo cultural de la región.

Charly García y Juanse de Ratones Paranoicos (cortesía de Medio y Medio)

Charly García y Juanse de Ratones Paranoicos (cortesía de Medio y Medio)

Me hablás en plural, pero ese ejercicio de conformar la grilla artística es un mérito propio.

Sí, es exclusivamente trabajo mío.

¿De dónde nace?

De ninguna herencia, porque en mi familia no habían ni músicos ni curadores. Viene de estudiar.

Tu primer vínculo, entonces, es el estudio musical. ¿Qué instrumento habías estudiado?

Sí, estudié composición, orquestación, guitarra. Me fui a Estados Unidos, también, a estudiar otro poco. Siempre me gustó más el mundo de la armonía que de tocar, pero luego me di cuenta podía volcar todo eso a la producción. Creo que tengo una manera bastante artística de producir.

La experiencia acumulada hizo que en estos años, además de la grilla artística de Medio y Medio, comenzaras a producir otros eventos y representar algunos artistas. ¿Con quiénes estás trabajando hoy en día?

Bueno, hoy nuestro único management es Gustavo Cordera, con quien generalmente trabajamos muy en conjunto. Obviamente que hay áreas de decisión, pero trabajamos juntos en el concepto.

Trabajaste con Cordera en un momento muy álgido, durante todo el proceso de denuncia y cancelación. ¿Cómo lo viviste?

Yo entré dos años antes. Entré cuando él estaba sin mercado. Había dejado de cantar las canciones de Bersuit y estaba sin la banda. Cuando él decide volver a volver me dice, "¿queres hacerlo conmigo?". Y ya llevamos diez años trabajando juntos. Pasamos la tormenta.

Gustavo es una gran persona, le costó muchísimo lo que pasó. El tiempo va decantando y hoy está tomando nuevamente su lugar. Volvimos a Hispanoamérica de una manera muy bella, con un crecimiento de público claro y también mucho reconocimiento. Lo que pasa es que Gustavo es uno de los pocos grandes que tiene una obra actual a la altura de la historia o, hasta mejor, quizás. Tiene discos, composiciones y una letrística de alto nivel.

Pero volviendo a Medio y Medio, es un lugar donde trabajamos esa curaduría con el trabajo musical. No tiene un tamiz netamente personal, pero sí un concepto propio. Claramente, no programo lo que más me gusta sino lo que es referente en su género.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

¿Ya tenías una visión regional cuando comenzaste? ¿Una necesidad de dar espacio artístico tanto a representantes de Brasil, Argentina como de Uruguay?

Brasil, Argentina y Uruguay son la localía. Lo extra es lo internacional que nos visita. Este año España es el país invitado, pero también hay un artista de Paraguay, Costa Rica y, a lo largo de los años, han venido artistas también de México y otros lugares. Creo que cada vez va a pasar más.

La programación de artistas nuevos de distintos lugares hace en simultáneo que este año tengan menos lugar en la grilla los artistas uruguayos.

(De los shows programados este año, habrá seis espectáculos nacionales, además de los Gustocks que tocarán cada martes junto a Zorrito Von Quintiero, H. Fattoruso, La Catalina, EMI, Peyote Asesino, Chacho Ramos y Fiesta Ñu).

Sí, es verdad. De todas formas, me cuesta mucho pensar en equilibrio de estilos, género, etc. Me cuesta pensar así cuando programo. Me interesa más pensar eclécticamente, diversidad de géneros, de estilos, tímbricas. Me gusta mucho que después del show de una big band venga un concierto austero, sencillo, minimalista.

La gente no viene los sesenta días; alguno quizás sí y tiene mucha suerte, pero la mayoría no lo hace. Entonces, la idea es que quienes corten diez días por aquí, se lleven el concepto más parecido de Medio y Medio. Me gusta plantear cruces. Este año, por ejemplo, arranca un fin de semana Escalandrum con Mat Alba, uno de los músicos nuevos más espectaculares del mundo, haciendo obras de Piazzolla. Al día siguiente, toca EMI. Al otro, Usted Señálamelo, que es una banda del mundo indie. Esa es la idea.

Lo otro que pasa de forma interesante es que, así como se cruzan los artistas, también lo hace el público. Tenemos muchas familias. Hay chicos que han venido en cochecito de bebé y hoy traen a sus hijos en el cochecito. Hace 28 años que estamos. De repente, el hijo lleva al padre a ver a Ca7riel y el padre agita al hijo para ver a Fabiana Cantilo, por citar un ejemplo. O Skay, si es más rockero.

Hermeto Pascoal (cortesía de Medio y Medio)

Hermeto Pascoal (cortesía de Medio y Medio)

¿Por qué te identificaste con el jazz en los primeros tiempos, siendo que a muy pocos kilómetros había comenzado a establecerse un Festival Internacional del género?

