Documento sin título
Contenido creado por Federico Pereira
Beat
Tomó sus cosas y se puso a navegar

José Luis Perales le regaló a Montevideo su última noche sobre los escenarios

El cantautor español dio el concierto final de su carrera en el Antel Arena, despidiendo 50 años de giras por ambas márgenes del Atlántico.

25.04.2022 20:48

Lectura: 9'

2022-04-25T20:48:00-03:00
Compartir en

Por Federico Pereira

El fervor se palpitaba eléctrico, omnipresente. Todos esperaban ansiosos que saliera él. Y cuando lo hizo, José Luis Perales fue fiel a su estilo. Nada de entradas triunfales, vestimenta estrafalaria o un gran circo en escena. Entro con la sobriedad y calma que siempre lo caracterizó. Aún así, al verlo, el público —que colmó cada rincón del Antel Arena— estalló con una fuerza desesperada en vítores y aplausos. Todos los asistentes tenían claro que era su última oportunidad para demostrar su amor por el cantante.

Imposible no emocionarse cuando el maestro comenzó a cantar la canción que da nombre y sentido a la gira que terminó este domingo. “No quiero despedirme con una despedida”, pronunció, al para pedirle a la noche que le regale un día, de una nueva “Balada para una bienvenida”.

El siguiente tema sería uno de sus grandes clásicos: “Me llamas”. Con la energía propia de un hit, invitó al público a corear cada verso de ese himno a la realidad del desamor y a lo cotidiano de las relaciones. Luego, dos letras despertaron los suspiros de sus fanáticas. “Si…’’, comenzaba a sonar.

Con la cuarta canción, “Cosas de doña Asunción”, el músico nos llevó a una tarde de un pueblo de su tierra castellana, su amada Cuenca, aunque bien podría haber sido la de cualquier localidad de estas tierras. Es que sus letras, inspiradas en su camino, nos tocan de cerca e interactúan con esos momentos y escenas propios de nuestra vida.

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Para su quinta canción, el artista viajó a 1973, a los inicios de su carrera y a su primer álbum —Mis canciones— y le dedicó al público uruguayo “Celos de mi guitarra”.

El poeta que lleva una vida entera a cantarle al amor del día a día volvió a deslumbrar con lo sencillo y profundo de sus letras. Perales no le canta a las grandes epopeyas románticas, a fábulas épicas e inverosímiles. Cuando el cantautor lo hace, es para reflejar la vida diaria de la persona común, del amor sobrio pero intenso, del camino compartido hasta el final o hasta que la llama se apaga. Para Perales, que lo define a lo Quevedo, el amor “es llorar cuando nos dice adiós” y “soñar oyendo una canción”. Ese manifiesto fue, precisamente, su séptima canción de la noche, acompañada magistralmente de su saxofonista, uno de los siete músicos que acompañaron a Perales en la noche.

Luego de que la multitud moviera de un lado a otro los brazos al corear “Y tu te vas” —casi dedicándoselo al cantante—, Perales recordó su faceta como autor, oficio en el que inició su camino, al crear canciones para otros cantantes.

Tras el primer “José Luis, José Luis” coreado al unísono por el público, el artista quiso contar un “secreto”, que por más que es uno conocido por todos, pidió que no se lo contáramos a nadie. “Yo no quería ser cantante”, dijo. Él, según explicó, era feliz escribiendo y cantando, allá en Cuenca, sin la necesidad de hacerlo para que otros lo escuchen.

“Aunque un día, pensé, y tantas canciones. Estaría bien que alguien cantara alguna de estas canciones mías. Y un día, ese regalo, esa especie de regalo funcionó en las voces increíbles, maravillosas, de ese grupo, que para mi es el más importante grupo de voces que ha habido en España. Ellos eran Mocedades y grabaron esta canción”, confesó, antecediendo a uno de los temas con mayor ternura del artista: “Le llamaban loca”.

Luego, recordó a la película Cría cuervos (1976), del gran director español Carlos Saura. Cinta que se hizo famosa por su canción principal, “Porque te vas”. Si bien, esa canción “recorrió el mundo entero” y fue luego interpretado por diversos cantantes en una infinidad de idiomas, para Perales, el triunfo del tema no se debió ni a la película, ni a Saura, ni a él como autor. “Realmente el éxito grande de esta canción lo consiguió una chica pequeña con una pequeña gran voz. Era Jeanette”, dijo el cantautor gracias al cual despegó la carrera de la cantante anglo-española.

También dedicó unas palabras a Miguel Bosé, el único artista con el que coescribió una canción, en este caso “Creo en ti” y destacó a uno de sus “amigos en la música”, Raphael. “Una de las primeras canciones que se grabaron mías fue esta, cantada por él. Una canción que, en esta ocasión, la voy a cantar tal como lo hacen mis canciones cuando escribo, simplemente con una guitarra, que desde luego, no soy Paco de Lucia, y una voz que tampoco es que sea Caruso, pero es lo que hay”, comentó, causando risas en el público, antes de tocar “Ámame”, que culminó cambiando el usual “te quiero”, por un “os quiero” regalado a su público.

También cantó solamente acompañado por su guitarra “Qué pasará mañana” y luego, acompañado por su excelente guitarrista, Borja Montenegro, cantó “Hoy me acordé de ti”, dedicada a su primer amor.

