Un disco donde, en una de las canciones, se hace referencia a un muerto en un sillón en una fiesta. Donde se menciona explícitamente a la escritora argentina Mariana Enríquez. Donde los videoclips son en blanco y negro. Donde, uno de los versos, dice: “Veo brillar todos tus premolares”.

Como perlas escondidas. Como nubes concentradas. Como jazmines oscurecidos. Como si la lírica, las letras, fueran tan relevantes como la música. Es que, sí, para este disco lo son.

El disco Deforme, de Jhona Lemole y La Orquesta Deforme, una agrupación armada especialmente para este proyecto, aparece como el último deforme de un músico uruguayo al que ya se lo ha calificado de ser "de culto". Aunque él no se siente tan cómodo con esa etiqueta, reconoce que no hace sonidos, ni canciones, que sean compatibles con los que suelen escucharse en la radio, o en la calle. 

Un disco que apostó por la grabación HiFi, a diferencia de los proyectos anteriores de Lemole, que fueron partidarios del home studio. Un disco que llevó doce personas con ese nombre que, podría darse a entender, tiene que ver con la oscuridad y con el miedo. Sin embargo, dice el artista, es todo lo contrario. Habla de salud mental con la apertura y la transparencia que, muchas veces, hace falta.

Y con casi todas esas personas, más algunos invitados, Jhona Lemole logrará meterse en la Sala Camacuá el próximo sábado 11 de noviembre. Allí presentará su quinto disco, pero el primero que se aleja de su carrera solista y que se transformó en una colaboración no con dos, ni tres, ni cuatro personas. Con muchísimas más. 

Foto: cortesía de la producción

¿Cómo llega esta colaboración entre tu obra y una orquesta?

Es un proceso bastante orgánico. Yo venía haciendo discos solistas. Grabando y arreglando los discos que hacía. Y produciéndolos también. Sentía la necesidad de cambiar la forma de hacer. Lo sentía necesario. La orquesta es mi banda estable. Antes, colaboraba de una manera más dirigida por mí, donde decía "esto es el disco, estos son los arreglos" y nos juntábamos a sacar cosas que yo ya había arreglado.

Ahora, con la Orquesta Deforme son arreglos de los músicos y las músicas que son parte de la orquesta. Es un proceso bastante orgánico. En el tiempo de haber hecho discos solo y grabar solo en mi home studio, este disco fue abrir un poco más el espectro de composición, de creación y también hacerlo de otra manera porque se grabó en un estudio de otras características para poder grabar a toda la banda en vivo, que fue un desafío.

Tu experiencia hasta el momento había sido más de solista e incorporaste una orquesta que, de paso, es un montón de gente. ¿Cómo fue incorporarla?

En el disco somos un total de doce músicos. Se fue dando también de manera bastante orgánica por un tema de que es complejo tener una banda en Uruguay. Ya partiendo de la base que es muy complejo mantener un proyecto, juntarse a ensayar. No es un negocio rentable tener una banda en Uruguay y menos una tan numerosa como este proyecto que es muy ambicioso, pero se fue dando de manera orgánica. La escena acá en Montevideo es muy chiquita, bastante nos conocemos entre todos. De repente hay una afinidad musical con unos y así se fue conformando la orquesta de gente que estaba cercana al proyecto, a mi carrera solista, y se fue integrando de manera natural.

La producción de Santiago Peralta también se dio de esa manera. Yo tengo un podcast, "Ladrones de canciones", donde invito compositores a hablar sobre la creación de canciones. Un día entrevisté a Laura Gutman, que ya la conocía por Romina Peluffo. Hablando, me dijo que Santiago hacía producción y ahí ya quedó la conexión. Después hablamos a ver si quería producir el disco y así se fue formando todo el combo de la orquesta. Con mucho tiempo en su proceso de realización, pre producción, producción. Por suerte ya salió, pero ha pasado un montón de tiempo.

Una cosa es lo que interpreta la gente que lo escucha y, esas interpretaciones, son tantas como personas que escuchen, pero también está lo que haces tú y la intención que le ponés. Según tú, ¿de qué trata este disco?

Hay dos vertientes del disco. Una es la parte musical y otra es la parte lírica, más relacionada a la palabra. Hay dos cosas que están bien marcadas. Dentro de lo que es lo poético, es pensar en elaborar una letra que no subestime, crear desde ese lugar. No subestimando. Toca varios puntos de la salud mental. Me parece re importante poder hablar de eso en las canciones, poder decir que se me van las ganas de matarme en una canción, o que estoy ausente, perdido, que no sé en qué día vivo. Cosas como esas me parece que está bueno que se puedan escuchar. Tampoco hacer apología a eso.

No tiene nada que ver con estar deprimido para crear porque si yo hice estas canciones fue porque ya estaba en un momento de bienestar, de salud. Entonces es importante remarcar eso, para poder hacer el disco yo tuve que estar bien.

Por el lado musical, fue salir de esta parte de home studio, de la creación más casera que me encanta. No tiene nada que ver si las canciones son mejores o peores en relación al formato. Capaz que vos podés hacer una canción, la grabás con el micrófono de voz de tu celu y es tremenda canción. Pero esas formas ya las venía transitando y quería hacer un disco que se suene todo, que tenga los mejores equipos, que tengamos todos los mejores instrumentos.

Hacerlo y darle una vuelta de rosca más a la construcción sónica y generar un poquito mas de disonancias, ponerle un poco más de deformidad. Lo llevamos un poco para ese lado, de qué le podemos aportar desde la deconstrucción musical.

Esas son las dos vertientes más marcadas del disco. Una, es la creación de la deconstrucción y sacarle la forma, deformarlo. Después, la vertiente más lírica. En el proceso de escritura no subestimar, encontrarme con la voz propia, pero que encuentre la contradicción y que choque. No ir por el mismo camino.