El crecimiento se dio natural. Cuando comencé tenía 18 años. Cuando empezamos fundé un Club de Jazz, que era complementario al Festival Internacional de Jazz. Este era un lugar que estaba todo el verano, no un fin de semana, pero que ese fin de semana, incluso, rendía pleitesía a ese festival vecino que sucedía. Yo iba a verlo, pagaba mis entradas y, cuando no podía, me escondía detrás de un árbol para verlo.

Admiré a muchos de los músicos que veía tocar ahí y muchos, de hecho, venían a Medio y Medio después de tocar. A muchos de esos músicos los reencontré a Nueva York, donde me había ido a vivir en el 98. Varios de ellos, incluso, me ayudaron. El propio director del Festival, Paquito D`Rivera, hasta el día de hoy cada vez que viene al Festival de El Sosiego, viene a comer conmigo.

Cuando me fui a vivir a Nueva York, él me dio una mano increíble. Me había dado el teléfono de su casa. Yo decía: “no me va a atender”. Y, cuando llegué allá, no solo me recibió, sino que me llevó a sus conciertos y pruebas de sonido, me llevó a comer a su casa y hasta me terminó mencionando en su propia biografía.

Yo soy un agradecido y un gran admirador de lo que fue el Festival de Jazz en aquellos primeros años en Lapataia. Nosotros nos fundamos como club de jazz porque yo era un gran escucha de jazz y estudiaba eso. Todos los músicos que yo podía programar eran jazzeros. Me acuerdo que el primer cuarteto base de Medio y Medio era con José Reinoso en el piano de Uruguay, Facundo Bergalli en la guitarra de Argentina, Oscar Giunta en la batería de Argentina y Guillermo Delgado en el contrabajo; todos artistas que hicieron una carrera increíble después. El club de jazz, de hecho, lo fundé a medias con José Reinoso.

Pero, ¿tu primer concierto no fue con la murga Falta y Resto?

Es verdad. No era el primero, pero sí la primera temporada. Eso fue cuando hicimos el tablado de afuera, que hoy se transformó en otro espacio. Pero el show inaugural fue el 21 de diciembre de 1995 con un saxofonista cubano que vivía por acá, Nicolás Reinoso —hoy creo que está en Mayorca—a dúo con un guitarrista uruguayo maravilloso que se llama Diego Porchile, el “Churrinche”. Recuerdo que se levantó un gran temporal y terminamos todos en la cocina. Lo que pasa es que, rápidamente, me di cuenta que mis gustos eran mucho más amplios y que me encantaba la buena música en general. A los poquitos días abrimos el auditorio que hoy tiene 24 años, de los 28 de vida de Medio y Medio.

Ese es el escenario Fattoruso, el salón interior con capacidad para unas cien personas. ¿Por qué lo bautizaste así?

Porque no hay nada que represente más lo que somos que la familia Fattoruso. Hugo, claramente, y Osvaldo, por supuesto, pero Francisco también.

Hugo Fattoruso y Litto Nebbia (cortesía de Medio y Medio)

Hugo Fattoruso y Litto Nebbia (cortesía de Medio y Medio)

Está todo representado ahí, el jazz, el rock, la bossa, el candombe, el funk, el soul.

Y todo con mucha calidad, compromiso musical y artístico. Lo que más pasa en Medio y Medio, cuando un artista llega a tocar por primera vez, aunque venga de tocar en estadios, es que tienen un gran sentido de la responsabilidad. Quiero decir, tienen muchos nervios antes de subir a este escenario porque es un lugar por donde pasó todo el mundo; mucho más allá de mí o del propio lugar.

El formato se fue dando de forma natural, pero no es casualidad. No es un festival de tres días con una grilla llena de artistas, que está bueno como formato tradicional para vivir la experiencia. Para nosotros, la experiencia en ese tipo de festivales es espectacular, pero la experiencia musical está diezmada. A nosotros nos gusta la idea de que cada artista tenga el 100% de atención.

Por eso, cada uno tiene una noche, con la prueba de sonido del tiempo que quiera o necesite, y una duración de show que quiera. Yo disfruto mucho el festival, paso con ellos, ceno con ellos o voy a ver la puesta en el sol con el guitarrista mientras que el baterista prueba sonido. Eso redunda en que el concierto sea especial. Tiene el peso de la historia y la pasan muy bien. Esa combinación del intercambio hace que los shows sean especiales. A Ca7riel y Paco (Amoroso), que vinieron con su locura y todo, que amo, los vi en el camarín cambiando la lista y diciendo: “acá tenemos que hacer tal tema y tocar estos que no tocamos nunca”. También vi a Miranda! diciendo: “acá hay que hacer el show del Luna Park, no el show de verano”.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

¿El camerino sigue albergando la memorabilia de los diversos artistas, desde fotografías a la lista de temas?

