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Música
Entre escenarios

José Palazzo, de Charly García al Cosquín Rock: "La ida al festival es una peregrinación"

El Cosquín Rock realizará su edición montevideana el 20 y 21 de abril en la Rural del Prado con artistas como la Mona Jiménez o Buitres.

27.03.2024 18:18

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2024-03-27T18:18:00-03:00
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Por Federica Bordaberry

En una entrevista de este mismo año, José Palazzo comparó su profesión con la de un actor porno. "Es decir que trabajo en una cosa que parece divertidísima, pero que lleva muchísimo trabajo. Es un trabajo muy agotador, para que la gente pase un momento alucinante", dice en entrevista con LatidoBEAT.

Ese trabajo es ser productor artístico y, específicamente, musical. Ha trabajado con Charly García, con Pity Álvarez haciendo la vuelta de Callejeros y, a esta altura, produce algo así como 400 shows por año (pasando incluso por artistas teen como Justin Bieber, a Luis Miguel o a Fito Paez). En 2001, hace ya 13 años, llegó a su vida uno de los proyectos musicales que cobraría relevancia no solo para su carrera, sino para las escenas rockeras de Argentina: el Cosquín Rock.

Y, por rockero, Palazzo se refiere a "actitud rock". En ese sentido, el creador del mítico Cosquín Rock ha abierto el abanico hacia muchos lugares. No solo en términos de géneros aceptados para participar de la grilla, como la electrónica o la cumbia, sino que además a nivel geográfico. Hace unos años ya que el Cosquín no se hace más en la ciudad de Cosquín, en las afueras de Córdoba capital, y ha cobrado tintes internacionales. 

En la edición 2024 de Montevideo, el Cosquín Rock (entradas aquí) se estará realizando el 20 y 21 de abril en la Rural del Prado. La grilla del primer día incluye a artistas como la Mona Jiménez, Ciro y Los Persas, Buitres, Ratones Paranoicos, Ruben Rada, Bándalos Chinos, Niña Lobo, Cruzando el Charco, Peces Raros, Guasones. 

El día dos, por su parte, traerá artistas como al Cuarteto de Nos, YSY A, Los Auténticos Decadentes, Zoe Gottuso, Catupecu Machu, Trotsky Vengarán, Él Mató A Un Policía Motorizado o Peyote Asesino.

Foto: cedida por la producción

Foto: cedida por la producción

Hablando del Cosquín Rock y de su historia, vayamos a la primera edición de todas en Cosquín en 2001. Vos ya venías de producir muchos shows, y mucho de rock, ¿por qué un festival de rock?

Nosotros teníamos en Córdoba una pequeña productora que se llamaba Perro Records. Yo trabajaba en la televisión y mi socio de ese momento tenía una disquería que se llamaba la Disquería del Perro. Y casi todos los shows que él hacía eran shows que tenían que ver con sus gustos personales. Eran shows pequeños y medianos. Cuando empezamos a trabajar juntos, empezamos a hacer shows como más grandes. Hicimos algunos shows de Los Piojos, hicimos show de Divididos.

Empezó a crecer a finales del 99 el rock argentino, en ese aspecto. En el 2000 tuvimos un encuentro con Julio Maharbiz, que nos propone hacer en la plaza Próspero Molina, la plaza del folklore argentino, un festival de rock, pegado al festival de folklore.

Ahí dimos nuestro primer paso, nos decidimos a hacerlo y nos encontramos con una situación muy particular que fue que la colonia artística del folklore no estaba de acuerdo en que en la Plaza Próspero Molina existiera un festival de rock. Los primeros en aceptar fueron Divididos, que acababan de sacar un disco impresionante, que tenía un tema de Atahualpa Yupanqui que se llama "El arriero". Ese tema formaba parte de una concepción interesante e ideológica en la que el folklore, algunas veces, se fusionaba con el rock, pero no lo hacía de forma asidua.

