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Cine
Berlín y el cine

Jérémy Clapin: “Quería aprovechar lo que la animación no podía darme"

Jérémy Clapin pasa de la animación a la ficción real con Meanwhile on Earth, una experiencia sensorial llena de oscuridad.

25.04.2024 19:52

Lectura: 13'

2024-04-25T19:52:00-03:00
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Por Nicolás Medina
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En el panorama del cine contemporáneo, es común encontrarnos con cineastas que se aventuran en territorios desconocidos, y es que hay algo muy atractivo y aterrador en ello. Lovecraft lo proponía como el mayor miedo de los seres humanos, pero al margen del miedo, hay algo que nos hace querer saber qué esta pasando, oculto en esta oscuridad. Es aterrador pero a la vez reconfortante.

El francés Jérémy Clapin, se hizo conocido por la aclamada película animada I lost my body (2019), y en este caso, nos invita a sumergirnos un poco en esta oscuridad en un viaje visual, sonoro y emocional con su último trabajo: Meanwhile on Earth (o Pendant ce temps sur Terre, su título original en francés).

Estrenada en la Berlinale 2024, Meanwhile on Earth marca un cambio de rumbo para Clapin, quien abandona los lápices y el papel para adentrarse en el mundo del live action (en criollo, películas con actores). Ya con el éxito cosechado en la animación, se posiciona como un director versátil y creativo, capaz de explorar diferentes formas de narración, especialmente a nivel visual. Con I lost my body, Clapin demostró su habilidad para fusionar géneros, crear atmósferas evocadoras y profundizar en temas universales como la pérdida y la identidad, los cuales son retomados en su nueva película pero de una manera mucho más reflexiva, y bastante oscura.

I lost my body (Perdí mi cuerpo) de Jérémy Clapin

I lost my body (Perdí mi cuerpo) de Jérémy Clapin

Meanwhile on Earth nos abduce hacía en la vida de Elsa y Franck, dos hermanos cuyo vínculo se ve fracturado cuando Franck desaparece durante una misión espacial. Tres años después, Elsa, interpretada por la talentosa Megan Northam, lucha por encontrar sentido en su vida marcada por la ausencia de su hermano. Pero entonces, un ser de origen desconocido se comunica con ella y le ofrece la posibilidad de traer de vuelta a Franck a la Tierra. Pero, como en todo pacto con lo desconocido, hay un precio que pagar.

La película propone un viaje psicológico y emocional, donde la línea entre la realidad y la fantasía se desdibuja. Clapin desafía al espectador a cuestionar lo que creemos que es la percepción de lo tangible y lo intangible, mientras se da el gusto de explorar cuestiones existenciales. Y sin darse cuenta, aquella frase de Nietzsche que decía algo así como: "Si miras mucho al abismo, el abismo va a terminar por mirarte", cobra relevancia de una manera casi inconsciente, pero que bien podría ser el tagline de la película. A medida que Elsa se sumerge en lo desconocido en busca de respuestas, el abismo de su propia alma se refleja en el vasto universo que la rodea.

La película recurre a un uso —a gusto personal— magistral del fuera de campo. Aparte, incluye secuencias animadas en blanco y negro que en conjunto con los diferentes dispositivos que utiliza Clapin, nos llevan a un mundo onírico y perturbador, evocando la atmósfera inquietante y muy similar a la extraña pero fascinante Under the Skin (2013) de Jonathan Glazer (The zone of interest).

Hablar de esta propuesta, claramente exige al menos una pequeña muestra, pero lamentablemente aún no se encuentra disponible un trailer oficial. Sin embargo, un clip compartido por Deadline puede ser perfectamente visto como un teaser de la película que se estrenó en la sección Panorama de la Berlinale.

En este universo creado por Clapin cada aspecto se convierte en un portal hacia la profundidad de la experiencia humana, de nuestra psiquis. Desde los gestos más sutiles de los personajes hasta los objetos que los rodean, todo adquiere un significado más allá de su apariencia superficial. Este entramado simbólico, tiene como mayor exponente quizás, al portal que conecta al espacio con la tierra, un árbol. Sus raíces se hunden en lo más profundo de la tierra, mientras que sus ramas se extienden hacia el cielo, un puente entre estos dos mundos completamente opuestos. De la búsqueda constante de conexión entre lo terrenal y lo divino, lo tangible y lo intangible.

Megan Northam y Yoann Thibaut Mathias en Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

Megan Northam y Yoann Thibaut Mathias en Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

Mientras tanto, al margen de la construcción de este mundo cotidiano, pero asombroso y escalofriante, Clapin plantea, de manera provocativa, cuestiones profundas sobre la moralidad y los conflictos internos que enfrenta su protagonista, Elsa, que está constantemente enfrentándose a decisiones difíciles que ponen a prueba sus valores y su sentido de la responsabilidad. La línea entre el bien y el mal se vuelve difusa, y Elsa se encuentra en un dilema moral que desafía a su propia comprensión del mundo. ¿Hasta dónde estaría dispuesta a llegar para recuperar a su hermano? Pero a fin de cuentas, la película no le habla a Elsa, nos habla a nosotros, la audiencia. ¿Hasta dónde llegaríamos nosotros?