Sí, pero este año los saqué al restaurante. Mucha gente se quedaba sin verlos y me di cuenta que los tenía que reubicar en un espacio más público. Seleccionamos y pusimos unas sesenta listas, que van desde Spinetta hasta Drexler, Charly, Fito.

El cumpleaños de Charly García es otro de los grandes hitos de Medio y Medio. ¿Cómo se concretó? Imagino que Zorrito Von Quintiero fue gran artífice.

Zorrito tiene, por supuesto, mucho que ver. Charly hizo varios shows en Medio y Medio, pero en ese momento dio un show, anunciado, con venta de tickets, que fue la última vez que tocó en Uruguay. De hecho, la última vez que tocó en el Teatro de Verano lo produjimos también nosotros. Fue un show donde él cayó un poquito, pero fue muy lindo igual. La prueba de sonido del día anterior creo que fue el mejor recital de Charly que vi en mi vida. El de Medio y Medio fue un show increíble. Logró estar toda la primera hora impecable y, cuando decayó un poquito, entró Juanse que lo levantó un poco más. Fue una locura de cariño.

León Gieco (cortesía de Medio y Medio)

León Gieco (cortesía de Medio y Medio)

¿Estuvo Rada como invitado en esa oportunidad?

No, ese fue Charly quien fue a cantar al show de Rada unos días antes. Esa vez, se produjo un camarín hermoso donde se reunieron Rada, Lenine, Charly y Zorrito. Hay fotos de ese encuentro, totalmente casual y ecléctico. Se dan esos cruces espontáneos que son increíbles, como el de Hermeto Pascoal y Skay, con quienes hicimos una foto para la Rolling Stone. Tengo un video en algún lado donde, en medio de la sesión de fotos del hotel (tocaba una noche Hermeto y a la siguiente Skay), los dos empiezan a interactuar. Hermeto no tenía ni idea de quién era Skay, pero Skay sí sabía quién era Hermeto, lo escuchaba. Hermeto entra, va directo a Skay, le pide que cante una nota y empieza a tocar percutivamente en el cuerpo de Skay. Skay empieza a llorar a mares. Esas son cosas de las que hay muchas.

Hace un par de años llegó, incluso, Bernard Fowler, corista de los Rolling Stones, para hacer sus propias canciones. ¿Cómo se produjo ese encuentro?

Estuvo dos veces como invitado y el año pasado hizo un show hermoso. Esa fue una gran gestión de Zorrito.

La residencia artística de Zorrito Von Quintiero es la única que se mantiene con el paso del tiempo (todos los martes tocan Zorrito Von & Los Gustocks). ¿Por qué? ¿Cuál es el vínculo con el músico argentino?

Este es el octavo año en que lo hacemos. Zorrito toma la posta de los Martes on Fire que hicimos un año o dos con Francisco Fattoruso. Cuando él se fue a vivir a Estados Unidos, Zorrito —que había tocado en varios de esos On Fire— me dijo: “¿querés que armemos una versión rockera de los Martes On Fire?”. Y empezamos en la salita de adentro, donde metían media sala o tres cuartos, hasta llenar. El segundo año lo mudamos al escenario de afuera.

Y hoy se llena todos los martes y son 400 tickets. Es de los shows donde más vuelan las entradas. Es un tipo de show que hoy replican también en Argentina y otras partes, el Zorrito Von y Los Gustocks. Es una banda residente con un artista especial como invitado y una larga lista de artistas que pueden caer en cualquier momento.

Fito Páez (cortesía de Medio y Medio)

Fito Páez (cortesía de Medio y Medio)

Con tantos músicos que han pasado, ¿por qué el escenario de afuera no tiene un nombre artístico? Ese predio exterior que inauguraron en 2007 se llama escenario “Parque”.

¿Te contaron ya la historia de lo que pasó ahí?

No.

Ah, pensé que me preguntabas porque sabías. Ese escenario se iba a llamar Luis Alberto Spinetta, porque lo inauguró él y porque teníamos una relación muy especial. Yo, en ese momento, estaba trabajando con Luis en diferentes partes. Veníamos de hacer giras juntos por Paraguay, Brasil, el norte Argentino, por ejemplo. Es otro artista que representa totalmente el espíritu que buscaba para Medio y Medio y, además era de la otra orilla. Era perfecto llamarle Spinetta. Para él, con la austeridad que tenía, era muy raro que llevara su nombre, pero aceptó.