Imaginate lo que era para Divididos, en el escenario Atahualpa Yupanqui de la Plaza Próspero Molina, hacer un concierto. Eso los puso muy contentos a los Divididos y nos ayudó muchísimo porque fue la primera banda que nos dio el okay para estar junto con Los Piojos. A partir de ahí pudimos armar nuestra primera grilla. El Cosquín pasó a ser el primer festival del interior del país de rock, que volvía a las sierras cordobesas a donde había habido un festival en una época, que duró tres años, dando por iniciado un periodo de sequía en festivales, porque Argentina prácticamente no tenía festivales.

Era todo boca a boca, gente que se comunicaba con gente y cuando faltaban horas para que empezara el festival teníamos muy poquitas entradas vendidas. Creíamos que iba a ser un fracaso. Y no, empezaron a llegar chicos con mochilas de todos los lugares, como en las películas, y el público lo tomó como propio al festival. A partir de ahí fue un festival que se adueñó de la agenda de lo que sucedía en la música. Los primeros tres años fueron muy duros para la argentina porque nos tocó el 2001, en diciembre de 2001 cuando se va el presidente y nosotros teníamos nuestra segunda edición en febrero. Se nos cayeron los sponsors.

Después, en el 2004 se quema Cromañón. Entonces, los primeros 7 u 8 años fueron muy duros para el Cosquín Rock. En el 2008 nos sacan del lugar donde estábamos, nos pasan a otro lugar y sin nuestro consentimiento nos echan del lugar donde hacíamos el festival. Los primeros años fueron muy adversos y yo creo que esa adversidad le forjó una identidad al festival muy importante. Ha ido creciendo mucho con el tiempo y hoy es un festival que se propone diversidad, que se propone variedad, que propone integración, que se propone funcionar con muchos estilos musicales.

En el caso del de Argentina, es un festival distinto porque son 14 hectáreas. Imaginate que son 14 cuadras. Cada escenario es un festival en sí mismo, tiene escenarios específicos y temáticos. Por ejemplo, un escenario de rock donde tocaron Molotov, Las Pelotas, Slash, Ciro, Pastillas del Abuelo, Cruzando el Charco, divididos, Sky, el Sueño del Pescado, Caras Extrañas, La Vela Puerca. Entonces, cada escenario tiene su propio patio de comida, su propio lugar de salud, sus propios baños.

Hay gente que puede pasar el día entero si quiere ahí. Pero si vos querés recorrer el festival, quizás te podés encontrar con Natalie Perez o Ke Personajes, Usted Señalemelo, Catupecu Machu, o Lali Esposito, o Dillom, o el Duqui, ademas de todos los artistas de rock. O con Don Carlos, un cantante de Jamaica, o a Luana. Entonces, creo que lo que fuimos rompiendo fueron paradigmas. Primero, internos que fueron los mas difíciles de todos. Para entender que el festival, más allá de su nombre rock, es un festival que hoy incorpora actitud rock, conducta rock, lírica de rock, pero que no necesariamente tiene la métrica del primera, cuarta, quinta que tiene las canciones de rock clásicas. 

Foto: cedida por la producción

Foto: cedida por la producción

¿A qué te enfrentaste cuando lo armaste aquel primer Cosquín? 

Fue una decisión apresurada y la realidad es que vivimos momentos muy especiales. En un momento creíamos que íbamos a perder un dinero que no teníamos, y después se revirtió. Cuando terminó el festival pudimos pagar todo y eso nos puso de tan buen humor que nos pusimos a pensar en que íbamos a hacer una nueva edición del Cosquín y empezamos a cranear cosas. 

¿De dónde sale el nombre "Cosquín Rock"? Ya no se hace en Cosquín, Córdoba.

El Cosquín Rock se realizaba en la Plaza Próspero Molina, donde se hacía el Festival Nacional de Folklore. Ahí es donde nos invitan a hacer el festival y para distinguir el rock del folklore, siendo Cosquín la capital nacional del folklore (es el slogan de hace 55 años), imaginate hacer un festival de rock ahí. Por eso, se llama Cosquín, porque es en la localidad de Cosquín donde nace el festival. Cosquín quiere decir "Cusco chico" y es como un segundo Cusco en la carrera hacia el sur por parte de los indios. 

