Isabel Allende vuelve a trazar una poderosa saga femenina con Mi nombre es Emilia del Valle (2025), su más reciente novela. Ambientada a fines del siglo XIX, la historia sigue los pasos de una joven periodista que se atreve a contar lo que pocos quieren ver: la brutal guerra civil de Chile de 1891. Fiel a su estilo, Allende entrelaza drama personal, conflicto político e identidad femenina en una narración que, como en La casa de los espíritus (1982) o Violeta (2022), conjura historia y emoción con una mirada profundamente humana.
“La idea original fue la guerra civil en Chile en 1891. Quería que fuera contada por alguien neutral”, explicó la autora en entrevista con LatidoBEAT. “Así, una cosa tras otra, fue surgiendo el personaje de Emilia. Digamos que empezó como una semilla y fue creciendo hasta convertirse en la protagonista de la novela”.
Desde las primeras páginas, Emilia del Valle se presenta como una mujer adelantada a su época. Criada en San Francisco por un padrastro hispanohablante y una madre que fue novicia antes de ser abandonada por un aristócrata chileno, Emilia desafía las convenciones sociales para dedicarse a la escritura. Comienza publicando novelas baratas bajo un seudónimo masculino, pero lucha por firmar sus artículos con su verdadero nombre. “Es sorprendentemente intrépida para una mujer de su tiempo”, dice Allende sobre ella. Y aunque la autora insiste en que no pensó en sí misma al crearla, admite: “La materia prima de la literatura es la memoria del autor. Cuando empecé como periodista no sabía nada del oficio. Lo aprendí sobre la marcha”.
La novela se inicia en Estados Unidos, pero pronto traslada su acción a Chile, cuando Emilia persuade a un editor para ser enviada como cronista al sur del continente, aprovechando su dominio del español. Su objetivo: cubrir el conflicto que enfrenta a las fuerzas del presidente José Manuel Balmaceda con la oposición conservadora. “Esa guerra tiene ecos con lo que sucedió en 1973. En ambos casos hubo un presidente progresista, polarización, intervención militar... y suicidio. La historia se repite”, afirma Allende.
“El periodista se ciñe a los hechos y los cuenta de forma imparcial, pero tiene una voz propia. Así quise que fuera la narrativa de Emilia, por eso la novela está escrita en primera persona”,
Allí, en medio de las batallas, Emilia no solo enfrentará los desafíos del oficio periodístico —compartiendo tareas con el corresponsal Eric Whelan—, sino también los de su historia personal. Quiere descubrir quién fue su padre y entender su propia identidad. “Una vez en Chile, Emilia enfrenta peligros extremos que nunca había imaginado y se cuestiona de dónde viene y hacia dónde se dirige”, se lee en el libro, con un tono narrativo que recuerda a las grandes epopeyas cinematográficas.
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Para construir la voz de Emilia, Allende se apoyó en su experiencia como cronista y en lecturas de crónicas de guerra. “El periodista se ciñe a los hechos y los cuenta de forma imparcial, pero tiene una voz propia. Así quise que fuera la narrativa de Emilia, por eso la novela está escrita en primera persona”, explica.
Mi nombre es Emilia del Valle se suma a una extensa bibliografía que ha hecho de Isabel Allende una de las autoras más leídas del mundo en lengua española. Galardonada con el Premio Nacional de Literatura de Chile, miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y distinguida con la Medalla Presidencial de la Libertad por Barack Obama, Allende sigue reinventándose en cada libro, sin abandonar su compromiso con las mujeres que “a veces han perdido todo, pero se ponen de pie y salen adelante. No son víctimas. Son dueñas de sus destinos”.
Y Emilia, sin duda, también lo es.
El libro
San Francisco, 1866: una monja irlandesa, embarazada y abandonada por un aristócrata chileno tras una apasionada relación, da a luz a una niña a la que llama Emilia del Valle. Criada por su cariñoso padrastro, Emilia se convertirá en una joven brillante de gran personalidad, autónoma e independiente, que desafiará las normas sociales de su tiempo para profesar su verdadera pasión y vocación: la escritura.
Con tan solo diecisiete años, publicará novelas de aventuras bajo un seudónimo masculino. Pero, enseguida, su mundo ficticio se le quedará pequeño y decidirá optar al puesto de periodista que se le ofrece en el periódico local para vivir de cerca la realidad.
Tiempo después, se le presentará la oportunidad de viajar como corresponsal a la ferviente guerra civil en Chile y no dudará en tomarla. Junto al avezado periodista Eric Whelan, Emilia se encontrará una nación en quiebra, al borde del abismo. Mientras cubre el conflicto bélico entre el presidente Balmaceda y el Congreso rebelde, aprovechará la estancia en el país para explorar sus vínculos con la familia Del Valle y poder, al fin, conocer a su padre.
Sus reportajes la situarán en el centro de la guerra, soportando situaciones de terrible violencia en el campo de batalla, en el hospital de sangre y en la cárcel, donde varias veces se debatirá entre la vida y la muerte. Al tiempo, vivirá —y sufrirá— el amor y conocerá también, entre bosques, lagos y volcanes, una tierra donde no llega el horror de la guerra y donde, tal vez, acabe descubriendo no solo su destino, sino su propia identidad.
Una cautivadora e inolvidable historia de amor y de guerra, de descubrimiento y redención, protagonizada por una mujer que, enfrentada a los mayores desafíos, sobrevive y se reinventa. Emilia del Valle es desde ya un personaje inolvidable del universo más fértil de Isabel Allende, la saga Del Valle, que empezó con su obra maestra La casa de los espíritus y continuó con Hija de la fortuna y Retrato en sepia.