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Historias
Preguntas al Occidente

Holobiontes, el arte que cuestiona al humano, a sus tradiciones y su forma de conocer

La exposición de Luciana Damiani estará en el Museo Juan Manuel Blanes hasta el 29 de agosto.

17.08.2022 13:05

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2022-08-17T13:05:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

El proyecto empezó en un lugar llamado Lugar a dudas. Así, un lugar a dudas. Queda en Cali, Colombia, y es una residencia artística. Ese proyecto quedó truncado por la pandemia. Luciana Damiani, artista plástica uruguaya, miembro de la Fundación de Arte Contemporáneo, llegó allí en febrero de 2020 y tuvo que irse en marzo.

Tardó dos años en concretarse. Ahora, aquel fundamento que Luciana quería traer, exponer, consultar y cuestionar, tiene forma física. Tiene forma de exposición y su nombre es Holobiontes. Comenzó el viernes 29 de julio a las 19:00 horas, en Montevideo, en el Museo Juan Manuel Blanes, y perdurará durante un mes.

“Holobiontes en sí es un término científico, que se refiere a organismos vivos que viven en simbiosis. Son como varias especies que se simbiotizan y se retroalimentan, o se generan cosas positivas, de unos a otros. Se genera un nuevo organismo, un nuevo ser, que es como la hibridación de estos seres. Ya, por ejemplo, nosotros somos seres humanos que tenemos un porcentaje altísimo de bacterias viviendo en nuestros cuerpos. Podríamos decir que somos holobiontes”, dice. 

Dice eso, y todo lo siguiente:

Foto: Difusión

Foto: Difusión

Estudiaste artes plásticas y visuales en Montevideo, pero también en Barcelona. ¿Qué diferencias hay a la hora de entender lo artístico allá y acá?

Muchas. Yo hice la Escuela Nacional de Bellas Artes acá y también soy artista miembro de la FAC, de la Fundación de Arte Contemporáneo. Ya de por sí eso son dos caminos muy distintos, y ya hay muchas diferencias. Yo me reconozco mucho más con la forma de pensar y con la forma de entender y explicar el arte, siendo parte del colectivo, que con lo que recibí en Bellas Artes, que fue como una cosa como mucho más moderna, de modernismo. Luego, yo integro la FAC desde el 2009, y ahí fue cuando empezó a crecer mi producción y mi creación artística. La FAC está como muy asociada a lo que es el pensamiento contemporáneo, y los artistas que formamos parte del colectivo como que producimos desde ahí, desde lo que nos atraviesa con respecto a lo contemporáneo, a lo que está pasando ahora, y nos hacemos preguntas y trabajamos desde ese lugar.

Y en Barcelona fui a hacer un máster en Producción e Investigación artística. La parte de producir arte estaba mucho más vinculada a lo que yo venía haciendo en la FAC que a Bellas Artes, era desde ese lugar, desde interpelar cosas y charlar sobre acontecimientos que estuvieron sucediendo en ese momento. Y tratar de entenderlos o tratar de cuestionar desde ese lugar. Pero, básicamente, lo que yo más me traigo de Barcelona es el cambio radical de estructura, de estar en un lugar que es muy distinto al contexto en el que venía. Entonces, mi producción también tuvo mucho que ver con eso, con el hecho de migrar y estar en un lugar. Si bien estaba estudiando, no tenía papeles, algunas de esas contradicciones.

Holobiontes es tu cuarta exposición individual, ¿qué viene a proponer?

Lo que ves en la exposición es una invitación a integrarse, obviamente, desde el lugar del arte. Lo que hace la expresión es tratar de dejar al espectador con una cantidad de preguntas, no dar respuestas sobre nada, e intento explorar distintos universos, ecofeministas, cyborg, poscapitalistas, poshumanista.

Básicamente, la exposición es una repisa que tiene cinco libros que son de maestros de la literatura universal, que si no me equivoco son de Alemania, Inglaterra, Francia, España. Esto lo nombro porque son los países de la Ilustración. Esta obra lo que intenta es romper con ese paradigma occidental de que este hombre hetero-cis blanco judeocristiano es el único protector y salvador del planeta, la especie y el mundo, y el universo. Es como si fuera en esta era que estamos viviendo, pero que estamos empezando a salir, que es del antropoceno, donde el hombre es el eje de todo. Todo pasa por este hombre cuando, en realidad, lo que yo también intento cuestionar es hacia el fin de qué nos acercamos en este caos. Si es, realmente, hacia el fin del mundo, o si es, realmente, hacia el fin de la especie humana tal y como la concebimos en el fin del mundo. Porque las plantas existieron mucho antes que nosotros y, seguramente, existan mucho después.

Por eso, estos libros son cinco libros que vienen de ese relato que tomamos como parte de nuestra historia y de nuestras raíces, que es el relato occidental de cómo se formó el mundo, de cómo es, tiene o debería de ser el mundo. Estos libros se convierten en contenedores de tierra y de brotes de distintas plantas, y los libros están como agujereados y se convierten en macetitas, en contenedores de tierra, de los que brotan plantas que son como plantas rastreras u originarias de Sudamérica. A su vez, todos estos libros están conectados a unas tablets que emiten videos de ASMR, entonces la invitación es a que tú te pongas los auriculares y pases a ser parte de este holobiontes, de este nuevo sistema que integra distintas formas y formatos, una planta, un libro de historia, o de literatura universal, que es lo que intenta también cuestionar, y la tecnología que ya forma parte de nuestra naturaleza.

¿Cuáles son esos libros?

Es una enciclopedia, no son libros en particular. Era una enciclopedia de libros que encontré en Colombia y compré cinco que son estos, que son como la raíz de este pensamiento occidental. A mí me llamó mucho la atención eso de “Maestros de la Literatura Universal”, como si el mundo y estos países fueran el universo, como esa apropiación de todo. Justamente, es un intento de decir que hay otras formas de conocer. La invitación es a repensarse desde otro lugar.

Esta es tu cuarta exposición individual y la exposición no solamente es armar la obra, sino, además, montarla, llevarla a cabo, ¿qué aprendiste después de cuatro exposiciones individuales?

Cada exposición a mí lo que me pasa es que siento que no es que termino algo, sino que empiezo algo. Yo hace bastante tiempo que estoy interpelando este sentido de la naturaleza y cuestionando cómo esto de esta imagen de naturaleza que tenemos, que es muy parecida al Edén, con pastos y con los pajaritos, y empezando a integrar nuevos sistemas y nuevas formas. Y con cada exposición lo que aprendo es mucho del espectador, de ver cómo le interpela la obra o qué puedo tomar de eso. Si hay alguna de las interrogantes que yo planteo, si quedan ahí en la cabeza de la persona.

En realidad, es como un punto de partida para seguir haciendo cosas, no sé si es que se aprende algo, es la motivación para seguir produciendo.

Foto: Difusión

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Por Federica Bordaberry