Hace un rato me comentabas que la grilla del Cosquín está definida por una actitud rock. ¿Qué implica tener actitud rock?

A lo que me refiero a actitud rock es que vos vas a compartir un recital que tiene características de un recital de rock. Desde el hecho de que es al aire libre en un predio abierto, con características específicas. Y además hoy algunos artistas a través de beats o de otro tipo de música pueden componer líricas que a lo mejor son tan o más rockeras que las que teníamos en nuestras épocas, y eso es un poco lo que yo rescato de esta amplitud. 

¿En qué momento pasó a hacerse en otros países?

En el 2017 una empresa mexicana nos invitó a participar de un experimento muy interesante que era hacerle un homenaje a la Argentina en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara, y nosotros le propusimos llevar el Cosquín. Hicimos nuestro primer Cosquín en Guadalajara, con entradas agotadas, fue increíble, 22 mil personas. Nos acompañaron un montón de artistas mexicanos que había conocido el Cosquín y ellos mismos se encargaron de contarle a la gente de que el Cosquín era un festival que tenía características muy específicas. Se hizo durante tres años en México, hasta que nos agarró la pandemia. También se hizo en Colombia, en Perú, en Bolivia, en Paraguay, en Uruguay y en Chile, en Estados Unidos y en España. Y, en España, ya lleva tres años ininterrumpidos. Vamos por la edición número cuatro. 

Foto: cedida por la producción

Foto: cedida por la producción

Cada país y cada espacio donde se hace el Cosquín es inevitablemente distinto. ¿Cómo ha sido adaptarlo?

Para mí la ida al Cosquín Rock tiene que ver con una peregrinación. El viaje para ir a disfrutar el festival empieza cuando con tus amigos planeás, comprás la entrada y empezás a pensar en qué te vas a ir, cómo te vas a volver, cómo vas a llegar. A partir de ahí, todo eso forma parte de tu experiencia Cosquín Rock. Después, está en nosotros tratar de que vos puedas ver un montón de artistas. Por ejemplo, ahora en Uruguay va a estar la Mona Jiménez.

La Mona es un ícono del cuarteto cordobés, un artista argentino de muchísima fuerza en nuestro país. A lo mejor en Uruguay no es un artista tan importante, pero tiene 75 años y sube al escenario como si tuviera 20. Tiene una de las orquestas que suena más contundente. Es una música que no tiene nada que ver con el rock, pero para mí la actitud de la Mona Jiménez es rock. Es nuestro James Brown.

Pero en este mismo festival va a estar el Cuarteto de Nos, va a estar Ruben Rada festejando su edad con su familia, van a estar los Trotsky, van a estar los Buitres, pero también van a estar algunos clásicos importantes como Ratones Paranoicos que se despiden de los escenarios, los Decadentes que son un clásico, Ciro y Los Persas, Él Mató, Catupecu y también van a haber cosas fuera de ese plan como Bándalos Chinos que son una de las bandas indie más importante del momento. Cruzando el Charco, que ha crecido un montón, Nafta, Guasones. Entonces, esos pequeños colores que nosotros le vamos dando al festival hace que salgas de ahí y hayas podido ver un montón de cosas. 

Es parte del rock que siempre haya algo que no sale como planeado, o algo roto, o algún lastimado, o algo del estilo, ¿cómo manejas eso con tantas personas?

En los primeros Cosquín Rock no era todo color de rosas, quedaba mucha gente en la calle. En la ediciones 2003 y 2004 se rompieron 96 lunetas de auto y 160 vidrieras en la ciudad de Cosquín. Eran otras épocas. Pero, después, el festival fue mutando y la gente fue empezando a disfrutarlo de otra forma. Hoy es un festival muy familiar, en cierto aspecto. Independientemente de que va mucho público de rock, para mí es uno de los públicos más dóciles que tiene la música y cualquier tipo de actividad masiva, también está yendo mucha familia porque, por ejemplo, vos vas a ver al Cuarteto o a los Trostky, o a los Buites, o a Ciro, o a los Ratones, y a lo mejor tus nenes van a ver otros artistas y pasan cosas vinculadas con que hay gustos para toda la familia. Y eso de los gustos para toda la familia hace que vayan todas las familias.