Se hace evidente la eficacia de Clapin como animador, como un ser que domina a la perfección el arte del diseño, y entiende que el cine también demanda cierto diseño. La paleta de colores, en la que predominan tonos oscuros y sombríos, acompaña el estado emocional de los personajes y la atmósfera opresiva que los rodea, este pueblo donde todo sucede se vuelve un espacio visualmente tan hostil que nos genera incomodidad. Lo mismo sucede con el sonido. Lo ominoso se hace presente en el bosque, en la voz que le habla a Elsa, ¿cómo una voz tan agradable puede sugerir cosas tan atroces?. Mientras tanto, la música se encarga de aplastarnos como si algo se nos cayera desde el espacio. Cómo si uno de los tantos monstruos cósmicos creados por Lovecraft pusiera sobre nosotros su mirada desafiante, implacable, desde la vastedad del cosmos. La película se convierte en una experiencia sensorial realmente abrumadora.

Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

Clapin nos lleva en un viaje hacia lo desconocido, pero para justamente conocer más de la película, LatidoBEAT charló con el director en la Berlinale tras el estreno mundial de la película.

¿Por qué decidiste salir de la animación y contar esta historia en formato de live action?

Hay varias razones. Vengo de la animación y solía hacer muchos trabajos y videos animados. Pero estoy más centrado en el cine que en el medio en sí. Siempre había estado en mi mente hacer una película en formato live action. Y estaba convencido de que necesitaba una historia para contar a través de este medio, no simplemente hacerlo porque quería. Todo comenzó con mi fascinación por el espacio. Tengo esta fascinación de siempre mirar las estrellas y a este territorio infinito que también nos está mirando tanto como nosotros lo hacemos y al que nunca iremos, bueno, yo sé que nunca iré. Es como esta idea de los territorios del pasado y el presente, el presente esta constantemente mirando al pasado y se están enfrentando directamente pero nunca se van a realmente reunificar. Como los muertos y los vivos.

Es que esas ideas de dualidades y paradojas son inherentes a la experiencia humana.

Si, y quería contar la historia de alguien atrapado en la tierra con esto en mente, alguien que no puede dejar de mirar a las estrellas, porque está conectado al espacio, y por ende al pasado y algo inalcanzable, y aparte esta lidiando con la sensación de pérdida.

Si estuvieras en el lugar de tu personaje, si alguien te contactara desde el espacio, ¿qué harías?

Es una pregunta difícil y peligrosa, pero al final es algo que nos hace también reflexionar globalmente sobre la realidad en la que vivimos. Creo que me enfrentaría al principal conflicto de la película. A esta elección de si amo a alguien y tengo la oportunidad de traerlo de vuelta ¿Cuál es el límite? ¿Cruzaría la línea o no? ¿Yo? Me parece que depende de la persona, pero creo que yo quizás cruzaría la línea. Pero creo que incluso si lo hiciera, debería tener algún código. Y es de lo que quería hablar en la película, desde el punto de vista de Elsa, cuestionarse “¿quién tiene menos valor que mi hermano?”. Y como decía, esto nos hace pensar en cómo, nosotros, la sociedad, les atribuye valor a las personas y como también las excluimos por eso. Si alguien no es productivo, lo vemos casi como un fantasma con el que no sabemos que hacer. Y quería poner a la audiencia frente a esta decisión delicada, en la posición de Elsa. Y que piensen si la seguirían o no. La moralidad de uno puede ponerse en tela de juicio o cambiar a través de la película. Y desde mi lugar de director quería trabajar con estas ideas.

Jérémy Clapin (director), Megan Northam (actriz), Marc du Pontavice (productor) y Dan Levy (composit

Jérémy Clapin (director), Megan Northam (actriz), Marc du Pontavice (productor) y Dan Levy (composit

¿Y respecto a la pérdida, al duelo, qué te intereso? Es algo muy recurrente hoy en día.

Creo que el duelo es casi un tipo de violencia, de hecho creo que por eso hay un nivel tan alto de violencia en la película. Diferentes tipos de violencia. La violencia puede ser muda, psicológica, emocional, física. No es simplemente lo que pasa cuando aparece una motosierra. No nos interesa la motosierra. Creo que en este caso esta violencia nos habla de en qué lugar esta Elsa luego de esta brutalidad. En este caso, como el cuerpo de su hermano no pudo ser recuperado, el duelo se complejiza aún más. Porque necesitas algo para pasar por esto. Y al no tenerlo ella queda dividida entre dos mundos. El mundo de creer, de confiar, y el mundo de la desesperación.

¿Cómo encontraste la manera de balancear todo esto? Las animaciones, la pérdida, el horror, la violencia. Por momentos coqueteas también con la ciencia ficción. ¿Dónde estaba tu foco?