Lo programamos en el 2012 y, antes de sacar la programación, se descubrió su enfermedad. La idea era bautizarlo en el concierto al que iban a venir sus hijos. Cuando él se enfermó y terminó falleciendo, no quise llamarlo así. El manager Juanca Giacobino estaba por dentro de eso. Sus hijos hace poquito se enteraron. Dante Spinetta vino el pasado año a tocar. Yo estoy pensando en dejarlo como escenario “Parque” o juntar a todos sus hijos y bautizarlo en un show familiar. ¡Es muy fuerte para mí!

Spinetta fue de los grosos, de verdad, que primero nos dio toda la banca. Era difícil tener a Luis en ese momento y él venía siempre, y se manifestaba mucho en relación a Medio y Medio. Se divertía mucho. ¿Sabías que era un amante de los autos? Bueno, mirá esta historia. Como estamos en Punta del Este, nos visitan clientes de mucho acceso económico y, cada tanto, venía un tipo que tenía dos Pagani. No sé si sabés de autos, pero son de los más potentes y caros del mundo, con un diseño demencial.

Estos valían cinco millones de dólares uno y ocho el otro. Son propiedad de un argentino que diseña para Ferrari y Lamborghini, en Módena, Italia. Cada vez que Luis veía al Pagani, salía y se pegaba contra el vidrio a mirarlo, como un niño. Y era muy loco porque la gente pasaba y decía: “mirá lo que es ese auto" y enseguida gritaban "¡No, mirá quién es... es Spinetta!”. La pasaba muy bien.

A otro que me gustaría invitar, si se da la inauguración, es a Hugo. Se admiraban mutuamente y se morían por tocar uno con el otro y nunca lo hicieron. Para el Flaco, Hugo era el Dios máximo. Las Bandas Eternas (el mega festival de 2008 en el que reúne a todas sus bandas) se lo dedica a todos sus amigos, pero fundamentalmente a Hugo Fattoruso. “El más grande músico que dio la historia del Río de la Plata”, dijo. Ninguno se animaba a tocar con el otro. Estuve muchas veces con los dos en un mismo escenario, en Pinamar y en Punta del Este. Hugo decía: “yo soy pianista de hotel al lado de ese tipo” y Spinetta te decía: “yo me muero si toco algún día con él”.

Foto: Javier Noceti

Foto: Javier Noceti

De los shows que lograste concretar en Medio y Medio, ¿podés quedarte con alguno en particular?

Personalmente, me quedaron muy impregnados algunos conciertos. Los de Luis, sin dudas. Los de Charly, pero el de Fito fue muy especial. Fito no estaba en programación y un día me llama desde México y me dice: “todo el mundo va a tocar ahí menos yo”. Le respondo, "bueno, ¿cuándo querés tocar?". “La semana que viene tengo libre”, me dice. Listo, "¿qué queres hacer?". “Quiero tocar con los Fattoruso”, me dice.

Hicimos dos shows con Hugo, Osvaldo, Fito y Vadalá. Uno de esos días tocaba Marconi & Giunta, y se subió a tocar Marconi con el bandoneón en “Giros” y “Como dos extraños”. Eso se grabó en un multitrack que trajo el propio Fito y que Leo Ricagni registró a cuatro cámaras. De hecho, hace poquito Fito se acordó que había grabado aquellos conciertos. Ojalá, algún día me dé una sorpresa. El show de Albert Pla y el de Joao Bosco fueron también hermosos. Ese lo grabé yo, con su autorización. Otro que se grabó e incluso se editó fue el de las cantoras: Liliana Herrero, María Gadú y Silvia Pérez Cruz.

Gustavo Cerati y Jaime Roos (cortesía de Medio y Medio)

Gustavo Cerati y Jaime Roos (cortesía de Medio y Medio)

Hay varios discos más que se grabaron allí y fueron editados. ¿Recordás cuáles?

Sí, es verdad. Uno de esos es el de Adriana Varela (Adriana Varela y Piano, 2017), que ganó el Gardel como Mejor disco de tango del año; otro fue el de Mariano Otero en vivo en Medio y Medio (2008), que grabó con un quinteto y ganó también un Gardel como Mejor disco de Jazz; el histórico disco Trío Fattoruso (Big World, 2001) que también se grabó en Medio y Medio.

Falta muy poco para el aniversario número 30. ¿Ya tenés pensada una celebración?

Sí, totalmente. Como parte de la celebración vamos a sacar un documental que venimos filmando desde los veinte años con Fede Lemos (entre otras cosas, el realizador uruguayo hizo el documental de Gustavo Cordera, “La Fábula del Escorpión”). También vamos a sacar un libro con textos de artistas y periodistas  asiduos al que desde ya te convido a participar. La idea es que sea una obra en sí misma, donde además vamos a revelar unas diez recetas familiares.

Por Carlos Dopico
Carlos Dopico