¿Qué cosas son las que pueden controlarse en un festival y qué cosas no?

Nosotros trabajamos mucho en los controles de acceso, en la seguridad adentro del predio, el abastecimiento, en los servicios para que la gente tenga confort y la pueda pasar bien y que cada vez sea una experiencia más entretenida y divertida. Por supuesto que hay cuestiones que hacen al comportamiento individual de las personas que uno no lo puede manejar en ningún aspecto, ni en un festival, ni en una cancha de fútbol, ni en una calle. Esas cosas, lamentablemente, siguen latentes y en Argentina hoy están más latentes que nunca. 

Dicen algunos que el rock ha muerto, hay otros que dicen que eso no va a pasar nunca. ¿Qué pensás vos?

El rock and roll no se va a morir nunca. Puede tener más popularidad, o menos popularidad, a veces es un estilo de nichos, pero no se va a morir nunca. ACDC sale de gira, Rolling Stones sale de gira, con lo cual se está dando una cabal demostración de que hay mercado y te aseguro que si vienen a tocar a Argentina llenarían el estadio que le pongan a disposición. La Renga es una gran banda de rock and roll, hizo cuatro Racing y puede llenar todos los estadios que quiera. Hay un montón de bandas medianas y chicas en Argentina y en Uruguay que están creciendo, siguen creciendo y se siguen manteniendo.

Ahora, lo que sí ha sucedido es que hay otras corrientes que no son necesariamente rock and roll, pero que tienen una actitud muy similar. En show de Dillom o del Duki mucho del público se comporta como se comportaba el público cuando iban a ver los primeros recitales de Los Piojos, o los primeros recitales de La Bersuit, y eso es a donde a mí me traza una diagonal de que el rock tiene algunas mutaciones. 

Foto: cedida por la producción

Foto: cedida por la producción

Hay una DJ argentina, Franzizca, que hace poco dijo en una entrevista que hoy la música electrónica es para la sociedad lo que antes era el rock. Como que antes se demonizaba el rock y hoy se demoniza la electrónica, ¿lo ves así?

No. Yo creo que la música electrónica creció muchísimo, pero cada una de las músicas tiene su espacio. La música es muy difícil de encorsetar. Sí hay un movimiento muy grande de música electrónica y hay un montón de gente que disfruta de ese estilo de música, pero también está creciendo muchísimo el indie pop en Argentina, también están volviendo pequeñas banditas de rock and roll en Argentina. 

En ese sentido, ¿cómo has visto la incorporación de distintos géneros al festival?

Nosotros tenemos un escenario que se llama "Montaña" que tiene cuatro años, donde el pop, el indie y la música electrónica conviven. Ya ha tocado Tiesto, ha tocado Steve Aoki, ha tocado Claptone, Gordo, artistas muy importantes de la música electrónica y cada vez es más masivo la llegada de gente con eso. 

¿Por qué te parece que artistas como esos entran en una grilla del Cosquín?

El Cosquín en Argentina tiene un antecedente casi de 8 años de música electrónica. Desde el 2018, tuvimos por primera vez un artista de música electrónica y a partir de ahí teníamos todos los años participación de artistas electrónicos hasta que un año llegamos a tener un escenario propio de música electrónica y en el 2023 decidimos tener a grandes figuras de la música electrónica con muy buenos resultados. 

¿Qué de la actitud rock, entonces, tiene la electrónica?

El festival tiene componentes de todos los estilos musicales. Este año tocó Ke Personajes, Luana, en un escenario temático de cumbia. Nunca vi tanta gente en un escenario simultáneamente, salvo puntualmente con Ciro o algún show puntual de algún otro artista. La música electrónica lo que ha captado es un público que a lo mejor no iría nunca al Cosquín Rock por las características que tiene y ahora en una programación donde está Miranda, Babasónicos, Bándalos Chinos, Usted Señalemelo, quizás disfrutan de estilos musicales y después hacen el "after" porque son los últimos artistas que tocan, con los artistas de música electrónica. Eso es lo que ha sucedido. 

Por Federica Bordaberry