Creo que no es una película de ciencia ficción. Al menos intente deshacerme de todos los elementos que podían acercarse a eso. Usualmente en la ciencia ficción necesitas elementos justamente, científicos. A mí no me importaba todo eso, para mi era más un contexto, algo metafórico. Y cuanto más acercaba la ciencia ficción a la historia, menos funcionaba, así que terminé por empujar todo eso hacia afuera. Creo que la película necesitaba centrarse más en esta idea de pertenecer parcialmente al mundo, de Elsa como un personaje que está atrapado. Y mi foco estaba en encontrar la transición entre cómo hacer un diálogo entre estos dos mundos opuestos.

Volviendo al medio, ¿cómo fue pasar de la animación al live action?

En la animación, de donde vengo, estaba acostumbrado a tener todo bajo control. Y quería algo más. Quería desafiarme y usar también esta relación más orgánica con los actores y el set. En un set no se puede predecir lo que va a pasar. Especialmente si tu película se trata sobre un personaje que está en cada plano de la película. Megan Northam (Elsa) fue sumamente intuitiva durante el rodaje, tuvimos muchas charlas sobre el personaje y generamos mucha confianza. Entonces esa confianza me permitió dejarla probar cosas mientras filmábamos y luego quizás ajustar detalles. Intenté centrarme mucho en su inspiración y no darle demasiada intención de mi parte. Creo que eso era muy importante para que la película se sintiera realmente orgánica. Entender como ella veía al personaje, y a veces surgía algo nuevo e inesperado respecto al personaje. Si yo era demasiado indicativo, quebraría esta posibilidad.

Y aparte la película está constantemente recurriendo al uso del fuera de campo y de elementos que no se ven en pantalla ¿fue complejo manejar esto en el rodaje?

Si, lo fue. Hay muchos elementos técnicos y cuando tienes muchos de estos elementos existe el riesgo de olvidarse del drama. Había muchas instalaciones de distintos tipos en el set. Incluso a nivel de comunicación con Megan, para que tuviera cierto retorno de la voz que escuchaba, una voz que no era final entonces siempre era alguien distinto. Honestamente fue todo demasiado difícil, “a pain in the ass”. — dice entre risas el francés —.

Pero a su vez, cuando tenes siete semanas de rodaje en un entorno tan aislado, y tu personaje, en este caso el personaje de Megan se encontraba tan aislada, incluso con algo en su oído para escuchar la voz, llegaba un momento que ella misma dejaba de ser Megan y se metía cada vez más en la psiquis del personaje.

Megan Northam y Marie Bray en Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

Megan Northam y Marie Bray en Meanwhile on Earth de Jérémy Clapin

“I lost my body” también explora la pérdida, ¿este tema común entre ambas películas se debe a algo personal?

Siendo honesto No tengo demasiada experiencia con el duelo. He perdido a mis gatos. Pero tengo la suerte de todavía tener a mis dos padres. Pero si me pasa que estoy terriblemente aterrado de lo que puede, de lo que va a pasar. No estoy ni estaré preparado nunca para ese tipo de situaciones. La idea de ese espacio vacío me aterra. De ahí surge esta reflexión, pero me gusta la idea de alejarme de algo que ya he hecho y que no sea un copiar y pegar de lo anterior.

Si bien te alejas de la animación en comparación a “I lost my body”, también introducís secuencias de animación en esta película.

Creo que quería aprovechar lo que la animación no podía darme. La brutalidad de la naturaleza, las actuaciones inesperadas. Ese tipo de energía. Pero quería contrastar esta realidad brutal con este mundo imaginario y seguro que se da en los fragmentos de animación. Eso también se ve con el tipo de animación. No se trata de animación full frame, es como si miraras a través de un agujero hacia el cerebro de alguien, quería que estos espacios resonaran con elementos del resto de la historia pero que no fuera algo totalmente literal. Para que justamente esto también fuera otro escenario que Elsa habita, por eso creo que la animación en este caso ayuda a la construcción del personaje.

Si bien no se trata de ciencia ficción, es interesante ver películas como estas que salen de Estados Unidos.

Me encantan las películas de ciencia ficción, y las películas del espacio. Pero sé que nunca voy a tener el presupuesto para eso. Así que quería contar la historia desde la perspectiva de la persona. Prefería centrarme en pocas escenas del espacio o que demandaran muchos efectos pero que las que hubiera fueran especiales. Y al mismo tiempo quería explorar esta representación del espacio en este mundo cotidiano, en este lugar en el medio de Francia que resulta mucho más universal para el espectador.

Y teniendo en cuenta todo lo que rodea a la película, desde sus temas, su forma, tus intenciones, ¿cómo hiciste para financiarla? No debe haber sido algo fácil.

Siendo honesto, nunca hubiera podido hacer esta película si no fuera por “I lost my body”. Utilicé esa carta para hacer la película que quería hacer. Necesito desafiarme a mí mismo, explorar nuevos temas. Y cada proyecto lleva a otro. Para el próximo quizás no pueda jugar la misma carta, pero quizás pueda jugar esta. Y de esa manera seguir tomando riesgos para contar lo que quiero contar.

Meanwhile on Earth no tiene fecha de estreno programada en salas de cine uruguayas y continua con su recorrido por festivales de cine — con énfasis en espacios de exhibición de género y cine fantástico —. La película anterior de Jérémy Clapin, I lost my body, puede verse en Netflix.

Por Nicolás Medina
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