Con “Melodía perdida”, el poeta le cantó a sus musas, esas que lo han acompañado, incluso en esos “momentos verdaderamente difíciles” en los que lo lograba hallar, precisamente, la inspiración.

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Luego, el escenario y las escenas de Cuenca que aparecían detrás del cantante en la pantalla se tiñeron de romance cuando cantó una de las baladas favoritas del público, “Amada mía” a la que siguió su maravillosa “Canción de otoño’’, que despertó nuevamente las voces de todo el auditorio. Esas que no se callaron para la siguiente canción, pues tenían que cantar ‘’Ella y él”, una de las vedettes del repertorio del artista y, a su vez, una de sus más dolorosas letras.

Con “Gente maravillosa”, el poeta de lo cotidiano contó la historia de aquel miércoles 7 de octubre de 1992, día en que leyendo “la página 8 del diario El Mundo”, se dio cuenta que “había chicos y chicos que querían encontrarse” al escribir al diario buscando compañía. “Entendí que los jóvenes también a veces sienten una gran soledad en la vida, esa gente que busca compañía simplemente en una página de periódico”, contó, señalando que se dio cuenta que esas personas eran “Gente maravillosa’’. Esa que, según remató al cantar, también encontró aquí en Uruguay.

Foto: Federico Pereira / Montevideo Portal

Foto: Federico Pereira / Montevideo Portal

Ya sintiéndose el aroma del final, la pantalla se pintó de negro y salieron de ella dibujos de niños, al tiempo que José Luis Perales introducía una de sus canciones más célebres.

“Esta es mi canción más bonita. La escribí cuando conocí, en algún país de América, a los niños de Aldeas Infantiles SOS. Y desde entonces inevitablemente quedé ligado para siempre a ellos. Escribí esta canción soñando con que, mucha gente la cantara un día, no por la vanidad, digamos, del artista, simplemente, porque ojalá sirva para de alguna manera, tocar el corazón de la gente, y pensar que hay muchos niños, que necesitan de nosotros. Muchos que son felices, muchos que no pueden dejar de serlo. Para todos esos niños escribí esa canción”, comentó el artista, invitando a unirse a él con “Que canten los niños”.

Llegaba el cierre, del concierto y de una carrera sobre los escenarios. “Supongo que, ya sabéis que esta es mi ultima gira y es mi último concierto”, dijo, destacando que el viaje terminaba donde comenzó, en 2016, cuando la gira inició en Punta del Este y agradeciendo a los uruguayos por ser “una gente bastante especia, bastante generosa”.

“Haber tenido esta oportunidad de acabar esta gira, que es la última, en este lugar y con esta gente, lo guardaré en mi corazón, de verdad. No me gustan las despedidas, pero nos vamos a despedir con una, que, no podía ser de otra manera. Con una ‘Balada para una despedida’”, agregó, antes de cantar, cerrar el ciclo que inició con la primera canción y luego irse tras bambalinas.

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Sin embargo, como no podía ser de otra manera y para gusto del público que lo pedía ferviente, uno a uno los siete músicos que lo acompañaron volvieron a escena, antes que el maestro retornara, para cantar los bises.

Con una explosión de energía y un Antel Arena inundado de azul, “Un velero llamado libertad”, su himno a las partidas y los retornos, sonó con más fuerza que nunca. Lo siguieron “¿Y cómo es él?”, quizás su canción más conocida y “Te quiero”, el último tema que tocaría en los escenarios acompañado por su banda.

Esa banda que, junto al equipo de detrás de escena, salieron a abrazarse, uno a uno, con el músico, despidiendo su camino juntos, entre los aplausos del público.

La noche terminaría con Perales sólo en el escenario, junto a quien lo recibirá allá en Cuenca, para seguir escribiendo juntos y de quien todos sentimos celos: su guitarra.

“Esta noche no me quiero ir, sin tocarles una ultima canción. Una canción muy especial, que la compuse hace muchos años, pensando en un día como el de esta noche. Volvemos a la guitarra como empecé. Y cuando regrese a casa, mañana ya, pensaré en que canción nueva os podría yo regalar, más adelante”, dijo, antes de despedir una etapa y recibir la próxima con “Me iré calladamente”.

“Me iré calladamente sin lágrimas, ni dudas // Sin palabras // Tan solo mi equipaje y el polvo // Del camino hasta mi casa // Mañana buscaré esa cometa // De papel en el desván // Y arreglaré la vieja bicicleta // Con que ayer jugué // Y arrancaré la hierba del jardín // Y plantaré un cerezo y un rosal // Mañana cuando vuelva si vuelvo // Mañana borraré cada minuto // De la esfera del reloj // Mañana colgaré en alguna percha // Lo que fue un disfraz // Mañana alegrará mi corazón // La risa de unos niños al jugar // Mañana cuando vuelva si vuelvo”.

José Luis Perales repitió el gesto que hizo a lo largo de toda la noche. Cruzando los brazos sobre el pecho y abrazando los aplausos de ese público al que acompañó con sus letras toda la vida, se despidió. Y lentamente, pausadamente, se perdió detrás de la pantalla y salió por última vez del escenario.

Y se marchó. Y lo vimos irse, calladamente.

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Foto: Federico Gutiérrez / FocoUy

Por Federico Pereira